Darynda jones segunda tumba a la izquierda 2

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Segunda tumba a la Izquierda

DARYNDA JONES

—¿Qué le hace creer algo así? —preguntó Amador, contrariado. —En parte se debe a que es un cabeza de chorlito. —Y lo dejé ahí. No hacía falta contarles toda la verdad. Puede que les aguara el día saber que los demonios existían de verdad—. No le queda mucho tiempo. —Dirigí a Amador una mirada suplicante—. ¿Tienes alguna idea de dónde puede estar? Lo que sea. Amador agachó la cabeza, con pesar. —No. No sé nada de él. Cuando se despertó y salió del hospital, di por sentado que vendría aquí. —Bianca entrelazó los dedos con los de su marido—. Los polis también pensaron lo mismo —prosiguió—. Nos pusieron vigilancia, y al final comprendí que aparecer por aquí nos pondría en peligro y que por eso mismo no lo haría. Él no mentía y yo seguía con las manos vacías. Era para echarse a llorar. Y a patalear y a berrear un rato. Iba a matar a Angel cuando todo aquello hubiera acabado. El único investigador que tenía, la única persona a quien podía encomendar la tarea de batir las calles de manera incorpórea, y hacía días que no sabía nada de él. Empezaba a plantearme seriamente si debía despedirlo. —¿No se te ocurre nada, Amador? Cerró los ojos, meditando. —Es listo —dijo, sin abrirlos. —Lo sé. —No, es muy listo. Un verdadero genio. Nunca he conocido a nadie igual. — Volvió a abrir los ojos y me miró—. ¿Cómo crees que conseguimos esta casa? Me quedé callada. La pregunta había despertado mi curiosidad. —Mientras estuve en la cárcel con él, Reyes se dedicó a estudiar el mercado, acciones, bonos y esas cosas, y a través de mí le pasaba información a Bianca para que supiera en qué invertir, cuándo vender y cuándo comprar. —Yo le entregué mil dólares y él nos convirtió en millonarios —dijo Bianca—. Pude volver a estudiar y Amador abrió su propio negocio de soldadura y fabricación de maquinaria cuando salió. —Reyes lo es todo para nosotros —aseguró Amador—, y no solo por esto — añadió, abarcando cuanto lo rodeaba con un amplio gesto de la mano—. No sabes

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