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Deporte y Salud Mental

El encierroDEPORTE Y SALUD MENTAL

Entrevista a Karina Ramírez, por Andrea López

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Ilustración: Isabel Castillo @isacast

Cuando se habla de la relación entre deporte y salud mental, suelen enfatizarse los beneficios del deporte en el estado del ánimo y el bienestar en general. En cambio, es más difícil encontrar investigación que aborde cómo el deporte puede atraer a aquellos que tienen un trastorno psicológico previo, o gatillar o profundizar estas psicopatologías.

Jill Colangelo [1] dedicó su tesis de Magíster en la Universidad de Harvard a estudiar la prevalencia y tipo de psicopatología en corredores de ultradistancia. A través de un cuestionario contestado por 523 deportistas hombres y mujeres, entre 19 y 73 años, encontró que un 37% tenía un diagnóstico de trastorno mental, en contraste con el 20% en la población general. De aquellos con un diagnóstico formal, un 63.4% había sido diagnosticado previo a su práctica del deporte y 32%, durante o post participación. Las psicopatologías que tenían eran variadas, destacando la ansiedad, depresión y abuso de alcohol. Otros trastornos encontrados fueron el trastorno bipolar, trastornos de la conducta alimentaria, trastorno obsesivo compulsivo, y síndrome de estrés postraumático. La investigación también aplicó un cuestionario sobre riesgos actuales para diversas psicopatologías, encontrando que en las mujeres, el riesgo era mayor para depresión, ansiedad, trastorno somatomorfo y trastornos de la conducta alimentaria; y en hombres, para bulimia, trastorno por atracón y conductas alimentarias desordenadas. También encontró que 25% de la población del estudio estaba en riesgo para abuso de alcohol, siendo su prevalencia en la población general de 5.6%. En 12% de los participantes, se observó un riesgo de pensamientos suicidas o auto-lesivos, un porcentaje que subía a un tercio en el grupo que entrenaba 20 horas o más a la semana.

Esto coincide con estudios previos que muestran que, después de un cierto nivel, los volúmenes de ejercicio dejan de producir beneficios en términos de salud mental y se correlacionan inversamente con esta. Sin embargo, los deportistas tienden a negar esto y centrarse en los beneficios del entrenamiento. Un estudio de 2018, de Buck et al., mostró que había depresión en un 20% de los ultracorredores, adicción al ejercicio en 18% y dificultades para encontrar placer en las actividades en un 22%. En tanto, un estudio en 583 triatletas (DeBate, Wethington & Sargent, 2002) encontró que 28% de las mujeres y 11% de los hombres mostraban conductas alimentarias desordenadas, que un 60% de ellos puntuaba en riesgo de Restricción Alimentaria y que un 100% de ellos no estaba conforme con el tamaño de su cuerpo. En ultracorredores, se ha visto que mientras más identificación con la identidad de ultracorredora, las mujeres tienen mayor riesgo de desarrollar un trastorno alimentario.

A pesar de estos antecedentes, aún no está claro si los deportes de resistencia atraen a personas con trastornos mentales que usan el deporte para atenuar sus efectos, o bien, si desarrollan el trastorno como producto de su participación, en respuesta al alto volumen de entrenamiento, por lo que es importante continuar la investigación acerca de esta relación.

En Con Altura, quisimos profundizar en la relación entre salud mental y deporte y conocer cómo una deportista dedicada a correr distancias ultra y profesora de Educación Musical, Karina Ramírez, experimentó el tener un trastorno del ánimo; ser diagnosticada con depresión y, luego, con trastorno bipolar; cómo eso impactó su práctica deportiva; y cómo la alta montaña, la distancia y la aventura fueron un elemento terapéutico dentro de esta relación. Pocos deportistas se atreven a hablar abiertamente de estos temas, por eso, es importante el camino que abre Karina para la normalización de los trastornos de salud mental, sobre todo, en una población como los deportistas de resistencia, que los experimenta en mayor medida que la población general, y donde un ethos de rudeza puede obstaculizar el buscar ayuda para su tratamiento.

Tiempo atrás, contacté a Karina para pedirle que escribiera para Revista Con Altura acerca de su amor por, precisamente, la altura y las montañas, y por los desafíos autogestionados que se alejan de la estructura formal y el marqueteo de los eventos deportivos organizados. En ese momento, no sabía que detrás de las grandes cantidades de kilómetros que ella estaba realizando, también estaba la vivencia de lo que, en ese momento, le habían diagnosticado como depresión:

Desde el primer momento en que Revista con Altura se contactó conmigo para pedirme que escribiera algo breve, me sentí halagada, pero también aproblemada, porque no me sentía con ganas. La razón principal: Depresión. Hablar de montaña por ahora, será sin duda alguna, acompañada de esta compañera silenciosa de la que nadie habla, por vergüenza o por distintos motivos. No reconocerla en mi relato, sería sacarse una foto maquillada. En conclusión, una mentira, porque no me maquillo.

Organizar la montaña

Desde que fui diagnosticada con depresión, aparte de no querer asumirlo, opté por buscar

El enciExerroponer mi situación tenía que ver más que nada con abrir ese estereotipo que se tiene respecto a sufrir depresión y mostrar que le puede pasar a cualquiera

una forma saludable de mantenerme activa a nivel mental y físico. La mejor solución, comprobada con los meses, fue armarme de mini proyectos personales en la montaña.

Proyecto 1:

“AMM (Andes Mountain Marathon)” : Como se postergó tanto tiempo este evento, y tenía el ticket guardado, tenía dos opciones: O corría o no lo corría. El único “ pero ” era que en 3 semanas más estaba La Gran Travesía (100km). Como mi plan de entrenamiento cambió radicalmente (rendir era lo último y lo menos relevante), hacer esta carrera se tornó en un desafío, ya que nunca había hecho carreras tan continuas. En este proyecto 1 lo pasé bien, dentro de todo, pero sabía que algo andaba mal a nivel de cuerpo: me sentía muy pesada, jadeaba mucho y, en general, “lenta ” . Mi círculo más cercano me recordó que lo más importante era moverse y que no pensara en el rendimiento, porque, al final, daba lo mismo.

Proyecto 2:

“LGT (La Gran Travesía)” : Después de terminar AMM, lo único que quería era dormir, dormir y dormir. No tenía ganas de correr, entrenar o lo que fuera. Sumado a que me habían subido la dosis de ciertos medicamentos, lo que afectaba mi motricidad. En resumen: No tenía tanta motivación. Me centré en descansar y esperar a que llegara la gran carrera. Tenía muchas ganas de correr 100k, pero como ya había vivenciado lo que era correr con drogas en el cuerpo, no me sentía realmente animada. Al final, tuve que revertir el objetivo (chao rendimiento) y verlo como un desafío mental, que sin duda me ayudaría a ser más fuerte en la montaña. Y la verdad es que no lo pasé nada bien, sentir espasmos en las

piernas, e incluso la cara, me desconcentraba un montón y me hacía dudar sobre si iba a terminar o no. Al final, intenté concentrarme en terminar. Y lo logré. A duras penas, pero lo terminé.

Proyecto 3:

“100K de autosuficiencia ” : Pasaron 3 semanas exactas para salir por este mini proyecto, que hice con mi pareja y amado Nico. La vuelta era por Santiago y tenía harta dificultad física. La otra dificultad era la logística, ya que llevábamos toda la comida en nuestras mochilas. Calculamos mal cierto tramos, y el reloj se nos empezó a hacer corto. Terminamos, finalmente, en el km 56, con 5.330 D+ . Este último proyecto creo que fue el que me dejó más animada ¿La razón? Porque no lo terminamos, de lo difícil que era. Y porque una idea propia que cobre vida, será siempre mucho mejor que participar de una carrera. O, al menos, eso creo yo.

Proyecto 4:

“Altura ” : A la semana siguiente del proyecto 3, empecé a hacer altura. Y también me habían quitado uno de los medicamentos que tomaba: ¡Qué felicidad! Sin duda alguna, la altura es el lugar que más amo. Estuvimos con mi pareja, tres semanas haciendo altura, para luego ir al norte a subir volcanes de 6000m. Estaba tan feliz de estar subiendo a la altura todas las semanas, que mi ánimo mejoró mucho. Empecé a socializar más y sentía más ganas de salir. Dentro mío pensaba “Qué bueno que ya me siento mejor, iré al alza sin duda ” . Lo que no sabía, es que al quitarme un medicamento, una droga, el cuerpo siente abstinencia. Crisis de pánico, náuseas y mi ilusión rota de que estaba mejorando más rápido de lo que imaginaba. A pesar de todos los síntomas físicos y que no lo pasé estupendamente bien en el norte, la altura sigue siendo un espacio mágico y muy especial en mi vida. Al menos, las nuevas dos cumbres de 6.000m que hice, las disfruté mucho y la montaña nos recibió de muy buena manera. Pagada en absoluto. En estados como estos, tu cordada es clave. Nico y mi amiga Pato, sabían de mi condición y era fácil estar con ellos. Podía vivir mis síntomas y mis emociones sin complicaciones. El encierproyecr to os parezca un recetario. Pero esa es la forma en como recuerdo esos meses. En diciembre, cuando dejé de tomar un medicamento, me di cuenta de que estaba literalmente drogada. Y que hay muchos episodios que no recuerdo. Era como vivir en una burbuja. La otra razón por la cual escribo de esta forma, es para mostrar que la planificación de la montaña, me ayudó a estar activa en esos meses. La montaña fue la que me ayudó a levantarme en aquellos días en que no quería nada. Y tener proyectos a corto plazo, me motivaba a pensar en el día a día.

Meses después de recibido este escrito, Karina volvió a correr Andes Mountain Marathon, logrando resultados mucho mejores que la vez anterior, lo que compartió a través de una publicación en Instagram donde comentó “AMM fue el reflejo de mi felicidad, de aceptar quien soy ” , relacionándolo con que le habían realizado un nuevo diagnóstico, que le había permitido comprender mejor lo que le pasaba a nivel psicológico: Trastorno Bipolar Tipo 2. Quise profundizar en el hecho de atreverse a hablar de su trastorno de salud mental y en cómo le permitía resignificar lo vivido, por lo que le pedí una entrevista, que sigue a continuación:

¿Cómo fue para ti decidir hablar abiertamente sobre la depresión y el trastorno bipolar? (que es algo que no muchos hacen, porque a pesar de que ahora el tema está más abierto, sigue siendo algo que uno se cuestiona)

Cuando lo conté, me sorprendió mucho la reacción de la gente, de mucho asombro, así como “ ¿En serio?” Entonces eso me llamó harto la atención, fue lo primero que me hizo ruido. Y después, la segunda reacción que escuché harto fue “Oye, pero no se te nota ” . Y después dije “Qué loco, pareciera ser que la depresión está relacionada con una faceta, la de estar triste, eso es lo que se conoce ” . Entonces, al final, pensé que exponer mi situación tenía que ver más que nada con abrir ese estereotipo que se tiene respecto a sufrir depresión y mostrar que le puede pasar a cualquiera y que no tiene que

ver necesariamente con estar triste, porque yo nunca me sentí así, “triste ” . Y puede ser que a lo mejor no siento tanto pudor en contar algo que es “ normal” . Esa es mi sensación, que la sigo teniendo, no tengo pudor con algo que es normal, es como sentir hambre.

¿Hubo personas que cuando lo contaste te dijeron “Yo también”?

Me pasó, me pasó bastante:

“Yo también tengo ” , “Ah, sí, yo también ” . Pero la gente que me contaba era también como contándome un secreto. Entonces dije “Ya, está bien, es respetable" . Y está bien, si alguien no quiere contar, está bien. Hay gente que no le gusta contar de sus cosas y es legítimo. Pero el hecho de querer verbalizarlo también tenía que ver con eso: hablar de algo que no tiene nada de malo y que te puede pasar en cualquier circunstancia, que tú ni siquiera imaginas que te puede pasar. Era como quitarle un poco esa máscara, que hay un estereotipo demasiado grande respecto a la depresión y en general, muchas enfermedades mentales.

Se ha estudiado que, dentro de los corredores, las estadísticas de trastornos de salud mental son más altas que en la población normal. Quería conocer tu opinión sobre si será tal vez el que el deporte tiene algún efecto terapéutico, que de alguna manera atrae a los que tenemos algunos trastornos de antes ¿Cuál es la relación que ves en ese sentido?

Es difícil generalizar, porque no te podría decir “Sí, el deporte sí ayuda ” o “El deporte no ayuda en nada ” , pero, de lo que a mí me ha pasado, de lo que me ha tocado vivir, yo creo que sí está demasiado relacionado el estado de ánimo con el deporte, hablando de cómo yo, siendo bipolar, tuve que hacer un análisis de qué hacía yo antes y cómo soy yo después de hacer deporte. Y, claramente, la energía que tengo, la buscaba canalizar de alguna forma. Antes, hacía otras cosas y por ahí botaba la energía, pero yo no era consciente de eso y después me di cuenta de que, desde que empecé a hacer deporte, esa es mi forma de botar la energía. Y es eficiente, sí, El encierporqu ro e también me he dado cuenta de que las veces que no lo hago, como que mi ánimo no anda tan bien. Entonces, por lo menos, en mi experiencia, sí creo que están muy relacionados.

También quería preguntarte cómo lograbas obligarte a salir, a pesar de no sentirte bien.

Bueno, ahora que lo veo más desde fuera, me impresiona, porque, en el fondo, me obligaba a hacer algo que no quería hacer, pero sabía que tenía un efecto positivo y, por eso, lo hacía. Ahora, si me preguntas y lo veo desde fuera, la verdad es que no sé cómo logré hacerlo, sobre todo el año pasado, de una forma relativamente consistente, sin tener un bache o un espacio en donde no lograra salir. Ahora, como estaba viviendo en primera persona el beneficio, creo que racionalmente logré resolverlo. Creo que no había mucha emoción. Sí, por ejemplo, tengo claros momentos desde que empecé a correr en donde era tanto mi entusiasmo o mi emoción por querer hacer algo, que podía estar cansada, pero lo iba a hacer, porque tenía ganas, era como demasiada la emoción. Como por ejemplo, la primera vez que intenté correr 100 millas. Mi nivel de ganas era tan grande que, a pesar de estar enferma, de tener anemia, yo igual quería, yo igual salía, salía, salía. Tenía una motivación demasiado grande, creo que nunca he vuelto a tener ese nivel de motivación, tan a flor de piel. Entonces, el año pasado, la única explicación lógica de porqué me logré mantener activa, era porque había una explicación racional. Si hacía esto, me iba a pasar esto; y si hacía esto otro, me iba a pasar esto otro, entonces, tenía que hacerlo. Y lo otro que me pasa a mí, es que siento que cuando hago cosas muy desde lo intelectual, se me genera un estímulo, digo: “Ah, mira, qué interesante sería hacer esto, vamos a ver si aguanto, o vamos a ver cómo resisto o cómo se comporta el cuerpo ” . Ya, listo, lo hago. El idear algo es el motor inicial: ya, ideo algo, veo cómo lo ejecuto, cómo lo hago y eso creo que de cierta forma me mantiene activa, a pesar de los inconvenientes que puedan ocurrir entremedio.

Mencionaste que con el tema de los medicamentos hubo altos y bajos, efectos secundarios, un montón de cosas ¿Cómo has visto que ha conversado ahora esto de los medicamentos con correr? ¿Has visto que de alguna manera se complementan?

Bueno, ahora ya se complementaron mejor, porque todos los que estaba tomando el año pasado, los fui dejando, sobre todo había varios que eran ansiolíticos, entonces sí o sí tenían un efecto en el cuerpo, aunque yo no me daba cuenta. Solamente me di cuenta cuando los dejé, ahí me di cuenta de que efectivamente me hacían ser más lenta o me hacían ser más torpe, pero uno se da cuenta cuando ya los deja. Bueno, y ahora que estoy con el tratamiento para mi condición de bipolar, me han funcionado bien. No he visto un problema de motricidad o de letargo; por ahora, no; ha funcionado bien.

¿Cómo viviste el arco desde la versión anterior de Andes Mountain Marathon a esta?

Fue como cuando uno tiene una certeza, que en verdad podría haberla hecho mejor, y vamos a probar qué es lo que sale de esto, vamos a ver y después que cruzas el arco es como “Tenía razón ” y qué bien que hice esto, porque quería sacarme la duda, por eso la hice, porque quería sacarme la duda. Yo sabía que estaba demasiado drogada la vez anterior, no sé cómo la terminé.

En tu relato aparecía lo de dejar ir el tema “rendimiento” para enfocarte en el proceso, en tomarlo como un desafío mental ¿Cómo ves esa tensión entre esos dos polos en ti?

Lo que pasa es que yo creo que hace rato como que… creo que nunca le hice un guiño al rendimiento, entendiendo que hay gente que es muy competitiva. Siento que siempre me ha costado ser competitiva, por las cosas que yo escucho de mis amigos, de los que corren, cuando me describen la sensación de cuando tú vas peleando con alguien. Nunca me sentí

Antes, hacía otras cosas y por ahí botaba la energía, pero yo no era consciente de eso y después me di cuenta de que, desde que empecé a hacer deporte, esa es mi forma de botar la energía

desde esa vereda, nunca me sentí cómoda, por mucho que de repente hay gente que te incentiva o te dice “Sí, como que igual podrías pelearla más ” . En verdad, después de meditarlo harto tiempo, de hecho, lo conversamos la otra vez con mi pareja, esa no es la razón real de porqué entreno. Mi entrenador me preguntaba qué buscas y yo rebobino la película para atrás y nunca le pedí “Quiero que me entrenes para competir ” . De hecho, todo el plan que yo tuve era “Mi objetivo es pasar la mayor cantidad de tiempo en el cerro ” . Ese es mi objetivo en el año y de ahí vamos viendo qué cosas van saliendo. Por eso, siempre inventaba cuestiones, porque era una forma de pasar más tiempo en el cerro. El hecho de querer probar distancias más largas está relacionado con eso nomás, porque a mí me gusta llevar una pauta, necesito igual ese orden, todo está abocado a pasar más tiempo en el cerro y, mientras más tiempo pase, mejor.

Puedes profundizar un poco más en el en el tema de la altura, que es ese espacio mágico para ti…

Sigo creyendo lo mismo, que la altura es un espacio demasiado mágico, es tan loco saber que el cuerpo se puede adaptar a estar en una condición tan inhóspita. Poca gente puede llegar, poca gente va, poca gente se puede sentir bien, entonces, en base a todo eso, que lo hace ser un lugar poco accesible, hace que se genere ese ambiente místico. Y también lo encuentro tan mágico, místico, porque es un espacio en el que, por mucho que uno planifique, por mucho que uno lleve todo muy organizado, siempre

pueden pasar cosas, muchas. Entonces, de cierta forma, , no tienes cómo saber que justo ese día tú miraste la meteo, pero cambió la meteo de un momento a otro y se puso feo, horrible, y hay que bajar rápido y ya, pasó. O un compañero se sintió mal, estuvo dos días bien y después se sintió pésimo, entonces ahí hay que ver si se bajan todos y se acabó la expedición y todos pa ’ la casa. Son cosas que pueden pasar, entonces también por eso me gusta harto, porque no se puede controlar todo nomás, vas no más, como “ a la vida ” , vas preparado, pero igual vas “ a la vida ” .

Nosotros como seres humanos tendemos mucho a tener el control, queremos controlar todo. Y en la altura, por mucho que uno quiera, a veces hay cosas que realmente se escapan a uno

Pensando en que la población de trail runners y montañistas pueden tener también problemas de salud mental, si pudieras transmitir un aprendizaje de todo el proceso que has tenido en estos últimos años, ¿qué te gustaría decirles? Pucha, lo primero es… yo, al final, mi diagnóstico lo vi como una ayuda, eso me ayudó a entender muchas cosas de mí, eso es lo primero: si te encuentran el diagnóstico, bacán. Es una ayuda para entenderte y, de cierta forma, para que tu entorno entienda como eres. A lo mejor, hay gente que tiene cambios de conducta mucho más marcados, que terminan afectando el entorno familiar, laboral. Entonces, yo lo veo como una ayuda, y una vez que uno lo entiende desde esa perspectiva, aceptarlo, nomás. A lo mejor, no es tan fácil; para mí fue más simple de lo que se pudiese pensar, pero aceptarlo, normalizarlo, porque creo que no está normalizado que la gente pueda tener, primero, problemas. Como que la gente no puede tener problemas en esta época, porque todo tiende a que las personas tienen que vivir felices, en hogares felices, con autos y casas bonitas. Estar felices y ser eficientes y nunca enfermarse y que todos tenemos que ser así. Pero siento que, al final, personas como nosotros, terminamos rompiendo un poco el esquema. A lo mejor, por eso también estamos en el mundo, para romper ese esquema tan perfecto; la gente tiene problemas y podemos vivir bien y podemos ser “ normales ” , como lo suele tildar la gente. Podemos ser un gran aporte.

Ah, y si alguien es bipolar, tiene que preocuparse de tomar su medicación; es muy importante, no olvidar medicarse.

También están esos discursos antimedicamentos, de “El deporte soluciona todo, con eso estás” .

No, yo creo que no, o sea, no sé si a alguien le pueda resultar, pero creo que, para llegar a ese equilibrio, habría que tener un nivel de metodología con entrenar y tener súper calculado cuántas horas al día y en qué horario, no sé si sea factible. Si ves que con los medicamentos en verdad andas mucho mejor, qué le vas a hacer, es la receta, nomás. Y, con el deporte, es un experimento, hay gente que no le funciona hacer siempre y le funciona hacerlo de repente o, también, la intensidad, hay gente que con un paseíto corto, está perfecto, y está bien.

[1] Colangelo, J. (2020). Prevalence and type of psychopathology in ultra endurance athletes. Master ´ s thesis, Harvard University Division of Continuing Education.

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