Yoga, La ciencia del Alma, Vol IV

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sueños. Cuando no hay sueños, entonces, por primera vez, saboreas lo que es el sueño. Patanjali dice que el samadhi es como el sueño, que el éxtasis supremo es simplemente como el sueño, con una única diferencia: el sueño es inconsciente y el samadhi es consciente. El dormir es uno de los fenómenos más bellos, pero nunca has dormido porque siempre estabas soñando. Durante toda la noche hay unos ocho ciclos de sueños y cada ciclo persiste durante unos cuarenta minutos. Si duermes ocho horas, entonces hay ocho ciclos de sueño y cada ciclo de sueño dura unos cuarenta minutos. Entre dos sueños solamente quedan veinte minutos y esos tampoco son muy profundos porque se está preparando otro sueño. Un sueño acaba, los actores desaparecen tras el telón, pero hay mucha actividad porque se están preparando, se están pintando las caras y cambiando de vestidos. Se están preparando y pronto se levantará el telón; tendrán que salir. De modo que entre dos sueños, hay una separación de veinte minutos-y no es demasiado tranquila. Por detrás está lo oculto; la preparación continúa. Es como la paz entre dos guerras-la Primera Guerra Mundial, la Segunda Guerra Mundial y la paz entre ambas. La gente se refiere a esos días como "días de paz"; no lo fueron. No podían serlo. ¿Cómo sino hubieras podido preparar la Segunda Guerra Mundial? No fueron días de paz. Ahora han encontrado la palabra adecuada; lo denominan "guerra fría". Hay una guerra caliente y entre dos guerras calientes, existe una guerra fría; son los preparativos tras el telón. Entre dos ciclos de sueño hay una brecha de veinte minutos; es como un descanso. Todo se está preparando y tú también te estás preparando. No hay una ausencia de tensión; hay tensión. Cuando revives el día completo, dejas de soñar. Entonces caes en una profundidad sin fondo. Continúas cayendo y cayendo y cayendo como cae una pluma; igual. Es tremendamente bello. Y esto ocurre sólo si retrocedes todo el día. Es como aprender un truco; entonces puedes hacerlo durante toda tu vida. Ve hacia atrás hasta el mismo instante en que gritaste y naciste. Recuérdalo; has de vivirlo, no recordarlo. Porque ¿cómo vas a recordar? Y puedes gritar de nuevo; el primer grito, lo que Janov denomina el "grito primal". Puedes gritar otra vez como si estuvieras renaciendo, como si fueras de nuevo un niño saliendo del vientre de la madre. Es un recorrido difícil, duro. Te esfuerzas por salir y es doloroso, porque durante nueve meses has estado viviendo en el paraíso del vientre de tu madre. Toda nuestra ciencia no ha sido capaz de crear nada tan confortable como el útero. Es perfecto. El niño vive absolutamente sin ninguna responsabilidad, sin preocupaciones, sin pensar en el pan, ni en la mantequilla, ni en el mundo, ni en las relaciones; sin preocupaciones. Porque no hay nadie más, no existe ninguna otra relación. Se alimenta de la madre sin tener ni siquiera que preocuparse por digerir nada. La madre lo digiere y el niño simplemente ingiere la comida digerida. No hay ni tan sólo necesidad de respirar. La madre respira; el niño simplemente recibe el oxígeno mientras flota en el agua. Los hindúes representan a Vishnu de una determinada manera. Dicen que Vishnu flota en el océano. Has de haber visto esa representación: descansa en el lecho de una serpiente; la serpiente lo protege y Vishnu duerme. Esa escena realmente simboliza el vientre materno. Todo niño es un Vishnu, un Dios encarnado; al menos en el vientre de su madre. Todo es perfecto, no carece de nada. El agua en la que flota es exactamente como el agua del océano, con los mismos componentes, la misma sal. Por eso una mujer embarazada empieza a ingerir más sal y cosas saladas; anhela alimentos salados. El útero necesita más sal. Es la misma solución química que en el océano y el niño flota en ese océano perfectamente cómodo. La temperatura se mantiene exactamente la misma. Tanto si hace calor en el exterior como si hace frío, no hay diferencia; el vientre materno mantiene la misma temperatura para el niño. Vive en una comodidad perfecta. Dejando esa comodidad


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