Maccarrick 03

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SI ME TRAICIONAS

KRESLEY COLÉ

—Claro, Bea. —Ethan fingió haberla reconocido—. Ella me habló mucho de ti. La mujer se pasó las manos por el pelo, satisfecha. Entonces frunció el cejo y señaló directamente la cicatriz de su cara. —Maddée no mencionó que tuvieras cicatrices de guerra. Es de la guerra de Crimea, ¿verdad? —No, no exactamente... —Ethan se interrumpió, porque ella ya se había encogido de hombros y se dirigía hacia la puerta de otro apartamento. —Maddée no está en casa, ha salido a trabajar. —Rebuscó debajo de su camisón hasta encontrar un lazo con llaves que llevaba colgado del cuello—. Pero puedes entrar y esperarla. —Quizá podrías decirme dónde trabaja. —¿Y quién puede saberlo? Estará en el puente o en la esquina. En cualquier taberna o cafetería, no tengo ni idea. Ethan sintió cómo su cara se tensaba. —¿Y a qué se dedica exactamente? Teniendo en cuenta que desde que él la había conocido, siete semanas antes, Madeleine se había convertido prácticamente en una indigente, ¿quién podía saber si no se estaría dedicando al mismo oficio que su vecina? Al ver su cara, Bea gritó: —Oh, no, Maddée es camarera, y algunas veces vende tabaco. — Luego, añadió con orgullo—: Tabaco turco. —Entonces, con tono de reproche, continuó—: Nuestra Maddée es una buena chica, no se dedica a eso. —Por supuesto —repuso él con alivio—. Sólo es que no me gusta que tenga que trabajar. Los ojos de Bea se encendieron:

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