Catàleg FemArt 2018-2019

Page 170

ELENA FRAJ HERRANZ Un aula im-propia y colectiva. Apuntes sobre la educación artística en en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Barcelona.

Feminari

A finales de los años noventa las asignaturas con perspectiva de género eran escasas en los estudios de las Bellas Artes. Eran excepciones en un itinerario curricular dominado por temarios ocupados por artistas hombres. En esa época estudié en la Universidad de Barcelona y, unos pocos años más tarde, en 2006, comencé a trabajar como profesora en esa misma facultad en el área de video. El panorama no era muy diferente; las asignaturas que me encargaron eran asignaturas previamente existentes y aprobadas por los planes de estudio oficiales con sus contenidos, bibliografías y metodologías estipuladas. A estas materias voy incorporando dinámicas colaborativas y participativas en el aula las cuales me traigo de mis aprendizajes de mi hacer en entornos de colectivos artístico-activistas (por aquella época Las Agencias o Yomango). No tengo formación pedagógica para dar clase así que voy experimentando con esos saberes, con más o menos acierto. Intento crear un ambiente colaborador y no competitivo en el aula – dentro de los límites de un sistema que nos obliga evaluar a cada persona individualmente – inspirada por las teorías de la inteligencia y la creatividad colectivas a partir de autores como Lawrence Lessig o Richard Stallman. No vengo de los feminismos como activista, vengo de la agitación cultural, del arte activista y del movimiento copyleft que tuvieron lugar durante los primeros años de los dos mil. Después sabré que muchas de estas dinámicas provienen de las prácticas feministas y que antes de Lessig y Stallman ya Virginia Woolf en Un cuarto propio definió la cultura como una creación colectiva: “Porque las obras maestras no son realizaciones individuales y solitarias; son el resultado de muchos años de pensamiento común, de modo que a través de la voz individual habla la experiencia de la masa”.

170

Conforme avanzan los cursos y yo sigo sobreviviendo como docente en esa facultad, mi interés por los feminismos crece y desde esa perspectiva observo las dinámicas relacionales entre los y las estudiantes. A pesar de que en la actualidad hay muchas

más alumnas que alumnos en los estudios artísticos en una superioridad de número arrolladora, es habitual encontrar a los chicos ocupando el espacio en clase con intervenciones más largas y numerosas que las de sus compañeras. Como conductora del grupo trato de reajustar esa diferencia participativa y reparto el espacio común. Especialmente ocurre este fenómeno en las clases donde se aprenden habilidades tecnológicas. Una parte de las asignaturas que imparto tienen que ver con la edición y la animación de video y es aquí donde me he encontrado con algunos estudiantes que han cuestionado mi capacidad y mi saber a pesar de la diferencia de edad solo porque soy profesora y no profesor; podría contar unas cuantas anécdotas. Por otro lado cabe señalar que en el grado de Bellas Artes hay grupos donde, de treinta estudiantes solo tres o cuatro son hombres. Según está estadística el futuro en el mundo del arte estará dominado en breve por la presencia de mujeres también. ¿Eso está ocurriendo? Me atrevo a decir que no, así que otra de las tareas que hago es generar un discurso que anime a las mujeres a ocupar esos espacios visibles futuros en los lugares de la cultura y el arte. El aprendizaje feminista también me hace cuestionar los propios programas de las asignaturas. Los temarios que tienen ese capítulo dedicado a video y feminismo donde, por ejemplo, se estudia análisis fílmico a través de las teorías de Laura Mulvey, no me sirven ya porque se han convertido en una cuota, en la excepción de lo que debe ser la norma. Los padres del videoarte siguen siendo los mismos (Nam June Paik y Wolf Wostell) así que decido poner en crisis los relatos de los temarios. Incluso en aquellas asignaturas donde trabajo sobre arte activista también hay padres del arte activista. Me pregunto si la mirada feminista puede ir más allá de aportar una anécdota a las historias oficiales y poner en crisis la propia estructura historigráfica del videoarte, del cine experimental o de la propia concepción del arte activista, todas esas áreas que me interesan y sobre las que he aprendido tanto dentro como fuera del ámbito académico. Me pregunto si hay madres, abuelas o primas del videoarte y del arte activista y si trabajaban en colectivo. Dejo de lado las capsulitas y los apartaditos para el arte feminista y lo agito todo. Lo mezclo, re-investigo, leo con otros ojos los temarios, busco otras bibliografías


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.