Tentaciones 26 Julio 2017

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Música

→ El rap como herramienta de crítica al sistema no está ni mucho menos perdido desde que El-P, rapero neoyorquino vinculado a los círculos más underground del hip-hop, y Killer Mike, MC y activista de Atlanta, se unieron en 2013 como Run The Jewels para amplificar su contestatario mensaje. En su tercer álbum de título homónimo, que regalaron la pasada Navidad, escupen rimas que se sienten como bofetadas contra toda la mierda que les rodea: brutalidad policial, grietas de clase, racismo, liberalismo blanco, sistema bancario y, en el centro de todo, ese ¿inesperado? villano que ha tomado un protagonismo que nadie quería: Donald Trump. Su música es ideal para incitar a la revolución y parece llegar en el momento adecuado. Con ellos hablamos poco antes de su triunfal show en Primavera Sound. "Ha sido un año duro para el ciudadano de a pie entre las elecciones, la brutalidad policial o la división de una gente que se grita entre sí en lugar de buscar el bien común. Pero todo lo que ha pasado nos ha afectado tan profundamente que, de algún modo, ha sido bueno para hacer el álbum", confiesa Killer Mike. Por su parte, El-P sostiene que su trabajo se vio afectado no tanto por un alegato político, sino por uno más emocional. "Puedes percibir que no está compuesto en Hawai, rodeados de preciosas mujeres desnudas mientras nosotros nadamos en el océano. Es un LP hecho en 2016. A no ser que seas un artista sin empatía con lo que te rodea, todo esto tiene que afectar a tu música". En unos tiempos en los que una de las mayores estrellas del hip-hop, Kanye West, se fotografía juanto a Donald Trump, parece más necesario que nunca que el rap utilice su energía para señalar las injusticias. Sin embargo, y pese a que ellos lo hacen, matizan esa apreciación. "El único requisito de un rapero es hacerte bailar y lucir cool en el club", suelta Killer Mike con su habitual sorna. "Históricamente siempre ha habido alegatos en representación del pueblo. Veo a los raperos como personas normales cuyos temas hablan en nombre de otras personas normales". Su compañero pronuncia una frase aún más reveladora: "La gente espera tantas cosas de la música rap porque este estilo dice, literalmente, más que cualquier otra forma musical: más palabras, más expresión, más política como género…". Pasados cinco meses de que Donald Trump asumiese la presidencia de EE UU, ambos son conscientes de que todo pue-

de ir incluso a peor. Por eso El-P echa más leña al fuego: "Está compitiendo duramente por ser uno de los mayores y más miserables hijos de puta del planeta", suelta mientras confía que la líe lo suficiente para que no permanezca mucho más tiempo en la Casa Blanca. "Estamos jodidos. En mi caso es algo visceral y personal que tiene que ver con mi lado neoyorquino. Odio a ese tipo porque crecí en Nueva York y recuerdo las cosas terribles que hizo en la ciudad", confiesa antes de, en una analogía brillante, explicar que la vida com Trump es como poner la televisión y que emitan una y otra vez capítulos con el personaje que más detestas del planeta. "Ahora el peor actor del mundo es la estrella". Killer Mike, en cambio, relativiza lo terrorífico que está siendo. "Crecimos en la era Reagan, en plena fiebre del crack. Eso sí que fue malo. Entre 1984 y 1994 se vivieron algunos de los años más deprimentes de la historia", recuerda el de Atlanta. "A la gente se la encerraba en la cárcel solo porque consumía droga. Se les villanizaba, se usaban las drogas como pretexto para entrar en guerra con otros países… eso es mucho peor que tener a una persona estúpida como presidente". ¿Hay algo de esperanza? Mike sí consigue sacar algo positivo de todo esto en que está viendo a su país "en guardia", con una población mucho más activa políticamente, con ánimo de lucha. "Nunca había visto algo así en mi ciudad", asegura. El activismo de ambos, en especial el de Killer Mike, es más que notorio, aunque se ha acentuado en los últimos años con el auge de la brutalidad policial. Desde 2015 su implicación política también ha crecido, hasta el punto de ser una de las numerosas estrellas de la música que dio su apoyo al precandidato Bernie Sanders, a quien llegó a presentar en diversos actos de campaña. "Creo que los demócratas se sabotearon a sí mismos al escoger a Hillary Clinton", afirma. "Si tienes enfren-

te a alguien que simboliza el mal definitivo no le puedes poner a combatir con un mal light; hay que buscar la antítesis, que sería Bernie Sanders". El inusitado fenómeno generado por el senador de Vermont aún no se ha desvanecido, y la pareja cree que aún queda mucho trabajo por hacer. "La gente se está empezando a poner las pilas y trabajar mano a mano con el prójimo, con quien es distinto a ti: blancos con negros, hombres con mujeres, heteros con gays, americanos con inmigrantes... Desde los 60 no teníamos una lucha del pueblo contra la oligarquía". Una pugna que llega hasta la clase intelectual, como recuerda El-P. "Ahora que todo esto les toca su sensibilidad y sus intereses intelectuales, se despiertan aterrados ante la idea de la tiranía, que es lo que Trump representa con todo merecimiento". En otra lúcida comparación, el neoyorquino recuerda unas palabras de Mike: "Ahora es como si todos viviésemos en el sur profundo. Él ha visto toda esta mierda, conoce a la gente que están poniendo en el poder y casi puede predecir lo que harán". Entre tanto malestar, sin embargo, Run The Jewels siempre consiguen introducir un alto componente de diversión en lo que hacen. ¿Cómo se puede ser a la vez un par de cachondos y sonar profundamente cabreados? Porque son así. "Nos puedes ver como a un par de fumetas que de tanto en tanto dicen algo serio o como a un grupo político que suelta chistes. Creo que somos más lo primero, y nos lo hemos ganado", revela con sorna El-P, a lo que Killer Mike remata: "Toda esta mierda es tan absurda que si te la tomas en serio todo el tiempo te tirarías por una colina". Se sienten cómodos con lo que son y no quieren que se les reduzca a una sola cosa. "Estamos orgullosos de haber podido mostrar fielmente quienes somos: dos amigos que se ríen, a los que les gusta el rap y que se animan mutuamente para decir lo que necesitan decir", resume el neoyorquino.

«Puedes vernos como a unos fumetas que de vez en cuando dicen algo serio o como a un grupo político que suelta chistes» 39


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