Revista Lápiz-cero (3)

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que existen ciertos puntos de contacto entre estos autores y Guadalupe Dueñas, cuyo relato cifra entre el terror, ocasionado por un agente extraño, escenarios fantasmagóricos entre otras cosas, y el horror, venido de la misma persona mediante la reflexión. La tapatía da una perspectiva al significado tradicional de las ratas con una cercanía directa con la muerte y no sólo la ajena, sino en el asumir la propia. El presente acercamiento intentará dar cuenta de los nexos de una escritora mexicana como Guadalupe Dueñas, con elementos propios de la literatura fantástica del siglo XX, como una primera parte. En un segundo momento se observará el simbolismo presentado por la autora en relación con la muerte y las ratas. Finalmente se hará una reflexión acerca de la forma en la que está construido el relato de Dueñas. La narración de la escritora nos hace viajar hacia lo profundo de la tierra, del pensamiento y del asombro.

El laberinto gótico de las ratas Las ratas, horrorosas y fétidas, a la par símbolo de terror y realidad cotidiana, son un tema clásico del género negro de la literatura, las vemos deambular inquietantes desde los inicios del gótico, dentro de los espectrales castillos medievales, hasta las ruinas de laberintos innombrables con los miembros del círculo de Lovecraft. Dentro de los cuentos de terror, los roedores aparecen como un elemento amenazante, dándole un ambiente más lúgubre a la atmósfera creada por el autor, ejemplo de ello es el “Pozo y el péndulo” de Edgar Allan Poe, donde el narrador, preso en una mazmorra y siendo torturado y juzgado por la Inquisición, es también asolado por enormes ratas, mismas que hacen su situación aún más comprometedora, pues los animalejos esperan ansiosos la muerte del personaje para iniciar el banquete: Hacía varias horas que cerca del caballete sobre el que me hallaba acostado se encontraba un número incalculable de ratas. Eran tumultuosas, atrevidas, voraces. Fijaban en mí sus ojos rojos, como si no esperasen más que mi inmovilidad para hacer presa. «¿A qué clase de alimento —pensé— se habrán acostumbrado en este pozo?» (Poe, 1971, p. 123). Aunque en este fragmento es reveladora la aparición de las alimañas, éstas no son las protagonistas, cosa que si sucede en cuatro cuentos antes mencionados. Todos tienen en común, el hecho de que las ratas ingieren cuerpos humanos, no siempre muertos. Pero aunque podemos encontrar estas semejanzas, sólo dos son comparables con una mayor cercanía, debido a sus diversos puntos de contacto: el de Dueñas por supuesto y el de Kuttner. En los párrafos siguientes observaremos algunas similitudes entre los cuentos ya mencionados, con la intensión de tratar de observar una posible lectura de Dueñas respecto de los autores de temas fantásticos de las primeras décadas del XX. Para lo anterior, observaremos la: a) descripción de las ratas, b) la relación de estos animales y la muerte, c) la atmósfera en la que aparecen, d) su forma de ataque y alimentación, e) las consecuencias de los protagonistas después de su encuentro con ellos. En las dos narraciones las ratas se nos muestran como seres enormes, repugnantes, viscosos, de ojos encendidos y malignos, con cierto grado de inteligencia y con un hambre voraz que lo destruye todo. Nunca hay animales solos, siempre aparecen en bandadas incontenibles, no hay una identidad, sólo una masa informe de seres purulentos y sanguinarios.

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