Reflexiones espirituales
El amor de Dios Mientas estaba adorando a Dios en el bosque, como es mi pasión, le pedí escribir algo para Él, desde lo más profundo de mi corazón, pero algo que, al hacerlo, fuese contemplar el más precioso ramo de flores virtuales. Esas son las fantasías de un poeta, en plena inspiración, pero como Dios es divino, sabio, elocuente, pero a la vez es muy sencillo y práctico, solo oí un murmullo como una suave brisa, y en la brisa un melodioso sonido: "El amor de Dios". Durante dos días intenté escribir algo sobre el amor de Dios y no sabía por dónde empezar. Hoy, un niño de trece años —aunque él dice que ya no es un niño, sino un pre-adolescente y yo eso lo respeto mucho—, me hizo una pregunta: "¿Qué sería de nosotros si Adán y Eva no hubiesen pecado?". Por un momento me he quedado perplejo cual ratón descubierto por un hambriento felino, entonces es cuando he entendido el amor de Dios (algún día escribiré un libro solo del amor de Dios, pero de momento solo haré una reflexión sobre el mismo en torno a este comentario, "¿Qué sería de nosotros si Adán y Eva no hubiesen pecado?"). Para la inmensa mayoría —de los aproximadamente siete mil millones de pobladores de de la Tierra—, habría sido una bicoca (algo fácil de conseguir sin esfuerzo). Para una inmensa minoría no nos afecta en nada, y es a esta inmensa minoría a la que me dirijo para mostrar el amor de Dios y, si por coincidencia divina hay alguien que no pertenece a la
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