El Antejardín. Fanzine No. 14

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se emplee. Fui también más allá de los rumores colegiales que se imparten sobre el mítico Florero de Llorente, al conocer algunas de tantas historias de las que suelen cocinarse a su alrededor en la Plaza de Bolívar, y no pude contener el antojo de un Chocoramo cuando fue el delicioso protagonista de uno de los capítulos. La impresionante variedad de bebedizos, matas, aceites y recetas para salvarnos de una enfermedad, curarnos de un mal de amores o convertirnos en amantes inolvidables hace parte de esos elementos que son destacados en el programa, porque los milagritos que se le pueden adjudicar a la caléndula o los favores pedidos a algún santo de confianza no faltan en el día a día del país, y hasta reseñados estarán en el inconfundible Almanaque Bristol. Con temáticas como estas han salido al aire hasta hoy dos jugosas temporadas, en las que el simpático conductor de Los Puros Criollos se ha encargado de abordar objetos, comidas, espacios, ritmos, cuentos o situaciones particulares que hacen parte, nos guste o no, de una importante construcción simbólica que hemos desarrollado alrededor de la cotidianidad de nuestras vidas como colombianos. Este programa me recuerda las palabras de un muy querido profesor que tuve en la carrera de Diseño industrial, que solía mencionar que el diseño, que el diseñador, debía acercarse más a las situaciones ordinarias, porque en la comprensión de las formas de vida cotidianas había un universo inmenso y maravilloso por explorar. Esa reflexión se puede extender a todas las personas y a todos los quehaceres. Por eso me gusta Los Puros Criollos, porque en pocos ámbitos se suele resaltar la importancia de lo ordinario, de lo habitual, de lo espontáneo, que es en lo que me gustaría centrar mucho más mi atención.

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Por lo mismo, invito a todos los lectores, valga la cuña, a verlo, a descubrir con qué se identifican, a despotricar de la empanada, del Renault 4, del tejo y de los quinces, y sobre todo, a reírse y disfrutar un poco de las anécdotas de la gente del común, de la gente como uno.


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