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El problema en estos momentos es complicado, pero lo primero es dar respuesta a su necesidad de acogida, de alimentación, de orientación. Por eso no se trata de quedarse en una respuesta asistencialista, De todos modos se observa la necesidad de una respuesta de denuncia a lo que está sucediendo, pues no se trata sólo de almacenamiento y comida. Las migraciones cambian de signo y hay que estar atentos a no quedarnos con las preguntas antiguas, sino escuchar las nuevas que nos traen. La gente sudamericana habló de la herida con la que vienen de lo que sucede allá y la fe que traen que debe ser atendida y fortalecida con la atención de la Iglesia a su problemática que traen con ellos, habiendo trabajado en puestos importantes en su país, pero que han tenido que dejar por no poder subsistir en medio de la violencia y la pobreza creciente. Un buen momento para mirar la temperatura del termómetro eclesial en estos momentos difíciles. Julio Yagüe