ENFOQUE: LA MULTIPLICACIÓN DE LOS PARTIDOS

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reforma >> Domingo 3 de febrero del 2013 ■

enfoque

La reacción de sus compañeros está lejos de la polémica: “la expectativa, más bien, es ‘qué padre que va a venir tu Presidente’”. Juan Téllez Sandoval, de 26 años, de Monterrey, comenta que todo ese escándalo por la beca ha sido en México, y que aquí muchos ni han escuchado de eso. “No ha habido absolutamente nada. Ni una sola queja, ninguna sola crítica en Facebook. Nada, absolutamente nada. Y yo estoy en todos los grupos”, apuntó. “Es relativamente normal que vengan los presidentes”, agrega. Esa cotidianidad no implica que la presencia de líderes quede envuelta en la indiferencia. Harvard no ha dudado en traer controversia a sus aulas, como el griego George Papandreu, quien estuvo en 2012, o el ecuatoriano Jamil Mahuad (que camina quitado de la pena en la cafetería de la Escuela Kennedy, donde también es investigador); al preguntarle sobre su nuevo compañero, Mahuad se excusó de opinar. El debate y el libre intercambio de ideas es, sin ir más lejos, una práctica que la universidad impulsa. Hay, sobre todo en el caso de los líderes que vienen a quedarse como investigadores, como Calderón, una discusión sobre los méritos. “Pasa de tanto en tanto, cuando viene un líder global”, resumió Tonu Basu, estudiante de India, de 28 años. “Es un debate que persiste”, agregó. Cada líder trae algo distinto a Harvard. Guillermo J. García, abogado de 30 años de la Ciudad de México y estudiante de la Escuela de Leyes, cree que Calderón trae la oportunidad de un debate más profundo sobre la seguridad y la guerra contra las drogas. Aquí, muchos lo ven como si fuera un problema de México, sin ver el vínculo con Estados Unidos. Curiosamente, lo mismo ocurre con la polémica que rodea la llegada a Calderón, a la cual todos aquí ven como un asunto exclusivamente mexicano. “A donde se hubiera ido Calderón hubiera hecho algún ruido en México”, afirma García, “los ánimos terminaron muy crispados con independencia de lo que se pudiera opinar sobre el Presidente”.

Bajo perfil

En Harvard, cada escuela es un mundo dentro de una gran burbuja, y algo tan simple como cruzar el río significa cruzar un límite entre dos culturas distintas. Cambridge tiene una atmósfera tranquila, silenciosa, con mucho cielo arriba de casas pintorescas, cafés, restaurantes, algunos bares estudiantiles y locales de ropa inundados del color carmesí que distingue a la universidad. “La mayoría de la gente se queda de este lado del río”, grafica el estudiante mexicano Guillermo J. García, en referencia al poco afecto que parece tener la gente de Harvard a dejar Cambridge para ir a Boston, toda una evidencia del atractivo y las comodidades que encierran el entorno de la universidad más prestigiosa de Estados Unidos. En esa atmósfera, Calderón se va a codear con el antiguo primer ministro de Finlandia, Esko Aho; el ex presidente ecuatoriano, Jamil Mahuad, o el antiguo asesor de Luiz Inácio Lula Da Silva, Roberto Mangabeira Unger. Calderón tendrá una oficina en la universidad, pero los investigadores (o “fellows”, en la jerga universitaria estadounidense) gozan de cierta libertad para trabajar y moverse con bastante holgura. Si el panista optará por cultivar el bajo perfil que tuvo su llegada o no, es algo que se conocerá en los próximos meses.

La Ex Presidencia

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