j o s ĂŠ c o r r e d o r - m at h e o s
el paisaje se hace en el poema poemas 1951-2017 ediciĂłn de jordi doce
colección dirigida por jordi doce y Álvaro Valverde
fundación ortega muñoz c/ Virgen de Guadalupe, 7. Badajoz 06003 teléfono y fax: +34 924 220 768 móvil: +34 690 224 904 info@ortegamunoz.com www.ortegamunoz.com © josé corredor-matheos, 2018 © de la selección y el prefacio: jordi doce, 2018 © de esta edición: Fundación ortega muñoz, 2018 isbn: 978-84-09-04027-8 depósito legal: ba-000383-2018 diseño de colección: julián rodríguez, j. L. López espada revisión de los textos: jordi doce preimpresión: alberto r. torices impresión: imprenta tomás rodríguez, cáceres
impreso en españa – printed in spain
P r eFaci o
Lo primero que observamos al leer la poesía de josé corredor-matheos (reunida en 2011 en el volumen Desolación y vuelo, al que siguió dos años más tarde el libro Sin ruido) es su innegable coherencia, el acento personalísimo de su voz. Por mucho que el autor, desde el título mismo de esa poesía junta, quiera poner el acento sobre su desarrollo desde un comienzo de presunta desolación, agobiado por el malestar existencial y el peso doloroso de la historia, hacia el vuelo ligero y despojado de su última etapa –ligado a la aceptación jubilosa del mundo–, lo cierto es que ese acento singular se establece muy pronto, desde los poemas de arte menor de Ahora mismo (1953-1960) y Poema para un libro nuevo (1960-1961): empleo del verso breve, en su mayor parte heptasílabos o endecasílabos partidos, con un ritmo ágil, vivaz, pautado una y vez por comas y puntos; sintaxis sencilla, con predominio de la parataxis y de verbos de imperativo o indicativo presente, cuando no infinitivos o sintagmas nominales que parecen derogar la presencia del tiempo; abundancia de interrogantes, de preguntas curiosas o perplejas; símiles en vez de metáforas; 5
justamente de Y tu poema empieza) ese pronombre pasa con frecuencia a ser «tú», un tú que implica distancia y a la vez desdoblamiento, que permite al poeta dialogar consigo mismo, pero también poner en solfa su propia existencia: «¿Por qué tú has de ser tú?». Son poemas donde ese tú se relata, se aconseja, se amonesta incluso; donde se da indicaciones a sí mismo sobre cómo llevar su relación con el mundo natural, sus plantas, sus animales, sus cambios de clima, el modo en que los nombres, lejos de normalizar o subrayar o aclarar las cosas, oscurecen su relación con ellas. Como ha señalado el poeta escocés John Burnside, nombrar es extraviar, pues esa misma «gramática / que viste y mina nuestro pensamiento / oscurece [nuestro] asombro ante este, el imposible mundo». Es como si el afán de Corredor-Matheos de poner el yo en cuarentena hubiera debido pasar antes por callarlo o abandonar su uso: una especie de purga, de limpia benéfica. Lo recuperará años más tarde, sí, pero sólo cuando «el don de la ignorancia» haya hecho su efecto, cuando ese yo se haya convertido en un tú cualquiera, en todos. La relación con el mundo natural es un aprendizaje, desde luego, pero consiste precisamente en desaprender los nombres y abrazar las presencias, desechar los conceptos y desvelar las relaciones, quedarse inmóvil en el tiempo y saltar en el espacio, ir de una cosa a otra por la red que las conecta en un solo instante de percepción. Entramos así en el pensar paradójico tan del gusto de esta poesía, y que enlaza con las lecturas 8
orientales de su autor, un interés que abraza no sólo el budismo zen, como hemos visto, sino también la práctica del haiku, ese asombro ante la mera presencia de las cosas que anula o suspende el tiempo, la capacidad de sorpresa y de empatía con todo lo vivo que la cultura japonesa tradicional ha englobado bajo la expresión mono no aware1. este sentimiento de piedad fraternal abarca incluso lo mínimo –un insecto, una gota de rocío en una hoja, una brizna de hierba– y busca un grado máximo de no intervención en el mundo, un respeto escrupuloso de su integridad. como dice en un pasaje de Y tu poema empieza: si no mato ese insecto viviré eternamente. si no mato ese insecto y lo dejo partir a ningún sitio viviré eternamente en su ignorancia, viviré eternamente.
idea que repetirá años más tarde en el arranque de un poema de Jardín de arena: 1. a este vasto asunto dedica mª elena rodríguez Ventura un iluminador y fundamental estudio: Una poética oriental: la obra última de José Corredor-Matheos, tesis doctoral, Universidad de la Laguna, 2014 .
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a Benjamín Palencia
claridad que golpea. alguna fuente que nunca ha visto nadie. el sol más duro. Luces que habrán brotado de lo oscuro. La soledad de ser, la más doliente. el campo, el cielo, tierra, pueblos, gente de un metal que aquí suena bronco y puro. Flores, cardos y luces, contra el muro. Un grito solo, un grito de repente. no son colores, no, no son colores estas manchas: los rojos, amarillos, los verdes, los azules: son las flores que no había visto nadie, los tomillos, los caballos, las piedras, que has soñado, que estaban por brotar y que han brotado.
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a Godofredo ortega muñoz
cruzo estos campos, piso estas cañadas. interrogo a los árboles desnudos. Palpo estos viejos troncos, estos nudos. Y escucho sus respuestas, tan calladas. me paro ante las cercas, bien cerradas, que nada cierran y que son escudos de estos cielos abiertos, de estos mudos caminos y estas lomas arrobadas. mientras cruzo este campo, pensativo, extremada y discreta extremadura, dejo abiertos los ojos y te escribo. esta tierra me habla, tierna y dura. Y es tuyo el paisaje. Y está vivo, y es él, y es más él mismo, en tu pintura.
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de Libro provisional (1961-1965) [claridad que golpea…], 34 [cruzo estos campos, piso estas cañadas], 35 [dispón ahora de mí. mira esta piedra], 36 de La patria que buscábamos (1965-1971) [has arrancado algo], 37 [algo puebla la lluvia], 38 de Carta a Li Po (1969-1975) [¿Para quién mece el viento], 39 [Los árboles, el cielo], 40 [no acierto a comprender], 41 [ha limpiado la lluvia], 42 [cierro los ojos…], 43 [Las mieses están listas], 44 [respiro hondo el polvo], 45 [sopla un viento muy fuerte], 46 [sé que es una montaña], 47 [mi cuerpo es ese árbol], 48 de Y tu poema empieza (1976-1987) [no es viento lo que mueve], 49 [no conoces los nombres], 50 [si no mato ese insecto], 51 [abres los ojos…], 52 [Un árbol no es un árbol], 53 [sentado en la terraza], 54 [no, no es la belleza], 55 [no es el otoño aún], 56
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[A todos los que tengan], 57 [Sensación de no estar], 58 De Jardín de arena (1987-1994) [Buscas en la corteza], 59 [Jardín de arena], 60 [Jardín de arena], 60 [¿Sabiduría?], 61 [Campo de trigo], 61 [¿Qué cae del cielo?], 62 [Como en tus versos], 62 [Que escriba sola], 63 [Contemplas esa piña], 64 [Paseos solitarios], 65 [¿Cómo se llamarán], 66 [Pasear en la tarde], 67 [Cuando ves una hormiga], 68 [Qué silencio…], 69 [La paz que se respira], 70 [Hoja caída], 71 [Envidio a pocos seres], 72 De El don de la ignorancia (1995-2004) [Nada de lo que has sido], 73 [Recuerdo aquel paseo], 75 [Me gusta caminar], 76 [Sois algo más que árboles], 77 [No hay nada que me impida], 78 [Alguna gaviota], 79 [Girasoles…], 80 [Desde este tren contemplo], 81
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este libro se acabó de imprimir el día 12 de diciembre de 2018 en los talleres de la imprenta tomás rodríguez de cáceres