Informe VIOLADAS Y EXPULSADAS

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S A D A S

6. ANEXO: CASO DE OLGA

y S A D A

Olga142 es una mujer rusa de 52 años de edad. Llegó a España en 2007 porque “quería un cambio radical en mi vida”, tras el sufrir durante años maltrato de su marido, del que enviudó hace 17 años. Olga tiene dos hijas, de 29 y 27 años, y dos nietos en su país. Llegó a España a través de una conocida que le proporcionó un contacto en una ciudad del sur de España a la que llegó sin conocer el idioma y sin tener ningún tipo de red social. Olga describe el trabajo de empleada de hogar que le ofrecieron al llegar como de “esclava”, ya que apenas le pagaban y trabajaba sin descanso.

L O I V

L U P X E

En 2013 y, tras más de dos años trabajando sin cobrar, Olga sostuvo fuertes discusiones con la empleadora, quien comenzó a decirle que se buscara otro trabajo. Ante la amenaza de echarla, Olga le manifestó su enfado y le exigió el pago de todo lo que le debía. Una noche del mes de marzo de 2013, cuando Olga regresaba sola a la vivienda, fue asaltada por dos hombres encapuchados que bajaron de un coche y, a punta de pistola, la obligaron a subir a un monte cercano. Una vez allí, la amenazaron con matarla si no se quitaba la ropa y, ya desnuda, continuaron apuntándola con la pistola, le golpearon en la cara tirándola al suelo y, enfocándola a los ojos con una linterna, le introdujeron en la vagina frutos de vegetales, como piñas de arbustos. Tras la agresión, los dos hombres huyeron y Olga quedó en el suelo, desnuda, aturdida y como cegada por la linterna. Palpando encontró el teléfono móvil con el que llamó a su pareja, quien llamó a la ambulancia y a la policía.

A través de una vecina logró encontrar trabajo como ayudante de cocina en un restaurante de una ciudad cercana. El dueño del local, que tenía a todos los empleados trabajando en situación irregular, le pagaba 300 euros al mes por trabajar diez horas diarias sin ningún día de descanso. Además, Olga relata que el dueño quería mantener relaciones sexuales con ella, algo que ella siempre rechazó. A pesar de las condiciones y del hostigamiento sexual sufrido, se mantuvo en ese trabajo cerca de dos años bajo la promesa del dueño de regularización. Al ver que la promesa de contrato y regularización no se llevaba a efecto, en el contexto de una inspección laboral que se realizó sobre el restaurante, en 2010, Olga acudió a la policía a denunciar su situación. Los agentes policiales aprovecharon ese contacto para incoarle un expediente de expulsión y retener su pasaporte, facilitándole una fotocopia del mismo. Al no tener el documento original Olga no pudo renovar su pasaporte, que caducó en 2012. A raíz de ese procedimiento sancionador de extranjería, Olga tiene una orden de expulsión vigente desde julio de 2010. Uno de los motivos en los que se fundó la orden de expulsión es el hecho de que Olga, a pesar de tener una estancia en España de tres años en ese momento, no estaba empadronada ni tenía tarjeta sanitaria. Olga afirma que “no sabía, nadie me dijo que había que empadronarse”.

En el hospital se sintió bien atendida por las profesionales del servicio de urgencias y psiquiatría, a quienes relató lo sucedió. Pero la actuación de la Guardia Civil encargada de la investigación no fue acorde con el protocolo143 y resultó traumática para Olga. Estos agentes entraron en todas las salas de curas, incluida en la que se realizó la operación de retirada de los restos introducidos en la vagina a Olga. Y mientras el personal médico operaba, lo agentes tomaron fotografías. No consta que se obtuviera el consentimiento informado de Olga para ello. Al terminar el examen médico, a pesar de que el protocolo indica que se debe ofrecer a la víctima la posibilidad de asearse y ducharse, Olga no pudo ejercer este derecho. Según relata, les pidió a los agentes que la dejaran sola, que solo quería ducharse y descansar, pero los agentes de la Guardia Civil insistieron en tomarle declaración de madrugada. Hasta las 4.00 no pudo ducharse y descansar. Además, recuerda que, a diferencia de la amabilidad del personal sanitario, los policías no le preguntaban en un tono amable y parecía que no la creían.

En el verano de 2010, tras las traumáticas experiencias vividas, una compañera de trabajo convence a Olga de que se trasladen a una ciudad de Galicia en la que, a través de un contacto pueden encontrar trabajo y a empezar de nuevo. A través de esta persona conoce a una mujer cuyo marido, a pesar de padecer un trastorno neuronal severo reside solo y necesita cuidados permanentes. Esta mujer le ofrece un contrato de trabajo, con un salario de entre 750 u 800 euros, para así regularizarla, a cambio de que el primer mes trabaje sin cobrar a modo de prueba. Olga recuerda el grado de descuido, suciedad e insalubridad en el que encontró la vivienda debido al trastorno mental del hombre y a la suciedad generada por los animales con los que convivía. A pesar de lo exigente del trabajo, y de la condición de trabajar el primer mes sin cobrar, aceptó instalarse allí como interna. Sin embargo, pasaban los meses y la promesa de contrato y también el pago del sueldo no se hacían efectivos, hasta el punto que Olga tuvo que simultanear ese trabajo con otros por horas (ayudante en un horno de pan, limpieza de casas).

Olga salió del hospital al día siguiente de su ingreso pero dos días más tarde tuvo que regresar al servicio de Urgencias por un abundante sangrado vaginal. También regresó con el mismo síntoma una semana después de la agresión. Debido a que carece de tarjeta sanitaria, las tres intervenciones médicas (la inicial tras la agresión y las derivadas de los sangrados vaginales) fueron facturadas y el 4 de abril de 2013 Olga recibió una carta del Hospital cifrando el gasto en 893,83 euros y compeliéndole a pagarlo o a certificar mediante documentos oficiales la existencia de un proceso penal como víctima de agresión sexual. La recepción de esta carta causó una gran ansiedad y nervios a Olga que, según relató, creía que si no pagaba la iban a detener y a expulsar.

142. Nombre ficticio. Entrevista realizada por Aspacia los días 26 y 27 de junio de 2013. 143. Xunta de Galicia. Guía técnica do atención ás mulleres en situación de violencia do xenero. Versión 1. 2009.

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