Goddard David La Torre de La Alquimia

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sabiduría de este método de práctica se confirma mediante la iluminación que con él han alcanzado los adeptos a la Alquimia y los yoguis del Vajrayana. Pero existe otra razón práctica y mística por la cual se da forma humana a los dioses. En forma implícita esta práctica enseña que las energías universales están presentes en la constitución humana. En los Misterios se enseña que los dioses están en el exterior como energías objetivas, y en el interior como arquetipos de potencias latentes. Como enseñó Iamblico, la razón por la que se invocaba a los dioses a través de la teurgia era "acelerar" nuestra propia deificación, nuestra apoteosis. Este es exactamente el mismo razonamiento que motiva la práctica del budismo tántrico, donde una aceleración del crecimiento lleva a un servicio más eficaz. Los iniciados clásicos no veían a los dioses y a las diosas como seres humanos superiores. Por lo general, exceptuando a los humanos deificados, las diosas nunca han sido mujeres humanas y nunca lo serán. Lo mismo se puede decir de los dioses. Los dioses y las diosas eran más bien clasificaciones de energías, simples etiquetas. Las deidades de los panteones de la antigüedad, cuando se trabajaba con ellas dentro de los Misterios, eran máscaras individualizadas, personae de la Unidad Absoluta. Ayudaban a los practicantes a concentrarse en energías especializadas, de la misma manera en que lo hacen las clasificaciones de los Sephiroth en el Árbol. Esta es la razón de que las deidades del panteón de la antigüedad se atribuyan a diversos Sephiroth. Nos proporcionan un rostro y una forma con la que podemos relacionamos en las primeras etapas de nuestro trayecto. Más tarde, al iniciarse la iluminación se vuelven redundantes. Por eso, después de la iluminación del Señor Buda, los dioses del panteón hindú fueron los primeros seres que le pidieron que les enseñara el Dharma.

Así como en el tarot las figuras masculinas representan la conciencia de uno mismo y las femeninas representan el subconsciente, en los Misterios la palabra "dios" es la clasificación que corresponde a las energías activas y estimulantes (el Yang del Taoísmo) y la palabra “diosa” corresponde a las energías pasivas que constituyen formas (el Yin del Taoísmo). El Árbol de la Vida representa esta dualidad, con sus pilares laterales complementarios de fuerza y de forma, energía y estructura. En la Alquimia, como en el Yoga, se trabaja energéticamente con esta dualidad, y la sintetizan las corrientes solar y lunar de la Única Energía Radiante. El movimiento pagano moderno no ha comprendido esto con eficacia. La mayoría, y hablamos con base en la experiencia, todavía considera que los dioses son sólo un enfoque religioso alternativo hacia el monoteísmo. Rinden culto a los dioses tal como lo hicieron los laicos del mundo antiguo, no como lo hacían los iniciados en los Misterios. Por ejemplo, el dios Pan. Originalmente fue el antiguo y rústico dios de los rebaños y las manadas, que a menudo estuvo en desacuerdo con los sofisticados dioses del Olimpo, posteriores a él. Cuando los iniciados de los Misterios usaban "Pan" como una clasificación, no se estaban refiriendo a este dios de las manadas de criaturas salvajes. Como tampoco lo hicieron Dion Fortune o Aleister Crowley cuando compusieron sus invocaciones a Pan. En griego, "pan" significa "todo". Los iniciados clásicos y sus descendientes usan la palabra "Pan" como sinónimo de la totalidad de la creación. La humanidad tiene los mismos impulsos e instintos que los animales (por eso Pan tiene patas y cascos de cabra). En la Cábala, se le llama Nefesh. Pero la humanidad también tiene sus propias cualidades especiales, representadas por la cabeza humana y el torso de un dios. Sus cuernos, como los de Moisés, son símbolos de la divinidad, y la siringa, la flauta de Pan que toca,


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