Monseñor FERNANDO CHOMALÍ
Reflexiones sobre los
tiempos que vive la Iglesia Católica Son tiempos muy duros y difíciles, dijo Monseñor Fernando Chomalí: “como quisiera que nunca hubiese habido tanta injusticia y tanto dolor. Como quisiera que esto fuera sólo una pesadilla y que nosotros siguiéramos gozando de nuestra pertenencia a la Iglesia como un gran regalo, y no tuviéramos que dar explicaciones respecto de nuestra fe”. Marcela Paz Muñoz I.
Ante las acusaciones de escándalos, abusos y pedofilia el Papa Benedicto XVI ha sido claro, más que eso, enfático: “Nosotros los cristianos, en los últimos tiempos, hemos evitado la palabra penitencia. Ahora, tras los ataques del mundo que hablan de nuestros pecados, vemos que es necesario hacer penitencia, reconocer lo equivocado de nuestra vida. Abrirse al perdón, preparase al perdón, dejarse transformar. El dolor de la penitencia, quiere decir purificación y transformación, esa es la gracia, significa renovación, obra de la misericordia divina”. El pasado 15 de abril fue la primera vez que el Santo Padre se refería directamente a las críticas por la actitud negligente de la más alta jerarquía de la Iglesia Católica ante las denuncias de sacerdotes. En Chile también se viven tiempos difíciles. Conversamos de ello con el Obispo Auxiliar de Santiago, Monseñor Fernando Chomalí. ¿Cómo calificaría la actual situación que atraviesa la Iglesia en Chile? En estos días los católicos nos hemos escandalizado de las noticias que llegan de todas partes del mundo y hemos sufrido mucho. Muchos, llegan a tener profundas dudas existenciales y crisis de fe frente a los hechos que hemos ido conociendo. Y no es para menos. Es grave, gravísimo que un sacerdote abuse de un menor. -Otros, viendo las noticias, han perdido la esperanza y se preguntan en quién podrán confiar. Este tiempo ha sido especialmente doloroso, sobre todo porque sumado a la reacción de cada uno de nosotros se suma una exacerbación de los hechos a través de los medios de comunicación social que aumentan el dolor, reabren las 2
heridas y nos confunden más. Aparecen las preguntas que corroen el alma. ¿Será cierto que la Iglesia es la Iglesia de Jesucristo? ¿Será cierta su enseñanza? ¿Tuvo sentido haber creído en la Iglesia? Son preguntas que están en el corazón y en la mente de muchos. Pero el Padre Chomalí continúa: “Como quisiera que ninguno de los abusos a menores se hubieran dado, y menos de parte de quienes tienen la misión de cuidarlos y darles a conocer a Cristo, quien tuvo una especial predilección por ellos y que, advirtió severamente que quien recibe un pequeño en su nombre a Él lo recibe y que el que escandalice a uno de estos pequeños que creen en mí, más le vale que le cuelguen al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos y le hundan en lo profundo del mar (Mt 18,5). Como quisiera que esto fuera sólo una pesadilla y que nosotros siguiéramos gozando de nuestra pertenencia a la Iglesia como un gran regalo, y no tuviéramos que dar explicaciones respecto de nuestra fe”.