Revista Diplomacia 131 abril 2016 Desarrollo Sostenible, Clima y Humanismo Global

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DIPLOMACIA

No sólo no hemos captado la idea, sino que, dando la vida y todo lo que ella conlleva como por sentado, actuamos como si todo lo que destruimos y todo lo que depredamos fuera mecánicamente reversible. La economía es en muchos aspectos un ejemplo perfecto de este absurdo comportamiento. Sin duda podemos afirmar que como resultado de la racionalidad económica actualmente dominante, nuestra capacidad de destruir lo infinitamente improbable se ha convertido en una certeza. Para esta etapa de nuestra historia, ya resulta abrumadoramente evidente que precisamos de una nueva racionalidad económica. Una economía ecológica, como me gusta llamarla, es la alternativa sensata, porque pone la economía al servicio de la vida, y no, como ha sido la regla en este último siglo, la vida al servicio de la economía.

Segunda. Un interesante debate tuvo lugar el 1995, entre el distinguido astrofísico Carl Sagan y el gran maestro de la biología Ernst Mayr. El tema era la posibilidad de vida inteligente en otros planetas.3 Sagan, desde la visión del astrofísico sostenía que existen muchos planetas similares al nuestro, por lo que no hay razón de que la inteligencia no pueda presentarse en algunos de ellos. Mayr planteó que a diferencia de la física que se fundamenta en leyes, la biología se fundamenta en conceptos. Por lo tanto, si en la biología no hay leyes, el fundamento de sus teorías son conceptos tales como selección natural, lucha por la existencia, competencia, biopoblación, adaptación, éxito reproductivo, selección de la hembra, y dominación masculina. […] Como consecuencia, una filosofía de la física basada en leyes naturales resulta ser algo muy 3

En virtud de esa visión el argumento básico de Mayr, durante el debate lo reproducimos a continuación: Respecto de vida inteligente en otros planetas, “La respuesta que podrías dar los físicos será completamente diferente de la que darían los biólogos. Los físicos todavía tienden a pensar de manera más determinista que los biólogos. Tienden a decir: si la vida se ha originado en algún lado, también desarrollará inteligencia a su debido tiempo. El biólogo, por otro lado, está impresionado por la improbabilidad de tal desarrollo. […] Uno debe ser consciente del hecho de que la evolución nunca se mueve en una línea recta hacia un objetivo (“inteligencia”) como sucede durante un proceso químico o como resultado de una ley física. Las vías evolutivas son altamente complejas y se asemejan más a las bifurcaciones de las ramas de un árbol”.5 “Después del origen de la vida; es decir, hace 3.800 millones de años, la tierra estuvo conformada durante más de 2.000 millones de años únicamente por procariotas, simples células, sin un núcleo organizado. […] Debido a un único evento sorprendente que aún hoy está sólo parcialmente explicado, hace unos 1.800 millones de años se originó la primera célula eucariota, una criatura con un núcleo bien organizado y otras características de organismos superiores. Del rico mundo de los protistas se originaron eventualmente tres grupos de organismos multicelulares: hongos, plantas y animales. Pero ninguna de las millones de especies de hongos y plantas fue capaz de producir inteligencia”. Continúa Mayr describiendo cómo se van formando las ramas (linajes) de miles de millones de especies a lo largo de esos 1.800 millones de años, para concluir que al final

En Google se puede encontrar el texto del debate y

muchos comentarios al respecto.

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distinto de una filosofía de la biología basada en conceptos”.4

4

Ver texto del debate en Google.

5

Ibid.


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