CIDEU - PROPUESTAS PARA CIUDADES SOSTENIBLES

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SOSTENIBILIDAD URBANA, CONTRIBUCIÓN DE LAS CIUDADES ANTE EL CAMBIO CLIMÁTICO

Manteniendo la funcionalidad urbana actual hay que reducir el impacto de los sistemas de movilidad y liberar el espacio público para devolverlo al ciudadano.

atmosféricos urbanos han sido evaluados y la mortalidad y morbilidad que le son atribuidas hace que el problema tome otra dimensión. En España, la contaminación atmosférica es responsable de unas 16.000 muertes, número que multiplica por cuatro las muertes producidas en accidente de tráfico y por once las causadas por accidentes laborales. En las ciudades latinoamericanas el escenario contaminante no es mejor, sobre todo en los centros urbanos. Las emisiones contaminantes procedentes de los vehículos automóviles son incluso peores debido al envejecimiento del parque móvil. Se supone que los recientes estudios epidemiológicos realizados en Europa, como el APHEIS, se extenderán a los países latinoamericanos y lamentablemente se espera que la morbilidad y mortalidad arroje cifras aún mayores que las registradas en el caso español, tomado como ejemplo. La ciudad ahora es un saco "de basura" gaseosa comparable con otros escenarios pretéritos donde la basura sólida permanecía junto al lugar de residencia, o las aguas residuales (los orines) caían desde las ventanas acompañadas del grito: "¡agua va!". La situación actual de la contaminación atmosférica será para las generaciones futuras, seguramente, un escenario de primitivismo comparable a los otros flujos residuales antes mencionados y que hoy se considera inadmisible. Una vez identificado el problema hace falta proponer soluciones que reduzcan el nivel de impacto y disfunciones de la situación actual sin perder ni un ápice de la funcionalidad y la organización urbana. Para ello es necesario profundizar en ciertas bases epistemológicas que apuntalen el porqué de las soluciones propuestas. 1 APHEIS,

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www.apheis.net

En primer lugar es necesario entender que la ciudad toma sentido cuando hay espacio público (la casa de todos) que reúne a los ciudadanos, no importa su condición social, y da acceso a los complementarios (actividades diversas). Hace falta entender, también, que la carta de naturaleza del ciudadano le viene dada por el espacio público, que utiliza sin restricciones. Este era el escenario antes de la aparición del vehículo a motor. Si se observan las filmaciones de principios del siglo XX, por ejemplo las grabadas por los hermanos Lumière, nos damos cuenta que los movimientos de los ocupantes de la calle: caballerías, paseantes, recaderos, etc., son caóticos y enmarañados pero con una característica: ocupaban el espacio público en su totalidad sin restricciones. La aparición del automóvil, cuyo objetivo era ir lo más rápido posible desde el origen al destino, chocaba frontalmente con la forma de ocupar entonces la calle y hacía incompatible su objetivo con el resto de usos y funciones del espacio público. La solución fue, en general, destinar el centro de la calle al automóvil y reservar unas cintas pegadas a los edificios para los que iban a pie. No se daban cuenta que con esta solución, el ciudadano, que lo era porque ocupaba el espacio público sin restricciones, pasaba a la categoría de peatón. De todos los comportamientos posibles a realizar en la calle le quedaba sólo el de transporte. Las soluciones que se emprendan con los nuevos planes de movilidad y espacio público le tienen que devolver la carta de naturaleza al ciudadano, liberando la mayor parte del espacio público, hoy sometido a la tiranía del coche.


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