LA GUERRITA QUE SE LE AGUÓ A CHÁVEZ, POR AQUILES JULIÁN

Page 175

175 Luis Vicente León, director de Datanálisis y uno de los politólogos más respetados del país, añade que el problema para Chávez "fue que los diablos sueltos no eran fácilmente controlables. Con acciones que ponían en riesgo la popularidad del presidente, especialmente en la clase media, pero también en la base de la población que rechaza la violencia mayoritariamente".

Roberto Briceño León, director del Laboratorio de Ciencias Sociales y principal experto en violencia del país, va más allá: "Los paramilitares están planteados como una fuerza de choque contra los opositores en la actualidad o en una eventual salida del poder. O contra las nuevas autoridades. Son parte del plan B. Chávez ha pretendido fomentar la violencia política, la lucha de clases, pero lo que logró es el aumento de la violencia delincuencial. Son pobres matando a pobres. Por eso no puede actuar completamente contra esos grupos de manera permanente y estratégica, sino sólo de manera táctica".

La violencia ha sido denominador común a lo largo de la década de Chávez. Desde los tiroteos en la Plaza de Altamira contra los manifestantes de la oposición hasta la colocación de una bomba, justo hace un año, en la sede la organización empresarial Fedecámaras. Héctor Serrano, alias Caimán, antiguo agente de la Disip (servicios de Inteligencia de la Policía), falleció al explotar el artefacto que él mismo manipulaba. Los carapaicas desmintieron que estuvieran detrás de la operación, tras los distintos rumores que confirmaban la militancia de Serrano en este movimiento revolucionario.

"Fue un héroe. Se tiró encima de la bomba para que no hiriera a sus compañeros", asegura, un año después, otro de los legionarios de Chávez. "Yo haría lo mismo por la Revolución".

FRENTE DE RESISTENCIA POPULAR TUPAMARO

Treinta y ocho superbloques de hasta 450 apartamentos cada uno y 42 edificios más pequeños se levantan imponentes, como dinosaurios de cemento, gigantescas sombras sobre la ciudad. Fue Mario Pérez Jiménez quien desató semejante aventura urbanística. La caída del dictador posibilitó la toma de los departamentos y su bautizo con la fecha del derrocamiento. Así comenzaba la historia rebelde del barrio 23 de Enero, zona subversiva de 110.000 almas. Represión, torturas, desaparecidos... Las policías de la IV República quisieron aplacar con la violencia oficial el espíritu rebelde de un barrio que en 1971 acogió a un nuevo vecino, un cadete de la Academia


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.