Darynda jones segunda tumba a la izquierda 2

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Segunda tumba a la Izquierda

DARYNDA JONES

—¿Matarte? —repitió con una voz aterciopelada que se abrió camino hasta lo más profundo de mi ser—. Eso sería como pretender apagar el sol. Parpadeé, impotente, mientras Reyes se volvía y alzaba la espada, asiendo la empuñadura de la pesada arma con ambas manos. En el preciso instante en que la descargaba a la velocidad del rayo, atravesé el tiempo como un relámpago, pasé por debajo de sus brazos y protegí su cuerpo con el mío. La hoja se detuvo a escasos milímetros de mi columna vertebral. Volvió a alzarla con un gruñido. —Apártate —me advirtió con aspereza. —No. —Fui incapaz de impedir que me delatara la emoción, que me escocieran los ojos. Rechiné los dientes tumbada sobre Reyes. Empapado en sangre, su cuerpo seguía siendo una hoguera, caliente, vital y vivo. Su corazón latía bajo mis manos. Su pulso retumbaba en mis oídos—. No permitiré que lo hagas. Dio un paso al frente con aire amenazador y adelantó la capucha para que no viera la dura expresión de su rostro. —¿No entiendes lo que ocurrirá si me encuentran, si se hacen conmigo? —Sí que lo entiendo —aseguré con voz suplicante—. Te torturarán. Utilizarán la llave para llegar hasta aquí. Pero… —No es tan simple. ¿Aquello le parecía simple? —Entonces ¿qué? Dilo de una vez. Abrió la boca como si fuera a decir algo, a pesar de su reticencia. —Soy como tú. Soy la llave —se decidió al fin. —Lo sé y lo entiendo. —No, no lo entiendes. —Se frotó la frente con la mano enguantada—. Igual que tú eres el portal que lleva al cielo, yo soy el portal por el que se sale del infierno. — Bajó la cabeza, como si se sintiera avergonzado—. Si dan conmigo, legiones enteras cruzarán a través de mí y no necesitarán ir a cuestas de nadie para llegar a este plano.

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