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2. Buenos hábitos alimenticios, es decir, el apego a lo natural. Tenemos que evitar a toda costa alimentos procesados tales como embutidos, cereales endulzados, harinas refinadas, alimentos genéticamente modificados; carnes con alto contenido de antibiótico y hormonas; lácteos que ya no contienen ningún nutrimento debido a los procesos de pasteurización para su larga vida en anaquel, etc. Entiendo que es difícil y costoso comprar toda la comida orgánica, pero podemos empezar por pequeñas cosas cuyos precios no son tan elevados. Además, para evitar la agresión del resto de los alimentos que consumimos, mi recomendación lleva al siguiente punto: 3. Consumir probióticos. Como lo mencioné al principio, nuestras bacterias benéficas, que son la primera línea de defensa que tenemos, están siendo agredidas constantemente; por eso, si procuramos “reforestar” nuestra microbiota, los factores externos (que no controlamos) serán menos dañinos para nuestra salud. Actualmente, es muy frecuente escuchar acerca de niños con alergias, intolerancias alimenticias, trastornos de atención, autismo, y muchas otras situaciones que hace algunos años no eran nada comunes. Seguro te preguntarás qué está pasando. ¿Es que las mamás nos volvimos más aprensivas, o los doctores se inventaron nuevas enfermedades? La respuesta es que no es coincidencia que esas enfermedades se hayan multiplicado si nuestro país incrementó considerablemente el número de cesáreas innecesarias, y ha fomentado la alimentación de los bebés con fórmulas lácticas. Repito, la naturaleza es muy sabia y si nosotros evadimos estos procesos, las consecuencias pueden ser evidentes.

Para finalizar, quiero enlistar algunos de los beneficios de consumir probióticos desde la infancia hasta la tercera edad: • Ayudan a prevenir y tratar diarrea causada por infecciones o por el uso de antibióticos. • Algunos estudios indican que contribuyen a reducir los síntomas del síndrome del intestino irritable (IBS, por sus siglas en inglés). • Pueden ser benéficos en el tratamiento de la enfermedad intestinal inflamatoria (IBD, por sus siglas en inglés). • Regularmente, propician que los niños toleren mejor la lactosa (un tipo de azúcar que contiene la leche de vaca). • También hay estudios que señalan que ciertos probióticos pueden ayudar a prevenir las infecciones de las vías respiratorias superiores, como los resfriados comunes, en especial en niños que van a la guardería. • Los investigadores también estudian el uso de probióticos en niños, para prevenir o tratar el eczema. • Sirven para combatir las caries. • Son útiles para prevenir alergias.

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