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El CelemĂn Revista de vida y cultura de Torrecampo AGOSTO 2019
Fotos para no olvidar
Juan Andújar Fernández, delante de su choza, en Peñas de Agua por la carretera hacia Villanueva, 1962.
Zacarías Andújar Crespo, el primero de la imagen llevando a la virgen. Detrás, Vicente, primo hermano de su madre, conocido como Vicente el de la Gachera. Y más atrás, Felipe Jordán, que tenía un comercio al lado del Ayuntamiento, 1960
Zacarías Andújar Crespo (1941) rememora sus años en Torrecampo, cuando vivía junto a sus padres en una choza de pastores. Recuerda el frío, la miseria y el miedo en la noche de un niño que desde los 8 años estuvo al cargo de una piara de cerdos. Recuerda el respeto y amor que sentía hacia sus mayores, además del cariño al paisaje, a su pueblo, a pesar de verse obligado a abandonarlo en busca de una vida digna muy lejos del campo. El Primero de mayo de 1960 celebró en primera fila las fiestas, cargando las andas de la virgen. Por aquel entonces, recuerda, “no había sorteos y para llevar a la Virgen, había que madrugar. A los primeros en estar en la Ermita, les daban un lazo y ya nadie se lo quitaba, respetaban el orden de llegada”.
El Celemín Revista de vida y cultura de Torrecampo Número 27 Año 2019
Edita:
Asociación Benéfico Sociocultural y Deportiva P.R.A.S.A. Torrecampo Directora:
Esther Cortés Bueno Consejo de redacción:
Esther Cortés Bueno Apolinar Toledo Romero Francisco Romero Romero Cristina Cobos Ranchal Luis Castro Herrero Maribel Ortega Molina Colaboradores:
Mª Pilar Almeida Rivero José Manuel Blanco López Juan Bautista Carpio Dueñas Juan Bosco Castilla Fernández Luis Castro Herrero Marta Cobos Pilar Condado Romero Esther Cortés Bueno Carmen María García Caballero José Abelardo González Quintana Andrea Martínez Rey Antoñita Molina Luque Jesús Molina Félix Ángel Moreno Ruiz Luci Nevado López Sebastián Ortega Molina Adrián Pérez Campos Juan José Pérez Zarco Teresa Romero Sepúlveda Juan Romero Toledo Alicia Santofimia Melero Foto portada: Pilar Condado Foto contraportada: Pérez Zarco
Impresión, maquetación y confección:
Imprenta CASTRO. Pozoblanco Avda. Villanueva de Córdoba, 129 T. 957 770 480 • www.imprentacastro.net
EDITORIAL La Directiva
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ada año, al reunirnos para elaborar este editorial, hacemos un repaso del año y, a pesar de todos los todos, nos sentimos contentos al ver que la revista sigue en marcha. No es el único momento que nos sirve para recapitular y tomar decisiones. La celebración de la Asamblea General es otro motivo para poner en orden el trabajo recorrido y debatir sobre el futuro de nuestra Asociación. Sin duda, no es un futuro halagüeño, y no sólo para nosotros, sino para buena parte de las asociaciones que han funcionado durante años en Torrecampo, con alguna agradable excepción como en el caso del Portal Viviente. No es fácil determinar las causas, que serán múltiples por otra parte, aunque posiblemente el cambio generacional sea una de ellas. La buena salud de las asociaciones está directamente relacionada con la capacidad de renovación, pues le aporta vitalidad y rejuvenece el ambiente. En estas dos últimas legislaturas, la renovación ha sido parcial, algo que en sí hemos apreciado como positivo, ya que permite mantener lo construido y combinarlo con la frescura que traen las nuevas incorporaciones. De todas formas, las razones por las que se mantienen algunos integrantes de la anterior legislatura, no son otras que la falta de candidatos. Desde este portal de la revista, animamos a formar parte directa de nuestra asociación, convencidos de que todos ganaremos. Otro signo de buena salud se revela en la presencia de los socios, clave tanto para aportar ideas, apoyar con la asistencia a los actos organizados como para, insistimos, animarse a formar parte de la propia Junta Directiva. Sin duda, la asistencia a la Asamblea general es fundamental, lugar y momento donde se toman las decisiones que darán cuerpo y sentido a la Asociación. Nuestra Asociación necesita de gente joven (de 18 a 100 años o más) que dote de nuevos contenidos, más acordes con las necesidades y anhelos que haya en el pueblo. Por eso, desde este lugar queremos animar a los vecinos de Torrecampo a formar parte de nuestra Asociación, tanto asociándose como participando activamente, proponiendo nuevas actividades, colaborando a lo ya puesto en marcha, o proponiendo cambios en ellas. Y, entre tanto, deseamos para todos un buen verano. Torrecampo 2019
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LETRAS TORRECAMPEÑAS
ALQUIMIA
Foto de Pérez Zarco.
Pepe Zarco
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ablo Chamber (Torrecampo, 1925-Madrid, 2013) fue ingeniero agrónomo y poeta del exilio interior. Nacido en una familia de prósperos comerciantes, inicia el bachiller en el Instituto de Segunda Enseñanza de Córdoba, pero al estallar la Guerra Civil abandona la ciudad y se refugia en un cortijo en el valle de Claros, propiedad de unos amigos de su padre. Acabado el conflicto, concluye el bachillerato en Madrid y se matricula en la Escuela Especial de Ingenieros Agrónomos, obteniendo el título en 1952. Al año siguiente ingresa en el cuerpo técnico del Ministerio de Agricultura y es destinado al Real Jardín Botánico de Madrid, donde desempeña diversas labores de gerencia hasta que a mediados de los 70 se le hace responsable del proyecto de la rosaleda del Jardín, donde permanece hasta su jubilación en 1992. Durante sus años universitarios orbitó a los llamados poetas arraigados, de cuya influencia se zafó, por cuestiones de ética y de estética, como constata en El primer surco (1949), un poemario de sobrio y sincero tono intimista que recrea desde una perspectiva realista, en la estela del mejor Ignacio Aldecoa, el paisaje natural y humano de su tierra natal. Siguieron, en la misma línea de intimismo rural con incursiones en realismo crítico, Reflejos (1951) y El bosque en calma (1956). Entró luego nuestro poeta, absorbido quizá por su trabajo en el Botánico, en un largo silencio editorial, aunque no creativo, de lo que da fe su antológico Plena luz (2010), del que ofrecemos una muestra.
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para que florezca una rosa Búscala abierta en sus ojos, en el encendido rubor de sus labios, o delicadamente tatuada en su vientre, te dirá el experimentado amante. Observa el jazmín y los almendros, te indicará el jardinero enamorado, verás cómo se abre paso la flor dentro de tu pecho. Pregúntale al matemático, al astrónomo: ellos te hablarán de la perfecta ecuación del rocío y de noches que arden en silencio. Pasea el atardecer junto al filósofo: imagínate la belleza, propondrá, su perfección y su caducidad. Pídele consejo al fabricante de cristales, él te advertirá de la fragilidad y de la sangre. Habla con los viejos en los parques y te contarán los secretos de la juventud y de las nieves. Encuéntrate en la noche con un poeta, y mientras se desgranan nocturnos cantos de ruiseñores, él te revelará el secreto de la rima del alma y la melancolía.
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FOTOGRAFIANDO ‘MUJERES DE TORRECAMPO’ Pilar Condado
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uando pasábamos con el coche por la laguna Cobos, mi madre Paquita, la de Bernardina, me decía: – Mira hija, hasta aquí veníamos a lavar con nuestro lavadero, y ahí tendíamos las sábanas al sol.
Y yo le respondía asombrada: – ¿Hasta aquí andando y cargadas de ropa? Otro día, a Veredas, la de Lucio, mientras me enseñaba en su casa fotos de su marido y sus hijos le dije: – Pues usted con ochenta y cuatro años está estupenda. Tiene muy buena memoria y muy buen aspecto. – ¡Ay, hija! –me contestó- ¡Si tú supieras como tengo la espalda y los dolores que tengo! – Pues seguro que es de todo lo que ha trabajado usted –le dije. Y empezó a hablar sin parar: – Desde muy niña ya me llevaban al campo, a ayudar a mis padres. Luego, más mayor, sacaba agua del pozo para dar de beber a los animales. Teníamos casi cien ovejas, veinte vacas y noventa guarros. Yo guardaba las ovejas, sembraba garbanzos y les quitaba las malas hierbas. Regaba la huerta, cogía fruta, sembraba. También hacía picón, matanza, bollos, iba a lavar la ropa al pozo y encalaba. Además, crie a mis seis hijos, yo les hacía la ropa…aparte de hacer la comida y la limpieza. También cuidaba de mi suegra, de mi padre y mi hermana discapacitada, porque todos vivíamos en la misma casa. Cuando terminó de contarme todo lo que había hecho en su vida, estaba casi agotada, y sonriendo me dijo: – Pero lo que más ilusión me hacía era conducir. Sueño a veces que llevo el volante de un coche. Yo no pude hacerlo, pero enseñé a mi marido a leer, para que él se pudiera sacar el carnet de conducir. –Y esto último lo dijo muy orgullosa. 4
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Cuando me encontraba con amigas de mi madre me contaban historias parecidas a la de Veredas y yo pensaba que todo ‘este trabajo’ habría que ‘visibilizarlo’. Las mujeres no solo se habían dedicado a criar a sus hijos y a ser ‘amas de casa’, era necesario hacerles un homenaje por todo su trabajo. Pocas fueron las que pudieron estudiar, porque desde muy pequeñas ya asumían responsabilidades cuidando a sus hermanos, y trabajando en el campo con su familia y luego ayudando en la casa. Fueron creciendo y su papel fue el mismo, cuando todos los miembros de la familia descansaban, ellas seguían ‘haciendo’, parece que no se merecieran descansar alguna vez, quizás esperando el momento de ser mayores para sentirse cuidadas. Este fue el origen del proyecto en el que llevo un año trabajando y fotografiando. En este tiempo, me he alimentado de muchas charlas y conversaciones con vecinas y vecinos del pueblo que me iban hablando de las tareas que, especialmente, las mujeres hacían y de las palabras que usaban para describir las labores y las herramientas. Algunos de estos términos o expresiones de uso cotidiano pronunciadas con el acento propio del Valle de los Pedroches, resultan tan particulares de Torrecampo que por miedo a que caigan en desuso y se olviden, las he utilizado como título de las fotos junto con el nombre y el ‘apodo’ de la mujer fotografiada. Estoy muy agradecida a todas las personas que me han ayudado, especialmente a las mujeres que se han dejado retratar, me han parecido muy generosas, entusiasmadas con la idea de ‘recrear’ tareas que ellas hacían o que siguen haciendo; algunas, a pesar de sus limitaciones físicas, no me pusieron ninguna pega, buscándose ropa apropiada, utensilios de la época, proponiéndome
lugares, casas, patios, huertas, que sirvieran de escenarios. Esta exposición de fotografía me ha servido para conocer mejor mi pueblo, aunque yo no haya nacido aquí, así lo siento, y sobre todo conocer a sus gentes, a ‘mis mujeres’ como yo las llamo. Agradecer a mi amiga Marta Cobos su gran apoyo documentándome para el proyecto y por escribir el artículo que acompaña al mío en esta revista y en la presentación de la exposición. Gracias a su amplio conocimiento del pueblo y de sus gentes, ha escrito un artículo maravilloso que habla con gran detalle de las mujeres que yo he fotografiado. Por último, agradecer al Ayuntamiento de Torrecampo que ha financiado esta exposición para que permanezca en el pueblo como un documento de la historia local y, muy especialmente, de sus mujeres. La exposición estará abierta en la sala Pósito durante la semana del 11 al 18 de agosto, os invito a qué paséis a visitarla. Torrecampo 2019
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MUJERES DE TORRECAMPO EN LA EXPOSICIÓN DE PILAR CONDADO Marta Cobos
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e bien nacidos es ser agradecidos” explica D. Quijote a Sancho en el Episodio de los Galeotes. Es una enseñanza que podemos aplicar a la hermosa exposición de Pilar Condado. Nuestra gratitud porque en sus fotografías ha captado la belleza de los cielos, campos, corrales y casas de nuestro pueblo, situando en estos escenarios, labores y oficios que las mujeres han realizado durante generaciones y que han sido imprescindibles para sostener la vida. En la exposición se está homenajeando, de forma especial, a nuestras madres y abuelas, al conjunto de mujeres que vivieron antes del desarrollo que se produjo sobre los años sesenta-setenta, cuando no se disponía de agua corriente, de lavadoras, de neveras, de tejidos manufacturados o de alimentos que se pudiesen adquirir fácilmente preparados o procesados. Las paisanas fotografiadas recrean con naturalidad actividades que han realizado desde niñas, conscientes de que la mayor parte de estos trabajos cumplen otra función en la actualidad, pues, en muchos casos, han dejado de ser imprescindibles, o se han transformado, o se siguen realizando, pero ya por elección personal. Valoramos las fotografías de Pilar como un “documento” para nuestra historia local, pues la fotógrafa y las fotografiadas han recreado algunos trabajos ya desaparecidos, de los que apenas existe constancia gráfica. Las fotografías
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fueron un lujo reservado a los “grandes días” como una boda o el “Primero Mayo” y hubiese sido impensable fotografiar gestos cotidianos como llevar la tabla del pan al horno, buscar el agua con los cántaros en la cabeza, o fotografiarse lavando la ropa. Es de obligado reconocimiento el esfuerzo y abnegación de los hombres y mujeres de las generaciones citadas para criar a sus hijos y sacar adelante la economía familiar. Si Pilar ha singularizado a las mujeres es porque tenemos una deuda con ellas, ya que han ejercido, aún ejercen, trabajos invisibilizados por el velo de “labores”, “faenas de la casa” o “tareas del hogar”; por tanto se elude la palabra “trabajo” y se minimiza su reconocimiento social y el gran valor de su aportación. Diferentes trabajos representados en las fotografías de Pilar tuvieron la consideración de “oficios” cuando las mujeres los ejercían fuera de la casa familiar: horneras, encaladoras, segadoras, tejedoras, lavanderas, pastoras, costureras, sirvientas, niñeras, aceituneras y otras…casi siempre como trabajos temporales, añadidos a sus deberes indelegables de atender y cuidar sus propias casas y, como señalan todos los tratados de Economía Social, con una consideración laboral y salarial muy inferior a los oficios que ejercían los hombres. Las fotografías muestran algunas de las actividades de la vida cotidiana de las mujeres de nuestro pueblo y nos traen a la memoria otras muchas, que en con-
junto comparten estas características:
dida a la escuela, exhortándolos a que leyeran en voz alta, “cantaran” la tabla de multiplicar, o memorizaran las nociones básicas del catecismo.
} Abarcaron
la totalidad de los cuidados de las personas y de la casa: la crianza de los hijos, la atención de ancianos y enfermos, además de un sin fin de ocupaciones como hacer jabón, acarrear agua del pozo, fregar los suelos de rodillas, lavar la ropa y plancharla, fregar los cacharros, hacer las camas, retirar los orinales, hacer la lumbre... Son trabajos mayoritariamente dedicados a otros y para otros, lo que suponía muy poco tiempo de descanso y para sí mismas. Las mujeres solían estar ocupadas aún en los momentos de aparente ocio: en las tertulias de corral cosen o bordan, o, mientras están sentadas en la lumbre, preparan la cena. Las mujeres, al menos en determinados momentos de la cosecha, o cuando los hijos eran muy pequeños, permanecían ocupadas desde el amanecer hasta bien entrada la noche. Se puede apreciar en las fotos de Pilar cómo, a la luz de la candela, las mujeres continuaban rallando aceitunas, haciendo el queso o rebanando las migas que tendrán preparadas antes del alba para los hombres que iban al campo.
} Cumplieron
la función de educadoras aunque en su inmensa mayoría, no pudieron ir a la escuela o, en caso de haber podido hacerlo, solían abandonarla muy pronto para ser el apoyo de sus madres en el cuidado de los hermanos menores. A pesar de la escasa instrucción a la que tuvieron acceso, resulta admirable que se encargaran eficazmente de que sus hijos e hijas recitaran la lección que tenían que llevar apren-
Estas madres-educadoras fueron las transmisoras principales de lo que en la actualidad llamamos “inteligencia emocional” y “habilidades sociales”, pues, si bien eran tareas compartidas por todos los miembros adultos de la familia, fueron ellas, al pasar más tiempo con los hijos, las encargadas principales de educar en el respeto a los mayores, la aceptación de las adversidades, el valor del esfuerzo, a que fuesen prudentes ante los peligros, a portarse con decoro, según exigía cada ocasión, a colaborar con pequeños trabajos al salir de la escuela...
} Fueron enfermeras y sanadoras, pues en los tiempos en los que no se contaba con las medicinas modernas, superar muchas enfermedades dependía de una madre, tía, o abuela, que pasaba la noche en vela para lograr que remitiese la fiebre, aplicando paños, proporcionando caldos o siguiendo puntualmente las curas y remedios que hubiese establecido el médico.
} Compartieron
con los hombres una importante carga de las labores del campo, desde la siembra, la siega, la trilla, aventar la paja, cultivar los huertos, el ordeño de las cabras y ovejas, el cuidado de los animales de corral, acarrear y cortar la leña, meter la paja, la recogida de bellotas y aceitunas, la escarda de las malas hierbas, sembrar y arrancar garbanzos, o vendimiar. En muchas ocasiones, vigilando o portando a cuestas a un hijo pequeño o, amamantándolo entre faena y faena. Torrecampo 2019
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En nuestro pueblo, a diferencia de muchas mujeres del norte, por lo general estuvieron exentas de labores que requerían una gran fuerza física, como talar, varear olivos y encinas, arar con yunta de mulas, aparejar las bestias, cargar los carros, matar los cerdos, esquilar las ovejas... si bien, cuando las necesidades de la familia lo requería, por motivos variados como viudedad, o cuando los hombres de la casa fueron reclutados para ir a la guerra, las mujeres de la generación de nuestras madres y abuelas realizaron cualquiera de las tareas del campo que fueron necesarias para alimentar a la familia.
} Se
encargaron de crear belleza, aportando bienestar y disfrute cultivando flores en patios y corrales, encalando, echando la cinta o pintando las viejas baldosas. Es admirable la variedad de labores de encajes, bordados, ganchillo, punto de cruz, bolillos, con que adornaron las casas. Labores que requieren de una gran destreza manual y mental, pues en ellos se aplican diseños y cálculos muy complejos.
Como última característica del trabajo de las mujeres destacamos:
}
La variedad de procesos que realizaban para completar un resultado o un producto. Detallamos tres momentos captados en las fotografías de Pilar Condado: la confección de la ropa, la preparación de los alimentos y la matanza: – La confección de la ropa, salvo en casos muy excepcionales que se encargaban a costureras o sastres, suponía realizar la mayor parte del proceso, pues, aunque se compraban las telas, posteriormente había que cortarlas, confeccionarlas y coserlas. Cuando se trataba de tejidos realizados con lana, abarcaba desde el lavado, cardado, devanado, ovillado, hasta el tejido final en forma de mantas, jersey, anguarinas... Vestir a la familia y la casa conllevaba una gran variedad de trabajos de mantenimiento de la ropa, importantes para la economía familiar: zurcirla, parchearla, dar la vuelta a las prendas envejecidas, para volver a reutilizarlas; teñirlas, para rejuvenecerlas o para cuando se producían lutos... hasta que
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finalmente las convertían en tiras cuando ya era imposible reaprovecharlas por más tiempo y, una vez ovilladas, las volvían a tejer y las convertían en esterillas, cubre arcas, rodillas, jarapas... – La elaboración de alimentos. Fueron responsables de cocinar y servir los alimentos, tanto de las comidas diarias, como las de “las grandes ocasiones”, en las que se congregaba un gran número de comensales, como en las matanzas, esquilo, romería, vendimia, la comida de la hermandad de labradores, y las bodas, que se celebraban en las propias casas. En los “días señalados”, su trabajo suponía generalmente atender a un gran número de invitados por lo que era necesario amasar bollos, tortas y dulces; matar, despellejar o desplumar conejos y gallinas y cocinar una gran variedad de platos que las mujeres ancianas iban transmitiendo a las jóvenes de la casa. Los trabajos de las mujeres sobre la conservación de los alimentos fueron imprescindibles cuando aún no se disponía de neveras: echar el tomate en botes, hacer los quesos y el pan de higo, cortar y secar orejones, secar ristras de pimientos y ajos, colgar melones para que durasen hasta el invierno, adobar las carnes, escabechar los pescados... – Los procesos de la matanza. Las mujeres se ocupaban de una gran variedad de tareas durante la matanza, así como en las semanas previas y posteriores, cociendo marruecos, preparando los matalotajes lavando las tripas, amasando el molondrosco, adobando y embudando, echando los embutidos en pringue, derritiendo las mantecas o preparando la comida y cena de un gran número de convidados. De los trabajos de las mujeres de Torrecampo, a las que se está homenajeando en la exposición de Pilar Condado, podríamos concluir que abarcan los cuidados y protección de todo el ciclo de la vida: amamantan y acunan a los hijos; ayudan en los partos de las mujeres de la de la familia y de la vecindad; se ocupan de mantener la vida cotidiana de todos y, finalmente, se encargarán de lavar y amortajar a los difuntos y, por todos los Santos, cuidar y embellecer sus tumbas.
PIEZAS SINGULARES DEL MUSEO PRASA TORRECAMPO PLACA DE CINTURÓN DECORADA CON GRIFOS AFRONTADOS Juan B. Carpio Dueñas
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n muchas ocasiones he repetido, incluso en artículos publicados en El Celemín, que el valor más importante de la colección de nuestro museo es la continuidad. Es decir, el hecho de que a través de las piezas conservadas podamos reconstruir nuestro pasado, desde la más remota Prehistoria hasta la Edad Moderna. Creo que en cualquier colección, y la de nuestro museo no es una excepción, cada pieza, cada obra, debe ser una palabra que, unida a las demás, nos permite formar frases y, finalmente, un discurso claro y coherente. El valor del objeto particular, para mí, no está tanto en su belleza, su rareza o su valor como en la posibilidad que nos ofrece de utilizarlo para formar con él ese discurso general. Sé que posiblemente estéis pensando que eso no parece casar bien con hablar de “piezas singulares” como hago en este artículo. Y es cierto: no soy muy coherente. Pero el objeto del que os quiero hablar en este artículo, una placa de cinturón de época visigoda decorada con dos animales mitológicos que beben de una fuente, merece que la analicemos con cierto detenimiento. Porque más que una palabra, esta pieza es, como mínimo, toda una frase. Este trozo de bronce aparentemente simple nos informa sobre el traspaso de mitos orientales al occidente europeo, sobre
los orígenes del cristianismo o sobre la riqueza de los talleres metalúrgicos de época visigoda en la comarca de Los Pedroches. 1. Un mito oriental: los grifos afrontados El grifo es un animal mitológico, mitad león y mitad águila, que aparece simultáneamente en Babilonia y Egipto hacia el 3.000 a.C. y que, 5.000 años después, aún sigue cautivándonos. La razón principal del éxito de este monstruo está en que aúna al más poderoso de los animales de la tierra, el león, con el más fuerte de los que surcan el cielo, el águila. Una doble naturaleza que unas veces se considerará diabólica y, otras, divina. Como es habitual, encontraremos opiniones para todos los gustos.
Animal mitológico similar al grifo. Siglo VI a.C. Puerta de Ishtar, Babilonia, conservada en el Museo de Pérgamo, Berlín.
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sus garras. Poco a poco, nuestros grifos dejarán de ser meros guardianes fieros de los palacios, y aparecerán tirando del carro de Apolo, el sol, en su viaje diario de Oriente a Occidente. Un dios cuyos tesoros, formados por minas de oro y piedras preciosas, serán custodiados por los grifos.
Grifos atacando a un caballo. Ánfora de cerámica griega. 350 a.C. Museo Arqueológico Nacional de Madrid. Inv. 1999/99/144.
Los animales, reales o fantásticos, serán protagonistas de numerosas obras de arte en la antigua Persia. Y en muchas ocasiones se destacará su valor simbólico; como en esas representaciones de animales situados frente a frente y separados bien por un árbol, bien por una fuente, con la que se pretendía aludir al mito de la fuente de la vida eterna. Una fuente que manaba constantemente un agua que poseía la cualidad de otorgar a quien la bebiera el don de la inmortalidad. Estos dos antiquísimos mitos orientales, el del grifo como animal mitológico que reina en la tierra y en los cielos, y el de los animales afrontados bebiendo de la fuente de la vida eterna, se combinan en la placa de cinturón visigoda a la que dedicamos estas páginas. Pero para llegar hasta Los Pedroches y avanzar hasta el siglo VI d.C., los míticos grifos han ido dejando su huella en tiempos y culturas diversas. En el antiguo Egipto, los grifos se convirtieron en símbolo del Faraón, invencible como lo son esos animales fantásticos. Y esta fuerza pasará muy pronto al ámbito griego: en torno al 1.700 a.C. el grifo ya aparece en edificios de la antigua Creta como animal guardián. Con esta función aparece representado en el también mítico salón del trono del rey Minos (el del Minotauro) en el palacio de Cnossos. Desde Creta, nuestro grifo pasará a la mitología griega a partir del año 700 a.C. Precisamente aquí, en Grecia, adoptará el nombre con el que lo conocemos, derivado de la palabra gryps, ganchudo, que alude a la forma curva tanto de su pico como de 10
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El gran desarrollo cultural de Atenas en el siglo V a.C. que da origen al clasicismo griego nos deja también los primeros textos escritos en los que se habla de los grifos, algunos de ellos con referencias a una obra hoy perdida que habría escrito Aristeas de Proconeso 200 años atrás. Esquilo, en su Prometeo Encadenado nos los presenta como animales fieros y temibles cuando dice “Guárdate de los grifos, perros de Zeus de afilado hocico (…)”. Fiereza que, según cuenta Heródoto en su Historia (año 450 a.C.), utilizan como guardianes de las minas de oro. Entre otras noticias, nos transmite la de los samios que, a su vuelta de Tartessos, ofrecieron al santuario de Hera en Argos un caldero de bronce con el borde rodeado de cabezas de grifos. Nos informa, así, de que estos animales mitológicos ya eran conocidos y apreciados en el Sur de la Península Ibérica, en ese también mítico reino de Tartessos conocido sobre todo por su gran riqueza minera. Para los antiguos griegos, los grifos parecen estar directamente relacionados con las riquezas mineras, ya sean del dios Apolo o de las tierras tartésicas. Esta idea la desarrollará aún más Ctesias de Cnido que, en su Historia de la India (que tituló “Índica”) comenta que es muy difícil obtener oro de las altas montañas de Asia porque estaba defendido por los grifos, pájaros de cuatro patas con garras de león. Las representaciones de grifos que encontramos entre los siglos VIII y V a.C. se sitúan precisamente en áreas mineras, desapareciendo en buena parte del norte de África y en Egipto, donde no abundan los metales.
Dibujo de procesión de grifos representados en las placas de marfil de Bencarrón. Siglos VII-VI a.C. Carmona (Sevilla), conservado en la Hispanic Society de Nueva York (EE.UU.).
Debieron de ser los comerciantes griegos y fenicios quienes llevaron entre los siglos X y VII a.C. a la Península Ibérica, a Tartessos, la figura de este animal mítico. Un mito que enraizará con fuerza en una tierra que se caracteriza precisamente en esta época por su riqueza en minerales metálicos, que exporta a todo el Mediterráneo. Los grifos aparecen representados en las placas de marfil del túmulo de Bencarrón (Carmona, Sevilla) que Bonsor fechaba en torno al año 500 a.C., cronología que Blanco Freijeiro llevaba hasta los 650-600 años a.C. Resulta muy curioso comprobar que, aunque sean 1.200 años más antiguos que la representación de nuestra placa de cinturón, algunos rasgos, como las patas con la indicación de dedos y garras, son sorprendentemente similares. Y no son las únicas representaciones de esta época remota que aparecen en el sur de la Península Ibérica, pues a los marfiles de Bencarrón habría que añadir los hallazgos sevillanos de Setefilla, Santa Lucía y Cruz del Negro, el cuenco cerámico de Montemolín o las representaciones del Tesoro de la Aliseda (Cáceres). Avanzando hacia época ibérica encontraremos nuevas representaciones en Castellar de Santisteban (Jaén) o Galera (Granada). Fruto de la influencia griega, el grifo llega también a la mitología romana. En su Historia Natural, Plinio el Viejo recoge en el siglo I a.C. las principales características que la mitología griega había otorgado al grifo: remueve el oro subterráneo para construir su nido, tiene un terrible pico ganchudo, como también lo son sus orejas. En la misma época, el poeta Virgilio canta en una de sus Églogas la tradicional enemistad entre grifos y caballos. Una rivalidad que también toman del mundo griego, como se refleja en el ataque de dos grifos, representados afrontados, a un caballo recogido en un ánfora de cerámica griega del Museo Arqueológico Nacional (inv. 1999/99/144). En el mundo romano, el grifo se utiliza para representar el poder y la justicia. En algún caso se toma una antigua tradición griega, que hacía a los grifos tirar del carro de Némesis, diosa de la Justicia, para representar al grifo como símbolo de la justicia universal que garantiza el Imperio. Así, con ese significado, aparece en el reverso de monedas del siglo III, como por ejemplo las de Galieno núm. 1.172 y 9.161 del Museo PRASA Torrecampo. Por otra parte, la doble naturaleza de animal de tierra y de aire lo convierte en símbolo del poder imperial, uniendo la nobleza del león y del águila, y así encontramos a nuestros animales míticos, representados con frecuencia por parejas y frente a frente, en esculturas de los siglos I y II d.C.
Grifo ifo representado en el reverso de una moneda romana r perador Galieno. Años 253-268. Museo PRASA Torredel Emperador campo, inv. 9.161.
2. El Occidente, en los orígenes del Cristianismo Del mundo clásico tomarán artistas y autores paleocristianos la figura del grifo. Algunos Padres de la Iglesia, como San Jerónimo o San Agustín, lo consideraron una bestia maléfica. Pero la visión que más influencia tendrá en la temprana Edad Media será la de San Isidoro de Sevilla, reproducida después por numerosos autores cristianos: “Cristo es león porque reina y tiene la fuerza; águila porque, después de la resurrección, sube al cielo” (Etimologías, capítulo XII). Mitad terrenal, mitad celeste, esta unión de las dos naturalezas, divina y humana, lo convierte en un tema recurrente para unos artistas del primer cristianismo que necesitan modelos clásicos para catequizar con imágenes a los fieles, explicando así sacramentos como los del bautismo o la eucaristía. La resurrección de la carne y el misterio eucarístico estaban entre los dogmas más difíciles de explicar a los aspirantes al bautismo. Por eso comenzaron a tener gran éxito las plásticas palabras de Jesús cuando se presentó como fuente de la vida eterna, que saciaría para siempre la sed espiritual de los fieles. Para transmitir esta idea, los artistas recurrirían frecuentemente a antiguas representaciones paganas de la fuente de la vida eterna, de la que beben animales situados frente a frente (como esos pavos reales representados en una placa cerámica conservada en el Museo Arqueológico de Córdoba; inv. 6.951). Los animales afrontados como símbolo de la resurrección y el grifo, de la doble naturaleza de Cristo, serán imágenes que trasladarán con facilidad a los catecúmenos unas ideas complejas de la nueva religión cristiana. Y, a juzgar por su perduración en el tiempo, debió de tener gran Torrecampo 2019
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en la provincia de Córdoba, como se comentará en el siguiente epígrafe.
Placa cerámica decorada, con dos pavos reales afrontados bebiendo de una crátera (o cáliz) como fuente de la vida eterna. Museo Arqueológico de Córdoba, inv. 6.951.
Fabricados en una sola pieza, a excepción de la aguja, su tamaño permite que reciban decoración animalística. En ocasiones, incluso encontramos ejemplares con escenas decorativas más elaboradas, como la alusiva a Daniel en el foso de los leones. Una iconografía, por otra parte, que también encontramos en elementos escultóricos que decoran iglesias de la misma época. Y, acercándonos a los motivos que decoran la pieza de nuestro museo, este tipo de placas sirven de soporte a escenas de animales bebiendo de una fuente, afrontados con un elemento central entre ellos o a luchas de grifos con hombres o con caballos.
éxito en su función educadora, ya que los bestiarios medievales reproducirán frecuentemente al grifo (unas veces como Cristo, otras como el Diablo), y los animales afrontados en torno a un árbol o una fuente pasarán al arte medieval cristiano, por ejemplo en las miniaturas de los Beatos, y también al andalusí, apareciendo en placas decorativas cordobesas del siglo X. Entre el mundo romano y el medieval hispano, debemos detenernos en una serie de representaciones de grifos que aparecen en placas de cinturón de época visigoda. Porque, por más que el de nuestro museo sea uno de los mejores y más completos ejemplos, no es el único sino que forma parte de una tradición bastante extendida por la Europa Occidental. Encontramos representaciones figurativas en un tipo de placa de cinturón rígida, de tamaño considerable, que los especialistas consideran influida directamente por modelos burgundios (pueblo asentado entre Francia, Suiza e Italia, que terminará dando nombre a la actual región de la Borgoña) y que se fechan entre los siglos VI y VII de nuestra era. Aunque la difusión del modelo es muy amplia, incluyendo no sólo necrópolis visigodas, sino también yacimientos merovingios situados entre los ríos Rin y Sena. Se ha llegado a hablar de un taller especializado situado más al sur, en Italia, desde donde se habría difundido esta forma por todo el mundo mediterráneo occidental, tanto europeo como africano. En nuestro país, aparecen ejemplares repartidos por toda la Península y también en las Islas Baleares. Los artesanos hispanos dieron a sus producciones unas características personales que llegaron a plantear la existencia de un taller especializado entre los ríos Duero y Tajo, aunque el profesor P. de Palol terminó situando dicho taller precisamente 12
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Placa de cinturón calada, procedente de Los Pedroches, conservada en el Museo Arqueológico de Córdoba, inv. 32.480.
Uno de los modelos utilizados es de placas en las que la decoración aparece calada. El origen puede estar en ejemplares franco burgundios, como el conservado en el Metropolitan Museum de Nueva York (inv. 17-191-226). De la comarca de Los Pedroches procede el fragmento, también calado, que se conserva en el Museo Arqueológico de Córdoba con el número de inventario 32.480. Está fichado como procedente del “arroyo Guadamora”, aunque quien realizó el depósito de la pieza, en 1996, no ofreció datos complementarios. No se puede asegurar, por tanto, aunque así lo indique la ficha catalográfica del museo, que proceda del límite de los términos municipales de Pozoblanco y Pedroche. En esta pieza reconocemos un cuadrúpedo que levanta la mano izquierda, donde se situaría posiblemente una segunda figura, quizá un guerrero en actitud de lucha como en la pieza similar de la provincia de
León, aunque la pérdida de casi la mitad de la placa cordobesa nos impide asegurarlo, ya que conocemos ejemplares, como una placa calada del Museo de Valladolid (inv. 11.019), en la que sólo aparece el cuadrúpedo (¿grifo?).
Placas de cinturón alavesas (según Azkárate). Especialmente destacables la d, procedente de Arróniz y la f, de Escota.
Pero el tipo más parecido al conservado en nuestro museo no presenta la decoración calada, sino que la placa, lisa, ha recibido los dibujos grabados. Dentro de este modelo, son habituales los animales colocados frente a frente, y separados por un motivo central, que en ocasiones adopta la forma de árbol o de fuente. A este modelo pertenecen las placas alavesas de Arróniz o Escota, estudiadas por Azkárate. La primera, con dos caballos situados en torno a una fuente vertical muy esquemática. En la segunda, aún más esquemática, el motivo central ha sido sustituido por tres pequeños círculos dispuestos en vertical. Un modelo muy similar es el que sigue la pieza hallada en excavaciones en Sant Cugat del Vallés y conservada en el Museo Arqueológico de Barcelona, en la que Almagro ve dos caballos afrontados en torno a un motivo central que podría ser una fuente esquemática o una cruz. Se trata de un modelo que, como veremos a continuación, tiene un claro paralelismo con la pieza de nuestro museo a la que dedicamos este artículo. Una similitud en el diseño decorativo del motivo principal que es aún mayor en un ejemplar conservado en el Museo Municipal de Jerez de la Frontera. En él podemos identificar a dos grifos dispuestos frente a frente bebiendo de una fuente situada entre ellos. Descripción idéntica a la que podemos hacer de la pieza de Torrecampo, aunque con una factura mucho más tosca y descuidada en el ejemplar jerezano, que más parece realiza-
do en un taller de segundo orden que copia un motivo de éxito en el momento. 3. Un taller de orfebrería visigoda en Los Pedroches Como se ha apuntado anteriormente, Pere de Palol, en su estudio de un fragmento de placa de cinturón visigoda de placa rígida con grifos afrontados como motivo decorativo principal grabado, defendió la posibilidad de que existiera un taller especializado en este tipo de producciones que situó en la provincia de Córdoba. De este taller procedería la pieza que estudió, procedente de un lugar no identificado de la provincia de Córdoba aunque conservada en el Museo Episcopal de Vic. Discípula de Palol es Gisela Ripoll, quien en su tesis doctoral estudió una interesante colección del museo de Maguncia, formada por placas de cinturón de época visigoda y procedencia andaluza. Este grupo de piezas, que fue adquirido por el museo alemán en Sevilla, presenta según el Dr. Joan Pinar Gil, actualmente investigador del Römisch-Germanisches Zentralmuseum de Maguncia, claras similitudes con la colección de nuestro museo, que él mismo está estudiando desde hace unos años. Dentro de esa colección, la Dra. Ripoll da gran importancia (hasta el punto de utilizar un dibujo
Diseño esquemático del motivo decorativo principal de la placa del Museo de Maguncia (Alemania): grifos afrontados ante el rostro de Cristo.
con su esquema de diseño como portada del libro en el que editó un amplio resumen de su tesis) a una placa incompleta claramente relacionada con el ejemplar de nuestro museo. La placa de Maguncia representaría originalmente dos grifos (uno de ellos prácticamente perdido) afrontados en torno a un rostro. Tanto la disposición de estas figuras principales como las orlas decorativas de tipo geométrico la relacionan directamente con nuestra placa de Torrecampo. Y, siguiendo a Palol y precisando un poco más, Gisela Ripoll apunta la posibilidad de que esta placa, como la del museo de Vic, fuera producto de un taller situado en la zona norte de la provincia de Córdoba. De Torrecampo 2019
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composición similar a la de esta pieza de Maguncia es la placa conservada en el Bode Museum de Berlín, procedente de algún lugar no determinado de Hispania. Aunque en el museo aparece identificada la escena representada como la de Daniel en el foso de los leones, muy repetida en el arte paleocristiano, G. Ripoll considera, quizá de forma atinada, que es el rostro de Cristo, siguiendo el mismo modelo que la placa conservada en Maguncia.
Placa, de procedencia hispana, conservada en el Bode Museum de Berlín.
La idea de que estas piezas pudieran proceder de un taller situado al norte de Córdoba parece ratificada por la existencia de otros tres ejemplares conservados en el Museo de Historia Local de Villanueva de Córdoba (un pequeño fragmento en el que sólo identificamos la parte trasera de uno de los grifos, aunque tanto su diseño como el de los motivos secundarios son idénticos a los ejemplares de Torrecampo) y en nuestro museo, donde encontramos una placa incompleta, a la que falta uno de los animales casi en su totalidad, y una segunda a la que únicamente le falta la zona de la hebilla, y que por lo tanto conserva completo el motivo principal. Estas últimas piezas proceden de la zona de Torrecampo –Villanueva de Córdoba– Conquista, lo que nos lleva a pensar que en torno a esta área podría ubicarse ese taller del que hablaron Palol o Ripoll. Estamos casi con seguridad, por lo tanto, ante unas piezas de gran valor por la riqueza del mensaje que transmiten (la cristianización en el extremo Occidente de un mito antiguo de origen oriental) y, para nosotros, porque podemos suponer de forma bastante fundada que su diseño y ejecución pudie14
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ron producirse en la comarca de Los Pedroches, no lejos de Torrecampo. Conviene recordar, a estas alturas, dos hechos que me parecen especialmente significativos, que paso a señalar. Por una parte, que este tipo de “placas rígidas” con decoración animalística deriva de modelos burgundios, que han debido recorrer más de mil kilómetros para llegar a Torrecampo, y que presentan un esquema decorativo original de la antigua Persia (miles de kilómetros al este) que ha dejado una importante huella en la cultura clásica griega y romana. Los Pedroches, y Torrecampo, están pues conectados en época visigoda con tierras lejanas (con las que nos unen en este momento importantes vínculos culturales) y con toda una tradición cultural mediterránea. Una idea muy ajena a nuestra concepción actual de vivir en un pueblo y en una comarca lejana, aislada y, por eso mismo, marginal. Que nos indica, en definitiva, que en algunos momentos de la Historia no hemos estado en los márgenes, sino en una posición bien centrada. Por otra parte, este posible taller nos informa de que toda esa cultura que ha ido impregnando la mitología del grifo está presente también en Los Pedroches porque ¿qué mejor lugar que nuestra comarca rica en metales para desarrollar el diseño que reproduce el mítico animal encargado de la custodia de las minas del mismísimo Apolo? La pieza más completa, y también la que presenta un diseño más cuidado, es la que lleva el número de inventario 5.844 de la colección del Museo PRASA Torrecampo. Realizada en bronce fundido en una sola pieza, únicamente está fragmentada en la zona que se correspondería con la hebilla, hoy perdida. Así, sus dimensiones son de 12,7 x 5,8 cm., y su peso de algo menos de 120 gramos (datos correspondientes al fragmento conservado). Núm. 5.844. Museo de Torrecampo.
te. Y más aún lo será el diseño de la pieza de Maguncia, también incompleta, en la que fuente o pie de altar han sido sustituidos por el rostro de Cristo. Para que nadie tenga duda de que Él es la fuente de la Vida Eterna, y que quien beba de Él, no volverá a sentir sed.
Guerrero visigodo portando la placa de cinturón 5.844 de nuestro museo. Detalle del dibujo original de JM. Serrano Carriel para la exposición temporal Iter ab Corduba Toletum. Museo Arqueológico de Córdoba, 2016.
Se trata de un broche de cinturón de placa rígida con perfiles planos excepto en el extremo distal, de forma semicircular. La zona proximal presenta en su mitad un orificio circular, que serviría para el enganche del hebijón, ya que la pieza no contaría con una hebilla fundida independientemente de la placa, sino que ambos elementos se integraban en la misma pieza. Falta el remate proximal que cumpliría las funciones de hebilla. En el reverso cuenta con cinco hembrillas para la sujeción al cuero de la correa. La decoración incisa ocupa la totalidad del anverso de la placa, quedando la escena central enmarcada por una banda corrida formada por una línea exterior que recorre el contorno de la pieza, una cenefa realizada mediante una línea en zigzag y puntos incisos y una doble línea interior. El motivo central es una composición simétrica consistente en dos cuadrúpedos afrontados bebiendo de una fuente. Aunque el diseño responde a un gran esquematismo, podemos identificar con claridad esos animales como grifos. Dejando a un lado el fragmento del Museo de Villanueva de Córdoba, demasiado pequeño como para sacar conclusiones sobre su iconografía, los dos ejemplares de Torrecampo y la pieza de la colección sevillana conservada en Maguncia (de posible procedencia también cordobesa, quizá del norte de la provincia) nos permiten ver el camino hacia la cristianización del mito oriental de la fuente de la vida eterna: el modelo más clásico sería nuestra placa (núm. 5.844), en la que asistimos a la representación esquemática de los dos míticos animales bebiendo agua de la fuente situada entre ellos. La segunda pieza de nuestro museo (núm. 11.957), aunque incompleta, nos permite comprobar cómo la fuente ha sido sustituida por un pie de altar con cruz inscrita. Un motivo menos clásico pero también más eviden-
Núm. 11.957, Museo de Torrecampo, superpuesta al diseño de G. Ripoll para la pieza del Museo de Maguncia.
Para saber más… Almagro Basch, M., “Materiales visigodos del Museo Arqueológico de Barcelona. Las hebillas de cinturón de bronce”. Memorias de los Museos Arqueológicos Provinciales, 11-12 (1950-51), pp. 13-23. Azkárate Garai-Olaun, A., “¿Reihengräberfelder al sur de los Pirineos Occidentales?”. Sacralidad y Arqueología, XXI (2004), pp. 389-413. Barroso Cabrera, R. – López Quiroga, J. – Morín de Pablos, J., “Mundo funerario y presencia ‘germánica’ en Hispania (ss. V-VI d.C.)”. Gallia e Hispania en el contexto de la presencia ‘germánica’ (ss. V-VIII). Balance y perspectivas. 2006. Carpio Dueñas, J.B. “La exposición temporal Mugawwar & Corduba”. Boletín de la Asociación Provincial de Museos Locales de Córdoba, 14 (2014), pp. 347-361. Palol, P. de. Bronces hispanovisigodos de origen mediterráneo. Barcelona, 1950. Palol, P. de, “Bronces cristianos de época romana y visigoda en España”. Bronces romanos en España. Madrid, 1990, pp. 137-152. Ripoll López, G., Toréutica de la Bética (Siglos VI y VII D.C). Barcelona, 1998. Silva Santa-Cruz, N., “El Grifo”. Revista Digital de Iconografía Medieval, IV-8, 2012, pp. 45-65. Vidal, M., “La iconografía del Grifo en la Península Ibérica”. Pyreane: revista de prehistòria i antiquitat de la Mediterrània Occidental, 9 (1973), pp. 7-152. VV.AA., Hispania Gothorum. San Ildefonso y el Reino Visigodo de Toledo. Toledo, 2006. Torrecampo 2019
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LA PARRA Luci Nevado
Capítulo II
U
na tarde, al despertar de la siesta me dolía la rodilla y recordé que por la mañana me había caído. Estaba saltando en el patio cuando una de mis chanclas se torció, hinqué mi rodilla en la tierra, con la mala suerte de que algunos granos de arena me hicieron pequeñas heridas y me salía sangre. ¡Sangre! ¡Oh, no! ¡Ese líquido rojo que salía del cuerpo cuando la gente se muere! Mi madre me lavó la herida con jabón y agua oxigenada. El agua oxigenada formaba una capa blanca, burbujeante, que me escocía. Luego, me echó Mercromina que se secó, dejándome una dramática marca de color rojo oscuro. Yo, lastimada, dolorida y lloriqueando, decidí que debía hacer lo que los mayores hacen cuando se sienten muy enfermos; ir a la cama. Y así fue. Me metí en la cama y entre suspiros y sollozos, me quedé profundamente dormida. Me desperté con la herida bastante seca, con unas legañas que casi me impedían abrir los ojos y hambrienta. Mi madre me preparó una merienda con chocolate y un bollo de manteca. Me senté en una silla donde me colgaban los pies y alcanzaba de manera un tanto incómoda a la mesa, pero me las arreglaba muy bien para trocear el bollo y mojarlo en la taza de chocolate. Me gustaba, especialmente, cuando llegaba al centro del bollo donde se concentraba una costra de canela y azúcar. Aquella era la mejor parte. Era crujiente, sabrosa y tostada y la guardaba siempre para el final. En el patio apenas corría el aire. Era una tarde muy calurosa. Las hojas de la parra estaban quietas, las uvas inmóviles parecían de cristal. El sol que abrasaba, se reflejaba en las hojas y sus rayos se colaban entre ellas, proyectando en la 16
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sombra del suelo círculos de sol, casi perfectos. Un reguero infinito de hormigas negras y diminutas recorría el tronco de la parra. Caminaban perfectamente alineadas, unas subían a gran velocidad y otras bajaban, pero increíblemente no se molestaban. Algunas paraban para toparse entre ellas, se saludaban con sus pequeñas antenas, quizá para intercambiar alguna información en su lenguaje de hormiga, y después seguían su camino. Mi abuelo pasaba la tarde sentado en el patio donde el zumbido de las moscas era inquietante. Él bastante irritado, se las quitaba de encima dando al aire con la boina, pero se le posaban en la coronilla y eso le molestaba e irritaba aún más y no paraba de decir “mecagüendiez” todo el rato. Aquella tarde de calor intenso, mi madre quiso llevarme a dar un baño. ¡Íbamos a bañarnos! Hasta entonces lo había hecho en un barreño de latón que ella llenaba de agua y ponía al sol en el patio. Era un barreño enorme, me metía dentro y allí sentada podía tirarme toda la tarde en remojo, hasta que los dedos de manos y pies se me quedaban blandos y arrugados. Pero aquella tarde iríamos a bañarnos a una alberca, lo que sería una nueva experiencia para mí. Mi madre preparó algo de comer y lo metió en una cubeta. Salimos de casa y así, con la cubeta en una mano y conmigo en la otra, caminamos bajo un sol ardiente, hasta que llegamos a una cerquilla. Entramos por unos portones de hierro que mi madre abrió quitando un largo cerrojo que, a juzgar por la cara que puso y el resoplido que soltó, abrasaba como una trébede que está al fuego. Una vez dentro, frente a nosotras estaba la huerta donde había sembradas habas, sandías y al
fondo, un manzano. Bajo el manzano, la alberca. El borde de la alberca estaba cubierto de basto cemento. Mi madre me alzó y al sentarme me raspé bien el culo. El agua estaba verde, flotaba musgo y había insectos patinadores que se deslizaban en la superficie del agua. Metí los pies en aquel agua y en los dedos se me enredaron unas viscosas hilachas verdes. No sé por qué tenía que bañarme allí, en ese agua llena de bichos y viscosidades. No era nada divertido meterse en una alberca, donde no se veía el fondo y donde asomaban a la superficie diminutos gusanos velludos que se encogían y estiraban como si tuvieran calambres. Y por si fuera poco, había cadáveres de arañas y escarabajos que flotaban en el agua y avispas por todas partes. Mi madre me vigilaba tranquilla sentada bajo la sombra del manzano, sin embargo, yo ya quería que todo aquello se acabara cuanto antes, coger nuestra cubeta e irnos a casa. Salté desde el brocal de la alberca al suelo y me volví a raspar el culo. En el suelo sentí el ardor de la arena en la planta de mis pies. Mi madre se levantó, me puso las chanclas y dijo: “Venga, anda, que nos vamos.” Me cogió de la mano, alcanzó la cubeta y salimos de aquella cerquilla más rápido de lo que vinimos. De camino a casa cambiamos ligeramente la ruta y paramos en el cementerio, aunque yo no sabía aún lo que era un cementerio. Me gustó el olor a resina que había en el aire. Miré hacia arriba con sorpresa y admiración a los cipreses, qué árboles tan altos. Parecían fuertes y amables caballeros que custodiaban las cruces clavadas en la tierra. Nos acercamos a una que estaba inclinada y que topaba con el suelo. Tenía enredadas unas flores de plástico muy envejecidas y llenas de polvo, y una pequeña y borrosa inscripción sobre una placa. Mi madre me dijo: “Aquí están enterrados mis abuelos”. Yo no entendí gran cosa, pero tampoco pregunté nada, aunque aquella afirmación me dejó inquieta y algo pensativa. Aquél lugar me transmitía cierta paz pero no quería quedarme mucho rato. Apreté bien fuerte la mano de mi madre, ella supo que quería irme y dijo; “Hala, que nos vamos”. Al llegar a casa dejó la cubeta sobre la mesa de la cocina. El pan y la morcilla habían vuelto intactos. También había unas manzanas.
Mi abuelo seguía en el patio. Sentado en su silla de enea con las piernas cruzadas, escuchaba la radio. Había cambiado su boina por un enorme sombrero de paja, así tenía la cabeza mejor protegida de las cansinas moscas y se sentía algo más fresco. Una chicharra aprovechaba las altas temperaturas para hacerse sonar machaconamente. El ruido de la radio y el son de la chicharra le adormecían. “¿Abuelo, me coges? Hemos estado en una alberca que estaba verde y llena de bichos. Me he raspado el culo y hemos traído manzanas. ¿Quieres una?” Mi abuelo, sonrió y dijo; “A ver, dame una que la pruebe”. Le di una y le pegó un buen mordisco. Pensé que no le había gustado por la cara que puso. Arrugó los ojos y chasqueó ruidosamente la lengua, fue como si alguien le hubiera dado un buen pisotón, pero de nuevo la mordió otra vez y con muchas ganas. Y otra vez y otra más. Me divertía observarle sentada en sus rodillas. Terminó su manzana y la lanzó por el rabo al suelo del patio. Esta rodó cubriéndose de tierra, y poco a poco las hormigas y otros pequeños insectos se fueron acercando para comérsela. Después mi abuelo se dirigió a mi madre y le dijo: “Anda niña, llena el barreño y que se bañe esta muchacha”. Me metí en el barreño que mi madre llenó con agua del pozo. El agua era fina y fresca, pero lo que más me gustó es que estaba muy limpia y muy lejos de la inmundicia de agua de alberca que afortunadamente ya había dejado atrás. Ella me acercó una manzana. Al primer mordisco entendí el gesto de mi abuelo al morderla. La manzana tenía una carne fresca, crujiente y ácida, que me hacía salivar casi sin control. Era como morder un polo de hielo de limón. La tarde se iba y con ella el calor sofocante. Una brisa entraba en el patio y mecía suavemente las hojas de la parra y sus racimos. En esos momentos recordé los cipreses que había visto en el cementerio y el perfume de bálsamo de menta que me inundó al entrar. Tenía muy en mente la imagen de las cruces en el suelo y había algo que me inquietaba profundamente de aquél lugar. Era como si hubiera cierto misterio y magnetismo entorno a él y no podía pensar en otra cosa que no fuera en volver. Continuará Torrecampo 2019
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EL INVENTARIO DEL AYUNTAMIENTO DE TORRECAMPO Juan Bosco Castilla Fernández
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nventario, según el diccionario de la Real Academia Española, es el “asiento de los bienes y demás cosas pertenecientes a una persona o comunidad, hecho con orden y precisión”. Que sea por escrito, preciso, completo y esté ordenado son, por tanto, las ideas fundamentales de todo inventario, ya sea privado o público, personal o comunitario. No es normal que las personas físicas hagan un inventario formal de sus cosas, salvo que estas sean muchas o muy variadas y no puedan controlarse con la memoria, pero sí lo ha sido siempre que lo hagan las comunidades de personas, con el fin dar una idea cierta de su situación y fiscalizar la gestión de sus responsables. De hecho, desde hace muchos años las leyes han obligado a asociaciones, empresas y demás entidades a llevar un inventario de sus todos sus bienes y derechos, que debía actualizarse cada cierto tiempo. También las entidades locales están obligadas a llevar un inventario de todos los bienes y derechos que les pertenezcan, cualquiera que sea su naturaleza o forma de adquisición, en el que deben constar, con el suficiente detalle, las menciones necesarias para su identificación y las que resulten precisas para reflejar su situación jurídica y el destino o uso a que están siendo dedicados. Además, deben formar inventarios separados con sujeción a la normativa sobre inventario de las corporaciones locales las entidades con personalidad propia dependientes de las corporaciones locales. En el caso del municipio de Torrecampo, debe forman un inventario tanto el Ayuntamiento como el Organismo Autónomo Residencia Municipal de Mayores de Torrecampo, 18
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de cada uno de los cuales debe remitirse una copia al Estado y otra a la Junta de Andalucía. El inventario de la corporación local, como registro administrativo en el que constan los bienes y derechos, es un instrumento clave para la conservación, defensa y gestión de los mismos. No obstante, debe tenerse en cuenta que la inclusión de un bien o derecho en el inventario municipal tiene efectos limitados al tratarse de un mero registro administrativo, que por sí solo ni prueba, ni crea, ni constituye derecho alguno a favor de la corporación. Y en sentido contrario, el hecho de que el bien no conste en el inventario no es razón concluyente para negar la titularidad municipal del mismo. En el Archivo Municipal de Torrecampo se recogen diversos inventarios que se han realizado en el Ayuntamiento a lo largo del tiempo, algunos de ellos referidos al patrimonio municipal, o al conjunto de los bienes y derechos de la Corporación, de cuya observación somera se desprende la idea de una administración municipal pequeña, con escaso movimiento y escasas pertenencias, que nada tiene que ver con la cantidad enorme de bienes de que dispone ahora. El Inventario Municipal actual ha sido realizado por la empresa Conserlocal, de Albacete, que tiene una amplia experiencia en la materia, y fue aprobado inicialmente por el Pleno del Ayuntamiento en sesión de 7 de octubre de 2017, acuerdo que, dado que no se presentaron reclamaciones en el plazo de exposición pública, se convirtió en definitivo. Con posterioridad, ese Inventario se ha rectificado por el Ayuntamiento con referencia al 31 de diciembre de 2018.
En el Inventario, los bienes y derechos del Ayuntamiento se reseñan por separado, agrupándolos, según su naturaleza, en los siguientes epígrafes: 1º Inmuebles. 1.1. Construcciones y solares. 1.2. Fincas rústicas 1.3. Vías públicas (solo urbanas). 1.4. Zonas verdes. 2º Derechos reales. 3º Muebles de carácter histórico, artístico o de considerable valor económico 4º Valores mobiliarios. 5º Derechos personales. 6º Vehículos. 7º Semovientes. 8º Muebles no comprendidos en los anteriores enunciados. 9º Bienes y derechos revertibles. 10º Propiedades inmateriales. (Las vías públicas rústicas no se han incluido porque la idea el Ayuntamiento es recogerlas en un inventario especial). El resumen del Inventario aprobado por el Pleno en sesión de 30 de marzo de 2019, es el siguiente: Ayuntamiento de Torrecampo
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Así pues, el Ayuntamiento dispone de bienes en los epígrafes 1, 6, 8 y 9, en tanto la Residencia Municipal de Mayores dispone de bienes en los epígrafes 1, 8 y 9. Cada reseña del inventario debe incluir el suficiente detalle, según la naturaleza del bien o derecho, sin perjuicio, en su caso, de remisiones a otras reseñas y números de inventario existentes en otros epígrafes. Además del contenido mínimo que debe incluir la reseña de cada bien, siempre que sea posible, se ha de reunir todo un conjunto documental relativo al bien o derecho, según sea su naturaleza. A título de ejemplo, recojo la ficha de un bien de cada epígrafe: Epígrafe 1. Inmuebles. CASA CONSISTORIAL Epígrafe 6. Vehículos. DACIA DOKKER Epígrafe 8. Otros bienes muebles. CUADRO “PATIO DE LA CÁRCEL” de José Zorita García
Epígrafe 9. Bienes y derecho revertibles. HORNO INDUSTRIAL Se relacionarán en el epígrafe 9 del inventario, entre otros bienes y derechos, los cedidos por la Entidad Local, sometidos a condición, modo, carga o plazo, las concesiones y los arrendamientos, sin perjuicio de su anotación en el epígrafe del inventario que les corresponda. En el Ayuntamiento de Torrecampo, casi todos los relacionados en el epígrafe 9 se refieren a los cedidos por el Ayuntamiento al O. A. Residencia Municipal de Mayores, que en su mayoría obran, además, en el epígrafe 8, “Otros bienes muebles”, donde se valoran, como el que nos sirve de ejemplo. El Real Decreto 128/2018, de 16 de marzo, por el que se regula el régimen jurídico de los funcionarios de Administración Local con habilitación de carácter nacional, a la hora de regular cuáles son las funciones de Secretaría incardinadas dentro del ámbito de la fe pública, hace referencia a la función de “llevar y custodiar el Registro de Intereses de los miembros de la Corporación y el Inventario de Bienes de la Entidad”, función que en todo caso debe llevar con el visto bueno del Presidente de la entidad. 20
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EL ORGULLO DE UN PUEBLO: LAS PERSONAS GALA BENÉFICA CONTRA LA ELA (CELEBRADA EL OCHO DE DICIEMBRE DE 2018, A LAS 20 HORAS) Luci Nevado
Introducción La esclerosis lateral amiotrófica (o ELA) es una enfermedad del sistema nervioso central, caracterizada por una degeneración progresiva de las neuronas motoras en la corteza cerebral (neuronas motoras superiores), tronco del encéfalo y médula espinal (neuronas motoras inferiores). La consecuencia es una debilidad muscular que puede avanzar hasta la parálisis, extendiéndose de unas regiones corporales a otras. Amenaza la autonomía motora, la comunicación oral, la deglución y la respiración, aunque se mantienen intactos los sentidos, el intelecto y los músculos de los ojos. ELA: Su nombre oficial proviene de las siguientes palabras griegas: “a” que significa ‘sin’ “mio” de ‘músculo’ “trófica” de ‘nutrición’ “lateral” de ‘lado’ (de la médula espinal) “esclerosis” de ‘endurecimiento o cicatrización’. Por lo tanto, “amiotrófica” significa que los músculos han perdido su capacidad de nutrirse. Cuando esto ocurre, los músculos se vuelven más pequeños y se debilitan. “Lateral” significa que la enfermedad afecta a los lados de la médula espinal, donde se encuentran los nervios que alimentan a los músculos; y “esclerosis” significa que, en la parte de la médula espinal afectada por la enfermedad, se desarrolla un tejido endurecido o cicatrizal, donde debería haber nervios sanos.
Hace 3 años la Esclerosis Lateral Amiotrófica recibió un impulso gracias a la campaña del cubo de agua helada, sin embargo, esta enfermedad neurológica degenerativa no logra recursos para su investigación ni da con la clave para una mayor visibilidad. Existen más de tres mil afectados en España y se diagnostican tres nuevos casos al día. “La ELA es como una vela encendida; derrite los nervios y deja el cuerpo como un montón de cera”, decía Mitch Albom, escritor estadounidense y autor de la novela biográfica “Los martes con mi viejo profesor”. En él, Mitch recibe las mejores lecciones de vida de un antiguo profesor, Morrie Schwartz, enfermo de ELA. El sábado día ocho de diciembre de 2018 no iba a ser un día cualquiera. Torrecampo se despertó con un único objetivo, celebrar la Gala Benéfica contra la ELA, con la finalidad de dar visibilidad a esta cruel enfermedad y recaudar fondos para ayudar a las familias y a los enferTorrecampo 2019
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mos de ELA. Nadie lo sabía aún, pero sería un día de los que se quedan para siempre en la memoria, en la memoria de nuestro pueblo. A pocas horas del comienzo de la Gala, los organizadores sentían el latir del corazón con gran fuerza dentro de su pecho, tanto que no les dejó dormir en toda la noche. Sería un día único, extraordinario, un día sin precedentes, pero ellos aún no lo sabían. Había un gran plan de acción preparado que se había construido durante casi tres meses. Ahora solo faltaba ponerlo en marcha. Tenían todas sus herramientas preparadas, habían empleado muchas horas de trabajo y aún quedaba mucho por hacer. Tenían por delante muchas cosas de las que ocuparse y lo más importante, todo tenía que salir bien. Los organizadores dejaban atrás largas jornadas de trabajo y empeño, aunque los días previos fueron los más duros. Desde que surgió la iniciativa de la mano de Tomás López y prácticamente, hasta el día de la Gala, se construyó un magnífico programa de solidaridad, se lograron colaboraciones, se desarrollaron ideas y acciones, se intercambiaron inquietudes, se difundió la celebración a través de todos los medios de comunicación que había al alcance, incluidas redes sociales, tecnología móvil, cartelería, y cómo no, el boca a boca. Poco a poco todo fue cobrando forma, sumado a las enormes ganas y a la gran ilusión de hacer realidad la celebración de la Gala Benéfica contra la ELA. Y así llegó el gran día, y desde muy temprano un gran elenco de voluntarios, niños y mayores, colaboradores y organizadores, se desplegaba y se ponía en marcha para lo que sería un día que quedaría escrito en la historia de nuestro pueblo. Se decoró la Caseta Municipal y se montó una pasarela, se organizó un desfile de moda, de peluquería, hubo maquillaje y manicura, vino un mago que dejó a los niños y también a los adultos atónitos, se sortearon muchísimos regalos que fueron donados para la causa, hubo música en directo, cantó el coro rociero, se hizo una subasta, se organizó la barra donde se vendieron bebidas y bocadillos, hubo presentadores, también se vendió lotería, estuvieron los fotógrafos, los voluntarios, un fantástico público y muchas ganas de pasarlo bien y de convertir la Gala Benéfica en esperanza. 22
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Han sido muchas las sensaciones acerca de la Gala que nos han llegado y que creemos que son tan, tan significativas y trasmiten tanto, que lo mejor es compartirlas con todos vosotros en nuestra publicación del Celemín. A continuación, su experiencia y su voz: Ana María Sánchez “Me ofrecí para maquillar a las modelos que participarían en el desfile de la Gala. Empezamos a trabajar a las diez de la mañana y terminamos a las siete de la tarde. Sentí un gran orgullo y satisfacción por el gran trabajo que se hizo. Estuvimos liderados por Santi, Tomás y Manuel. Me gustó sentirme útil y hacer algo que sirviera para poner mi granito de arena en esta enfermedad tan dura y tan sin sentido. Me sentí muy orgullosa del pueblo de Torrecampo. Todos unimos fuerzas para una única causa y estábamos allí por Antonio Luis, porque haríamos todo lo que estuviera en nuestras manos para ayudarle. Cuando todo empezó fue algo especial, los aplausos no paraban y podía ver las sonrisas en la cara de cada una de las personas del público. Hubo momentos muy emotivos. Me gustaría destacar especialmente cuando hicieron la lectura Blanca, Valeria, Lidia y Juanjo, también cuando habló Francisco J. Pedregal Pardo, presidente de la Asociación ELA de Sevilla. Otro momento muy especial fue cuando entregaron a Santi, con todo el cariño, un ramo de flores. Estoy deseando que llegue la próxima.” María Higueras “Cuando terminamos la venta de entradas en la puerta, donde hizo un frío espantoso, ya habíamos vendido más de setecientas. Más tarde hubo quien dijo que se habían llegado a vender más de novecientas. Cien entradas de esas setecientas se reservaron para personas que, aunque no iban a estar en la Gala, querían colaborar y adquirieron su entrada igualmente. La mayoría de las personas, además, dejaban una donación para la causa, por lo tanto, se recaudó mucho más de lo esperado. Todo el mundo colaboró muchísimo y no solo económicamente. En cuanto a las horas de trabajo que empleamos, la verdad es que no tengo ni idea, porque para mí, cuando hago algo que me gusta, mi reloj se para, así que no sabría cuantificar el tiempo dedicado a la Gala. Todas las personas con las que yo estuve, y podría decir que fue con casi todas, quedaron muy contentas
con el evento. Unas porque decían que todo había salido muy bien, otras comentaban que no sabían en qué consistiría la Gala y quedaron finalmente muy sorprendidas. Las mujeres más mayores que participaron como modelos en el desfile, estaban felices. Se sintieron muy cómodas a pesar de ser la primera vez que hacían algo así, y sobre todo, se sentían muy comprometidas con la causa. Una de ellas me contó que llevaba dos semanas ensayando en su casa. Su casa es antigua, con el suelo del pasillo de cantos, con la dificultad que conllevaba el caminar, ya que sus pies se torcían, pero ya no había nada que pudiera pararla. Se ponía el brazo en la cintura y paseaba a lo largo del pasillo una y otra vez, sintiéndose muy orgullosa, y cómo no, también muy coqueta. Mi sensación en general fue muy positiva. Todo el mundo colaboró de manera muy generosa. Se comentaba que, cuando alguien necesita de nuestra ayuda, el pueblo de Torrecampo se vuelca entero. Me gustaría aprovechar para hacer una mención muy especial y que no puedo pasar por alto. Es para alguien que trabajó más que nadie, que estuvo pendiente de todos nosotros y de todo lo que se estaba haciendo, alguien que siempre estaba allí, en cualquier lugar donde se necesitara ayuda, alguien que en silencio y sin destacar, pasando siempre desapercibido, no paraba de sumar en todo momento; Lolo, cuánto vales, si todos nos pareciéramos un poco a ti, el mundo sería un lugar mejor.” Primi López “Desde primera hora de la mañana estuve poniendo etiquetas a los regalos que fueron donados a la Gala, ayudando en peluquería y planchando ropa que usarían las modelos en el desfile. A partir de las seis de la tarde, ocupé mi puesto en la barra del bar, que estuvo abierta hasta las seis de la mañana. Se recaudaron unos seis mil euros en toda la noche. Durante las horas de trabajo tuve la sensación de que formábamos parte de la tripulación de un barco y de que remábamos todos en una misma dirección, con mucha fuerza y con muchas ganas, sentíamos a la gente muy volcada en la causa. Tenía la sensación de que sin que estuviera allí Antonio Luis personalmente, era él quien dirigía a toda la tripulación.
Él era alma de todo lo que ocurría allí. Me sentía orgullosa de ver a todo el mundo cómo prestaba su ayuda. Creíamos en la esperanza de que tanto esfuerzo sirviera para algo, que tanta generosidad por parte de todos no fuera en vano. Fue todo muy bonito, emocionante y triste a la vez.” Daniela “Me lo pasé muy bien desfilando. Lo que más me gustó fue cuando me sacó el mago.” Antonio Mancini “Nos llegó la propuesta de participar en la Gala de la mano de Tómas López y de Manuel Cánovas. Desde el primer momento decidimos participar por el aprecio que nos une a ellos. Decidimos llevar los vestidos de la línea comercial de la firma, unos quince prototipos destinados a ser lucidos por modelos voluntarios y en principio pensamos que nuestra aportación terminaría allí. Pero no fue así. Tomás nos contagió y nos sentimos involucrados cada día más en este proyecto. Enseguida nos dimos cuenta de lo resolutiva que era la gente de Torrecampo, aportando soluciones ágiles a los problemas que surgían y nos sorprendió el gran ánimo que mostraba el pueblo para celebrar este evento. Me quedo con el calor de un público que, sin conocernos de nada, nos abrió las puertas de sus casas y de sus corazones.” Tomás López “El día de la Gala, Manolo y yo empezamos a trabajar a las nueve de la mañana y terminamos a las seis de la tarde. Las madres nos ayudaron a peinar a las niñas, fueron unas treinta modelos en total. Las horas empleadas en la Gala fueron tantas, que pasaron a ser días enteros, por lo que es muy difícil de calcular. Lo que no podemos olvidar, que la persona gracias a la cual todo esto fue posible, un luchador nato, que no pierde nunca la sonrisa y que hizo que la Gala Benéfica contra la ELA fuera tan especial y tan emotiva y que se hiciera con todo el cariño: ese es Antonio Luis.” José “El Melli” “No sé cuántas horas trabajé para el día de la Gala, pero es lo que menos importa, por un amigo y por la causa doy lo que haga falta. Lo más importante es que salió todo perfecto.” Torrecampo 2019
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Anuncia Godoy “Mi trabajo consistió en hacer a las modelos una manicura con esmaltado semipermanente y una decoración especial para la causa, diseñada por mí. No recuerdo el número exacto pero fueron unas treinta y cinco modelos y el tiempo empleado fueron unas cuarenta y cinco horas. Para mí no fue un trabajo como tal, sino una experiencia única e inolvidable por varios motivos: en primer lugar porque adoro mi trabajo, y en segundo lugar, colaborar con una causa como ésta es la mayor satisfacción posible que pueda tener cualquier profesional. Me sentí parte de algo maravilloso, especial y único que jamás podré olvidar. Sin duda para mí esta Gala ha sido una gran muestra de solidaridad, esfuerzo y lucha contra esta terrible enfermedad. Me siento muy afortunada por haber vivido algo así.” Lolo Del Castillo “Me comentaron la idea que Tomás tenía en mente, de organizar una Gala donde se recogieran fondos para ayudar a familias y enfermos de ELA, y que se le daría un enfoque global, idea que nos pareció muy acertada y eso nos dio alas para comenzar. Empecé a darme cuenta de que no sería un evento cualquiera, después de ver a Santi preparar minuciosamente todo y durante más de dos meses trabajar muy duro quedándose hasta altas horas de la noche organizando tareas para conseguir que saliera a la perfección. Asistí a una de las reuniones que se organizaron y me di cuenta de que no sería nada fácil. Luego, todo iba encajando y se iba construyendo un evento que sería único. La disposición y la colaboración de la gente fueron admirables, desde el primer hasta el último momento. Me gustó mucho tener contacto con personas con las que coincido en pocas ocasiones en el pueblo y con quienes ese día tuve la suerte de compartir más momentos. Me quedo con la sensación de que desde el primero hasta el último que participó y asistió a la Gala lo hizo de corazón y nos ha quedado el sentimiento de haber recibido no solo su colaboración, sino también una buena carga de energía para mucho tiempo. Lo mejor: la lección que recibieron nuestros hijos sobre solidaridad, que seguro que no la olvidarán.” 24
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Azahara Rubio Campos “Formar parte de esta Gala y conocer de cerca la organización de la misma, me ha permitido aprender y percibir la bondad y generosidad que la gente es capaz de dar en una localidad tan increíble como es mi pueblo. Antes de presentar esta Gala, conocía personalmente esta enfermedad, no sólo por los vídeos de agua helada o por los famosos que muchas veces aparecen con su camiseta de apoyo por la televisión o redes sociales sino de primera mano, porque Antonio Luis es una persona muy allegada a mi familia. Me gusta estar informada de los avances científicos y estudiar bioquímica me permitió que el azar pusiese en mi camino un amplio abanico de información y conocer a nivel molecular los sucesos que ocurren en una enfermedad de este tipo. Por ello, siempre con ganas de saber y de querer ayudar llegué a conocer la Asociación ELA Andalucía y las fantásticas personas que en ella trabajan. Me puse en contacto con ellos para ofrecerles mi ayuda, de tipo económico, de tipo divulgativo o de apoyo a familias. Me pidieron que imaginara, que un día nos puede tocar a cualquiera esta cruel y tremenda enfermedad, hecho que me produjo bastante temor e inseguridad. Pero vivirlo supongo que será algo parecido a ir saltando barreras y adaptarse de nuevo y con muchas dificultades, al entorno y a la vida familiar. Estas adaptaciones en el día a día suponen, entre otras muchas cosas, un coste que la mayoría de las familias no pueden afrontar. Asociaciones como esta de la que formo parte, trata de solventar esas necesidades y hacer más livianos los cambios que suceden en la vida del enfermo y de sus familias. Aquí mi labor consistía en descubrir aquellos casos en los que familiares necesitasen recursos que la asociación pudiera proporcionar. Cuál fue mi sorpresa, cuando al acercarme a estas familias, descubrí que estas personas no solicitan ni piden nada, que son personas que viven el día a día con las mayores ganas y con la mejor de la positividad posible. Aparte de mi labor dentro de la asociación, trabajar para que esta Gala fuese adelante.
Santi Márquez “La Gala Benéfica contra la ELA fue un éxito total, no cabíamos en el cuerpo, qué pedazo de Gala, qué pedazo de gente, todo el mundo aportó, fue todo muy fácil gracias a las personas, todo lo que te pueda contar es poco, me quedaría corta, qué emoción más grande y es que nada podía salir mal. Todo el mundo nos apoyó y respaldó en todo. Los días previos pasamos muchos nervios, pero eran nervios de emoción, en el fondo sabíamos que todo iría bien y así fue. Se superaron las expectativas en todos los sentidos. Dos días antes ya estaba montado el escenario, la pasarela, toda la decoración. Las personas que forman la Junta Local de AECC estuvieron con nosotros en todo momento, constantemente, apoyándonos, ayudando, sumando. Los voluntarios se presentaron a ayudar con la mayor puntualidad y a los niños, sin duda alguna, la magia les cautivó. Sus caras lo decían todo. No puedo decir nada más que fue todo muy emocionante, sin dramas, y es que los dramas no tenían cabida en esta Gala. Todos queríamos pasarlo bien y disfrutar. Notamos el cariño de todo el mundo, sobre todo hacia mi hermano y hacia mi madre. Fueron tantas cosas, tantos detalles y tengo tantas sensaciones que tengo el pecho inflado como a punto de explotar de felicidad, es una sensación muy especial. Hemos sentido el inmenso respeto que se nos ha mostrado hacia nuestra intimidad, a nuestro día a día, y sabemos desde lo más profundo de nuestro corazón que podemos contar, no solo con cada una de las personas que estuvieron presentes en la Gala, sino también con quienes se interesaron y no pudieron acompañarnos. Por otro lado, con esta iniciativa y excelente idea que surgió de mi primo Tomás López, nos ha demostrado el profundo amor que siente por Antonio Luis y de lo mucho que es capaz de hacer por él. Y por último, mis palabras para Antonio Luis, a quien tenemos tanto que agradecer por las lecciones de vida que nos da cada día, porque nunca deja de sorprendernos por su lucha constante y por enseñarnos a luchar a nosotros y a no rendirnos. Él nos enseña todos los días la necesidad y la importancia de vivir cada instante como si fuera el último.”
Antonio Luis, has reunido a más de mil personas, has hecho que los sentimientos de solidaridad y empatía afloren y empujen a favor de la esperanza. Y es que no importaba el qué ni tampoco el cómo, ni siquiera cuándo ni dónde, sino únicamente importaba el fin, y era más que suficiente para estar allí. Has hecho reaccionar a un pueblo entero, nos has hecho grandes, has conseguido que nos sintamos orgullosos de Torrecampo y de toda su gente. Se celebró una Gala única, extraordinaria, mágica, el resultado de una ardua tarea construida poco a poco con un profundo sentimiento de amor, de afecto y de esperanza, donde la soledad no tenía cabida y con la certeza, con la gran certeza y convencimiento, de que si hay una próxima vez, allí estaremos. Sin dudarlo. En la Gala Benéfica contra la ELA se recaudaron un total de diez mil euros. Cinco mil fueron donados a Fundela (Fundación Española para el fomento de la investigación de la Esclerosis Laterial Amiotrófica), destinados al desarrollo del proyecto MinE, importante estudio que tiene como objetivo descifrar bases genéticas en ELA. Los otros cinco mil euros, se donaron a la Asociación ELA Andalucía. Esta donación está destinada a la compra de productos de apoyo y de sistemas de comunicación para ayudar a los enfermos de E y a sus familias. El texto se ha construido gracias a las aportaciones de: Primi López y Daniela (voluntarias), Tomás López (idea original, organizador) Anuncia Godoy (voluntaria), Antonio Mancini (diseñador) y Ana María Sánchez (maquilladora), José “El Melli” (voluntario), María Higueras (voluntaria), Santi Márquez, Lolo Del Castillo (organizadores) y Azahara Rubio Campos (Presentadora de la Gala). Revisión del texto: Antonio Luis Márquez y Santi Márquez. Torrecampo 2019
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LAS ENFERMEDADES CRÓNICAS Carmen María García Caballero
L
as enfermedades crónicas son afecciones de larga duración y de progresión generalmente lenta. Se puede considerar crónica cualquier enfermedad que dure más de seis meses. Casi siempre se presentan en adultos mayores y a menudo se controlan pero no se curan. La mayoría de ellas no son contagiosas. Hay una gran cantidad de patologías que pueden considerarse crónicas, pero hay varias que son muy comunes, tanto a nivel mundial como en nuestro municipio. De ellas destacamos las siguientes: – Enfermedades cardiovasculares (Infarto y accidentes cerebrovasculares). – Cáncer. – EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica). – Diabetes. Los expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) calculan que, para el año 2020, las enfermedades crónicas serán responsables del 73% de las muertes en el mundo. Por ello la necesidad de tomar medidas para mejorar la prevención y tratamiento de los pacientes que las padecen. Las enfermedades crónicas más destacadas están relacionadas con determinantes de la salud como son el consumo de tabaco, el consumo nocivo de alcohol, una dieta inadecuada rica en grasas y en azucares refinados, la obesidad y la inactividad física. También las condiciones de vida y la educación son factores que favorecen la aparición de determinadas enfermedades de este tipo. De ahí que sea muy importante actuar sobre esos factores de riesgo, muchos de los cuales son 26
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“modificables”, es decir, sensibles a la intervención sanitaria previa. Esa intervención previa puede venir desde la propia Administración, con el desarrollo de programas de concienciación y educación sanitaria, epidemiología, salud ambiental, promoción de la salud o, directamente, con el desarrollo de acciones preventivas sobre un colectivo de riesgo o sobre personas concretas, como las que se desarrollan con determinados tipos de cánceres, esto es, como la realización de citologías en el de cuello de útero, la práctica de mamografías en el de mama (que llevamos haciendo desde hace bastantes años) y el análisis de muestras de heces en el de colon, pruebas que han incrementado el índice de supervivencia y la mejora de la calidad de vida de nuestros ciudadanos. Pero esa intervención sanitaria previa debe venir, también, desde la propia persona, a quien corresponde el papel más importante en el control de su salud. Cualquiera puede entender que el cuidado proporcionado por el sistema sanitario será mucho más eficiente si se reducen los factores de riesgo y si los pacientes con enfermedades crónicas adoptan una actitud saludable en el manejo de su propia vida. Atrás quedaron los tiempos en los que el médico era Dios y el paciente se limitaba a obedecer sin tener claro lo que le pasaba. Hoy en día, las decisiones a tomar deben ser compartidas entre el médico y el paciente, quienl tiene que hacerse responsable de seguir las recomendaciones que le hacen los sanitarios, adoptando un estilo de vida saludable y sabiendo utilizar los recursos que tiene a su alcance, lo que influirá decisivamente en el control óptimo de su enfermedad crónica.
ÉXODO RURAL EN TORRECAMPO Antonia Molina Luque
E
l término éxodo rural o éxodo campesino se refiere a la emigración, muchas veces masiva y continuada, de gente joven (adolescentes y adultos jóvenes) del campo a la ciudad. Este proceso es muy antiguo y se aceleró con la Revolución Industrial y, sobre todo, a partir de la segunda mitad del siglo XX. Con este artículo, solo pretendo hacer una aproximación de lo que fuera esa gran emigración desde Torrecampo a las grandes ciudades o a lugares turísticos, a donde el torrecampeño intentase descubrir otro modo de vida, en suma, un mundo mejor. Cuando hablamos con nostalgia de aquel, nuestro pueblo, con calles llenas de un montón de chiquillos jugando a la choca o al balón o a los calderones, de aulas en las escuelas con cuarenta y más alumnos, con ese día del Corpus en que las filas de niños y niñas vestidos de Primera Comunión parecían interminables, aquellas ferias de mayo en que la calle Gracia hervía de gente paseando a media tarde… Solemos oír eso de que “Torrecampo llegó a tener más de cinco mil habitantes”. Según los datos del INE (Instituto Nacional de Estadística), nunca llegamos a ser tantos. En total 4.420 en 1950, es el mayor número de habitantes alcanzados. El hecho de llegar o no a 5.000 habitantes, es lo de menos. Aunque sea así el dato, el caso es que Torrecampo era un pueblo muy habitado. Incluso vivía más de una familia
Primera Counión, Torrecampo 1954.
en muchas casas. Unas veces, los hijos que se iban casando se quedaban en la casa de los padres, y se juntaban dos y tres matrimonios con sus niños. Otras veces, se buscaban casas de alquiler y se convivía con los dueños. Pero Torrecampo se ha quedado vacío, muy vacío. Ahora, le sobran casas, muchas casas. Es uno de los pueblos de los Pedroches en donde más se ha acusado el descenso de población. Las causas que hicieron que los torrecampeños emigraran, son más o menos las mismas que las de cualquier pueblo cuyo único motor de vida era el campo. La vida para los trabajadores y su familia era muy dura. – No había medios de locomoción para ir y venir desde el pueblo al campo, donde trabajaban de gañanes, pastores, o porqueros principalmente. Por tanto, se quedaban a vivir con la mujer y los hijos en la choza, en condiciones lamentables. – Esos niños no podían ir a la escuela. Torrecampo 2019
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– Los dueños de los campos, les pagaban cuando recogían el grano o vendían los animales. Por tanto, había meses en que no tenían dinero para poder comprar el pan ni demás alimentos. Gracias a que en la mayoría de las tiendas del pueblo “les fiaban”, es decir, les iban anotando las compras, y después de cobrar, saldaban sus cuentas con el tendero.
En este último caso, la emigración de paisanos sucedió principalmente en la segunda mitad de los años 60 y principio de los 70, con el boom turístico de Benidorm. Algunos de los jóvenes que trabajaron allí en la hostelería, regresaban al pueblo una vez terminada la temporada. Pero hubo otros que se establecieron definitivamente formando familias que aún permanecen por aquellos lares.
– Los que vivían en el pueblo Mis padres y hermanos, Feria de 1957. Otra salida importante y trabajaban de jornaleros –en la época de siembra, siega, arrancar gar- de torrecampeños fue a Córdoba. La empresa banzos, coger aceitunas etc.– tenían los sueldos PRASA, fundada por nuestro paisano Pablo Romuy bajos. Y en los días y meses que no había mero Alamillo, fue el acicate principal para que actividad en las tierras, estaban parados. En es- muchas familias marcharan a nuestra capital de tas tareas también trabajaban muchas muje- provincia. res. – En ningún caso, estaban afiliados a la Seguridad Social, por lo que no tenían cobertura sanitaria de ningún tipo, ni opción a poder cobrar un subsidio de vejez. – Algunas personas podían pagar la Iguala Médica; en otros casos, ni les era posible. La Iguala Médica era una cuota fija mensual que se pagaba al médico del pueblo. Con ella, tenían derecho a ser atendidos los miembros de la familia cuantas veces fueran necesarias. Las medicinas se tenían que pagar íntegramente. De añadido, una larga enfermedad, a los más humildes los acababa de arruinar. No obstante, tengo noticias de que el Ayuntamiento contaba con unas ayudas, llamadas de Beneficencia, con las que auxiliaba ciertos casos de familias muy necesitadas. – Incluso otras familias que tenían sus propias tierras, acabaron igualmente yéndose del pueblo. Siempre con el objetivo de conseguir una vida de mejores condiciones para sus hijos. Vendieron sus cortijos y se compraron un piso en el destino elegido. En Torrecampo, la emigración empezó pronto. En la segunda mitad de los años 50 ya eran bastantes las familias que se habían desplazado a Madrid, que fue el destino principal de la emigración de los torrecampeños. Otros lugares elegidos por nuestros paisanos fueron Barcelona y la costa alicantina. 28
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A excepción de los casos referidos en la costa levantina, o de algunas familias que se trasladaban anualmente a la vendimia de Francia o la fruta leridana, nuestro pueblo no fue, como otros de nuestra comarca, de los denominados temporeros. La inmensa mayoría de familias que emigraron, lo hicieron para permanecer en su nuevo destino definitivamente. Algunos llevaban sus hijos, otros nacieron allí. Y allí han nacido los hijos de sus hijos… La suerte que nos queda, es que muchos de aquellos paisanos que marcharon, mantienen vivo el recuerdo del pueblo y de los familiares que aún quedamos y, aunque tardíamente, nos hacen una visita. Y los que dejaron sus casas sin vender, vuelven en vacaciones con sus y nietos, y las han ido adaptando a las comodidades actuales. Cuando me entero de que algún hijo o nieto de aquellos paisanos que emigraron, vienen al pueblo y compran una casa de esas muchísimas que hay en venta, me produce alegría. Ese hecho, hace que, al menos, Torrecampo no sea olvidado y perviva ese sentimiento de amor hacia el terruño de nuestros antepasados. Y los que vivimos en el pueblo, nos alegramos de ver a esos paisanos que nos visitan, aunque sea solo unos días y en fechas concretas del año. Nos alegra ver abiertas muchas de esas puertas que permanecen todo el año cerradas a cal y canto. Y ver gente en las tiendas y bares. Y grandes pandillas de niños y adolescentes que con júbilo animan las calles y parques.
PUEBLOS DE LOS PEDROCHES
HABITANTES AÑO 1950
HABITANTES AÑO 1970
HABITANTES AÑO 2018
DESVIACIÓN %
ALCARACEJOS
3.160
2.029
1.473
AÑORA
2.468
2.276
1.524
-38 %
BELALCÁZAR
9.590
5.425
3.273
-66 %
CARDEÑA
5.860
3.649
1.503
-74 %
CONQUISTA
2.192
1.063
401
-82 %
DOS TORRES
4.594
2.922
2.418
-47 %
FUENTE LA LANCHA EL GUIJO HINOJOSA DEL DUQUE PEDROCHE POZOBLANCO
-53 %
878
413
350
-60%
1.306
776
353
-72 %
15.629
10.190
6.868
-56 %
3.956
2.233
1.529
-61 %
14.703
13.317
17.222
+17 %
SANTA EUFEMIA
3.274
1.749
768
-76,5 %
TORRECAMPO
4.420
2.389
1.063
-76 %
15.934
11.270
8.774
-45 %
VILLANUEVA DEL DUQUE
4.060
2.596
1.494
-63 %
VILLARALTO
3.329
2.493
1.154
-65 %
EL VISO
4.708
3.798
2.568
-45,5 %
VILLANUEVA DE CÓRDOBA
Ahora, siguiendo los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística, voy a reflejar una tabla que muestra los datos de población en los diecisiete pueblos de nuestra comarca, Los Pedroches, en los años 1950-1970-2018 Observamos que el único pueblo que ha tenido un aumento de población, es Pozoblanco. Está claro que el descenso tan significativo en los demás pueblos y no en éste, es debido a que todos menos él, dependen sobre todo de la actividad agrícola y ganadera, es decir, del campo. Pozoblanco, en cambio, es un pueblo en donde el sector servicios es su principal motor económico, aparte de la fábrica COVAP que tiene un gran volumen de trabajadores y empresas asociadas. Pienso que su enclave geográfico dentro de la comarca, las fuertes inversiones por parte de la Administración y también, por qué no decirlo, su espíritu emprendedor, ha favorecido su aumento de población. Comprobamos que Torrecampo, a mediados del siglo pasado, ocupaba el 8º lugar en cuanto a número de habitantes de la comarca, justo el lugar central de la tabla. En la actualidad, ocupamos el lugar número 13 de la misma. Tan solo superamos a cuatro pueblos: Conquista, Fuente la Lancha, El Guijo y Sta. Eufemia. En cuanto al porcentaje de disminución de habitantes, Torrecampo es el tercer pueblo en descenso de población a causa de ese éxodo rural (76 %). Nos supera por medio punto Santa Eufemia, mientras
que Conquista, con un 82% es el pueblo que se ha visto más afectado. Es difícil que nuestro pueblo pueda conseguir una remontada espectacular en cuanto a número de habitantes, seríamos demasiado optimistas si pensáramos lo contrario. La falta de trabajo hace que los jóvenes tengan que marcharse. Así, la tasa de natalidad es bajísima. Exceptuando que en el 2018 nacieron 9 niños, estamos teniendo años en donde los nacimientos no pasan de tres, y en el presente 2019 no hay previsión de que nazca ninguno. Sería el primer año en la historia en donde el Libro del Registro quede en blanco. Y es una pena Por tanto, Torrecampo envejece… Y se va marchitando como esa rosa que va perdiendo uno a uno sus pétalos. Y los ves cómo cae uno, otro, y otro… Y se van quedando sobre el mueble que soporta al florero. Hasta que se retira la rosa ajada. Ojalá un aire fresco pueda renovar este jardín. Porque en él se respira aire sin contaminar. Porque goza de un sol que puede dar energía. Porque lo inunda la paz y el sosiego. Porque se pueden sembrar y producir alimentos saludables. Porque tiene una dehesa espectacular para el ganado. Porque con las nuevas tecnologías se podría trabajar desde él disfrutando de sus encantos. Porque lo habitan personas sensatas y acogedoras. Porque… Torrecampo 2019
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XIX CERTAMEN DE NARRATIVA CORTA ‘VILLA DE TORRECAMPO’ Por
Juan José Perez Zarco
XIX CERTAMEN DE NARRATIVA CORTA “VILLA DE TORRECAMPO” 4 DE MAYO DE 2019 Esther Cortés Bueno
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ste año, como los pasados, el salón de actos de la Casa de la Cultura estaba abarrotado. No era para menos, Jesús Molina era el maestro de ceremonias, había muchos niños-escritores esperando nerviosos, ante familiares, público y amigos y se entregaba el premio a la ganadora del XIX Certamen de Narrativa: Andrea Martínez. Un premio convocado por la Asociación Benéfico Sociocultural y Deportiva PRASA, por el Ayuntamiento de Torrecampo y la Hermandad de Ntra Sra de Las Veredas, y la colaboración en la publicación de los relatos de la Diputación de Córdoba. Este certamen tiene mucho que agradecer a un número variopinto de colaboradores, entre ellos, a los maestros del colegio Ntra Sra de las Veredas, por la labor continuada a lo largo del curso con la que consiguen que sus alumnos participen en este certamen. Aprovechamos estas líneas para felicitar a los ganadores de esta decimoséptima edición. Llevamos 19 años organizando un premio que debe su éxito en especial al trabajo de un nutrido grupo de personas, desde los organizadores, pasando por los lectores que hacen una criba inicial de los relatos, ajustándose a unos criterios más definidos cada convocatoria, hasta un jurado compuesto por 5 profesionales experimentados en literatura. A todos ellos, queremos dar las gracias por el tiempo y el interés mostrado. En definitiva, este Certamen es el resultado de la implicación de muchos, sin los que no sería posible hoy estar aquí reunidos. Porque para lograr que funcione un grupo social, un pueblo, su feria, el día a día se necesita la participación de cada uno de los ciudadanos. En un pueblo pequeño como el nuestro, las Asociaciones se convierten en organismos que articulan y canalizan parte de las actividades a lo largo del tiempo, de años (algo más de 20 años la Asociación a la que represento, muchos más la Hermandad). Una asociación no sólo facilita los cauces legales y administrativos, sino que mantiene en el tiempo el compromiso de un grupo de gente dando continuidad a un proyecto, ya sea cultural, religioso; en definitiva, para vitalizar el pueblo. Pero una asociación no es un ente abstracto, sino que requiere de gente dispuesta y disponible. Un pueblo necesita moverse, hacer cosas, como puede ser una revista, organizar sus fiestas, montar un viaje, administrar una biblioteca, hacer que mayores, jóvenes y niños salgan de sus casas y disfruten del privilegio de vivir en un espacio a la medida del ser humano, es decir, en un lugar donde es posible alcanzar una 30
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Ganadores 2018.
alta calidad de vida. En Torrecampo tenemos el espacio, el paisaje, el clima. Por ello, debemos implicarnos y actuar, como única forma de sostener este privilegio, de permitirnos vivir en nuestro pueblo: no es posible esperar a que sea otro (llamémoslo Ayuntamiento) quien haga funcionar el pueblo. El Ayuntamiento es uno más, los ciudadanos somos el resto, y las asociaciones pueden funcionar como canales de esos proyectos que dinamicen la vida cotidiana. Por todo lo dicho, aprovecho la ocasión que me brinda el estar aquí arriba, en nombre de la Asociación a la que represento, para hacer un llamamiento a todos los vecinos a participar en nuestras asociaciones con el fin de que no desaparezca aquello que consideramos que merece pervivir y, al mismo tiempo, nos anime a iniciar otros proyectos. Volviendo de nuevo al Certamen, este año el Jurado, compuesto por Miguel Torrico Galán, María Antonia Ochoa Macazaga, Rosa Galeano Cuenca, Juan Bosco Catilla Fernández y presidido por Félix A. Moreno Ruiz, ha examinado, valorado y concedido el premio al relato de Andrea Martínez Rey, “por su original historia, que despierta el interés del lector desde el principio, por su excelente ritmo narrativo y su final sorprendente” como así leemos en el acta. A diferencia de otros años, Andrea Martínez no es una autora veterana, sino una nobel escritora, joven y con trazas, y en opinión del Jurado, en la que se vislumbra un futuro prometedor en el arte de contar historias. Un premio, en esta edición, que servirá para animar a que Andrea Martínez continúe fabricando historias para los lectores. En las siguientes páginas, encontraremos las palabras de Jesús Molina, maestro de ceremonias, y unas palabras de Andrea Martínez, la ganadora de esta última convocatoria. Torrecampo 2019
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XVIII CERTAMEN DE NARRATIVA CORTA ‘VILLA DE TORRECAMPO’ Por
Juan José Perez Zarco
ENTREGA DE PREMIOS DEL DECIMONOVENO CERTAMEN DE NARRATIVA CORTA, Y DECIMOSÉPTIMO CERTAMEN DE CUENTO INFANTIL VILLA DE TORRECAMPO Jesús Molina
C
on nosotros se encuentran el señor alcalde Paco del Castillo; Esther Cortés, en representación de la Asociación Benéfico Sociocultural y Deportiva PRASA; Veredas Melero, concejala de cultura; y Laurentino Molina, secretario de la Hermandad de Ntra Sra. de las Veredas, a quienes cedo la palabra.
una referencia, y me enorgullece poder formar parte de un acto que, desde su nacimiento hace casi dos décadas, se ha ido consolidando como un Certamen de alcance internacional, siendo además una de las señas de identidad de nuestro pueblo, que nos sitúa en el mapa año tras año y lleva el nombre de Torrecampo a lugares de todo el mundo.
En primer lugar, me gustaría dar las gracias al Ayuntamiento, a la Hermandad y a la Asociación PRASA por haber hecho posible un año más la celebración de un acto tan importante para nuestro pueblo, así como al jurado encargado de la selección del relato ganador, a los profesores de los participantes en la modalidad infantil, y a todas las personas que han dedicado una parte de su tiempo y esfuerzo para poder participar en nuestro Certamen. También quisiera recordar, en una fecha tan especial para nuestro pueblo, a aquellas personas que ya no están con nosotros y que con su colaboración también hicieron posible que este Certamen siguiese adelante.
La verdad es que con la perspectiva que dan unos años lejos de casa, uno aprende a valorar lo mucho que este pueblo nos aporta. De una forma u otra, y estoy seguro de que a muchos de ustedes también le ocurrirá, me encuentro en mi día a día con situaciones que plantean un contraste, pero a la vez una vía para revivir y volver, aunque solo sea por unos segundos, a casa. Y es que, frente a la efervescencia y la prisa de la vida en casi todas partes, me resulta inevitable recordar la tranquilidad de un paseo por las calles de nuestro pueblo. Esas calles estrechas, perfectamente encaladas, casi ajenas al paso del tiempo, y aunque vacías de gente se llenan de recuerdos que hemos ido creando durante toda una vida. Cómo no imaginar que, en lugar de edificios, lo que nos rodea son esas encinas que han sido y son el motor de la actividad en nuestra zona.
A título personal, me gustaría agradecer a quienes me ofrecieron la posibilidad de poder conducir el evento. Me enorgullece tomar el relevo en esta labor a muchos paisanos que para mí son 32
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Pero por encima de lo pintoresca que resulta nuestra localidad, me gustaría dar un lugar especial al que creo que es su patrimonio más valioso, ese rasgo distintivo que no es otra cosa que sus habitantes. En un acto como este, me resulta imposible no reconocer el esfuerzo de todo un pueblo por mantener su identidad cultural, un pueblo que no se limita a apoyar con su presencia, sino que pone en práctica esos valores de generosidad, ayuda y sobre todo el trabajo, mucho trabajo desinteresado que lo caracterizan, y que hacen posible la organización de todos esos eventos que celebramos anualmente y que ayudan a conservar nuestras tradiciones e invitan a todo el que esté interesado a participar de ellas. Este sentimiento lo resume bien una aseveración de John Dos Passos. Este señor fue un novelista estadounidense, amigo de Hemingway que visitó nuestro país varias veces, y dedicó parte de su obra a describir la realidad de España a principios de siglo, y que afirmó que “se puede arrancar a un hombre de un lu-
gar, pero nunca podrán arrancar ese lugar del corazón del hombre”. Y es que allá donde esté, siempre llevaré con orgullo el nombre de Torrecampo. Pero además de la figura de nuestro pueblo, hoy también me gustaría reivindicar el valor de la modalidad infantil de este certamen, que este año celebra su decimoséptima edición. Y me gustaría reivindicarla porque, sin haber recibido quizá mucho reconocimiento, ha sembrado la curiosidad y ha servido de apoyo continuo para el desarrollo de la labor creativa de más de veinte generaciones de niños. Pero creo que para entender el valor de este certamen infantil debemos ir más allá del acto en sí, porque el verdadero premio que otorga a quienes hemos participado en él, es la posibilidad de contar, de inventar, o como es mi caso, de imitar a esos escritores que tantas horas de entretenimiento me proporcionaron. Debemos saber verlo como un elemento potenciador en la educación de los niños, como una forma diferente
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XVIII CERTAMEN DE NARRATIVA CORTA ‘VILLA DE TORRECAMPO’ Por
Juan José Perez Zarco
de implicarlos en la lectura y en la escritura con la que conseguimos que no sean meros espectadores, sino que sean partícipes del proceso, dándoles plena libertad a la hora de escribir, de manera que adopten la actitud que más atractiva les resulte. Eliminando las imposiciones, estamos ayudando a que vean el hecho de escribir como una forma más de entretenerse, a que decidan abrir un libro y no el teléfono móvil antes de irse a dormir, a que en lugar de verlo como una obligación que tengo que quitarme de encima para después ir a disfrutar de mi tiempo libre, decidan dedicarle parte de ese tiempo libre porque de verdad les guste. A mí, personalmente, una de las cosas que más me gustaba era, en los días de lluvia, ponerme en frente de la ventana con las enagüillas hasta el cuello y un buen libro delante. Y tampoco podré olvidar cuando en una Semana Santa me fracturé el tobillo, y como tenía que guardar reposo, fue Don Cándido, que no se si se acordará, y me llevó 5 o 6 libros para que pudiera entretenerme, algo que agradecí mucho porque él, que era mi tutor, sabía lo mucho que me gustaba. Y ese sentimiento de apego a la lectura es el que creo que estamos fomentando aquí. El propio Borges, en una conferencia universitaria dijo “De los diversos instrumentos del hombre, el más asombroso es, sin duda, el libro. Los demás son extensiones de su cuerpo. El microscopio, el telescopio, son extensiones de su vista; el teléfono, de la voz; luego tenemos el arado y la espada, extensiones de su brazo. Pero el libro es otra cosa: es una extensión de la memoria y de la imaginación”. Yo, como amante de la lectura desde muy pequeño, suscribo esas palabras, y estoy convencido de que el libro es la herramienta para aprender, para adquirir conocimientos y también para 34
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adquirir valores, para recordar y para olvidar, para opinar, para comunicarnos, para vivir la experiencia más intensa y a la vez para encontrar ese momento de tranquilidad que buscamos después de un día ajetreado. Y este abanico casi infinito de posibilidades es el que estamos acercando a los niños gracias a nuestro Certamen de cuento infantil. Como no podía ser de otra manera, el resultado de unir una idea así con la imaginación de un niño ha sido más que satisfactorio, y la mejor prueba de ello es la lista de relatos que resultaron ganadores el año pasado. Yo que he tenido la suerte de leerlos todos he de decir que me han sorprendido muchísimo por su originalidad, por la buena redacción en todos ellos, pero sobre todo por lo variados y lo interesantes que son los temas que tratan. Así que, si tenéis la oportunidad de leerlos os lo recomiendo de verdad, porque estoy seguro de que os van a encantar. Todos estos relatos se han recopilado en un libro que a continuación vamos a entregar a sus autores, así que si son tan amables de subir cuando los nombre, estos son los ganadores de la decimosexta edición de cuento infantil: Álvaro Sevillano Camacho, Nazaret Pérez Díax, Amanda Jiménez Villar, María Victoria Crespo Crespo, Carmen Díaz Rísquez y Lidia Márquez Delgado. Enhorabuena a todos porque son muy buenos cuentos. Como estoy seguro de que son también muy buenos cuentos los ganadores de este año, a los que si me permiten, me gustaría decirles, como alguien que hace solo 7 años estaba sentado ahí abajo como ellos, el mejor consejo que os puedo dar es que aprovechéis esta oportunidad, no abandonéis la práctica de la lectura y la escritura, porque somos unos privilegiados al recibir un estímulo tan potente por parte de este evento, y porque son las actividades más enriquecedoras a la hora de formarnos como alumnos, pero también como personas. En vuestro caso no he podido leer los cuentos, pero con unos títulos tan sugerentes estoy seguro de que no me van a defraudar. Así que, sin más dilación, los
ganadores de la decimoséptima edición del Certamen de cuento infantil son: • En 3º de Primaria, con el cuento “La orquesta fantástica”, María Pérez Serrano • En 4º de Primaria, el cuento titulado “Melisa, superlectora”, de Emilia Romero Obejo • En 5º de Primaria, “No les hagas ni caso”, de Nazaret Pérez Díaz • En 6º de Primaria, el cuento “Para el cielo con amor”, de Andrés Herrero Nevado • En 1º de ESO, con el relato “Stop”, María Teresa Romero Romero • En 2º de ESO, “Las mujeres sí podemos jugar al fútbol”, de Ana Belén Romero Calero. Vamos a pasar por lo tanto a la modalidad General donde la cosa ha sido muy diferente. Un año más, el Certamen de Narrativa Corta Villa de Torrecampo se reafirma como una cita importante en el panorama cultural, y buena prueba de ellos es la participación en esta edición, en la que se han presentado un total de 187 relatos una vez excluidos los que no cumplían las bases, algunos de ellos desde EEUU, Suecia, Argentina, Alemania, Reino Unido, México, Colombia, Portugal, Suiza o Israel. Creo que los datos hablan por sí solos, pero es precisamente ahora que estamos acomodados en el éxito, cuando todos debemos seguir trabajando para continuar esa progresión. Me gustaría agradecer la labor de los lectores encargados de la selección de finalistas, así como al jurado de esta edición, ha estado compuesto por Rosa Galeano Cuenca (profesora), María Antonia Ochoa Macazaga (psicóloga), Miguel Ángel Torrico Galán (profesor), Juan Bosco Castilla Fernández (Secretario de Torrecampo y escritor) y Félix Ángel Moreno Ruiz (profesor y escritor). Tras la selección de los relatos finalistas, se decidió otorgar el premio al relato titulado “El tesoro de Salisbury”, que fue presentado con el pseudónimo P. Iby y corresponde a Andrea Martínez Rey.
Andrea nació y creció en A Coruña (Galicia), donde ha estudiado Comunicación Audiovisual. Desde muy pequeña, es una gran amante de la literatura, e intenta pasar todo el tiempo posible viviendo en los mundos fantásticos imaginados por otros autores y por ella misma. Roald Dahl y J.K Rowling consiguieron que soñara con universos en los que todo es posible, y la animaron a escribir sus propias historias repletas de personajes pintorescos y criaturas extraordinarias. Actualmente, Andrea está escribiendo su primera novela juvenil, una aventura mágica en la que explora mitos del folklore europeo. Yo después de leer el relato de Andrea espero con ganas que salga esa novela porque desde el primer momento ha conseguido engancharme a la historia, manteniendo ese suspense que ha sabido rematar con un final sorprendente. Como todos los buenos libros, recuerdo que mi sensación al terminar de leerlo fue de satisfacción, pero también de rabia por no poder seguir leyendo y viviendo la historia un poquito más, pero por suerte estoy seguro que a Andrea le quedan muchísimas historias en el tintero con las que vamos a poder seguir disfrutando. [Sube al estrado la ganadora del decimonoveno certamen de narrativa corta, Andrea Martínez y dice unas palabras]. Y para cerrar el acto, la verdad que se me ocurren pocas formas mejores que con la actuación de un guitarrista como El Macareno. Nacido en Córdoba, desde muy joven ha acompañado a bailaores y cantaores en giras por Alemania, y como solista, además de fundar su propio tablao por el que han pasado los mejores artistas flamencos, ha dado multitud de giras internacionales y se ha dedicado a la enseñar la que es su pasión a los demás impartiendo clases de guitarra. Es un honor poder disfrutar hoy de un artista así en nuestro pueblo, así que, con ustedes, El Macareno. Torrecampo 2019
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XVIII CERTAMEN DE NARRATIVA CORTA ‘VILLA DE TORRECAMPO’ Por
Juan José Perez Zarco
TORRECAMPO Y YO Andrea Martínez
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n nuestra vida hay eventos que marcan un antes y un después, líneas de demarcación que dividen el camino en dos y que obligan a la mente a dividir el tiempo en épocas en las que somos una cosa u otra. La experiencia que viví en Torrecampo representa, para mí, esa línea divisoria.
Antes del Certamen de Narrativa Villa de Torrecampo de este año, yo era una temerosa autora anónima que tenía clara una única cosa: me gustaba escribir, me encantaba escribir, pero no era —no podía ser— una escritora. Porque mis libretas se llenaban de relatos durante el día, pero, de noche, regresaban al armario en el que estaban a salvo de ser leídas, de ser curioseadas y escrutadas, de ser juzgadas. Y escribía ideas en servilletas de papel y en el reverso de los recibos, en los márgenes de las revistas y de los periódicos, pero luego las encerraba, junto a las libretas llenas de palabras sin decir, en el armario. Tenía un secreto. Y tenía miedo. Mis libretas, mis escritos, mis apuntes desordenados, encerraban tantas cosas que a veces creía sentirlos vibrar dentro de su cárcel. Tenían páginas llenas de trazos vacilantes, de frases tachadas con rabia, aniquiladas, que destilaban miedo al fracaso. Tenían hojas y hojas escritas con el acuciante deseo de ser valoradas, queridas, suficientes… Pero nunca compartidas. Con nadie. Ni una hoja. ¿Cómo iba a ser escritora? ¿Cómo podía siquiera pensar en esa posibilidad, si mi mayor miedo era que alguien abriera esas libretas y que las palabras salieran a borbotones, felices de ser por fin libres? No era un sueño difícil de alcanzar; era un sueño imposible. Y aunque sabía lo irracional que era desear ser publicada mientras escondía mis páginas en el lugar más oscuro y recóndito posible, no podía evitar desearlo. Era una contradicción que me estaba partiendo en dos. El tiempo pasó y mis libretas siguieron acumulándose en el armario, creando una pila cada vez más alta, vibrando cada vez con más intensidad. Alguien cercano, que conocía mi secreto, me llamó la atención un día. ¿Cómo era posible que yo, que había tenido la suerte de crecer amando la literatura, que había recurrido a ella en cada momento de dolor en busca de consuelo, me atrevía ahora a encerrar todas mis palabras en un armario? ¿Cómo podía maltratarla así? ¿Es que no me daba cuenta de que solo compartiendo podía devolver el favor que tantos autores me habían hecho? ¿Cómo tenía la poca vergüenza de imaginar todas esas historias y luego no dejarlas crecer? Después de esas palabras tardé mucho en despertar, tardé tanto que la cama se me hizo ridículamente pequeña, pero en cuanto abrí los ojos ya no pude volver a ce36
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rrarlos. El tesoro de Salisbury era el último relato que había escrito, y uno de los pocos que había dado el salto de mi libreta a mi ordenador. Estaba dispuesta a enviárselo a alguien, a quien fuera, para quitarme de encima el miedo que me atenazaba. Pero tenía que hacerlo a lo grande, tenía que compartirlo con el mundo, y no sólo enviárselo a un amigo que me ofreciera a cambio un educado mensaje de apoyo, una palmadita en la espalda. Tenía que enfrentarme de verdad al problema. Cara a cara. Tomar una pequeña porción de mi mente, ponerla delante de un público honesto y esperar… ¿Qué era lo peor que podía ocurrir? Mi relato cumplía las bases de un único certamen, debido a su longitud. Fue una señal. Lo envié ese mismo día, al límite del cierre, y dentro del sobre, junto con las copias de mi manuscrito, se fue el miedo hecho pedazos. El Día del Libro, cuando recibí la llamada, se empezó a trazar esa línea divisoria entre la persona que era antes y la que estoy empezando a ser. El cariño con el que me recibieron días después en Torrecampo, las palabras de aprecio de sus habitantes, y el increíble afecto del que me vi rodeada terminaron de trazar la línea. Me sentí en casa, a pesar de estar a más de mil kilómetros de distancia, porque por fin se estaba cumpliendo aquello que más ansiaba, aquello con lo que había soñado siempre. Por fin podía decir las más grandes palabras: «voy a ser publicada». La experiencia en Torrecampo no solo me ha demostrado que tengo cierto valor como autora; también me ha animado a escribir a diario y a compartir lo que escribo sin vergüenza ni miedo, solo con el deseo de volver a recibir un reconocimiento. Desde entonces, el certamen ha actuado como un talismán de la suerte, y me está acompañando en mis más recientes éxitos. A finales de este año, mi primera novela infantil será publicada en México, y espero que pronto pueda estar también en las librerías de nuestro país. Sé que nunca se volverá a repetir la sensación que tuve al ganar mi primer certamen literario, y por eso he de dar las gracias a toda la gente que trabajó para que fuera una ocasión tan especial, tan llena de música, de amistad, de lágrimas y de palabras bellas. Espero volver a Torrecampo y ser testigo de otra carrera que comienza gracias al esfuerzo y el cariño de un pueblo unido. Torrecampo 2019
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BELLEZA EFÍMERA Esther Cortés Bueno
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ste año nuestra Asociación ha vuelto a participar en el concurso de Muñecas de San Isidro. Luis Blanco ideó, diseñó y dio vida a Juana de Arco para volver a quemarla como hicieran hace más de 500 años en Rouen, aunque en esta ocasión sin dolor y junto a la Caseta Municipal. La muñeca presentada por nuestra Asociación no se ajustaba a las normas del concurso y, de esa manera, tenía garantizado el fuego, que purifica y da sentido a la noche de San Isidro. Conservar un trabajo que está pensado para una vida corta, efímera, es un flaco favor a sus creadores. Estas muñecas están hechas con habilidad e ingenio, utilizando materiales nada resistentes al paso del tiempo (la humedad, el polvo, los cambios de sitio). Naturalmente, cuesta quemarlas cuando apreciamos su belleza y valía, pero el tiempo las maltrata, les priva de su poder de sorprender a aquellos mismos que las admiraron recién terminadas, obras efímeras que han de seguir siéndolo, donde el recuerdo (y la fotos) dejarán ese buen sabor de boca del primer encuentro. En nuestra opinión, ni contamos con medios ni parece sensato habilitar espacios donde almacenemos muñecas año tras año. Por esta razón, el sacrificio en la hoguera de esta Juana de Arco y el resto de compañeras ha valido para reavivar la magia del fuego. 38
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MEMORIA DE LA ASOCIACIÓN DE JULIO A JULIO Junta Directiva Este último año, nuestra Asociación ha llevado a cabo el proyecto presentado y aprobado en Asamblea General, con el propósito de aportar nuestro granito de arena para dar vida a Torrecampo. El 28 de julio de 2018 disfrutamos del XIX Certamen de Bandas, de nuevo, en la amplia Plaza de la Iglesia. La Agrupación Guadamora y la Asociación Musical San Sebastían de Villaverde del Río (Sevilla) eligieron piezas modernas para aquella noche y todo resultó perfecto gracias a los desvelos y buen hacer de Apolinar Toledo. Como viene siendo habitual, la organización y los costes corrieron a cargo de nuestra Asociación, y hemos de agradecer al Ayuntamiento la cartelería (Guadalinfo) y folletos, cedernos el lugar e instalación de sonido y luces, sin olvidar la limpieza del día siguiente.
se ha recuperado con la venta. Todavía podemos hacernos con un ejemplar comprando por Internet (a través de https://www.17pueblos.es/tienda/). El libro lo presentamos en agosto en nuestro pueblo, con una acogida numerosa de público, al igual que, en noviembre, en Pozoblanco. La presentación corrió a cargo de Juan Bautista Carpio, junto al entonces alcalde, Paco del Castillo, que dio la bienvenida al público asistente.
La excursión del pasado año nos llevó hasta Jerez de los Caballeros, en Extremadura. Compartimos el viaje 67 socios, nos hizo buen tiempo, pero el pueblo tenía poco que ofrecer: todo estaba cerrado el sábado por la tarde. Por lo demás, echamos un buen día.
Foto de Francisco Romero.
Este año, hemos iniciado un nuevo camino para apoyar a nuestros creadores locales, ya sean escritores, pintores o los que nos propongan proyectos para disfrute de los cinco sentidos. Por fin, después de años intentando publicar los dibujos sobre elementos arquitectónicos de los Pedroches, de Bruno Pozo, surgió la fórmula perfecta gracias a la editorial 17 Pueblos.com, que nos propuso una coedición. Los resultados han sido mejores de los esperados, pues el coste del libro Torrecampo 2019
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Al libro de Bruno, le ha seguido la presentación de dos libros más: Las Sílabas del día, y Terror en Los Pedroches. El libro de haikus de Pérez Zarco lo presentó Pepa Jurado López, en la Casa de la Cultura en noviembre. Con cariño y maestría nos desveló los secretos de estos poemas que hablan de nuestro paisaje y del hombre, arropada por un público muy numeroso. La última presentación la hemos dedicado al Terror en Los Pedroches, de Félix Ángel Moreno, el pasado junio, hace poco más de un mes, presentado por Isabel Fernández (editora de 17 Pueblos.com), y con la presencia de la Alcaldesa Paqui Alamillo, quien dio la bienvenida a cuantos allí estábamos.
Este año hemos participado en la fiesta de San Isidro, presentando una Juana de Arco, obra de Luis Blanco, que quedó fuera de concurso por no ajustarse a todos los requisitos de la convocatoria, pero estuvimos allí, apoyando la fiesta y formando parte del jurado. También fuimos integrantes del jurado de Carnavales, con el propósito de colaborar con las actividades del pueblo, como uno de nuestros objetivos. Este año hemos celebrado el XIX Certamen de Narrativa Villa de Torrecampo, presentes tanto en la organización como en colaboración económica. Nuestro joven paisano Jesús Molina presentó el acto y el premio ha recaído sobre Andrea Martínez con el relato “El tesoro de Salisbury” 40
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Por otra parte, como anunciamos en la última Asamblea, las visitas guiadas han pasado a ser responsabilidad del Ayuntamiento, aunque, a pesar de ello, durante este año se han guiado dos grupos, a cargo del director del Museo PRASA-Torrecampo, Juan Bautista Carpio Dueñas: una primera excursión al grupo de Quintos de 1968 (6 de octubre de 2018), y a los socios de “El Hermanamiento Pozoblanco – Le Mée sur Seine” (1 de junio de 2019). Agradecemos a Juan B. Carpio desde la Asociación su colaboración desinteresada.
Celebramos la Asamblea General el 22 de febrero, con una escasísima participación: 24 asistentes de un total de 241 socios (el año 2018). En ella presentamos las cuentas y la memoria del año 2018, y anunciamos la propuesta de actividades y los presupuestos para este año en curso, que fueron aprobados por unanimidad, se discutió nuevamente la posibilidad de nuevas actividades sin llegar a concretar, y se eligió por votación a mano alzada el lugar para el viaje de octubre: Úbeda. Nota: todas las presentaciones de libros pueden escucharse íntegramente en https:// www.17pueblos.es/
MOVIMIENTO NATURAL DE POBLACIÓN EN TORRECAMPO AÑO 2018 M.ª Pilar Almeida Rivero Secretaria del Registro Civil
Eluney Hari Enriquez
Marcos Fernández Vidal
22 de febrero de 2018 Rubén e Inés María
16 de abril de 2018 Luis y Esther
Coral Castillo Pastor
María Campos Alamillo
27 de abril de 2018 Benjamín y Antonia
7 de junio de 2018 José Manuel y Ana Belén Torrecampo 2019
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Gonzalo Romero García
Pedro Crespo Romero
21 de agosto de 2018 Antonio Ángel y Eva María
18 de septiembre de 2018 Pablo y Lidia María
Hugo Portal Santofimia 29 de septiembre de 2018 Jesús y María José
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Julio romero Romero
Carmen Romero Herrero
07 de diciembre de 2018 Juan Manuel y Laura
11 de diciembre de 2018 Javier e Irene
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FALLECIERON NOMBRE Y APELLIDOS Juan Martínez Fernández
LUGAR Y FECHA DEFUNCIÓN Torrecampo, 03/01/2018
Sebastián Santofimia Crespo
Pozoblanco, 28/01/2018
José Herrero Romero
Pozoblanco, 31/01/2018
Faustina Romero Romero
Torrecampo, 14/02/2018
Nicolás Fernández Ranchal
Pozoblanco, 24/02/2018
Anastasio Moreno Romero
Pozoblanco, 25/02/2018
Anastasio Moreno Romero
Pozoblanco, 25/02/2018
Cándido Campos Fernández
Torrecampo, 07/03/2018
Juan Moreno Pastor
Leganés, 17/03/2018
Antonia Rey Alamillo
Alcalá De Henares17/04/2018
Juan Sánchez Herrero
Baena, 01/05/2018
Juan-Antonio Jordán Crespo
Fuenlabrada, 27/04/2018
María-Lucas Ruiz Ruiz
Villajoyosa, 23/05/2018
María-Rosa Cabrera Pastor
Torrecampo, 20/06/2018
José Rodríguez Moyano
Pedroche, 08/07/2018
Inocencio Cortés Fernandez
Villanueva Del Duque, 15/07/2018
Juana-María López Pastor
Madrid, 27/07/2018
Estefana Gil Romero
Pedroche, 12/08/2018
Eusebio Fernández Pérez
Pozoblanco, 15/08/2018
Máximo Pastor Ruiz
Vva. Del Duque, 17/08/2018
Emilia Castro Romero
Torrecampo, 18/08/2018
Aurelio Romero Blanco
Pozoblanco, 23/08/2018
Pablo Brígido Germán
29/08/2018
Angel Romero Crespo
Écija, 14/09/2018
Josefa Quintana Romero
Alfas Del Pi, 25/09/2018
Carlos Crespo Fernández,
Mutxamell, 19/10/2018
Domingo Fernández Fernández
Guadalajara, 31/10/2018
Ursicina Luque Fernández
Madrid, 26/07/2018
Antolina Andújar Campos
Torrecampo, 10/11/2018
Sebastián Andújar Sánchez
Pozoblanco, 10/11/2018
Manuel Tirado Márquez
Jerez De La Frontera,15/11/2018
Manuel Marquez Ranchal
Puertollano, 28/11/2018
María Risquez Santofimia
Pozoblanco, 30/11/2018
SE CASARON NOMBRE Y APELLIDOS Javier Caballero Cabrera y Mª de las Nieves Cabrera Pastor
FECHA Torrecampo, 21/04/2018
Carlos del Castilo Pérez y Soraya Ranchal Soto
Torrecampo, 19/05/2018
Ricardo Romero Romero y Mª Elena Ruiz Villafranca
Madrid, 19/05/2018
Juan Florencio Campos Sánchez y Priscila Campos Crespo
Torrecampo, 26/05/2018
Juan José Sanjuán Lara y Veredas Ortega García
Torrecampo, 12/06/2018
Andrés Castro Campos y Dolores Acedo Heredia
Torrecampo, 10/08/2018
Diego Gómez Vioque y Patricia Sánchez Romero
Benalmádena, 18/08/2018
Lázaro Moyano Fernández e Isabel María Manosalbas Rubio
Pedroche, 25/08/2018
Oliver Luque Romero y Belén Dueñas Agudo
Pozoblanco, 01/09/2018
Tomás Miguel Moyano Romero y Natalia Soto González
Torrecampo, 08/09/2018
Francisco Miguel Blanco Cambrón y Josefa Estrella Romero Moyano
Torrecampo, 15/09/2018
José Luis Pérez Fernández y Ángeles Tirado Torralvo José Manuel Soto Moyano e Isabel Carrillo Alcalde
Madrid, 04/10/2018 Dos Torres, 20/10/2018 Torrecampo 2019
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LA VIDA EN EL CAMPO EN LOS AÑOS 50 DEL SIGLO XX LOS PASTORES DE OVEJAS Luis Castro Herrero
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e han pedido que escriba algo sobre la vida y el trabajo en el campo. Voy a intentar contar la vida y el trabajo en los años 50. Tendrán que perdonarme los fallos porque yo no he escrito nunca un artículo antes de ahora. En este primer artículo voy a hablar sobre los ganaderos, en otros lo haré sobre la agricultura. Los ganaderos principalmente se dividían en pastores, vaqueros de vaca retinta y porqueros. También había vacas de leche, pero yo no tengo ningún dato sobre ello. Los pastores son las personas que se dedican a cuidar las ovejas. Generalmente vivían en chozas. Además, cambiaban de lugar según la estación del año y las chozas se instalaban cerca de los corrales para poder protegerlos de lobos, animales que todavía por aquel entonces vivían por esta zona. La choza era un habitáculo hecho con troncos y chamiza (ginesta, juncos o pajones de cereal) de unos 7 ó 8 metros de diámetro y unos 5 ó 6 metros de altura. Los troncos se colocaban en forma de cono y con la chamiza se iban cubriendo para que el frío no pasase ni el agua la calase. Cuando estaba bien recubierta, se le ponían unas cuerdas alrededor, normalmente de corteza de adelfa y de vencejo torcida de ginesta, para sujetar la chamiza. Luego se cosían bien, ¡no se la llevase el aire! Cerca de la choza, casi siempre se hacía un chocito pequeño para guardar 44
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las gallinas, así todas las noches se cerraban y se las defendía de las zorras. En la choza, normalmente, vivían dos familiares: uno, el mayoral; el otro, el zagal. En un espacio tan pequeño había que ingeniárselas para vivir todos, aunque la convivencia entre las dos familias solía ser muy buena. De todas formas, la vida en una choza no era muy cómoda porque, aunque se cubría muy bien, los días de viento en especial eran duros. Dentro de estos 7 u 8 metros había que instalar la vivienda. Todas las camas se fabricaban con 4 palos clavados en el suelo y unos horizontales que hacían de somier. Casi siempre se ponía encima un jergón de paja y se ordenaban en círculo dentro de la choza. Por la noche, para preservar la intimidad entre las familias, se separaban los espacios con mantas colgadas. Había también unas cantareras para los cántaros del agua de beber. Por cierto, el agua era de cualquier pozo que hubiese a unos 400 ó 500 metros de la choza y se iba a por ella en cubos o con el cántaro a la cabeza. Por supuesto, se consumía poca, porque era muy trabajoso de averiguar y no había tiempo para traerla. En el centro se ponía la candela (fuego) para calentarse cuando hacía frío y para hacer la comida. El humo salía por donde podía y, aunque parezca difícil de creer, muy pocas veces ardía una choza, porque el fuego se hacía bien pequeño y
se cuidaba de que no levantase mucha llama. En verano, el fuego se sacaba de la choza y se hacía un hogarín (hecho de piedra) a unos 10 Ó 20 metros, para evitar los incendios. Había un espacio para poner las orzas, donde se metía, para su conservación, el tocino, morcilla y carne, tapadas de pringue (aceite quemado o manteca de cerdo derretida). Hay que pensar que sólo se venía al pueblo una vez por semana o cada 15 días, según la distancia. Casi en el centro de la choza, colgaban la cesta del pan, donde estaba el pan, las cucharas, los tenedores y el trapo con el que cada uno se limpiase. No se utilizaban cuchillos porque la gente del campo siempre ha tenido navaja. La conservación del pan era complicada, pues no había bolsas de plástico. Se metía en un costal pero, como entraba aire, se ponía duro, así que el sistema era el siguiente: los primeros días, bien. Los de en medio, duro y los últimos, remojado con agua. La cesta se colgaba en un gancho o cuerda, lo más alto posible para que no subiesen hormigas o cualquier otro bicho. No hacían falta armarios, porque se cambiaban de ropa una vez a la semana o cada 15 días, cuando venían al pueblo. El alumbrado se resolvía con un candil de aceite o carburo. La luz era muy pobre pero, la verdad, es que se utilizaba poco tiempo, sólo el necesario para hacer la cena o acostarse. Se acostaban bien temprano porque venían cansados, el tiempo de ocio era muy poco, se iban con el ganado al venir el día y regresaban a la puesta del sol. La higiene era poca, había poca agua. Se lavaban los pies, la cara y las manos en una palancana o cubo de hierro. Las necesidades fisiológicas se hacían en pleno campo fuese verano, invierno, lloviese o hiciera frío. El menaje lo formaba normalmente una sartén de rabo largo, pequeña y otra más grande para las migas, un azafate rectangular, un plato redondo y un dornillo (especie de fuente honda de madera). Los desplazamientos se hacían a pie o en una burra, eran muy lentos, 6 km. por hora; por eso se venía poco al pueblo, pues si había 6 km, se tardaba una hora, pero si estaban a 15 km, se tar-
daba casi 3 horas y, al otro día, había que estar en el corte a primera hora. Además, tenían que ir cargados con el hato, cuando el viaje para la semana o para 15 días. La comida de los pastores casi siempre era la misma. Por la mañana, migas, ajo de pan, ajo de harina. Al medio día garbanzos, habichuelas, gazpacho de postre. En verano, se solían hacer ensaladas para el postre pues, casi todos, tenían huertecillo cerca de la choza, se hacían picadillos de tomate y pepino, o ensaladas de lechuga, col, verdolaga y unas matas salvajes que solían crecer en los arroyos durante el verano. Por la noche, otra vez gazpacho con morcilla y, a veces, arroz. Cuando el pastor estaba lejos de la choza, por motivos del pastoreo, comía de fiambre, morcilla, tocino y, si había suerte, se comía alguna liebre o conejo; en tiempo de verano, los pajarillos, pues llevaba algo de carne. La comida del mediodía se cargaba en una fiambrera de lata que, normalmente, se metía a la vez en un zurrón, y el agua en una botija (un recipiente de barro con una boca y dos asas). Por las asas se le pasaba una cuerda y se llevaba todo el día colgada en el costado, de ahí el refrán de que estás más caliente que la panza de una botija, porque la panza iba todo el día pegada al cuerpo. El trabajo de pastor consistía en estar todo el día con las ovejas, pues en aquellos años no había alambradas y tenían que estar pendientes de que no pasasen a casa del vecino ni de que pisaran los sembrados. Además, en las fincas grandes había varios atajos de ovejas y cada una pastaba en una zona, sin poder juntarse unas con otras. Así que el pastor andaba todo el día a cuestas con el zurrón, la botija, la garrota y un perro que le ayudaba en la guardería. Por la noche siempre las llevaba a dormir al corral porque no se podían quedar sueltas, ya que, como decía más arriba, había algunos lobos. Un mastín grande ayudaba a hacer frente a los lobos. El corral no estaba fijo, se cambiaba de lugar todos los días para estercolar la tierra. La vida del pastor no era muy estresante, pero tenía que estar todo el día fuera, con lo cual trabajaba muchas horas, bajo la lluvia, hiciera frío o calor. Torrecampo 2019
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«CAMAROTE EXTERIOR» Javier Abelardo
Javier Abelardo ganó el pasado 2018 el XVIII Certamen de Narrativa Corta ‘Villa de Torrecampo”, se entusiasmó con el pueblo y, este año decidió visitarnos de nuevo para recibir a la última premiada, Andrea Martínez. En esta ocasión, nos ofrece otro relato de su cosecha, premiado en el VI Certamen Literario María Carreira (Antequera, Málaga).
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llí estábamos cual Rodrigos de Triana oscuros prestos para zarpar. Nuestros anhelos, esperanzas, sufrimientos o miedos llenaban nuestras raquíticas mochilas como las prendas de las más exclusivas boutiques llenan las Samsonites de los cruceristas occidentales, recordándonos, por comparación con ellos, cuan famélicas eran nuestras carteras o cuan orondas, obesas, grasientas, eran las suyas. Habíamos contratado nuestro crucero particular por el Mediterráneo, a una «Agencia de Viajes» de Nador al precio más ajustado que habíamos podido encontrar. Una travesía del estrecho en patera es un pequeño paso para la humanidad, pero un gigantesco paso para un hombre, para determinado tipo de hombre, ese que tiene la piel quemada por el sol africano, la moral abrasada por la tiranía, su tierra confiscada por un ejército o por una guerrilla, su mujer, su hermana o su hija raptada por una facción de tal o cual milicia, sus bestias ahogadas de hambre dentro de su propia piel. No se elige esto porque sí, parece decirle con la mirada al bucanero que le arranca de las manos sus últimos dólares, su postrero orgullo, el resultado de vaya usted a saber qué desesperada maniobra oculta llevada a cabo sin escrúpulos para poder reunir aquel fajo que tan poco tiempo permanece junto a quien ha parecido nacer para vivir con los bolsillos siempre vacíos, tristes, como abandonados a una suerte ajena, cruel. La travesía se iba a iniciar en Kariat Arkmane, pero como por culpa de las corrientes no se podía zarpar desde allí, nos tuvimos que buscar por nuestra cuenta el desplazamiento hasta la playa de Tibouda. De nada sirvieron nuestras reclamaciones a la Agencia, que lo único que nos prometió fue hacer lo posible para, a nuestro destino, hacernos llegar una compensación. Ja, ja. El primer libro de empresa que aquellos filibusteros tendrían en el hipotético caso de dar de alta su negocio no sería, desde luego, el de quejas y reclamaciones. Al llegar a la playa, exhaustos, agarrotados, entregados a un destino que podía hacer con nosotros lo que le viniera en gana, lo que tuviese a bien hacer, al fin fuimos instalados a bordo. Por supuesto, todos en camarote exterior. Para una vez que 46
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nos liábamos la manta a la cabeza, empeñándonos hasta las cejas, no nos íbamos a andar con miserias. Pues menudos somos nosotros... Zarpamos a las 2:12 horas rumbo al noreste. Aquellos momentos eran, según nos dijeron, los más comprometidos de la travesía. Había que atravesar el trecho entre la punta de Tibouda y la zona de influencia de Melilla en el menor tiempo posible, evitando así todos los riesgos que para nuestro crucero se podían originar en las proximidades del Faro melillense, de modo que el capitán ordenó a todos y cada uno de nosotros permanecer inmóviles en nuestros cubículos hasta nueva orden. Al parecer, la mar no estaba para bromas. Nos obligaron a agacharnos cada cual sobre la espalda del viajero que tenía delante, apoyando la mano sobre su hombro y la cabeza sobre su espalda, y nos taparon con lonas de plástico negro de manera que para ver algo había que levantar un poco la lona con la mano que quedaba libre. La negruzca y húmeda noche se resquebrajaba sobre nuestras cabezas mientras el agua, también oscura, pesada como aceite y sucia de gasóleo, ya alcanzaba nuestros tobillos cuando aún no habíamos terminado de alinearnos y parecíamos una metafórica fila de cucarachas avanzando por un corredor con destino final en una cámara de gas etérea y maléfica devoradora de ilusos confiados de piel oscura y alma adormecida por el dolor. Yo pensé, en mi ingenuidad, que a medida que avanzara la noche el humor del capitán iría mejorando, pero no fue así. Una vez dejado atrás el destello del faro le escuché decir al contramaestre que había demasiado tráfico y que a ese paso se les iba a ir el negocio a tomar vientos. No dejaba de mirar a todos lados, como temiendo toparse con algún iceberg, ejerciendo la responsabilidad que no ejerció el capitán del Titanic en su día y que terminó ocasionando la muerte de todos aquellos alter ego nuestros, todos aquellos confiados grumetillos a quienes el color claro de su piel no ayudó en aquella ocasión a mantenerse a flote. La noche fue movidita. Lo motores de la embarcación a cada poco quedaban fuera del agua rugiendo como lobos de mar hambrientos, y el sonido nos hacía temer lo peor, hasta que el piloto conseguía superar el golpe de mar y volver a clavar las hélices bajo la espuma salífera. Yo no me podía explicar cómo una agencia seria, conociendo como debía conocer los partes meteorológicos, había autorizado la partida de la embarcación. El frío nos atería hasta hacer castañetear nuestros dientes y los huesos nos dolían de tanto 47
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golpetazo, tanto sube y baja, tanto permanecer en nuestros aposentos sin apenas estirar las piernas. Hay ocasiones en las que no es recomendable para el viajero el camarote exterior por mucho que para los consumidores de alto standing sea algo tan fundamental como disponer de Champagne en el desayuno. No lo es, desde luego, para quienes tengan que realizar una travesía como aquella en un raquítico esquife con motores fuera borda manejado por un pendejo con las manos llenas de billetes sin blanquear y la conciencia tan anestesiada que parecería tranquila. Terminó la lobreguez, y con ella también la borrasca. El amanecer nos dejó un Mediterráneo calmo, cálido y parsimonioso que por un instante nos permitió pensar que sí, que habíamos acertado. Podríamos contarle a nuestros familiares y amigos que el servicio de la agencia de viajes de Nador valía la pena pese a todo. Pero la alegría suele permanecer muy poco tiempo junto al pobre, ya sea en su casa o en un crucero por el Mediterráneo. El buffet del desayuno solo disponía de pescado crudo, y únicamente para los más espabilados. Hubo quien ni siquiera hizo ademán de moverse para echárselo al coleto. A medida que avanzaba el día, el sol empezó a castigarnos con dureza. Fue entonces cuando nos dimos cuenta de la escasez de zonas sombreadas que había para los pasajeros y para la tripulación. Menos mal que somos gente acostumbrada. A la hora del almuerzo, una mujer se puso de parto. Como es fácilmente comprensible, las pateras que surcan las aguas del Mar de Alborán a cambio del dinero negro de los negros no disponen de servicio médico. Fue el propio capitán quien atendió a la parturienta. Dejó a su ayudante al mando de los motores y organizó una especie de camilla en el centro de la embarcación utilizando para ello el espacio libre que quedaba entre tres de los travesaños que hacían las veces de asiento, espacio que rellenó con bidones de combustible. No era la primera vez que se veía en semejante tesitura. Nada más tumbar a la mujer, se agachó, se asomó a su entrepierna con la familiaridad con que podría hacerlo un ginecólogo en cualquier maternidad y al poco levantó la mirada. Se comunicó con el piloto a través de los ojos. Aquello no iba bien. Se intuía. No había dolor en su expresión. Un albañil a quien un azulejo se le hubiera desviado dos milímetros de la perpendicular del anterior durante el alicatado de un cuarto de baño miraría a su ayudante con una preocupación mayor. Aquella era otra mirada. Era el gesto de alguien que llega justo de tiempo a una cena y se encuentra con Torrecampo 2019
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que el camión de la basura está provocando en una calle unidireccional un pequeño atasco, o el de la madrina que llega al bautizo y se percata de que lleva abrochada su sandalia derecha un poco menos ajustada que la izquierda. Se agacha, se desabrocha el pie derecho, lo vuelve a abrochar un agujero más cercano a la hebilla, toma al niño en brazos y ya está dispuesta para que le echen el agua bendita. La criatura nació muerta y fue arrojada inmediatamente por la borda al agua maldita y salada, a la franja mojada que separa dos universos que se encuentran en el mismo mundo, dos galaxias dentro del mismo pañuelo doblado por las esquinas sin que cuadren las costuras. La madre agonizó durante horas, luchó, trató de ahorrar hasta la última bocanada de aire pero murió desangrada y corrió la misma suerte. Entonces nuestro particular caudillo nos dijo, esgrimiendo su pistola e indicando la canana, que si alguien contaba algo de lo sucedido se podía olvidar de volver a ver con vida a sus familiares. Todos asentimos. Ya he dicho que somos gente acostumbrada. Tras tantos sucesos, a la hora de la cena nadie rompía el silencio. Más que una cena parecía un cenagal. Hubo, esta vez sí, pescado crudo para todos. De lujo, vaya. Sushi fresco a tutiplén. Yo sí comí. Otros no lo hicieron. Cuando has tenido que ver ciertas desgracias no es que estés preparado para padecerlas, pero sí lo estás para saber que tu vida ha de continuar cuando las padezcan otros. En esas ocasiones hay que volver a los instintos primarios, al abc de la alimentación que dice que si no ingieres alimentos las fuerzas te abandonan. Luego ya podrás debatir si esas fuerzas te pueden ayudar a jugar una partida de golf con tus amigos o a sujetarte con fuerza a una patera para no acabar siendo comida para peces. Yo, cuando embarqué, ya había visto morir a gente a tiros, a machetazos, había visto robar niñas, esclavizar a menores, arrasar pacíficas aldeas. El doctorado en desgracia y ruina humana te hace soportar visiones como la de aquel parto frustrado con entereza y sabiendo siempre que al que no puedes disparar con tu ira es precisamente a quien lleva las pistolas. Las aguas parecieron enfurecerse nuevamente. Otra noche de salto en salto. Cuatro pasajeros sin fuerzas para resistir cayeron al mar sin que nadie se inmutara por ellos. Nuestra travesía parecía llegar a su fin. Las luces de la costa crecían y renovadas esperanzas aceleraban el ritmo de nuestros corazones. Íbamos a llegar sanos y salvos. Al final la agencia no fue tan mala. Disfrutamos de una 48
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fiesta de disfraces y todo, como en los cruceros de occidente. La patera se estrelló contra una zona rocosa y de pronto nos vimos rodeados de amables empleados vestidos de guardias civiles y de médicos de la Cruz Roja. Aquello sí fue divertido de verdad. Nos dieron comida y unas mantas térmicas doradas y relucientes, casi flamígeras, que parecían confirmar que habíamos llegado de verdad al edén, a la tierra prometida. Algunos incluso nos hablaban con ternura y nos acariciaban con sus guantes de látex. Cuando necesitas calor, ternura, cariño, cuando estás aterido, desesperado, no diré que es lo mismo que sin guantes, pero el cobijo con ellos puestos digamos que sirve, que reconforta, por mucho que te haga pensar si es de verdad la atención cuando te la prestan con tanta profilaxis. Lo cierto es que la atención nos la prestaron a todos menos al capitán, que se lo llevaron esposado. No nos preocupó demasiado. Sabíamos que en pocos días andaría suelto de nuevo. Las gentes de mi condición siempre tendemos a pensar que el dinero revoca cualquier orden de detención y aniquila el ansia de impartir justicia de cualquier juez o de cualquier autoridad. Ahora, con el tiempo, me han explicado que existen leyes y procedimientos que dificultan mucho darles su merecido a los miembros de las mafias, que siempre se aferran a cualquier subterfugio y terminan en la calle. Pero yo sigo sin entenderlo. No dejo de pensar en ello mientras voy saldando mis deudas vendiendo bolsos por la playa. Al final pudimos comprobar que las historias que contaban en África pasajeros de viajes anteriores eran ciertas. Si no tenías papeles y no hablabas, pasado un tiempo, como no sabían a qué país devolverte, te subían a un autocar y te soltaban en alguna ciudad a hacer tu vida, a vender gafas de sol, bolsos, discos o películas. Así lo hicieron con nosotros. Nos preguntaron una y mil veces por lo que había sucedido durante nuestra epopeya, por quién nos había cobrado el pasaje, cuánto, de dónde habíamos zarpado y si teníamos algo que denunciar. No dijimos nada. Atravesado el estrecho pasas de ser un paria de las tierras áridas a un paria occidental, pero al menos sabes que, aquí, tienes el derecho a no declarar contra ti mismo. Nuestro viaje tiene intención de ser vitalicio, de no tener billete de vuelta, y como conocen muchos europeos, cuando vas de crucero es bastante probable que, en algún momento, te pueda tocar cenar con el capitán…
DIME QUÉ HACE… MANOLÓN Pilar Condado
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anuel Campos Blanco ‘Manolón, nacido y criado en Torrecampo, tiene actualmente 92 años. La gente del pueblo lo conoce por su afición a los trabajos manuales, sobre todo por hacer alfombras de cuerda. Me cuenta orgulloso que nadie le enseñó, dice que a él no le gustaron nunca los bares, ni los juegos de cartas ni el dominó. Lo primero que recuerda haber hecho fue una andadera de madera a su hija mayor. Siempre había trabajado labrando la tierra, así que cuando se jubiló a los 66 años pensó que era el momento de dedicar tiempo a lo que más le gustaba. Ha cosido montones de alfombras, también algún bolso, ha forrado botellas, cubremanteles. Para hacer estos trabajos utiliza cuerdas de plástico, de los desechos de los atados de las alpacas. Una semana es lo que le lleva terminar una alfombra, las hace también de pita, de baca, de trapillo, y arregla los asientos de las sillas de enea con cuerdas de plástico trenzadas, ¡las deja como nuevas! Colabora con la Asociación contra el cáncer de Torrecampo donando sus trabajos, pero él no cobra nada, enseguida me aclara. Manolón vive en la residencia de la tercera edad, pero en los ratos que tiene libres va a su casa y se sienta en su corral rodeado de ovillos y tiras de cuerdas de colores haciendo lo que más le gusta. Me cuenta que también hace vino, vinagre, pan de higo, y quesos cuando tenía cabras. Este hombre me ha maravillado porque además de despertar mucha simpatía, tiene una vitalidad que me ha sorprendido, seguro que le queda cuerda para rato. Fotos de Pilar Condado. Torrecampo 2019
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LA PLAZA DEL KIOSCO (SEGUNDA PARTE) Teresa Romero Sepúlveda
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econozco que siempre estuve un poco obsesionada en contar las cosas de mi niñez, sobre todo, las historias que acontecían alrededor de aquel kiosco en la plaza del pueblo.
Todos los días del año había mercado en esta plaza y, cuando yo bajaba de mi casa hasta ella, lo primero que me encontraba era el puesto de Estaban el carnicero. Tenía una mesa muy grande, con unos listones de madera a cada lado y un travesaño arriba para colgar las reses que había matado para la venta. Estaban cubiertas con una tela especial, de modo que las protegía de los insectos. Parece que estoy viendo ahora a Esteban con aquella chambra volandera. En esos tiempos llamábamos así a esa prenda de vestir, mi padre también vestía ese tipo de chambra para vender en la tienda, lo que mostraba una imagen de higiene y seriedad. También se encontraba la mesa de Elías como a cuatro o cinco metros, así como la de Primitiva, a la que yo veía siempre con un aire muy gracioso y dicharachero, vestida con su delantal muy esclarecido y de florecitas. Yo siempre me preguntaba cuánto frío tendrían que pasar allí al aire libre, con toda aquella escarcha de las heladas de las mañanas de invierno, así que cuando yo venía de recoger el cubo de brasas de la panadería de mi abuela Teresa, me paraba en todos y cada uno de los puestos para que los tenderos pudieran calentar sus manos y siempre me lo agradecían mucho con algún piropo cariñoso: “¡Mira que es apañá la rubia esta!” En aquella plaza, también estaban los puestos de verdura y principalmente recuerdo a Cecilia, la hija de Anastasio Ranchal, junto a Alfonsito, hijo de Gabriel Ranchal, guapísimos los dos, vendiendo sus hortalizas de temporada. Los pescaderos Rafael y Manolita Caballero también tenían otro puesto, y Anita la de la Paloma. Entonces no había costumbre de pedir la vez y se formaba un gran barullo de gente gritando y pidiendo que Anita les despachara lo que pedían, de manera que quien tuviera más fuerza para colocarse más cerca, era de los primeros en ser atendidos. En una ocasión, ya viendo mi impotencia y ofuscada por la larga espera, en lugar de gritar ¡Anita!, se me escapó decir “venga, mamá, despáchame”. Aquello ocasionó en todos los presentes una gran carcajada y a mí se me subieron los colores, llena de vergüenza por mi equivocación, pero conseguí que la buena mujer por fin me hiciera caso. En la puerta de Eulalia y Graciela, todos los días de fiesta que se celebraban en el pueblo, una señora de Pedroche instalaba su mesita donde, entre otras cosas, vendía caramelos en forma de cigarrillos envueltos en papel de colores y también una ruleta de “siempre toca”, “la ruleta de la fortuna”, la llamaban. 50
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El día d de la Aurora, ya al atardecer, comenzaba una especie de verbena donde do d ond de se vendían y se rifaban enormes garrotas de caramelo y trozos de de turrón tu rón tur n que eran colocados en grandes bloques sobre la mesa de los carniceros, ca arnice rnic nic ros donde tenían colgada la lámpara de carburo para alumbrarse. A la hora ho de partir el turrón, los trozos no siempre salían uniformes, resultaban resultab taba unos mayores que otros, aunque al comprarlo, el turronero siempre s empr pre e te t daba la opción de escogerlo a tu gusto. Me preguntaba por qué esa esta se celebraba siempre al atardecer y por la noche. Imaginaba e a fiest e que que el e motivo era para que los pastores y la gente del campo pudieran acudir acu udi y disfrutar de esa fiesta ya una vez finalizadas sus tareas. Todos los años en el primero de mayo arrancaba el camión de Antonio lleno de gente para la Romería de la Virgen. Una de esas to o Márgaro M vecess me subí al camión junto a mi amiga Araceli y su madre Fernanda. En aquella quella época, mis padres estaban de luto por la muerte de mi tío Patrocinio cinio y por eso motivo no me acompañaban. Yo llevaba un bolsito acharolado con bandolera monísimo, que mi hermano mayor, Andrés, me ado c trajo de la ffe feria de Pozoblanco y dentro llevaba un velito para la Iglesia con algo de dinero que me dio mi madre, para que lo echara al cepillo de d la ermita, cuando de pronto me di cuenta de que lo había perdido. Era imu posible encontrarlo entre tanta gente apretujada en el camión. Comencé posib o o a lllorar mucha pena y cuando al fin el camión paró junto a la ermita, llor con nm yo esperé ansiosa a que todos bajaran y allí, en un rincón más reluciente esp an que nunca, nu ca estaba mi bolsito. Di mil gracias a la Virgen, por lo que yo, en mi había visto como un milagro de la Señora. m inocencia, ocen Tengo Te en también un bonito recuerdo de la taberna del tío Anastasio y en María Maríía Paula. En su misma puerta, instalaban una mesita con una pequeña vi vitrina. Dentro de ella, colocaban unos bizcochitos muy blancos como untados de merengue y adornados con unos dibujos preciosos, así que nta un día me compré uno de esos bizcochitos y tal era su belleza que no me atrevía a comérmelo. Entonces, decidí envolverlo en un pañuelillo, regalo de un niño en el día de los compadres, y lo guardé en un cajón de mi mesita de noche y allí quedó mucho tiempo. Un día en el que mi hermana, que es mayor que yo, hacía limpieza, lo vio, abrió el envoltorio y lo descubrió. Esto no le cayó nada bien pues, como me dijo, aquello podría haber atraído la visita de hormigas u otra clase de insectos, así que ordenó que me lo comiera. Yo seguía siendo incapaz de hacer tal cosa, ni tampoco quería regalarlo a nadie, pues no me quería desprender de él. Entonces, sin que nadie me viera, tuve la idea de hacer un hoyo en uno de los arriates del patio y allí lo enterré junto a mi geranio, pues pensé que sería el mejor abono para sus flores. Pasó un tiempo y un día mi hermana, que estaba regando las flores, me llamó y me dijo: “Teresa, mira este geranio que estaba tan chuchurrío, ha florecido y está precioso”. Yo le di la razón, pero guardé el secreto para siempre.
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EL BELÉN VIVIENTE DE TORRECAMPO, EL ALMA DE TODO UN PUEBLO Adrián Pérez Campos Presidente. Peña Cultural Belén Viviente de Torrecampo
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i hubiera que definir la corta pero intensa vida del Belén Viviente de Torrecampo, una sola palabra bastaría. Éxito, sin paliativos ni curas, sin reproches ni miedos, sin vanidades ni recelos. Sus artífices, los ciudadanos de Torrecampo, entregados sin condicionantes a un evento grande de verdad. Humilde y sencillo como somos, pero pleno de raíces y sentimientos, impregnando al visitante de emociones y vivencias difíciles de describir. Pese a todo, no caemos en autocomplacencia, a sabiendas que el camino es largo, nos queda mucho por aprender y mejorar y somos conscientes de que habrá que sortear no pocos obstáculos para seguir adelante. La cuarta edición del Belén Viviente de Torrecampo volvió a poner en valor el esfuerzo, trabajo e ilusión de todo un pueblo volcado en una iniciativa que se ha convertido en seña de identidad indiscutible de nuestro pueblo y en uno de los principales atractivos navideños de Córdoba. Miles de personas, procedentes de distintos puntos de España, se desplazaron hasta Torrecampo para visitar, pese a su juventud, uno de los mayores belenes vivientes del país. Una puesta en escena en la que la Peña Cultural Belén Viviente de Torrecampo ha hecho un esfuerzo tremendo, tanto material como personal y económico, con el único fin de dinamizar un 52
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municipio y comarca inmersos en una situación social y económica muy preocupante. La participación se incrementó y se superaron los 300 figurantes, repartidos en hasta 46 escenas y ambientes, tanto bíblicos como de oficios tradicionales de la zona, a lo largo de 6.200 metros cuadrados. Así la Virgen y San José velaban al Recién Nacido, mientras los Reyes Magos recibían miles de flashes de móviles. Herodes reinaba en el edificio del antiguo Pósito al tiempo que los romanos de Villanueva recorrían el belén junto a la carpintería, fragua, tienda, matanza, ta-
críticas constructivas y comentarios y actitudes destructivas, circunstancias que se fueron solventando gracias a la ilusión y entrega desinteresada y altruista de cientos de torrecampeños, demostrando un enorme amor por su pueblo y desarrollando un movimiento social sin precedentes que ha calado profundamente en las raíces de Torrecampo.
berna, Anunciación, lavanderas, tenería, estampadores, tejedoras, aneador o zapateros y el Coro Romero 1º de mayo de Torrecampo cantaba sus villancicos junto a la candela , boda hebrea, escuela, jaboneras o aceituneras. Como novedad, este año se ha incrementado en mil metros la zona de representación, gracias a un acuerdo de colaboración entre la Peña Cultural Belén Viviente de Torrecampo y la Fundación Prasa, que ha permitido la construcción de estructuras fijas a utilizar en futuras ediciones. A esto es a lo que nos referimos cuando decimos que queremos generar sinergias que nos permitan dar sostenibilidad económica y de futuro al evento.
Desde estas líneas quisiéramos animar a participar a tod@s l@s vecin@s de Torrecampo que se quieran sumar a esta iniciativa. Tened total seguridad de que aquí no sobra nadie y de que tod@s sois bienvenid@s. Ya sabéis cual es nuestra cuota: la voluntad de sumar. Las visitas registradas, procedentes de toda la provincia cordobesa, de las de Ciudad Real, Jaén, Málaga, Sevilla, Badajoz, Toledo, Madrid o Granada, miembros de asociaciones belenísticas de Córdoba, Huelva o San Lorenzo del Escorial, varios blogueros, medios de comunicación provinciales y andaluces y un amplio elenco de empresarios y personas volcadas en el desarrollo comarcal fueron la mejor recompensa y el mejor premio que el Belén Viviente de Torrecampo pudo tener. Y su manifiesta sorpresa al visitarnos, el mejor aliciente para seguir adelante y, al menos, tratar de mantener viva la llama de la ilusión y la esperanza en un futuro más prometedor para nuestro pueblo y comarca.
Así, se ha construido una preciosa noria, una funcional fragua con su fuelle y un espectacular horno, réplica de uno existente en nuestro término municipal. También se trasladó el mercado navideño a la calle Real, dotando al mismo de más amplitud, y se creó el cuerpo de romanos, para garantizar la seguridad y facilitar el tránsito de visitantes al Belén.
Así lo vimos reflejado con emoción y sorpresa en los comentarios recogidos en el libro de visitas de la renovada escena del escribano:
La contratación de dos cuadros eléctricos que mejoraron el desarrollo del evento, la nueva ornamentación del Palacio de Herodes y la confección de vestuario del cuerpo de romanos, tres atuendos de vírgenes y dos de San José permitieron avanzar en la realización y participación ciudadana en esta edición.
–Salud para poder hacerlo muchos años más.
Pero no se conquistó Zamora en una hora. Atrás quedaron largos meses de burocracia y negociaciones, de duro trabajo y noches en vela, de
–Precioso lugar, encanto en sus calles y gentes. –Enhorabuena a todos los que hacen posible esto. –Magnífico Belén –Sitio lleno de ilusión. –Esto es espectacular. –Precioso y muy original. –Desde Palma del Río a este espectacular montaje que me ha dejado boquiabierto. –Maravilloso e interesante –Felices fiestas para todos los componentes de un Belén muy bien conseguido. –Merece la pena vuestro esfuerzo. Torrecampo 2019
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–Enhorabuena, un pueblo unido por un fin siempre estará vivo. –Alucinando con el trabajo, dedicación, fe, empeño y constancia. Gran trabajo y felicitaciones al pueblo de Torrecampo. –Dicen que la máquina del tiempo no existe. Yo creo que sí, lo habéis conseguido. –Esto es implicación y lo demás es tontería. Que siga la buena armonía. –Sí señor, las cosas bien hechas en Torrecampo, Enhorabuena. En esta línea se expresaron con su puño y letra cientos de personas en más de 60 páginas. En el mismo sentido se pronunciaron las redes sociales. Por otra parte, el Belén Viviente de Torrecampo ha tenido una importante repercusión mediática. Decenas de medios de comunicación se han hecho eco de esta singular representación popular que ha colocado a Torrecampo en el mapa y que ha llegado a convertirse en uno de los mayores belenes vivientes de España. Las noticias de Canal Sur TV, portada del Diario Córdoba, entrevista en el programa Esto me suena del Ciudadano García en RNE o la revista hoyaldia, dirigida por Julia López, que nos regaló su portada y un precioso artículo del Belén Viviente de Torrecampo, fueron buen ejemplo. Como también recogieron la noticia más de una veintena de medios de comunicación, comarcales, provinciales, autonómicos y nacionales que han difundido la labor desinteresada de cientos de torrecampeños, a los que agradecemos sinceramente su aportación. Y como es de bien nacidos ser agradecidos, nuestro más sincero agradecimiento, en primer y destacado lugar a todos y cada uno de los participantes en el Belén Viviente. Y por supuesto, al Ayuntamiento de Torrecampo, Fundación Covap, Fundación Prasa, Brígido Sepúlveda, Comercial Cañizares Domenech, Luis Herrero, Materiales de Construcción Hermanos Soto, Trasportes Soto, Antonio Calero, Tomás Rubio, Adolfo Crespo, Josefito, Adriano Rey, Las Rozuelas del Valle, Paco Toledo, Francisco José Romero, Radio Luna, Cope Pozoblanco, Ser Los Pedroches Hinojosa, Canal Sur Televisión, al ciudadano García Esto Me sue54
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na de Rne, Julia López de hoyaldía, Rafa Sánchez por sus portadas en Diario Córdoba, a Poli por sus notas de prensa, a nuestro arquitecto Eduardo, El Quincenal de Los Pedroches, Semanario La Comarca, Antonio Cañizares y su burro Pepe, a Eusebio el municipal, Antonio Santofimia, a los vecinos del centro por las molestias causadas, Aixa Sonido e Iluminación, Coro Romero 1º de mayo de Torrecampo, Banda de TT y CC Virgen de Luna de Villanueva de Córdoba y tantas y tantas personas sin las que este sueño no se hubiera hecho realidad. Mención especial merecen, por estar desde el primer y hasta el último instante al pie del cañón, trabajando contra viento y marea, pero con energías e ilusiones renovadas cada día: Avelino (incombustible), Caty (con sus deliciosos resoli), Estrella (la detallista), Guillermo(los guantes lo primero), Luis(maestro herrero), Paqui(departamento de atrezzo), María Antonia(economía y hacienda), Ramón(ejemplar) y Veredas(mándame lo que quieras), junto a un servidor(su peor pesadilla). No nos cabe la menor duda de que podríamos haberlo hecho mejor, pero no con mejor voluntad. Y por supuesto a nuestras familias, mujeres, maridos, hijos, hijas, padres, madres y hermanos, aliento diario durante tantas semanas de preparación y que han sabido encajar a la perfección nuestras prolongadas ausencias junto a ellos. Seguro que me he olvidado de alguien; al igual que los errores cometidos, esperamos que sepáis perdonarnos. Nosotros ya estamos trabajando en la próxima edición. 55
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MONUMENTOS Y EDIFICIOS PÚBLICOS Alicia Santofimia y José Manuel Blanco
Marta Marta recuerda de este lugar “todos los buenos ratos que hemos pasado”: es “un sitio donde hemos estado mucho tiempo todas las amigas. Quedábamos aquí, y cuando salíamos, acabábamos [de madrugada] aquí...” La puerta de la iglesia era el lugar en el que “se nos iban las horas muertas de cháchara”.
LAS CASAS. Ascen
Las casas son sinónimo de una vida trabajada, de dedicación, de esfuerzo..., pero también de momentos festivos con, cómo no, la familia. Ascen lo recuerda así en la casa de sus abuelos: “Hemos vivido momentos muy bonitos, muy alegres, donde nos juntábamos todos. Me he hecho aquí la foto porque es donde a mi padre le gustaba venir con sus cuñados y se hacían sus fiestecillas con sus nietos. Es muy importante para mi familia.” Pero no solo eso: “Yo me traía a mis amigos, nos veníamos a fumar y hacíamos también nuestras fiestas”. La casa “ha valido para todo, para lo bueno y para lo malo, para momentos felices y tristes, pero sobre todo para alegres, que es lo importante.”
CAMINOS Y CAMPOS Hay otro tipo de monumentos y de historias que no están en las calles del pueblo, sino en sus caminos. En el que lleva al santuario de la Virgen de Veredas destaca ‘el Prao’, un paraje que han arreglado y que gusta, por razones diferentes, a Álvaro.
Álvaro Aunque lo conocía “de toda la vida”, Álvaro, que vive en Madrid, lo empezó a frecuentar unos dos años atrás, recomendado por la gente que iba allí a hacer deporte. A ‘el Prao’ viene “ya sea con la bici o corriendo. Es un poco lo que me hace evadirme de la ciudad. Me gusta un montón porque es respirar un poco de naturaleza, que es al final lo que echas de menos cuando estás en la ciudad.”
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Jesús A los lados de los caminos están “los campos”, “los cortijos” o “los chalés”, a gusto del hablante. En ellos se suceden fiestas, trabajos o recuerdos de niñez, como en el caso de Jesús. En su “campo” tiene una piedra que su madre y él encontraron cuando era pequeño y en la que se sentaba para tomar la merienda. Cuando hace seis años se restauró la casilla que tiene la finca, decidieron colocarla más cerca de la vivienda, justo delante. Jesús quería hacerse allí la foto “porque es la tierra de la familia de mi madre, donde hemos venido siempre de pequeños, a jugar, a pasar el día... Y ahora de grandes, venimos a pasar los días de campo con los amigos y la familia.”
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RESEÑA LIBROS PARA LEER TERROR EN LOS PEDROCHES FÉLIX ÁNGEL MORENO RUIZ
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uando concebí la idea de escribir un nuevo libro de relatos, tuve claro que se sustentaría sobre tres pilares fundamentales, que actuarían como elementos vertebradores del resto (personajes, argumentos, técnicas narrativas empleadas). Estos son el terror, los Pedroches y el humor. El terror es un sentimiento humano terrible, por el que, sin embargo, sentimos una atracción morbosa, de ahí que tanto la literatura, desde hace siglos, como ahora el cine lo cultiven con profusión y denuedo hasta el punto de que se ha convertido en uno de los géneros con mayor éxito. Tenemos que reconocerlo: nos gusta sentir escalofríos mientras leemos una historia de miedo confortablemente sentados en una butaca o mientras comemos palomitas en la oscuridad de la sala del cine. ¿Quién, siendo un niño, no ha desoído la prohibición de sus progenitores y, amparado y agazapado en la oscuridad del pasillo, no ha visto una película de miedo, de pie y en pijama, a través de la puerta entreabierta del salón para regresar a la seguridad de la cama, muerto de miedo y aterido de frío, a las tantas de la madrugada? Luego, cuando entramos en la adolescencia, solemos acudir en pandilla al cine para ver películas de terror hechas ex profeso para tal edad. Entre mis recuerdos de aquella época, estarán siempre presentes filmes tan emblemáticos como El resplandor de Stanley Kubrick sobre la novela homónima de Stephen King, Tiburón, Carrie, El diablo sobre ruedas, Aquella casa al otro lado del cementerio, El octavo pasajero o Asalto a la comisaría del distrito 13. El género del terror al que rindo homenaje y que aparece en los relatos es el que leí y vi en mi infancia y en mi adolescencia: libros como las Leyendas de Bécquer, las novelas Drácula de Bram Stoker, Frankenstein de Mary Shelley, Doctor Jekyll y Mister Hyde de Louis Stevenson; películas en blanco y negro, muchas de ellas mudas, como Nosferatu, el vampiro de Murneau, El gabienete del doctor Caligari de Wiene, M, el vampiro de Dusseldorf de Fritz Lang, El clavo de Rafael Gil, El bosque del lobo de Pedro Olea, La noche del cazador de Charles Laugthon, La noche de los muertos vivientes de George A. Romero, las películas góticas de Hammer Productions protagonizadas por los inefables Christopher Lee y Peter Cushing, y la serie Mis terrores favoritos del inolvidable Chicho Ibáñez Serrador. Ahora bien, que rinda homenaje y que haga pequeños guiños al género no significa que siga, punto por punto, sus cánones. Para bien o para mal, tengo
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una voz propia y un estilo definido. Solo es cuestión de realizar una lectura atenta al libro para darse cuenta de que es así. Con Terror en los Pedroches, he pretendido contribuir humildemente al conocimiento de la comarca en Córdoba y, con mucha suerte, lejos de la provincia. Ojalá fuera yo como mis venerados Leonardo Sciascia y Andrea Camilleri, que han colocado su Sicilia natal (y su gastronomía y sus costumbres y su paisaje y sus monumentos) en el mapa cuando antes solo era conocida por ser la cuna de don Vito Corleone, el padrino cinematográfico de la Cosa Nostra. Con este libro (y con Misterio en los Pedroches y con algún otro que está por venir), pongo mi granito de arena para que esta tierra, nuestra tierra, sea un espacio literario y mítico, idóneo, por su secular aislamiento, para situar historias de todo tipo y condición, incluidas las de terror. No pretendo, en esta obra, ahondar en el concepto de ruralidad, que tan de moda está hoy en día. Es cierto que el lector encontrará relatos protagonizados por un pastor o por una pareja que vive en un cortijo, pero yo busco con estos cuentos que los Pedroches sean mucho más que un mero espacio rural, que tengan su propia personalidad, que sean un lugar único e irrepetible. Por eso, decidí que fueran diecinueve los relatos que componen el libro (uno por cada pueblo y aldea de nuestra comarca); por eso, cada cuento tiene su idiosincrasia y recorre distintas épocas (desde comienzos del siglo XIX hasta la actualidad); por eso, los personajes que aparecen en las historias pertenecen a espectros sociales diferentes y a oficios diversos (un cosero, un pastor, un hortelano, un barbero, un usurero o un capitán de dragones del ejército napoleónico). Finalmente, el humor. El humor es un género que, por desgracia, no tiene mucha tradición en nuestra piel de toro. Por lo general, somos un pueblo que se ríe poco y, menos aún, de sí mismo. Deberíamos tomar nota de la cultura anglosajona, que cuenta con una larga tradición en el arte del humor cáustico, hasta el punto de que este es conocido como inglés o británico. El humor es un componente que antes no aparecía en mi narrativa, pero que me interesa cada vez más. Se manifiesta, de forma rotunda y protagonista, en una novela que acabo de escribir sobre un asesino patoso y está muy presente en Terror en los Pedroches. Lógicamente, al estar relacionado con el terror, es necesariamente un humor deformado y deformante: unas veces, esperpéntico; otras, macabro. Un humor que pretender arrancar siempre una sonrisa cómplice al lector.
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AÑO DE LIBROS, AÑO DE BIENES
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e un tiempo a esta parte se han publicado un buen número de libros, de alguna u otra manera, relacionados con Torrecampo. En nuestra opinión, es una buena señal para medir la salud de un pueblo y bienestar de sus habitantes, como también beneficia seriamente a la salud otras expresiones artísticas: este año hemos disfrutado de las acuarelas de Mari Cruz Sanz en la exposición celebrada el pasado mes de abril “Haciendo camino”. Más abajo, presentamos una serie de fichas con los datos más relevantes de estos libros, pues bien merecen ser leídos
Título: Sholombra Autor: Juan Bosco Castilla Fernández Año de edición: 2018 Autoedición. Disponible en https://www.juanboscocastilla.com/ Nº de páginas: 453 Título: De Sholombra a Nógdam Autor: Juan Bosco Castilla Fernández Año de edición: 2018 Autoedición. Disponible en https://www.juanboscocastilla.com/ Nº de páginas: 661 Título: Nógdam Autor: Juan Bosco Castilla Fernández Año de edición: 2018 Autoedición. Disponible en https://www.juanboscocastilla.com/ Nº de páginas: 488 Sholombra, De Sholombra a Nógdam y Nógdam, las tres novelas forman parte de la Trilogía de Occidente. Se trata de la historia de un asesino extraordinario de un mundo en descomposición entre dos ciudades emblemáticas: Sholombra y Nógdam, una jungla de verdades y mentiras en la que para sobrevivir debemos gestionar adecuadamente nuestros recursos, nuestro tiempo y nuestros afectos (Reseña tomada de http://solienses.blogspot.com/)
Título: Cuentos de Los Pedroches Autor: Juan Bosco Castilla Fernández Año de edición: 2017 Editado por https://www.17pueblos.es/ Nº de páginas: 192 Colección de 18 cuentos versionados por el autor a partir de los recogidos en distintos lugares de la comarca de Los Pedroches a personas mayores (texto cedido por https://www.17pueblos.es/)
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Título: Terror en Los Pedroches. Cuentos para leer al amor de la lumbre en las noches de tormenta. Autor: Félix Ángel Moreno Ruiz Año de edición: 2019 Editado por https://www.17pueblos.es/ Número de páginas: 143 Reseña: La Muerte, licántropos, monstruos, caníbales, vampiros, espectros de ultratumba, muertos vivientes, asesinos accidentales y vocacionales son los protagonistas de estos diecinueve cuentos ambientados en la comarca de los Pedroches, que rinden homenaje a los clásicos del terror (Reseña cedida por https://www.17pueblos.es/).
Título: Las Sílabas del día Autor: Juan José Pérez Zarco Año de edición: 2018 Autoedición. Disponible en https://www.17pueblos.es/ o el estanco de Paqui Cortés. Número de páginas: 73 Libro que reúne 62 haikus que reflejan el paisaje en el que se interna el autor a lo largo de las estaciones del año.
Título: La piedra dibujada. Cuaderno de arquitectura histórica de Los Pedroches Autor: Bruno Pozo Rísquez Año de edición: 2018 Editado por Asociación Benéfico Socio Cultural y Deportiva PRASA-Torrecampo y 17 pueblos. Disponible en https://www.17pueblos.es/ Número de páginas: 139 Reseña: La publicación nace a partir de una serie de dibujos, en principio de edificios de Torrecampo, después extendido al conjunto de los pueblos de la comarca, que Bruno realizó por encargo de ésta asociación. Algunos de ellos se fueron publicando, con breves textos del mismo autor, en diferentes números de la revista El Celemín. Ahora la colección, completa de textos y dibujos, ve la luz en este peculiar cuaderno de viaje por las construcciones de granito de Los Pedroches. Título: Revolución en la Red Autor: Jose Manuel Blanco Año de edición: 2018 Autoedición. Disponible en papel y digital en https://amzn.to/2QkgW2Z Reseña: reúne distintos relatos sobre personajes que conforman su vida a través de las redes sociales. Historias variadas, entretenidas y sorprendentes.
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DESDE LANGEN (ALEMANIA) A TORRECAMPO (ESPAÑA) Lola Bart
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n verano del 2014 hubo una fiesta en nuestro colegio Adolf Reichwein en Langen, Alemania. Allí conocimos a Heidi Condado que nos contó sobre el pueblo de sus suegros, Torrecampo. Nos dijo que un colegio francés hacía prácticas en el pueblo y que sería una buena idea presentar el proyecto de las prácticas en nuestro colegio. Así que en octubre del 2014 fuimos a Torrecampo donde nos recibió el alcalde en ese tiempo, el señor Andrés Pastor. Con mucha amabilidad y entusiasmo nos mostró el pueblo y nos explicó lo de las prácticas.
mente 20 alumnos. El pueblo y el alcalde, Francisco del Castillo, acogieron a nuestros alumnos con mucho cariño y dispuestos a ayudar en todo momento. Los chicos estaban muy ilusionados y ansiosos por conocer todo. Este será el quinto año que estaremos visitando Torrecampo. Los chicos tienen la oportunidad de hacer las prácticas en diferentes lugares del pueblo como en una panadería, la residencia, restaurantes, el ayuntamiento, una granja, el colegio en Pozoblanco, un taller mecánico, etc. El fin de semana hacemos dos excursiones, una a Córdoba y otra a Málaga. En noviembre del 2014 presentamos el proyecto en el colegio y a la directora le gustó muchísimo la idea. Es una gran experiencia para nuestros alumnos, tanto cultural como para practicar el idioma y conocer a chicos de su edad. En octubre del año 2015 fue la primera vez que llegamos a Torrecampo con aproximada60
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Somos muy afortunados porque nuestros alumnos puedan hacer las prácticas en Torrecampo. Ya tenemos casi todo listo para ir en octubre con 18 alumnos. Agradecemos de todo corazón a todo el pueblo de Torrecampo por su hospitalidad y por la ayuda que siempre nos brindan.
AÑORANZA DE PRIMAVERA (XI PARTE) Juan Romero Toledo
Alcaraván común (Burhinus oedicnemus ) Características Longitud 40 cm. Envergadura 80 cm Tamaño aproximado al de una perdiz. Partes superiores pardo arena clara con listas oscuras. Garganta y lados de la cabeza blancuzcos con una lista oscura que parte de la mandíbula inferior, pasa por debajo del ojo y llega hasta el oído. Partes inferiores crema, con listas oscuras en el pecho y flancos; abdomen blanco; cola parda con el extremo negro precedido de una franja blanca. El ala plegada tiene una franja blanca; desplegada, se aprecian dos en la parte inferior y manchas blancas en el exterior, que es negra. Ambos sexos son iguales. Los jóvenes son parecidos a los adultos. El pico es amarillo con la punta negra; las patas amarillo claro igual que el iris. Cuando el pájaro permanece inmóvil, situación muy corriente, se mimetiza muy bien con el terreno y es frecuente casi tropezarse con él antes de descubrirlo. Tiene un vuelo relativamente lento, batiendo despacio las alas y alternando con largos planeos. Normalmente vuela a baja altura y lo hace así, sobre todo cuando se le asusta de día en cualquier campo. De noche o al crepúsculo su vuelo puede ser a mayor altura. Con mal tiempo y nubes bajas el vuelo es errático y las luces de los pueblos parecen atraerle. No siempre anda
solitario, sino que forma bandos pequeños y ocasionalmente numerosos en migración. Su conducta cuando está posado y se asusta es muy curiosa. Anda con facilidad y corre con pasos cortos y rápidos, parándose a intervalos regulares y mirando con fijeza. Su postura cuando corre es típica, como agachado o giboso. Cuando está alarmado mueve la cabeza hacia abajo y eleva el dorso. Nunca se posa en árboles o postes. Crepuscular en sus costumbres, rara vez se le ve durante el día volando. Al atardecer come en marismas, campos y tierras cultivadas. Nidificación En los últimos días de febrero, pero más corrientemente en la primera quincena de marzo, pueden sorprenderse las Torrecampo 2019
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complicadas ceremonias en las que los machos, con el cuello bien estirado y curvado, las alas entreabiertas y la cola desplegada en abanico, representan alrededor de un grupo reducido de hembras una danza que tiene mucho de grotesco. Tan pronto el pájaro corre alejándose perseguido por las hembras, como es él quien inicia un simulacro de ataque. Repentinamente se detiene y coge del suelo pequeños palos e incluso piedras y las lanza por encima de su hombro. El alcaraván como especie está más cerca de las avutardas y sisones que de los limícolos. Singularmente la costumbre de que un macho corteje a la vez a varias hembras, erizando las plumas de tal manera que este pájaro pardo grisáceo se convierte repentinamente en una gran bola de plumas blancas, tal como lo hace la avutarda. Su instinto de asociación es tal que aun durante la incubación, lo mismo los machos que las hembras que en esos momentos no se sientan en el nido, forman grupos que vagan por las cercanías. Incluso durante la misma incubación el cortejo no se interrumpe y cualquiera de los pájaros que permanece vigilante no lejos del nido mientras su pareja incuba, puede, sin previo aviso, correr hacia él, recoger una piedra del suelo y ofrecérsela «pico a pico». Los nidos se pueden encontrar en el suelo terroso. Esencialmente ambos adultos excavan en el suelo varios huecos someros en uno de los cuales se efectúa la puesta. Con frecuencia esta excavación en el terreno contiene numerosos guijarros que los pájaros depositan allí o alrededor de este somero nido. A partir de abril ya se pueden encontrar las puestas, normalmente consistentes en dos únicos huevos, salvo raras ocasiones en que se han encontrado tres y también se han visto nidos con cuatro que probablemente pertenecían a dos hembras usando el mismo. En lugares donde abundan los conejos, no es extraño que los huevos reposen sobre una buena cantidad de deyecciones de estos animales. La forma de los huevos es variable, incluso los dos de la misma puesta, pero el color es normalmente blanco crema con tinte beige o pardo rojizo y manchados o punteados de pardo, sepia o violáceo claro, con frecuencia agrupados en 62
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uno de los extremos. Resultan ser muy miméticos y en zonas pedregosas o de cantos rodados es difícil poder descubrirlos. En el interior del nido los huevos nunca se tocan uno a otro y de ello tienen buen cuidado los pájaros que se posan en el nido siempre con una de las patas entre ellos. Si se juntan, después de ahuyentar al alcaraván del nido, a su regreso la primera operación que realiza es la de separarlos cuidadosamente. La incubación la realizan ambos sexos alternándose, pero no es seguro que el macho incube tanto como la hembra. Aquélla dura entre 25 y 27 días contando a partir de la puesta del segundo huevo. Los pollos al nacer son nidífugos y a los pocas horas dejan el nido, pero recorriendo solamente pocos metros, quedando escondidos entre las piedras. Están cubiertos con un plumón de co-
lor arenoso y son inconfundibles por su curioso diseño: desde un ojo a otro hay una línea negruzca que pasa por la frente y otra corta en el píleo. En el dorso hay dos líneas oscuras paralelas que se unen en la cola. Sobre cada hombro tienen unas pequeñas manchas negras. Las partes inferiores son de color gris pálido, casi blancas. Cuando los pollos se sienten amenazados se apoyan sobre los tarsos y estirando el cuello se aplastan contra el suelo, permaneciendo inmóviles en un intento de pasar desapercibidos. Hábitat y costumbres Habita la mayor parte de Europa. En casi todos los países ha disminuido mucho, probablemente desde que el uso del tractor para el cultivo de la tierra se ha extendido por todos sitios. Muchas puestas son destruidas o abandonadas cuando las tierras son aradas, ya que desde hace años el alcaraván se había ido acostumbrando a este biotopo. En la Península Ibérica su densidad es variable. Falta como reproductor en toda la zona Cantábrica y es raro o escaso en extensas zonas áridas de la mitad Norte. Dentro ahora de una general escasez, es numeroso en el Sur y Levante y no falta en Mallorca y Menorca. Año tras año vuelven al mismo lugar y presumiblemente ocupan incluso el mismo hueco en el suelo para efectuar la puesta. En el Sur parece preferir marismas y zonas arenosas, encontrándose también en pinares con árboles no muy crecidos. La Península Ibérica es atravesada en octubre por no pocos alcaravanes que o bien invernan en nuestros campos o alcanzan el noroeste de África e incluso llegan más allá del Sahara. Vive durante la primavera en terrenos abiertos, pedregosos y con escasa vegetación o matas diseminadas. También en arenales y dunas y siempre lejos
de densa vegetación, buscando zonas áridas y páramos. Pinares en lugares arenosos y plantaciones de árboles jóvenes son también frecuentados. En otoño e invierno se presenta en campos cultivados y rastrojeras, playas, estuarios y marismas. Vuela con las patas extendidas debajo de la cola. Camina con pasos cortos llevando el cuerpo horizontal y la cabeza baja. Cuando se para, coloca el cuerpo erguido. No se posa en los árboles. Descansa en el suelo echado sobre el abdomen, con el cuello extendido y la cabeza también apoyada en el suelo; suele igualmente descansar sobre todo el largo del tarso con las tibias verticales. Se alimenta fundamentalmente de moluscos terrestres, haciendo un extraordinario consumo de caracoles y limacos. También come muchas lombrices de tierra, insectos, incluyendo ortópteros, lepidópteros y coleópteros. Entre estos últimos siente predilección por los grandes escarabajos Carabidae, Scarabaeus, Melolontha, etc. Se citan también topillos y ratones de campo, así como crías de pájaros que anidan en el suelo. Ocasionalmente captura ranas. Bibliografía consultada: Aves y Mamíferos de España .- Instituto Jungla de Madrid. Pájaros de España.- www.pajaricos. es de Ibercaja. Torrecampo 2019
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REVOLUCIÓN EN LA RED José Manuel Blanco
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evolución en la Red no nació como un libro de relatos. Cuando ya había varias historias de temáticas parecidas, decidí agruparlas en un libro autopublicado. Antes había mandado a concursos algunos de esos cuentos, sin éxito. También, a una conocida que tenía una editorial; meses después, me escribió y me dijo que iban a publicar menos libros y que cerraban el envío de manuscritos (gracias por tu atención, M. ;)). Con el tiempo, fueron nueve los relatos que conformaron Revolución en la Red. Entrevista al presidente del Gobierno y Los funerales en el año 2071 fueron escritos primero, en la segunda mitad de 2015, tras las elecciones municipales españolas de aquel año. El detonante fueron los tuits con chistes que el concejal madrileño Guillermo Zapata había escrito años atrás. Me sorprendía cómo se usaban unos viejos mensajes para atacarlo políticamente, sin esperar a que demostrara su valía o su incapacidad para el puesto. Entre dichos mensajes, unos sobre Irene Villa, que aseguraba no tener ningún problema con ellos: “Lo que de verdad me duele en el alma son los insultos, amenazas que están sufriendo los propios políticos que, sin haber empezado apenas su labor, son ultrajados de una forma tan antihumanitaria”, dijo Villa entonces en una entrevista a La Razón. ¿Teníamos derecho a un pasado en internet, a avergonzarnos de él o a que 64
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iPhone y mano en blanco y negro (Visualhunt)
no se nos juzgara por según qué cosas en el presente? Tiempo después, José Antonio Pérez Ledo (conocido en internet como Mi Mesa Cojea) hacía, en un artículo publicado en Eldiario.es el 5 de junio de 2018, un “elogio de la incoherencia” entre los políticos: Raramente se encuentra uno con un político que, enfrentado a sus palabras de hace dos, tres o diez años, se encoja de hombros y suelte: qué quiere que le diga, ahora sé más que entonces. [...] La mayor parte de la gente espera que los políticos se comporten como personajes literarios, congelados en el tiempo, inmutables, inconmovibles. [...] El problema, por tanto, no es la incoherencia sino el cinismo, y eso es más difícil de detectar. No vale con escupirle a uno sus propias declaraciones. Hay que atender a los hechos, ver lo
Ordenador Portátil (Tianyi Ma | Unsplash)
que dijo y lo que hizo, lo que dice y lo que hace, y tratar de comprender los porqués. Digan lo que digan los expertos en comunicación política, cambiar de opiniones con el paso del tiempo no es síntoma de debilidad sino de inteligencia. Por otra parte, ¿éramos o somos conscientes de todo el rastro que dejamos en internet (yo el primero)? Los dos relatos hablan, desde la ficción especulativa, de cómo nos tratará el futuro y de si lo que algunos consideran ahora condenable estará bien aceptado en unos años. Sexting nació después de que entrevistara a Amy Adelle Hasinoff, una investigadora estadounidense de esta práctica. Hasinoff anima a un sexteo sin prejuicios, pero con ciertas precauciones o cabeza. También se ambienta en el futuro, en el que el intercambio de mensajes se vuelve más pudoroso. Directivo de éxito nos habla también desde el futuro para decirnos que la información disponible en internet sobre nosotros hace que los demás, cuando la descubren, nos miren con ojos muy distintos. Asimismo, puede que por redes sociales nos formemos una imagen idealizada de una persona y, al conocer a esta, todo se derrumbe. De eso habla, como veremos a continuación, La boda. La boda sí está ambientado en nuestra época. Todos tenemos dos o más caras: no nos comportamos igual en casa que en el trabajo, con los amigos que con la familia. En redes sociales pasa igual: un “aquí, sufriendo en la playa” puede ocultar soledad y depresión, y unos tuits combativos un carácter apocado. A aquellas personas que ya han leído el libro les recordará a otro de los relatos: Carlos Casillas.
Memoria digital también se desarrolla en el presente. Los mensajes privados y las conversaciones de chat nos dejan registrados para el futuro, como antes eran las cartas manuscritas. Y al volver a todo ello recuperamos nuestra memoria. ¿Algún día toda esa información privada formará parte de archivos y bibliotecas? La Biblioteca Nacional ya guarda webs de medios de comunicación en acontecimientos especiales (como elecciones generales o autonómicas), mientras que se preocupa de proteger aquellas que pueden desaparecer para siempre. Por otra parte, al enfrentarnos a lo que habíamos olvidado pero estaba guardado en esa especie de memoria digital, nos recuperamos a nosotros mismos. De este modo, olvidar es cada vez más difícil (quizá olvidemos las lagunas del contexto: ¿por qué le dije eso? ¿Mentía, estaba siendo sincero?). Y como le pasa a Laia, una de las protagonistas del relato, comprobamos que de todos los hechos hay dos o más versiones, o que a veces se nos ocultan datos importantes. Hay más relatos. Está la situación de postureo llevada al extremo ridículo de Te acompaño en el tuit. También, Desde cero, que cierra el libro con algunas de las preocupaciones que orbitan en el resto de historias: la memoria, el poso que dejamos, cómo nos juzgan los demás, el miedo a no poder equivocarnos, las diferentes caras que tenemos, la pérdida de privacidad… Todo eso conforma la antología Revolución en la Red. Si quieres leerla, lo tienes disponible en el siguiente enlace: https://amzn.to/2QkgW2Z. También tienes más información en mi página web: https://josemanuelblanco.com/revolucion-en-la-red/ Torrecampo 2019
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LECTURA PARA EL VERANO
LA NATURALEZA SIMBÓLICA Esther Cortés Bueno
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los que paseamos por los caminos, por lo general, nos gusta admirar el paisaje, pararnos de rato en rato y observar la luz que va cambiando a lo largo de las estaciones, los pájaros que se detienen en la rama más alta de un árbol, sorprendernos por la belleza que hay en el color del campo, siempre cambiante, y retenerlo en la retina. La memoria no lo guarda fielmente, desaparece la emoción, y pronto tan sólo quedan aquellas fotos que no graban el verdadero color, ni el espacio, ni el sonido. Con el paso del tiempo, inevitablemente las fotos dejan de contar algo. Sin embargo, las sílabas cuidadosamente enlazadas provocan imágenes y evocan sensaciones, revelan pensamientos y, a cada lectura, reavivan en la retina aquella imagen que nos cautivó. No es la tarea de un escritor una labor mecánica, ni consiste en seguir una lista de instrucciones ingeniosas, se requiere arte en el lenguaje, observar uno y otro día lo que nos rodea y aunar experiencia, emociones, pensamientos y lenguaje. De esos cuatro elementos, más algún otro que se me escapa como lectora, surge la poesía. Son formas de ver y disfrutar del mundo. Pero además, escribir un libro es un acto de generosidad, en la que el poeta, el escritor, hace renacer, en cada una de nuestras lecturas, lo intensamente vivido, y nos ayuda a entender nuestro mundo. 66
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Por todo lo dicho, recomendamos en este verano la lectura de un libro ligero, por su peso, y, entretenido, por su tema: Las sílabas del día, de Pérez Zarco, una colección de poemas que ilustran el paisaje que nos rodea. No se trata, sin embargo, de un álbum de fotos, sino de un libro en el que se plasma la visión humana y humanizada de la naturaleza. Esta anotación del natural que hace el poeta se convierte, mediante el sonido de cada sílaba entrelazada, en palabras, en frases que alcanzan, con fluidez, a ser ideas. Cada poema ilustra una imagen que en la mente del poeta se hace símbolo de algo que conmueve, es decir,
de algo que mueve todos los sentidos, sensoriales e intelectuales. Pérez Zarco trata de trasmitir y compartir cuanto el paisaje le enseña sobre el ser humano: la fuerza de la belleza natural y el peso que la fugacidad del tiempo tiene en nuestras vidas. Cada uno de estos breves poemas se ajusta a la estructura de un haiku, composición que se remonta a la poesía japonesa medieval, pero que llega a la literatura occidental siglos después, por una renovada escritura del poeta Bashô en el siglo XVII. Este estableció una extensión de 17 sílabas distribuidas en tres versos (de 5, 7, y 5 sílabas cada uno y en ese orden), donde ha de aparecer sistemáticamente una alusión a la naturaleza, sea directa o por el uso de alguna palabra que evoque una estación del año. Sin embargo, en Las sílabas del día, Pérez Zarco, como hiciera Bashô, reinventa el haiku pues, como él mismo dice, en el arte las normas están para transgredirse, logrando así una obra original y personal. Conserva de aquellos la esencia: el ritmo singular que le dan esas 17 sílabas bien contadas y el paisaje, aunque este no siempre sea tomado de la naturaleza externa, también recurre a aquella que surge del mundo en el que el poeta está inmerso. En cuanto al libro en su totalidad, reúne 62 composiciones, homenaje a cada uno de los 62 años del autor. El tiempo será la constante que articule el libro: le dará título, Las sílabas del día, dispondrá el orden de estos, de manera cronológica, y del tiempo en múltiples formas hablará el poeta. Hay más de un elemento que aúna estas 62 composiciones, no son piezas desligadas entre sí, sino que, por el contrario, conforman una historia en la que, como hemos dicho, la fugacidad del tiempo mueve en el hombre la necesidad de comprender el mundo. De algunos de esos elementos hiladores pasamos a hablar. La propia estructura poética, la rigidez formal de las 17 sílabas, es parte de su unidad, que produce una armonía sonora al conjunto: Son diecisiete sílabas bien contadas y canta el haiku. Un mismo ritmo que poema a poema se repite, como se repiten los días, los meses, los años… Reiteración que no es quietud, pues, el trascurrir
Presentación en Torrecampo. de los días, de similar apariencia, en realidad, transforma y hace avanzar nuestras vidas: Nuestras vidas… Río del tiempo: infancia y juventud, otoño, invierno El paisaje se transforma al ritmo de las estaciones donde el tiempo lo configura. Sirva de ejemplo uno de los primeros poemas, 14 de diciembre. En él se ponen en marcha varios sentidos, la vista y el color tenue del invierno, el oído que escucha el silencio de las ramas mecidas por la tarde, y todos entrelazados evocan la calma del invierno:
14 de diciembre La tarde mece las ramas de la niebla. Todo es silencio O nos habla de la vida latente en la vejez, en el invierno, gracias a la memoria: Estampas de invierno Duermen los árboles desnudos en la niebla. Se sueñan flor. Los haikus trasmiten emociones que nos llevan a identificar nuestras vidas con lo que el tiempo crea: la juventud es la primavera; 14 de abril, juventud y esperanza; la primavera es el Prodigio (24), que surge del propio tiempo, como Torrecampo 2019
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el Ave Fénix, que renace una y otra vez gracias a la memoria de uno mismo: Guarda memoria la tierra de lo blanco: almendro en flor. En estos haikus encontramos los temas universales, aquellos que siempre parecen habernos obsesionado: la vejez, la emoción, la pasión, la madurez, el miedo, la amenaza que el hombre siente por el paso del tiempo (Que van a dar en la mar…, Fugit irreparable), la muerte (Ley de vida), la soledad (Condena, Vagabundo), las injusticias (Refugees Welcome), el pesimismo (Imagina), el dolor (Naturaleza humana) o el determinismo de la vida para lo bueno y lo malo (Ley de vida, 23 de enero, Biología, Destino) y muchos otros. El vitalismo de estas breves composiciones nos libra de la tristeza, y nos induce a la reflexión, manera en la que comprendemos la complejidad que se muestra en el Anochecer, que simboliza el final de la vida, cuando la luz y el saber iluminan la noche. Son pues miradas de un hombre maduro, no derrotado: Anochecer 1 Bañada en luz amanece la noche. Y canta el cisne. La lluvia, el alba, la naturaleza en suma son un espejo donde mirarnos. De la misma forma, para el poeta la conciencia del tiempo permite vivir con mayor intensidad la belleza, como aquel crepúsculo que te hace revivir las experiencias intensas: Crepúsculo Sentir la luz, la avalancha de malvas en el ocaso. Son poemas escritos con dominio y sinceridad, sobre aquello que se ha vivido, con un lenguaje fluido y natural, sin impostación, entendiendo Pérez Zarco el lenguaje como una manera de conectar con el otro, con el lector, hablando para comunicarse, no para subirse a un pedestal. En él hay un lenguaje elaborado en su propia sencillez. La luz, el color, los sonidos de cada sílaba crean imágenes evocadoras, con fuerza, que no requieren de más aderezos: 68
EL CELEMIN N.º 27
Noche Duermen azules los campos en silencio de luna llena. Un buen poema descifra el pensamiento humano, pero es ante todo lenguaje. La propia labor creativa es parte del día a día, que se piensa y que Pérez Zarco plasma en haikus que tratan sobre su poética. En todos ellos sentimos la presencia de otros poetas que también desvelaron el alma humana en versos de un lenguaje humanizado, como Machado, Eugenio de Andrade, Ricardo Molina… porque la obra de Pérez Zarco hunde sus raíces en la tradición literaria y de ella crece nueva y sólida: Misterio Arde en silencio la luz que le da la vida a las palabras. Poética Mira a tu alrededor, siente las sílabas y hazlo canción. En este libro encontramos una poesía entendida como la unión de la realidad, que está en la naturaleza, y el canto, que es la palabra (Primavera, Quietud, 19 de abril, Brisa vespertina, Poética). Como poeta que se alimenta de literatura, homenajea a sus maestros (Ítaca, Don Quijote, Alquimia, Homero, Odisea, Baudelaire, James Joyce Ulises). Todos ellos son Poemas que no buscan el tiempo estancado, que es la muerte, sino que persiguen la vida, que hablan de un caminante que observa con pausa el paisaje, que descubre los lazos que nos vinculan a la naturaleza y a otros hombres, que busca un lenguaje con el que ser entendido, que anima a seguir haciendo camino: Itaca Siempre en camino. Desplegados los mapas. Y no llegar. Un libro prefecto para el verano, el otoño… para aprender a mirar y a mirarnos, para disfrutar con la lectura.
PALABRAS MORIBUNDAS (II) Francisco Márquez Crespo
P
ara este número de la revista el Celemín he preparado otra relación de palabras (de la A a la C) que como ya indiqué en el nº 26, son de uso más o menos habitual o se han usado antes en Torrecampo en la comarca de Los Pedroches o en las otras próximas. Algunas de ellas se han usado en toda España, pero desde hace unos años están moribundas, apenas se oyen. La mayoría de las palabras tienen varias acepciones y sinónimos, pero puesto que esto no es el diccionario de la Real Academia de la Lengua (RAE) ni cualquier otro, he tratado de reflejar solo aquellas que son más propias y genuinas de nuestro pueblo ya que por la cantidad de texto ocuparía mucho más espacio que el disponible en la revista. En la sede del antiguo Banco Central en la calle de Alcalá y que actualmente es la del Instituto Cervantes en Madrid, hay una pequeña exposición sobre las palabras retiradas del diccionario de la Lengua, en el mismo lugar donde estaba la
caja acorazada del banco, denominada ahora la Caja de las Letras y donde se están depositando en cajetines de seguridad los Legados de personalidades de las Letras y de la Cultura en español, que hasta hoy día son unos 40 legados. Han editado un diccionario de 2 tomos: Diccionario Cementerio del Español, que contiene las 2.793 palabras que la RAE ha eliminado del diccionario en sus distintas ediciones entre el año 1914 y 2014 por diversos motivos; principalmente por desuso. He tenido ocasión de repasarlo con cierto detenimiento, además de por internet y son muy escasas las palabras que coinciden con las que he seleccionado a continuación y también las del número anterior de esta revista. Por lo tanto, sí que hay una cantidad de nuestras palabras o vocablos que no están en el diccionario de la RAE, porque son localismos del pueblo y de territorios aledaños, o porque son una deformación de la palabra escrita correctamente; pero sí que hay muchas que figuran con alguna de las acepciones y sinónimos que indico.
A acertajón
Acertijo, adivinanza, versillo a modo de interrogante.
Algotro
Algún otro, abreviatura en Andalucía y Sudamérica.
añascar
Agarrar, coger.
aparcería
Trato o convenio entre partes en un actividad o negocio
aparente
Habilidoso, mañoso para hacer las cosas.
arregostarse
Acostumbrarse, aficionarse, enviciarse, enjotarse.
arrempujar
Empujar (dicho vulgarmente).
arrollarse
Apartarse, moverse.
arruñar
Arañar con las uñas y garras.
arruñaor
Figurad. Persona que se busca la vida, muy trabajador.
arvellanao
Que se mantiene en el mismo aspecto, aunque pase el tiempo.
arvellanas
Los cacahuetes o maníses en Torrecampo
avaleo
Salir al avaleo: ir en ayuda, en apoyo de alguien.
avanto
Avaricioso, codicioso
avenate
Arranque de locura, “un pronto”.
avichucho
Cualquier pájaro o bicho, vulgarmente.
B bolindre
Caramelo.
boto/a
Romo, que carece de punta; herramienta poco aguzada.
Torrecampo 2019
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PLUVIOMETRÍA Sebastián Ortega Molina
Datos de las precipitaciones acaecidas a lo largo del año 2018 en Torrecampo.
MES
PRECIPITACIÓN (l/m2)
NÚMERO DE DÍAS CON PRECIPITACIONES
DÍA MÁS LLUVIOSO (l/m2)
Enero
40,0
7
5 enero (20,5)
Febrero
67,0
7
28 febrero (49,0)
Marzo
168,0
20
14 marzo (23,5)
Abril
56,0
10
10 abril (12,0)
Mayo
73,5
9
20 mayo (26,0)
Junio
7,5
3
4 junio (3,5)
Julio
0,0
0
-
Agosto
17,0
2
23 agosto (9,0)
Septiembre
19,5
5
9 septiembre (9,0)
Octubre
72,5
10
30 octubre (21,0)
Noviembre
67,0
10
4-8 noviembre (15,0)
Diciembre
12,0
3
12 diciembre (6,0)
Año 2017
600,0
86
28 febrero (49,0)
En resumen, a lo largo del año 2018 el volumen de precipitaciones ha ascendido a 600 l/m2, con un total de 86 días de lluvia, siendo el más lluvioso, el 28 de febrero con 49 l/m2. Cabe destacar también el mes de marzo como mes más lluvioso, muy por encima del resto. Uniendo estos datos a la serie histórica de la que disponemos, el año 2018 se sitúa por encima de la media, la cual se fija en 435,65 l/m2.
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EL CELEMIN N.º 27
AVANCE AÑO 2019 Avanzamos los datos de la primera parte del año en curso, hasta la fecha de edición de la revista. Desafortunadamente el volumen acumulado se encuentra muy por debajo de la media en este periodo, a excepción de abril, habiéndose computado solo 96,5 l/m2, los cuales se han repartido de la siguiente manera:
Datos recogidos por Antonio Coleto Campos en su estación meteorológica “La Añoruela”. Torrecampo 2019
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Foto portada:
ÍNDICE
Pilar Condado
1 EDITORIAL 2 LETRAS TORRECAMPEÑAS. ALQUIMIA Pepe Zarco 4 FOTOGRAFIANDO “MUJERES DE TORRECAMPO” Pilar Condado 6 MUJERES DE TORRECAMPO EN LA EXPOSICIÓN DE PILAR CONDADO Marta Cobos 9 PIEZAS SINGULARES DEL MUSEO PRASA TORRECAMPO Juan B. Carpio Dueñas 16 LA PARRA Luci Nevado 18 EL INVENTARIO DEL AYUNTAMIENTO DE TORRECAMPO Juan Bosco Castilla Fernández
AÑO 2018 M.ª Pilar Almeida Rivero 44 LA VIDA EN EL CAMPO EN LOS AÑOS 50 DEL SIGLO XX. LOS PASTORES DE OVEJAS Luis Castro Herrero 46 “CAMAROTE EXTERIOR” Javier Abelardo 49 DIME QUÉ HACE... MANOLÓN Pilar Condado 50 LA PLAZA DEL KIOSKO (SEGUNDA PARTE) Teresa Romero Sepúlveda 52 EL BELÉN VIVIENTE DE TORRECAMPO, EL ALMA DE TODO UN PUEBLO Adrián Pérez Campos 55 MONUMENTOS Y EDIFICIOS PÚBLICOS Alicia Santofimia y José Manuel Blanco 56 RESEÑA. LIBROS PARA LEER “TERROR EN LOS PEDROCHES” Félix Ángel Moreno Ruiz
21 EL ORGULLO DE UN PUEBLO: LAS PERSONAS. GALA BENÉFICA CONTRA LA ELA Luci Nevado
58 AÑO DE LIBROS, AÑO DE BIENES
26 LAS ENFERMEDADES CRÓNICAS Carmen María García Caballero
61 AÑORANZA DE PRIMARVERA (XI PARTE) Juan Romero Toledo
27 ÉXODO RURAL EN TORRECAMPO Antonia Molina Luque
64 REVOLUCIÓN EN LA RED José Manuel Blanco
30 XIX CERTAMEN DE NARRATIVA CORTA “VILLA DE TORRECAMPO” Esther Cortés Bueno
66 LECTURA PARA EL VERANO. LA NATURALEZA SIMBÓLICA Esther Cortés Bueno
39 MEMORIA DE LA ASOCIACIÓN Junta Directiva
69 PALABRAS MORIBUNDAS (II) Francisco Márquez Crespo
41 MOVIMIENTO NATURAL DE POBLACIÓN EN TORRECAMPO.
70 PLUVIOMETRÍA Sebastián Ortega Molina
60 DESDE LANGEN (ALEMANIA) A TORRECAMPO (ESPAÑA) Lola Bart
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El 19 de octube