2 catching fire

Page 23

Traducción de www.librojoven.blogspot.com

― ¿Por qué no empiezas tu baño? ― Pregunta. ― Genial. ― Digo, y puedo ver qué satisfecha está por mi respuesta. Desde que volví a casa he estado intentando mucho arreglar la relación con mi madre. Pidiéndole que haga cosas por mí en vez de rechazar cualquier ofrecimiento de ayuda como había hecho durante años por la ira. Dejarle administrar todo el dinero que gané. Devolverle los abrazos en vez de tolerarlos. Mi tiempo en la arena me hizo darme cuenta de cómo tenía que dejar de castigarla por lo que no podía evitar, específicamente la horrible depresión en que había caído tras la muerte de mi padre. Porque a veces a las personas les pasan cosas y no están preparadas para lidiar con ellas. Como yo, por ejemplo. Justo ahora. Además, hay una cosa maravillosa que hizo cuando volví al distrito. Después de que nuestras familias y amigos nos hubieran recibido a Peeta y a mí en la estación de tren, hubo varias preguntas que se les permitió a los reporteros. Alguien le preguntó a mi madre qué pensaba de mi nuevo novio y ella respondió que, aunque Peeta era el modelo exacto de lo que cualquier joven debería ser, yo aún no era lo bastante mayor como para tener novio en absoluto. Hubo muchas risas y comentarios como “Alguien está en problemas” por parte de la prensa, y Peeta dejó caer mi mano y se apartó ligeramente de mí. Eso no duró mucho―había demasiada presión para actuar de otra forma―pero nos dio una excusa para ser un poco más reservados de lo que habíamos sido en el Capitolio. Y tal vez ayude a explicar qué poco se me ha visto en compañía de Peeta desde que se marcharon las cámaras. Subo las escaleras hacia el cuarto de baño, donde un baño humeante me espera. Mi madre ha añadido una bolsita de flores secas que perfuma el aire. Ninguna de nosotras está acostumbrada al lujo de abrir un grifo y tener un suministro sin límite de agua caliente entre los dedos. Sólo teníamos fría en nuestra casa en la Veta, y un baño suponía hervir el resto sobre el fuego. Me desvisto y desciendo hacia el agua sedosa―mi madre también ha vertido algún tipo de aceite―e intento asumir la situación. La primera cuestión es a quién contárselo, si es que a nadie. No a mi madre ni a Prim, obviamente; ellas sólo enfermarían por la preocupación. No a Gale. Incluso aunque pudiera hablar con él. ¿Qué haría con la información, en cualquier caso? Si estuviera solo, tal vez lo persuadiría para que huyera. Ciertamente podría sobrevivir en el bosque. Pero no está solo y nunca dejaría a su familia. O a mí. Cuando llegue a casa tendré que decirle algo de por qué nuestros domingos son cosa del pasado, pero no puedo pensar en qué justo ahora. Sólo en mi próximo movimiento. Además, Gale está ya tan furioso con el Capitolio que a veces pienso que va a arreglar su propio levantamiento. Lo último que necesita es un incentivo. No, no puedo decirle a nadie lo que dejo detrás en el Distrito 12. Aún hay gente en la que podría confiar, empezando por Cinna, mi estilista. Pero supongo que Cinna tal vez esté ya en peligro, y no quiero meterlo en más problemas por asociación conmigo. Después está Peeta, quien será mi compañero en este engaño, pero ¿cómo empiezo esa conversación? “Eh, Peeta, ¿te acuerdas de cómo te dije que había estado más o menos fingiendo estar enamorada de ti? Bueno, pues necesito de veras que te olvides de todo eso

23


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.