Antologia cuentos

Page 9

Esa mañana, un calor diferente y liberador se extendía por todas y cada una de las partes de mi cuerpo. Me sentí como no lo había logrado en mucho tiempo: ligero. No hubo gritos ni reclamos por parte de nadie. Mis hijos no me vinieron con problemas de mis nietos. El perro no ladró, molestamente y sin razón, como todas las mañanas. Y tampoco escuché el irritante chirrido del camión de la basura. Me levanté y quise hacer las paces con mi mujer. Una noche antes habíamos discutido a causa de mi constante mal humor; por supuesto, ella me ignoró durante todo mi discurso. Salí de la casa. Mientras caminaba por la angosta calle, reparé en que llevaba más de cincuenta años haciendo el mismo recorrido. Primero, para ir rumbo al trabajo y desde hacía veinte años, tiempo que llevaba jubilado, para huir del ocio de mi hogar. Tomé el camión que por suerte iba medio vacío y decidí ir a Buenavista. De mi padre aprendí el oficio de plomero, y apenas cumplí diecisiete años, éste me incorporó al equipo de cobreros de Ferrocarriles Nacionales de México. Fue así que me dediqué al mantenimiento, instalación y fabricación de las tuberías sanitarias e hidráulicas de los trenes. En mi trabajo también aprendí a tener más de dos novias, a beber y aguantar varias noches seguidas de borrachera, a cantar acompañado de mi inseparable guitarra y la pasión por el sueño de convertirme en torero. Fantaseaba que cuando este último anhelo se hiciera realidad, sacaría a mi madre de trabajar y le daría una vida llena de abundancia, pues con un marido como lo fue mi padre para ella, siempre tuvo carencias. Las cantinas eran el lugar favorito de


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.