quería ser científico equivalía a una herejía en alguien que no prestaba atención alguna en las clases. No apostaban por él ni por casualidad. Y A. C. les daba motivos para que eso fuera así. Sus padres eran sus grandes motivadores. Un padre y una madre pueden ser maravillosos cuando observan en sus hijos lo que nadie más ve, cuando están seguros de que tienen oro en el corazón aunque sólo se pueda ver la cáscara. Llegó un momento en que A. C. dejó de jugar con la vida. Decidió tomársela en serio. No quería quedarse a la sombra del padre; quería construir su propia historia. Dejó las fiestas, las