ArtFutura 2009 - 20 Editions

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Queja pública, carta abierta. Public complaint, open letter. Vicente Matallana LaAgencia

Lo que uno altera mediante el recuerdo tiene sin embargo una realidad, sea o no conocida. Cormac McCarthy, La carretera.

Sueños de silicio, pantallas negras con letras verdes, computadoras que ronronean por el sonido de los ventiladores, líneas interminables de comando, los libros de Gibson y la certeza de todo un mundo paralelo, ya no por descubrir, sino por crear. Internet era todo texto. Tiempos de utopía y distopía que presagiaban todo lo bueno y todo lo malo que estaba por venir, tiempos de color de rosa por el filtro de mis gafas para evitar la radiación de los monitores. ArtFutura llegó en el año 1994 a Madrid y acababa de ser publicado “The Whole Internet User's Guide & Catalog” de Ed Krol en el que se describía, quizá por primera vez al público, los funcionamientos de la World Wide Web y el CERN había anunciado recientemente que sería gratuita para todos, sin ningún tipo de honorarios. Esa patente hubiera producido más dinero que la del tetrabrik. En esos días se germinó "LaAgencia", no de forma intencionada, sino por las malas influencias de "Libres Para Siempre", los cuales me habían cedido una habitación de poco más de 6 m2 en su estudio, y habiéndome convencido, (aunque ellos afirmen lo contrario), de hacerme cargo de la gestión y producción de sus obras, me llevaron a ArtFutura. Allí no teníamos Internet, desde casa yo usaba una línea heredada de mi fugaz paso por Philips Crypto, posiblemente una de esas primeras 10.000 que hubo en España con Servicom, aquellas que se pagaban por cada minuto de conexión. Unos amables señores de holanda corrían con los gastos; no pregunten más, sigo bajo un contrato de confidencialidad de 20 años.

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ArtFutura fue, tanto o más responsable del disgusto que les di a mis padres al decirles que iba a montar una empresa dedicada en exclusiva a la gestión, producción y desarrollo de arte electrónico, tal y como se llamaba en aquellos días, antes de que empezara la marea de nombres para definir lo indefinible, todo lo que puedes buscar y crear desde la Ciencia y la Tecnología al margen del más mínimo atisbo de lógica humana. Cuando este verano vino a visitarnos Montxo con Lucía y Leo en Alicante, yo no podía dejar de pensar en Arsénico por Compasión, ya que, mi hermana y yo, siempre hemos creído que en casa se ha asesinado mucho con extrema educación… y mi madre estaba extremadamente educada con Montxo. Creo que, aun ahora, mi madre hubiese preferido que siguiese trabajando para esos señores tan amables holandeses de los que no puedo decir más debido a los motivos anteriormente citados. Los textos de aniversario siempre tienen un tufo de nostalgia. Este texto quiero que se interprete como una reivindicación, una queja, una demanda por haber arruinado una prometedora carrera profesional con contrato indefinido; la mía. Llevo esperando desde hace 15 años una disculpa de Montxo, que no solo no llega sino que, por el contrario, parece que a este señor le gusta seguir con la broma, ya que de la mala influencia ha pasado a la presión directa, enredándome sistemáticamente en sus nuevos proyectos. Creo recordar que el primer proyecto que produje fue el de "Libres Para Siempre" para ArtFutura. No se si eso tiene una base real o no, no importa, me gusta recordarlo así.

“What you alter in the remembering has yet a reality, known or not.” Cormac McCarthy, The Road

Dreams of silicon, black screens with green letters, computers that purred due to the sound of their fans, never ending lines of commands, books by Gibson and the certainty of a complete parallel world, not to be discovered, but to be created. Internet was exclusively text. Times of utopia and dystopia that foretold the good and bad of what was to come, rose-colored times filtered through my tinted glasses that helped me avoid the radiation from the monitors. ArtFutura arrived in Madrid in 1994 just after the publication of “The Whole Internet User's Guide & Catalog” by Ed Krol which described, perhaps for the first time in public, how the World Wide Web worked and CERN had recently announced that it would be free for all with no form of fees. This patent would have generated more money than that of tetra pak. Over those days "LaAgencia" was germinated, not intentionally, but by the bad influences of “Libres Para Siempre”, who had given me a room little larger than 6 m2 in their studio, and having convinced me (although they insisted to the contrary) to take on the management and production of their works, they took me to ArtFutura. There, we didn’t have Internet, at home I used a line inherited from my fleeting collaboration with Philips Crypto, possibly one of those first 10,000 that there were in Spain with Servicom, those which you paid for every minute you were connected. Some kindly folk from Holland paid for all of that; don’t ask anymore, we’re still under a 20-year confidentiality contract.


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