Ágora Pinto n.007

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vox pópuli Los tesoreros corruptos hormiga Tenía yo una compañera que solía hablar de lo mucho que suponían a fin de mes los gastos hormiga: gastos de poco importe, pero que al final eran un buen pico. Cogiendo prestada su analogía daré mi opinión sobre los tesoreros corruptos hormiga. Hace unas semanas, en la parada del autobús, un hombre con su familia, me preguntó a qué edad los niños pagaban por usar el servicio. Le contesté que no estaba segura pero que pensaba que sobre los cuatro años. Inmediatamente le dio la tabarra al niño para que cuando le preguntaran, dijera que tenía 3. Nos quejamos mucho, con razón, de los supuestos sinvergüenzas que roban cantidades estratosféricas de dinero sirviéndose de sus puestazos colocados a dedos por ser primo de, amigo de, socio de. Pero luego educamos a nuestros hijos y fomentamos una sociedad que hace eso mismo. Siempre que se puede tiramos de picardía para ahorrarnos unos pocos euros o incluso céntimos. Nos convertimos en pequeños tesoreros corruptos hormiga que se creen impunes y que sienten una pequeña pizca de orgullo porque se han salido con la suya. El máximo reproche que concebimos recibir es el de “gañanes” o algo por el estilo. Sin embargo, nos tiramos de los pelos, pateamos, hacemos manifestaciones por los otros gañanes. Los que, dado a su cargo y poder, en vez de centimitos o unos pocos euros llenan a rebosar sus cuentas en paraísos fiscales. Eso nos duele, y mucho. Eso nos hace más pobres y maldita la gracia de la picaresca esta. Pero ¿y si nos paramos a pensar qué hará ese niño, al que enseñaron a colarse en el autobús, si de mayor, por ser “primo de”, se convierte en tesorero de una asociación con enrevesadas cuentas contables? Estafará. Ni “gañanería” ni tonteces. Estafará. Cogerá todo el dinero que pueda, los regalos que pueda, los viajes que pueda y luego dirá que es una vida legal en diferido con simulación de mamandurrias diversas. Y ya está. Ahora veamos el lado contrario. ¿Y si a ese niño se le hubiese enseñado, o hubiese crecido viendo el ejemplo de que hay que pagar por lo que se utiliza? ¿De que el dinero que puede gastar ha de ser sólo el suyo? ¿De que hay que ser honesto? Probablemente no se convertiría en una de esas hormigas que devoran nuestra sociedad como si de una marabunta se tratara. Y ahí quedan dos reflexiones. ¿Tendrá usted más cuidado de no ser un tesorero corrupto hormiga? O ¿seguirá discutiendo sobre qué partido político es más corrupto pero luego se ahorrará unos centimitos con su picaresca? R. P. M.

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