Enamorate de ti walter riso

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¡Pues bienvenido al mundo de los normales! He conocido a mujeres y hombres cuyo ego no les cabe en el cuerpo, que se pasan horas en un gimnasio y se sienten especiales y físicamente encantadores; no caminan, se pavonean. Hace poco leí un grafiti por Barcelona: “La belleza está en la cabeza”. Yo diría en dos cabezas: en la del que mira y evalúa y en la del que se expone y exhibe. Bájate de la nube. Lo importante no es tu contextura anatómica, sino cómo la llevas. 3. Descubre y destaca las cosas que te gustan de ti

A veces, cuando detectamos algún aspecto desagradable en nuestro físico, se produce un efecto de encandilamiento y generalización, como si ese único aspecto nos atontara y no pudiéramos ver nada más. Un lunar imprudente, una mancha inesperada, una oreja más caída, un color de pelo apagado, en fin: la lista es interminable. Lo importante es repartir la atención para que incluyas también lo que te gusta de ti y quitar el resplandor insufrible de lo que no te gusta y te impide disfrutar lo placentero. No importa cuántos sean tus atributos físicos positivos, alégrate de tenerlos y disfrútalos. ¡Tienes la fortuna de poseerlos! ¡Son tuyos! Nunca pienses que has “agotado” tus encantos: explora y te sorprenderás de las cosas interesantes, seductoras y sensuales que puedes hallar en ti, que nada tienen que ver con las proporciones. Una joven mujer me comentaba con preocupación: “No sé por qué él se fijó en mí, si hay otras mujeres mucho más bonitas”. En verdad tenía razón: siempre habrá alguien más guapo o guapa que nosotros. ¡Pero eso no lo es todo! Mi paciente tenía una sonrisa contagiosa, una expresión de picardía en la mirada y una personalidad avasalladora. Además era supremamente inteligente y sabía lucir su cuerpo con garbo y soltura. ¡Uno no se enamora de unas pantorrillas, un peroné o una tibia, sino de quien los lleva! 4. Tu autoimagen se transmite a otros

Si te sientes una persona poco interesante y atractiva, darás esa imagen a los demás y te tratarán de acuerdo con ella, lo cual confirmará tu creencia. Incluso podrían discriminarte y te hundirías cada vez más en una visión oscura y triste de ti misma. Como ya dije, en cierta manera la belleza es una actitud: si te autocompadeces, te compadecerán; si te tienes lástima, los demás sentirán lástima por ti; si te ves como alguien desagradable, te rechazarán. Tú creas el contexto interpersonal: tu espacio de crecimiento o tu nicho. La mejor manera de romper el círculo negativo es gustarte y acabar con ese esquema de defectuosidad/vergüenza que arrastras desde hace años, así sea leve. Prueba a hacer el papel de alguien que está satisfecha o satisfecho con su cuerpo, a ver cómo te sientes. Ensaya esa conducta un tiempo, siéntete irresistible e intenta comportarte en esa dirección, sin convertirte por supuesto en alguien fastidioso: “Aquí estoy, esto es lo que soy, y si no les gusta, lo siento mucho”. El círculo comenzará a quebrantarse. No hablo de vanidad, sino de la supervivencia emocional que nace de ser un poco más complaciente con la propia apariencia física. Mira a tu alrededor y dime cuánta gente ves casada o emparejada con supermodelos, divos o divas. La mayoría nos mantenemos en la media o tendemos a ser más bien feos y feas; y ésa es la ventaja: somos la mayoría y, por lo tanto, habrá mayor probabilidad de que nos encontremos con alguien similar a nosotros, es decir, imperfecto. 5. El aspecto físico es sólo uno de los componentes


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