Años rojos, años negros

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146 Años Rojos - Años Negros

Anarquistas contra el Fascismo

En las páginas siguientes hemos registrado algunos episodios en la

resistencia anarquista contra el fascismo, particularmente en la lucha contra las bandas de camisas negras en los años 1920s, y en la resistencia armada contra los nazis entre 1943 y 1945. Solamente unos pocos episodios: Tenemos muchos más relatos de compañeros y compañeras por toda Italia que los que damos aquí. Presentarlos haría este relato mucho más grande y mucho más fragmentado que esta obra. No hemos intentado escribir la historia definitiva de los anarquistas italianos en estas luchas. Esa historia, que tiene aún que hacerse, implicaría una búsqueda sistemática de documentos y publicaciones, y la colección de relatos orales de aquellos implicados en la lucha. Lo que hemos intentado hacer es romper el muro de silencio que ha rodeado la parte anarquista en la lucha contra el fascismo, una lucha que los partidos parlamentarios italianos dicen hoy haber organizado y dirigido. En los años 20 los anarquistas eran una fuerza a tener en cuenta. Eran una espina clavada en el bando de los patrones, del gobierno, y los fascistas. Tenían un periódico diario, Umanità Nova, con una circulación de 50.000 ejemplares y numerosas revistas. La USI, un sindicato revolucionario influido por anarquistas, cuyo secretario era Armando Borghi, tenía cientos de miles de afiliados. Después del fracaso de las ocupaciones de fábricas en 1920 los anarquistas llegaron a ver el fascismo como la “contrarrevolución preventiva” (como lo definió sucintamente Luigi Fabbri) que los patrones utilizarían para evitar la repetición de una situación prerrevolucionaria, y dedicaron todas sus energías para combatir este joven pero ya fuerte hijo bastardo del capitalismo.

La resistencia anarquista contra el fascismo en Italia

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La voluntad y el coraje de los anarquistas no fueron suficientes para lidiar con las bandas fascistas, fuertemente apoyadas con material y armas, y respaldadas por los órganos represivos del Estado. Los anarquistas y anarcosindicalistas fueron decisivos en algunas zonas y en algunas industrias, pero sólo podría haber detenido el fascismo una determinación idéntica de parte del Partito Socialista y la Confederazione Generale del Lavoro. Las políticas derrotistas del Partido “socialista” y los sindicatos ya habían probado ser un obstáculo para la revolución, y habían contribuido al fracaso de las ocupaciones de fábrica. Ahora provocaban confusión e incertidumbre en el movimiento obrero en un momento en el que, de muchas formas, la lucha estaba declinando. Esto ocurría justo cuando se estaban extendiendo e intensificando los ataques fascistas, especialmente después de 1921. Por toda Italia las bandas de Mussolini atacaban los mítines políticos, las oficinas de los periódicos o a los militantes activos – a todo aquello que “apestara” a “subversión”. El estado liberal fue cómplice directo tanto de los actos criminales como de la estrategia política de los fascistas. El Estado y el fascismo estaban unidos para tratar de destruir el espíritu combativo de los obreros. Aunque fueron víctimas de los ataques de las bandas, los socialistas, apenas denunciaron las “ilegalidades” de los fascistas sin poner energías en una lucha popular revolucionaria contra el terrorismo patronal. El PSI (el Partido Socialista) incluso aceptó un “pacto de pacificación” con los fascistas en agosto de 1921. El pacto ayudó a desarmar al movimiento obrero tanto materialmente como psicológicamente mientras que la violencia squadrista continuaba creciendo impune. Mientras los líderes de los partidos y los sindicatos estaban llamando a


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