las mujeres de ayer y hoy

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menos recursos que en la ciudad, la sanidad era más general porque para casos más graves, siempre mandaban a los enfermos a la ciudad donde habían más recursos y es donde estaban los especialistas.

ninguna de las entrevistadas ha comentado que tuviese problemas con ninguna de las especialidades disponibles. En algunos de los casos solo disponían de un medico en el pueblo y no conocían otra especialidad.

En cuanto a recursos como los medicamentos, todos los testimonios coinciden en que se debían pagar, excepto dos de las entrevistas que aseguran que durante una temporada en la época de Franco, se podían conseguir gratis, que no pagaban por la medicación si no que te la daba el médico o farmacéutico porque iba a cargo del seguro médico (en los dos empleados de Altos hornos).

En relación al servicio de los ginecólogos hemos observado dos tendencias diferenciadas:

Seis de diez mujeres pudieron ir a la escuela a aprender las materias básicas como leer, escribir, sumar o restar, pero en cuanto a temas relacionados con la higiene personal, métodos anticonceptivos y salud, no recibieron ninguna educación. Las otras tres restantes, no pudieron ir a la escuela porque tenían que quedarse en casa ayudando a hacer las tareas. En general las entrevistadas nos han comentado que tenían plena confianza en los médicos a los que acudían ya que eran las únicas personas que podían ayudarlas, independiente del nivel social al que pertenecían o la zona de residencia, nos han comentado que muchas veces no les diagnosticaban correctamente porque no tenían los medios de los que disponemos ahora pero aun así, confiaban en ellos. En uno de los casos estudiados, no confiaba en los médicos porque consideraba que por el hecho de ser seres humanos podían tener limitaciones a la hora de establecer diagnósticos correctos. Respecto al médico en el que mayor confianza depositaba y que les merecía más respeto era el médico de cabecera, pero

Algunas mujeres acudían al ginecólogo pero preferían que este fuese mujer porque les aportaba más confianza. En otros casos hemos observado que las mujeres no solían acudir al ginecólogo excepto cuando requerían sus servicios en el parto y por tanto tenían más confianza en las matronas que en ellos.

Muchas de las mujeres han comentado que no iban al ginecólogo porque no era común en la época pero sí que comentan que en la actualidad debemos de ir para prevenir posibles enfermedades. En general las conclusiones que sacamos es que hay un sector más crítico con la situación del sistema sanitario español por las listas de espera que no acaban y que están impacientes. También hay una posición que lo acepta tal y como es y lo agradece porque ha vivido tiempos muy malos que no quieren que se repitan, y viven ahora a espera de los recortes que se apliquen como consecuencia de la crisis, y una entrevistada que no le gusta el sistema.

Por último, todas las señoras menos una, coincide en que el paso del franquismo a la democracia mejoró la situación sanitaria de España porque había mayor cobertura de médicos y la sanidad pública empezó a responsabilizarse de más gente 47


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