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COMENTARIO DE LA EDITORA Año 1 Volumen 4- Septiembre 15 - 2008

El eslabón más débil

Mi manicurista abandonó su oficio y ahora es guarda de seguridad en una empresa de vigilancia privada. Aunque me sorprendió la noticia, pensé que para cualquier persona en mi país debe ser más atractivo vigilar que hacer manicure. No sólo por el tipo de trabajo sino por la propuesta salarial. En Colombia, una persona recién entrada al mundo de la vigilancia privada y todavía sin ningún tipo de experiencia y/o entrenamiento, puede ganar de entrada unos dos salarios mínimos legales vigentes (cerca de US $450). No tan atractivo pero mejor que otros empleos peor pagos. Cuando a diario vemos en las noticias que se cuestiona a las empresas de vigilancia privada por diferentes aspectos, tendemos a olvidar lo que se esconde tras el crecimiento desmedido y a veces sin control de las empresas de vigilancia privada. Los latinoamericanos en muchas ocasiones seguimos confiando en la seguridad física para garantizar nuestro bienestar. En esa medida, las empresas de seguridad han visto crecer la demanda. Para la muestra miremos algunas cifras: En Argentina en lo que va corrido del año (9 meses) ya se han abierto tantas empresas de vigilancia privada como en todo el año 2007. Según informó el portal www.latinrisk.com.ar , se han abierto un total de 104 y en los primeros meses del año se sumaron 12 agencias a las 13 que se registraron el año pasado. En Colombia, y según datos de la Federación Nacional de Comerciantes, los colombianos pagaron $3.1 mil millones de pesos por servicios de vigilancia y seguridad privada. En México, el tema llegó a ser tan preocupante que algunas medidas debieron ser tomadas al respecto: con el fin de profesionalizar el sector, desde hace tres años se permite que profesionales abran empresas para ofrecer servicios de seguridad privada. La Ley Federal de Seguridad Privada de México, que da estructura y fundamento legal a la Dirección General de Seguridad Privada, ha sido protagonista de la reforma. Sin duda, las empresas de vigilancia privada son fundamentales en nuestra vida diaria. Nuestra percepción de seguridad sigue dependiendo de la presencia de un vigilante y muchas veces incluso del canino que lo acompaña. Pero aún así, existe un grande reto para las empresas de vigilancia privada. La cultura de la seguridad está cada vez más generalizada y tanto ciudadanos del común como usuarios finales conocen cada vez más las tecnologías de seguridad electrónica disponibles. Si las empresas de seguridad privada no se fortalecen con adopción de estas tecnologías y no vinculan las nuevas soluciones, se arriesgan a vivir la historia del eslabón perdido. Por ahora muchos las ven como el eslabón más débil. Saludos,

Lyda Durango Editora lyda.durango@alas-la.org


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