21975440-Frankenstein

Page 241

Frankenstein

nuestro matrimonio me haría eternamente infeliz si no estuviese dictado por tu propio y libre consentimiento. Aún ahora lloro al pensar que, agobiado como estás por los más crueles infortunios, eres capaz de sofocar, por obra de la palabra honor, toda esperanza de ese amor y esa felicidad que es lo único que puede devolverte el equilibrio. Yo, que aliento un afecto tan desinteresado hacia ti, puedo acrecentar infinitamente tus padecimientos convirtiéndome en obstáculo que se alza en el camino de tus deseos. ¡Ah! Víctor, ten la certeza de que tu prima y compañera de juegos alienta hacia ti un amor demasiado sincero, de modo que la suposición misma es para ella fuente de sufrimiento. Sé feliz, amigo mío; y si me atiendes en este único pedido, puedes estar seguro de que nada sobre la tierra tendrá el poder de perturbar mi felicidad. “No permitas que esta carta te inquiete; no contestes mañana, o al día siguiente, y ni siquiera a tu regreso, si ello te hace sufrir. Mi tío me enviará noticias de tu salud; y si cuando nos encontremos veo aunque sólo sea una sonrisa de tus labios, ocasionado por esta actitud o por otros gestos míos, no necesitaré otra felicidad. “Elizabeth Lavenza. Ginebra, 18 de marzo de 17.. Esta carta revivió en mi memoria lo que había logrado olvidar, la amenaza del malvado: ¡Estaré contigo en la noche de bodas! Tal mi sentencia, y esa noche el demonio utilizaría todas sus artes para destruirme, y arrancarme de la imagen de felicidad que prometía consolarme parcialmente de mis sufrimientos. Él había decidido que esa noche coronaría sus crímenes con mi muerte. Pues bien, si así fuera, sin duda libraríamos una lucha mortal, de modo que si él triunfaba yo estaría en paz, y acabaría de una vez para siempre su poder sobre mí. Si le vencía, sería 239


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.