Magia experimental Brennan, J. H

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occidentales montones de problemas. Aunque sencillo, incluso el que se explica aquí no debería practicarse con exageración, sobre todo durante las primeras fases. No lo haga durar más de tres minutos en su primer intento, y vaya aumentándolo lentamente, minuto a minuto, a lo largo de un período de semanas. En caso de que surja el menor problema, interrúmpalo de inmediato. Durante las primeras fases debería evitar también respirar demasiado profundamente; la profundidad de la respiración debe irse aumentando también gradualmente a lo largo de una serie de semanas. Una última advertencia: este ejercicio exige contener la respiración; pero debe hacerse tensando los músculos abdominales, y no cerrando la garganta. Y si siente la menor molestia durante la realización del ejercicio es que lo está haciendo mal. Pasemos ahora al ejercicio en sí. Vacíe primero los pulmones: en las primeras fases no hay necesidad de hacerlo por completo y, evidentemente, no se les debe forzar en lo más mínimo. Respire mientras cuenta mentalmente hasta cuatro. Si descubre que ha inhalado todo el aire que podía antes de llegar a cuatro, regule la velocidad a la que cuenta. No intente forzar la entrada de más aire. El objetivo de este ejercicio es establecer o fijar un ritmo, no aumentar la capacidad de los pulmones. Contenga luego la respiración mientras cuenta mentalmente hasta dos. Recuerde que debería hacerlo mediante los músculos abdominales, y no cerrando la garganta. Exhale finalmente el aire mientras cuenta mentalmente hasta cuatro. Puede que al principio no le resulte fácil, pero no se olvide de que está intentando llegar a una situación que le permita contar a un ritmo equilibrado durante toda la secuencia. Mantenga finalmente el aliento fuera mientras cuenta mentalmente hasta dos. Resumo brevemente la secuencia: Inhalación hasta cuatro; contención hasta dos; exhalación hasta cuatro; contención hasta dos. Repita esta secuencia, aumentando gradualmente todos los días la duración de la práctica hasta que resulte fluida y sin problemas. Con el tiempo, y una vez iniciada, llegará a convertirse en prácticamente automática, pues si se le da tiempo para aprender la secuencia, su inconsciente ocupará su lugar y realizará dicha tarea por usted. Durante la realización de este ejercicio descubrirá que inhala más aire que cuando respira normalmente: esto es cierto aun en el caso de practicarse sin demasiado esfuerzo, pues la mayoría de la gente tiende a respirar muy poco profundamente. Una mayor cantidad de oxígeno en sus pulmones significa un aumento del mismo en su sangre. Habrá iniciado una pequeña reacción bioquímica. El resultado final es una mejor relajación. Pero el beneficio no termina aquí. Está practicando este ejercicio conjuntamente con los de relajación consciente. Combine ambos con la frecuencia y regularidad suficientes y pondrá en marcha un curioso mecanismo psicológico. Es un mecanismo mencionado antes en un contexto distinto: el de la asociación. Antes o después ―y las investigaciones básicas de Pavlov indican que entre cincuenta y sesenta sesiones consecutivas bastarán para lograrlo― su mente asociará firmemente la respiración de 2/4 con la relajación. Cuando eso ocurra, bastará con que inicie la secuencia respiratoria para producir una relajación a través de un reflejo condicionado. Aparte de sus beneficios ocultos, éste es un talento que conviene mucho desarrollar. Cuando se produzca una crisis podrá combatir el pánico con una respiración, recuperando la tranquilidad de ánimo mediante una secuencia


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