RADIO Y PERIODISMO 2024

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TALLER DE RADIO Y PERIODISMO GRÁFICO

2024 - NIVELES INICIACIÓN

Taller: Radio y periodismo gráfico

Docente:

Gabriela García

Coordinador: Mariano Ferreyra

Promotor: Pablo Da Silva Farias

Auxiliar: Mamani Carina Isabel

Año: 2024

TALLER DE RADIO Y PERIODISMO GRÁFICO

NIVEL INICIACIÓN

Docente: Gabriela García

Desde el Taller de Radio y Periodismo Gráfico trabajamos diferentes formatos, que se inscriben en el género informativo y en el de opinión.

En esta ocasión presentaremos algunas notas realizadas por los talleristas que se inscriben en la ‘crónica histórica’ y en la ‘historia de vida’.

La crónica histórica es un tipo de nota periodística que trabaja con un acontecimiento sucedido tiempo atrás, del que podamos distanciarnos para reflexionar desde el hoy. La crónica implica dar cuenta de cómo se desarrollaron los hechos, siguiendo la lógica del tiempo, de manera cronológica. Propone reconstruir los acontecimientos con citas de protagonistas de la acción. En el caso de la crónica histórica se realiza un trabajo de investigación, se citan fuentes testimoniales y/o documentales, se le propone a quien la lea una reflexión sobre ese hecho, mirado desde el contexto actual.

Hubo muchos temas nacionales e internacionales con los que trabajamos. Esta es una muestra que permite conocer la concreción de la tarea.

La historia de vida es un tipo de entrevista que hace eje en las experiencias vividas por una persona. Surge de una entrevista, de un diálogo en el que alguien hace preguntas y otro responde con el objetivo de que el resultado se haga público. Puede presentarse de manera directa, con preguntas y respuestas, indirecta o glosada, comunicando la expresión de quien se entrevista de manera entrecomillada, llevando adelante el relato con la visión de quien pregunta y también de forma mixta, mezclando las dos posibilidades descriptas anteriormente.

En nuestro caso, trabajamos con una consigna: escribir una historia de vida, basada en una entrevista realizada a una persona que no nació en Argentina. Nos interesó conocer la experiencia de la migración, adentrarnos en otras culturas, en experiencias de vida que conllevan, en principio, un cambio. Nos interesa reflexionar y comunicar historias genuinas e interesantes que nos permitan pensar en la diversidad que habita nuestro país y desde ese lugar pensarnos y reflexionar sobre Argentina y el mundo.

Esperamos sus comentarios, sus percepciones, sus opiniones, porque nos nutrimos de ellas y de esa forma construimos pensamiento y cultura. De esa manera se dinamiza la comunicación plural, de la que todos/as los/as integrantes del taller fuimos partícipes.

Equipo productor del Taller de Radio y Periodismo Gráfico, a cargo de la docente María Gabriela García

CRÓNICAS HISTÓRICAS

EL PRIMER ALUNIZAJE

El día en que el mundo se detuvo

Neil Alden Armstrong, el primer ser humano en pisar la Luna. Cuando puso un pie sobre la superficie lunar, el 20 de julio de 1969, pronunció la célebre frase: “Es un pequeño paso para el hombre, pero un gran salto para la humanidad”.

Millones de personas en todo el mundo, frente a televisores propios y ajenos, fueron testigos de un acontecimiento que marcó un antes y un después en la historia de la humanidad: el primer alunizaje.

El momento estelar de la llegada del hombre a la Luna estuvo a punto de no ser televisado. El módulo lunar llevaba demasiado peso y había que ahorrar combustible, por lo que los expertos de la NASA, Agencia Espacial de los Estados Unidos, recomendaron eliminar todo el material que no fuese imprescindible para las telecomunicaciones. Cuando en la Casa Blanca se enteraron de la decisión de los especialistas montaron en cólera. La transmisión de la llegada del hombre a la Luna era poco menos que una prioridad nacional.

Este trascendental hecho ocurrió en medio de la tensa atmósfera de la Guerra Fría, un conflicto económico, político e ideológico que, después de la Segunda Guerra Mundial

dividió al mundo en dos sistemas: el imperialista y el socialista, liderados por los Estados Unidos y la Unión Soviética respectivamente.ç

La Guerra Fría duró desde fines de la Segunda Guerra Mundial hasta la disolución de la Unión Soviética. Su nombre se debe a que este conflicto no se caracterizó por enfrentamientos militares directos, sino por una serie de guerras indirectas, competencia ideológica y tecnológica. La carrera espacial fue una de sus manifestaciones más destacadas.

En ese contexto, las décadas de los 50 y 60, fueron especialmente significativas, ya que en ese período se registraron algunos de los eventos más relevantes en la historia de la exploración espacial. Durante esos años la Unión Soviética tomó la delantera, en 1957 con el lanzamiento del Sputnik y en 1961 con el vuelo de Yuri Gagarin, el primer ser humano en orbitar la Tierra.

Estos eventos y el aplauso del mundo entero a la misión de Yuri Gagarin demostraron al presidente John F. Kennedy que el espacio era el nuevo tablero en el que se jugaba la partida. Por lo tanto, en 1961 propuso al Congreso y a los ciudadanos lanzar un ambicioso proyecto espacial para enviar a un hombre a la Luna y devolverlo a salvo, antes de terminar la década, con el objetivo de ganar la carrera espacial. El verdadero drama de esta competencia no era solo llevar al hombre a la Luna, sino traerlo de regreso a la Tierra sano y salvo. Así nació el programa Apolo, una serie de catorce misiones espaciales. La misión ´´Apolo 11” fue la primera que logró llevar a la humanidad a la Luna.

Livio Gratton, Doctor en Ingeniería Aeroespacial, afirma que: ´´Los soviéticos habían sido los primeros en todo: el primer satélite, el primer animal en el espacio, el primer hombre en órbita, la primera mujer, la primera caminata espacial… tenían la delantera. Es por eso que el presidente John Kennedy habló con los expertos de la NASA y les preguntaba en qué podía ganar Estados Unidos. Le respondieron con una intuición técnica asombrosa, indicaron que creían posible que en diez años podrían poner a un hombre en la Luna y traerlo de vuelta”.

El 16 de julio de 1969 a las 9.32 am, el cohete Saturno V fue lanzado desde el Centro Espacial Kennedy, entonces conocido como Cabo Cañaveral, en el sur de Florida, con tres tripulantes a bordo: el comandante Neil Alden Armstrong, el piloto del módulo lunar Edwin Eugene "Buzz" Aldrin Jr. y el piloto del módulo de comando Michael Collins. Neil Alden Armstrong nació en Wapakoneta, Ohio; el 5 de agosto de 1930 y murió en Cincinnati, Ohio el 25 de agosto de 2012.Fue astronauta, ingeniero aeroespacial, piloto de guerra, piloto de pruebas y profesor universitario.

Edwin Eugene ´´Buzz´´Aldrin nació en Glen Ridge, Nueva Jersey el 20 de enero de 1930, conocido como Edwin Eugene Aldrin Jr., es astronauta. Ingeniero y piloto de la Fuerza Aérea.

Michael Collins nació en Roma, Italia, el 31 de octubre de 1930 y murió en Naples, Florida; el 28 de abril de 2021, fue astronauta y aviador.

El módulo lunar, conocido como "Eagle", se separó del módulo de comando "Columbia". Armstrong y Aldrin iniciaron el descenso hacia la superficie lunar, enfrentando desafíos técnicos y riesgos desconocidos. A medida que descendían los 15 kilómetros hacia la Luna, las probabilidades de éxito se veían cada vez más amenazadas. Armstrong tomó el control manual del Eagle para evitar que impactara en un enorme cráter de unos treinta

metros de diámetro con rocas gigantescas. Los audios del centro de control de la misión de la NASA son testimonio de cómo la tensión impregnaba cada palabra y, sobre todo, cada silencio. Armstrong describió los 13 minutos previos al alunizaje como un "desenfreno de incógnitas".

Finalmente, Armstrong comunicó al control de la misión en Houston: "Houston, aquí Base Tranquilidad. El Eagle (Águila) ha aterrizado". El Mar de la Tranquilidad es una llanura en la cara visible de la Luna. Cuando Armstrong descendió por la escalerilla del Eagle y tocó el polvo lunar, pronunció la frase "Es un pequeño paso para el hombre, un gran salto para la humanidad", que se convirtió en una de las citas más célebres de todos los tiempos.

Aldrin se unió a Armstrong en la superficie lunar, donde juntos exploraron, recolectaron muestras y realizaron experimentos. Dejaron una bandera de los Estados Unidos como símbolo de que ´´una iniciativa del pueblo estadounidense había logrado llegar a la Luna´´ y una placa con el mensaje: "Aquí, hombres procedentes del planeta Tierra pisaron por primera vez la Luna (...) Vinimos en paz, en nombre de toda la humanidad".

Mientras tanto, Collins orbitaba la Luna en el módulo de comando Columbia. Desde su posición, observaba cada movimiento y mantenía el contacto entre sus compañeros y el control de la misión.

Armstrong instaló una cámara de televisión sobre un trípode a 20 metros del módulo lunar, y Aldrin puso en marcha un detector de partículas nucleares emitidas por el Sol, cuyos datos quedarían registrados en una cinta que regresaría a la Tierra. En un gesto de hermandad en plena Guerra Fría, los astronautas dejaron en la Luna las medallas que les había hecho llegar la familia del soviético Yuri Gagarin, el primer hombre en viajar al espacio exterior, que había fallecido en un accidente aéreo un año y cuatro meses antes del vuelo exitoso de Apolo XI.

En una entrevista al canal CBS Armstrong fue preguntado sobre su experiencia en la Luna y él respondió: "Es un lugar interesante para estar, lo recomiendo". Es importante destacar que un cráter de la Luna lleva su nombre.

El alunizaje fue posible gracias al trabajo de unas 400.000 personas, entre ingenieros, científicos, técnicos, pilotos y otros especialistas. Sin embargo, solo un reducido equipo de entre 20 y 30 personas estaba en el centro de control durante el momento histórico. En medio de un escenario predominantemente masculino, las mujeres también jugaron un papel crucial. En la sala de control se encontraba Joann Morgan, la primera ingeniera en la historia de la agencia espacial y pionera en tener acceso a ese panel de control. Katherine Johnson y Judy Sullivan, dos matemáticas afroamericanas, realizaron cálculos esenciales que apoyaron la carrera espacial estadounidense. Además, los aportes de la astrónoma DilhanEryurt y la astrogeóloga Mareta West contribuyeron al éxito del alunizaje, mientras que la fisióloga Rita Rapp y la ingeniera de software Margaret Hamilton desempeñaron roles clave en la misión.

Hubo dos argentinos detrás de la hazaña, el físico Ramón Alonso -que trabajó en el diseño de la computadora de Apolo 11, y el ingeniero César Sciammarella, responsable de los tanques de combustible de un sector clave del cohete Saturno V.

A lo largo de los años, han surgido teorías que cuestionan la veracidad del alunizaje, pero las evidencias científicas, como las huellas que aún persisten en la superficie lunar, refutan esas especulaciones. Los astronautas instalaron numerosos instrumentos científicos en la Luna, algunos de los cuales continúan funcionando y proporcionando datos valiosos. Se estima que 650 millones de personas vieron la transmisión televisiva en vivo de la

histórica hazaña, según datos de la NASA. Debe tenerse en cuenta que, en aquel tiempo, los televisores no eran tan comunes como en la actualidad. Las familias, amigos y vecinos se congregaron en las casas donde habitaba un aparato. El impacto del alunizaje se extiende hasta nuestros días, porque muchos recuerdan con claridad dónde estaban y cómo se sentían al presenciar ese histórico momento, una experiencia que se ha transmitido de generación en generación.

Haydeé revive su emotiva experiencia: ´´Me encontraba de vacaciones de invierno, en la Ciudad de Mar del Plata con toda mi familia, y estábamos muy expectantes de ese acontecimiento. Era bastante disímil la opinión de la gente, algunos decían que era mentira, que iba a ser todo trucado. Yo tenía una gran curiosidad y expectativa por el hecho. Era la noche tarde y teníamos un televisor en blanco y negro. LLegado el momento se vio la transmisión, que no era muy clara. Despertó distintas sensaciones, inclusive entre los que estábamos reunidos, que era mi familia y unos amigos. Yo sentí una emoción muy extraña, siempre me gustó mucho contemplar el cielo, las estrellas, la Luna. En ese momento sentí como una sensación de dolor, me resulta extraño poder traducirlo en palabras, pero era como que la Luna había sido invadida, como que ya no era lo mismo. Aún ahora pasados tantos años, sigo sintiendo lo mismo y me causa alegría por los avances tecnológicos y dolor por la naturaleza. Siguieron a ese hecho comentarios muy diversos inclusive se daban pruebas ‘científicas’, que intentaban demostrar que todo había sido un fraude, espero que no haya sido así y es mi deseo.”

Antonio revive el acontecimiento: "Esa noche fue rara porque sabíamos que estábamos a punto de ver algo que nunca habíamos visto. Estábamos en la casa de mi tío en Villa Real, como si fuera una final de fútbol o algo así. No solíamos reunirnos para ver la tele a esa hora, pero esa noche era diferente. Los astronautas iban a pisar la Luna, y aunque algunos dudaban un poco, la mayoría estábamos muy ansiosos. La transmisión era en blanco y negro y la imagen estaba borrosa. Ahí estaban, con esos trajes espaciales enormes, moviéndose despacio como si flotaran. Sentí una mezcla de admiración y asombro. Era como si hubieran logrado algo imposible. Miré a mi viejo, que no solía emocionarse mucho, pero esa noche, se le llenaron los ojos de lágrimas."

El alunizaje representó un hito sin precedentes en la historia de la humanidad. Sin embargo, este logro contrasta con la realidad en la Tierra, donde millones de personas continúan enfrentando hambre, desocupación y conflictos que amenazan su dignidad y su derecho a vivir en paz. Sin ir más lejos como luce en la tapa del Diario Clarín, del 21 de julio de 1969, mientras el hombre llegaba a la Luna se producían violentos ataques entre egipcios e israelíes y El Salvador amenazaba con reanudar hostilidades, refiriéndose a la Guerra de las 100 horas, conflicto armado con Honduras. Quizás el hombre aún no ha logrado aterrizar en su propio planeta.

LA HISTÓRICA RUPTURA DEL MOVIMIENTO PERONISTA EN 1974 Y UN FENÓMENO

QUE SE REPITE

Interpelado por los Montoneros, el presidente Perón tomó partido y se alineó con los sectores de derecha y de la burocracia sindical. El movimiento de los trabajadores quedó definitivamente escindido. Hoy, salvando la distancia, la historia se repite.

Por Alejandra Koval

Eran cerca de las 5, de una tarde soleada el 1 de mayo de 1974. El general Juan Domingo Perón, flanqueado por la vicepresidenta y primera dama, Estela Martínez, y su hombre de confianza, José López Rega, salían con su comitiva y la plana mayor de las fuerzas armadas al balcón de la Casa Rosada. Aquel día, se había instalado una protección de vidrio blindado en esa porción del edificio de gobierno.

Por la mañana, bien temprano, Perón había salido de su residencia en la quinta de Olivos para dirigirse a la asamblea legislativa en el Congreso e inaugurar el período de sesiones. Iba a presentar suModelo Argentino para el Proyecto Nacional, que dejaría como legado, para lograrla independencia económica, la soberanía políticay la justicia social.

El acto de la clase obrera conmemorando el Día del Trabajador, tradicionalmente se realizaba en formato de asamblea, validando o vetando el curso de la gestión presidencial. Sin embargo, esa tarde,se había convertido en la Fiesta del Trabajo y la Unidad Nacional, con elección de reina incluida.Los jóvenes de la JP/Montoneros protestaban: “¡Asamblea popular, no queremos Carnaval!”, recuerda Roberto Baschetti, militante peronista, sociólogo, investigador, historiador y escritor.

No era una mera cuestión semántica o de forma.La correlación de fuerzas dentro del peronismo había mutado. Ya no había lugar para los “imbéciles” que exigían democracia sindical.El 1 de mayo de 1974 la ruptura del peronismo quedaría definitivamente establecida. A partir de entonces, los Montoneros pasarían a la clandestinidad y continuarían con la lucha armada, que les costaría, durante la dictadura de 1976, la más terrible sangría de la que se tenga memoria en la Argentina.

La plaza estallaba. Había unas 100 mil personas. La mitad eran de Tendencia, una corriente combativa y revolucionaria del peronismo nucleada alrededor de las organizaciones guerrillerasFAR,FAP,Montonerosy laJuventud Peronista. Para ellas, influenciadas por las experiencias liberadoras en diversos lugares del mundo,el peronismo era una forma de socialismo cristiano. Muchos de sus integrantes surgieron del movimiento estudiantil en varias provincias argentinas.

Algunas de estas agrupaciones protagonizaron enfrentamientos con militares y otros dirigentes políticos y sindicales. En 1970, los Montoneros asesinaron al General Eugenio Aramburu, líder de la llamada Revolución Libertadora, que en 1955 derrocó a Perón, lo encarceló y proscribió al peronismo a través del decreto ley 4161 de 1956.

El Partido Justicialista volvió a ganar las elecciones en 1973, siendo Héctor Cámpora el presidente electo, con Perón todavía en el exilio. El peronismo reaccionariose había enquistado en todos los lugares de poder, y pugnaba por mantenerse lo más cerca posible del Generalque, desde España, se venía posicionando alternativamente cerca delos bandosde derecha y progresista.

Luego de la “primavera camporista,” Perón fue electo presidente por tercera vez y se rodeó de los personajes más reaccionarios del movimiento. El “Brujo” López Rega, con importante influencia sobre él e Isabel, que organizó la Triple A, un grupo terrorista paramilitar.

Los Montoneros habían luchado mucho por la vuelta del líder al país. La dictadura militar de 1966, la masacre en el penal de Trelew en 1972,las provocaciones y atentados terroristas a las unidades básicas por las fuerzas de López Rega,y los ministerios y sindicatos copados por la derecha eran sobrados motivos de frustración. Los militantes se sentían defraudados por el propio movimiento y estaban fuertemente enfrentados con los sectores de derecha.

En noviembre de 1973, el líder Mario Firmenich expresó ante sus cuadros medios de Montoneros que “la ideología de Perón es contradictoria con nuestra ideología porque nosotros somos socialistas.(…)La contradicción con Perón es insalvable. Perón sabe que nuestra posición ideológica no es la misma que la de él, y de ahí que tiene una contradicción que vaya a saber cómo la resolverá.”

Los jóvenes revolucionarios ya habían publicado una solicitada con exigencias para el gobierno, y en la plaza cantaban: "¡¿Qué pasa, qué pasa/ qué pasa General/ que está lleno de gorilas/ el gobierno popular?!"

“El gobierno había sugerido que lleváramos solamente banderas argentinas, pero la imaginación popular pudo más. De adentro de los bombos empezamos a sacar aerosoles y las compañeras traían en sus carteras letras

sueltas que luego se cosían a las banderas para formar palabras. Cuando alzamos la de Montoneros, se oyeron los silbidos del otro lado…”, relatanFernando Medina y Roberto Baschetti.

La enorme columna de Montoneros y los cánticos desfavorables a su gestión enojaron mucho al presidente, que se erigía como artífice de la reconciliación nacional. El mandatario decidió modificar eldiscursoplaneado y alinearse con el sector sindical.

Después de 19 años, les dijo a los trabajadores: “(…) les recomendé que ajustasen sus organizaciones, porque venían días difíciles. No me equivoqué ni en la apreciación de los días que venían ni en la calidad de la organización sindical, que se mantuvo a través de veinte años, pese a estos estúpidos que gritan.” Así lanzaba su primer agravio contra los sectores de izquierda y blanqueaba su posicionamiento político.

Sus palabras fueronaúnmás explícitas: “(…) y hoy resulta que algunos imberbes pretenden tener más méritos que los que durante veinte años lucharon.(…) Los días venideros serán para la reconstrucción del país. (…)Serán también para la liberación, no solamente del colonialismo que viene azotando a la República a través de tantos años, sino también de estos infiltrados que trabajan adentro, y que traidoramente son más peligrosos que los que trabajan desde afuera, sin contar que la mayoría de ellos son mercenarios al servicio del dinero extranjero.”

En la plaza se oía “¡Losvamo a reventar!” y “¡Ni yanquis ni marxistas, peronistas!” La tensión aumentaba. Perón ponderó la figura de Isabel --que ocuparía el sillón de Rivadavia tras la muerte de su esposo dos meses más tarde-- y la respuesta de la juventud fue unánime: “¡Evita hay una sola, no rompan más las bolas!” “Perón terminó indignado y fue la primera vez en la historia del peronismo que, hablando Perón, un sector importante del peronismo se retiraba”, describe Baschetti.

Los Montoneros y otros sectores progresistasdecidieron, espontáneamente, enrollar sus banderas y abandonar la plaza frente a los desplantes de quien había sido su líder indiscutido.“A mí, por lo menos, nadie me dio la orden de retirarnos”, aclara Medina. Dos tercios de la multitud dejó el lugar. Se produjeron algunos disturbios con golpes y palazos. Si bien había gente armada, las escaramuzas no llegaron a mayores.

“Sentíamos una gran desilusión, un desconcierto”, evocaMarina Siri, de JP/Montoneros de Quilmes. Nora Patrich, artista plástica que hoy tiene 72 años, relata: “Me acuerdo de mi desesperación,había compañeros que, con las manos trataban de parar a los que se iban:´¡No se vayan!´, con la esperanza de que el discurso iba a cambiar. Pero bueno, se ve que muchos se dieron cuenta de que el discurso no iba a cambiar, y empezaron a retirarse.”

Para Medina, hubo ira inmediata ante las palabras de Perón. Y Jorge González Míguez, también militante de la JP, concluye: “Fue un sentimiento de indignación,de dolor, de molestia, y en definitiva de cuestionamiento hacia esa persona a quien nosotros habíamos ayudado a que volviera y no percibía que detrás de esa interpelación había dolor, había inquietudes políticas, había una juventud; en definitiva, había un pueblo”.

Dicen que la historia se repite, aunque los contextos van cambiando. El economista, empresario y ex secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, que se autoproclama abanderado de la verdadera doctrina peronista, este añohizo declaraciones en referencia a la visita de diputados libertarios a genocidas presos en el penal de Ezeiza. El líder de Partido Principios y Valores se pronunció por la reconciliación con los militares de la última dictadura argentina.

A 50 años de la experiencia rupturista de la Plaza, este ex funcionario del kirchnerismo representa hoy, entre tantos otros, la cara visible del sector más rancio del peronismo y se alinea con la vicepresidenta, Victoria Villarruel, que reivindica el accionar de su padre genocida y todos los represores que torturaron, mataron y robaron bebés.Esta potencial alianza constituye una amenaza para el sistema democrático y podría implicar otra gran frustración paralos sectores progresistas en nuestro país.

MARADONA NIVEL D10S

Diego Armando Maradona, el jugador más emblemático en la historia de los mundiales.

Mundial 86, partido Argentina Inglaterra, primer gol de Maradona, “la mano de Dios”

Argentina llegó al Mundial México ´86 tras una clasificación milagrosa que se dio en la última fecha de las eliminatorias sudamericanas. Pero ya en el Mundial fue Diego Armando Maradona, quien se encargó de disipar cualquier duda y enfilar a la Argentina para ganar su segunda copa.

La albiceleste superó la fase de grupos, pero fue en los cuartos de final donde apareció la “magia” del Diego:22 de junio, 1986, 12 horas (horario criticado por Jorge Valdano y Maradona, por el calor), partido Argentina – Inglaterra, estadio Azteca, 114.580 espectadores y un par de goles de Maradona, capitán del equipo, frente a Inglaterra, concretaron el pase a semifinales.

Fue una fecha extraña y llena de anécdotas. La increíble historia de las camisetas azules compradas a último momento, en una tienda del Distrito Federal y con números plateados cosidos sobre la hora y que Maradona usó en ese inolvidable segundo tiempo.El desayuno con Coca Cola de 10 de los jugadores, comer hamburguesas el día anterior al partido, hacer un surco en la línea central de la cancha y enterrar un caramelo, cábala, que algo modificada, continúa hasta hoy.

Horas antes, según relatara Roberto Mariani colaborador del cuerpo técnico de Carlos Salvador Bilardo, quien fuera una de las cuatro personas que estuvieron en la habitación de Maradona la mañana del partido, Diego había hablado con sus hermanos de una jugada en la que él se recostaba sobre la derecha, encaraba, dejaba rivales en el camino y definía al segundo palo. Y entonces dijo “Tengo unas ganas de hacerle un gol de esos a los ingleses…” Y bueno…un rato después, de ese modo, hizo el gol de su vida. Creer o reventar.

Además, antes de salir a la cancha, Diego arengó a sus compañeros en el vestuario, algo que no había hecho antes. Repasa Valdano: “Los días previos al partido, las Malvinas se convirtieron en protagonistas. Intentábamos centrarnos en nuestra actividad deportiva, pero todas las preguntas giraban en torno a ese tema, hasta el punto de generar una interferencia muy incómoda. El tema podía utilizarse como un factor motivante, pero tenía el peligro de que nos olvidáramos de jugar”.

Sin embargo, ese mediodía de 1986, ante la selección inglesa, Maradona hizo un doblete que quedó para la historia, más allá del conflicto de fondo que había entre los dos países, una revancha para muchos…

Fueron un par de goles del capitán que concretaron el pase a las semifinales en la cancha del estadio Azteca que se rindió ante el “Pelusa” en un partido en el que también se jugaba el orgullo nacional por la Guerra de Malvinas, heridaaún abierta apenas,cuatro años antes. En el minuto 51, Maradona primero hizo gala de su genialidad, empujando la pelota hasta el fondo de las redes con mucha picardía y una mano cortita que se confundía, por ese entonces, con su tupida cabellera de frondosos rulos, allí nació “La mano de Dios”. En un salto le ganó a Peter Shilton, el arquero inglés, quien salió a rechazar con los puños, pero entonces ganó la viveza y el potrero del Diez superándolo con su mano y metiendo el primer gol de ese histórico partido.

Pero aún quedaba lo mejor, apenas un momento después, en el minuto 55, el “Diegohizo una verdadera obra de arte, eludiendo a medio equipo inglés, 5 jugadores (Peter Beardsley, Peter Reid, Terry Butcher, Terry Fenwick y el arquero Shilton). Recorrió 52 metros con la pelota en 10,6 segundos. Dio 44 pasos y 12 toques con la zurda.Así convirtió el mejor gol de todos los tiempos en los mundiales. A pura gambeta anotó el “gol del siglo”. Diego dijo: “Jugué pensando en Malvinas”.

Maradona gambeteando a los ingleses, previo a su segundo gol, el del triunfo

Hubo varios videos sobre aquella famosa jugada y casi todos ellos nos remiten al inolvidable relato de Víctor Hugo Morales: “Ahí la tiene Maradona, lo marcan dos, pisa la pelota, arranca por la derecha el genio del futbol mundial. ¡Siempre Maradona! ¡Genio, genio, genio! Ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta…Gooool…Gooool…Goool… ¡Quiero llorar!Maradona, en una corrida memorable, en la jugada de todos los tiempos…Barrilete ´cosmico’. ¿De qué planeta viniste para dejar en el camino a tanto inglés, paraqué el país sea un puño apretado gritando por Argentina?Gracias, Dios, por el fútbol, por Maradona, por estás lágrimas, por esta Argentina 2, Inglaterra 0”.

El partido terminó 2 a 1 (en el minuto 81 descontó Inglaterra). La selección argentina lo disfrutó a pleno y fue el salto final para convertir a Diego Armando Maradona “el Diego”, en el extraordinario jugador que le hizo ganar a Argentina su segundo título mundial.

Visto desde la actualidad, ese momento está muy bien reflejado en unanota del diario “El País”, de España, en 2016, en la cual Federico Rivas Molina relata:“Ese partido es un Aleph del futbol que lo tuvo todo y todo lo que tuvo nos favoreció. El macho alfa de los goles; el gol más ilegítimo; ladeificación de un futbolista; las llagas de una guerra, todavía abiertas…”

HISTORIAS DE VIDA

CON RECUERDOS DE DANZAS, PLAYAS Y REPOSTERÍA, ATRAVESÓ EL DESARRAIGO Y DEJÓ SU PAÍS

UNA ARGENTINA MÁS

Irma Segura Solís nació en la ciudad de Trujillo, al noroeste de Perú. Esa zona es conocida por la danza tradicional del país: la marinera. La playa más bonita, según ella, es Huancayo.

“El lugar donde nací es conocido como la ciudad de la ‘eterna primavera’, gracias a su privilegiado clima. La calidad de vida es excelente, tiene una infraestructura moderna y bien desarrollada. La comida típica es el shambar, parecido al locro”, relató.

Irma dijo que recuerda con mucho cariño su infancia y juventud en esa ciudad peruana. Allí se recibió de maestra repostera, profesión que ejercicio hasta los 43 años, cuando decidió venir a nuestro país.

Está afincada hace 20 años en el barrio porteño de Villa Mitre, en Seguí y Gaona, donde comparte su hogar con su marido. Él es trabajador de una empresa de cartón corrugado, ubicada a metros de su casa.

A su llegada no fue todo color de rosa. Sufrió mucho el desarraigo y fue maltratada especialmente por una psicóloga con la cual se atendía. Pasó ese trago amargo y se fue acostumbrando a la ciudad y a sus habitantes. Sino fuera por su tonada, podría decirse que es una típica ama de casa argentina.

Su marido tuvo un grave problema de salud hace un par de meses e Irma afirmó que los doctores lo pudieron solucionar. Está agradecida y habló maravillas de todo el personal del Hospital Naval.

Él hace un mes que se reintegró a su trabajo y a su oficio, que ejerce en la fábrica, de lunes a viernes. “Los fines de semana disfrutamos escapándonos a General Rodríguez, donde tenemos una casa, para compartir hijos y nietos”. Un ritmo totalmente distinto al que viven los días de semanas en la ‘ciudad de las furias’.

Irma está convencida de que el país va a salir adelante. “En Perú hubo un proceso similar al que se vive actualmente aquí, que duró 2 años. Pero luego de un gran sacrificio de la población, se pudo seguir…”

Ella hizo referencia a que una docente, en Perú, gana 700 dólares, pero que al peruano no le interesa saber el valor del dólar. Hablo de la inestabilidad política, que se vive en Perú, junto a las crisis económicas, el terrorismo interno y la violencia. Hoy comenta que no regresaría a su país,tiene confianza en esta tierra, en que la situación cambie… Se siente una argentina más.

DESDE GAMBIA A LA ARGENTINA, ACOMPAÑANDO Y PROTEGIENDO A SUS HERMANOS

Por Alejandra Koval

Abdoulaye Prince Gothé, un buen samaritano

Abdoulaye Prince Gothe llegó a la Argentina en 2005. Es oriundo de Gambia, un pequeño país de África occidental sobre la costa atlántica, que se independizó de Gran Bretaña en 1965.

Nació en el seno de una familia acomodada. Su madre fue primera ministra de su país durante el gobierno constitucional de Dawda Jawara hasta que se produjo el golpe de estado de 1994, liderado por el sangriento dictador Yahya Jammeh.

Abdoulaye estudió Filosofía en Reino Unido, donde vivió cinco años, y además residió en Suecia, Alemania y España. De este último país tuvo que salir por cuestiones de documentación migratoria. También es diseñador de indumentaria.

Después de haber conocido las características del Primer Mundo, quiso cumplir el sueño de su vida: llegar a la Argentina, porque juega al fútbol y su ídolo, entonces y ahora, es Maradona. Su pasión por el fútbol y por su ídolo deportivo es profunda. Adboulaye es hincha de Boca.

Él leyó mucho y conoce la historia de la región: “En Argentina vivieron más de cinco millones de negros y la gran mayoría murió en la guerra contra el Paraguay, por eso hay pocos”, afirma.

Recuerda con claridad ese domingo a la noche en que aterrizó en Ezeiza, habiendo desoído la súplica de su madre. Desde su ignorancia, ella le había advertido: “Es un país de indios; ¡te van a matar!”

Abdoulaye no hablaba una palabra de español, pero vivenció la calidez local cuando la funcionaria de Inmigraciones le dijo: “¡Bienvenido a la Argentina!”.

Se despertó a la mañana siguiente en el hotel Bauen y no vio negros. Esa fue su primera sorpresa.Luego, caminó hasta Congreso, donde había una marcha. Todos le gritaban “¡Negro!” y pensó que lo querían matar. “Al fin y al cabo, las madres siempre tienen razón”, pensó…

Entonces empezó a correr, hasta que se dio cuenta de que, en realidad, querían conocerlo y hablar con él, porque no había muchos afrodescendientes en la Argentina en ese momento.

No pasó mucho tiempo hasta que comenzó a hacer amigos. Uno de ellos, Sebastián, lo invitó a conocer a su familia y después pasaron juntos unas vacaciones en Villa Gessell.

Una semana antes de su fecha de regreso a Inglaterra, se enamoró de Sofía, que lo llevó a su casa. Ella se alojaba en un hotel en el barrio de Belgrano, cerca de la Avenida Balbín, en donde él estaba viviendo. Lo que él imaginó como un amor de verano fue una relación que duró cuatro años. Entonces se quedó.

Este hombre de 43 años hoy se dedica al comercio, vende productos de perfumería. Además, dedica muchas horas de sus días a ayudar y asesorar a senegaleses y otros africanos a regularizar su situación migratoria y los defiende de los abusos y la violencia institucional a través de la Casa de África que, desde 1995 realiza una intensa labor humanitaria y cultural, junto con el apoyo de organismos de derechos humanos y de algunos legisladores de la Ciudad.

Con el tiempo desarrolló un liderazgo que lo llevó a organizar a los migrantes, declarar en juicios, representar al colectivo ante organismos oficiales, etc.

En la Argentina hay casi 20 mil senegaleses. Además, hay ciudadanos de Gambia, Guinea, Nigeria y Ghana.

Senegal es un país mucho más grande que rodea a Gambia a lo largo de toda su frontera. Un millón de senegaleses viven en Gambia, que tiene unos tres millones de habitantes. Así que estos pueblos están hermanados, a pesar de que sus idiomas oficiales no sean los mismos: en Senegal es el francés y en Gambia, el inglés. Pero el idioma local más utilizado por todos es el wolof.

“Ser negro es bastante duro en el mundo”, dice Gothé. “En Argentina, mis paisanos viven asustados, tristes, estresados. Tienen que soportar el mal trato, los ataques brutales, las inclemencias del tiempo, la falta de dinero. Hay que luchar por sus derechos. Todos son documentados y la mayoría viene del campo”, explica. La mayor cantidad de personas africanas que viven en Argentina son hombres y hay muchos profesionales, pero se dedican a la venta de artículos en la calle. “Ellos ocupan el espacio público porque no les queda otra solución. Tienen familia que mantener. Venden mercadería que no es de contrabando, ellos no importan nada”, agrega Abdoulaye.

Los senegaleses han sido víctimas de incidentes muy violentos por parte de la Policía Metropolitana, no solo durante las razias en la calle. En horas de la madrugada, mientras están durmiendo, los efectivos entran con armas a sus viviendas, los reducen en el suelo y aducen una orden de detención de una fiscalía o de algún juez. Les confiscan su dinero y su mercadería y los acusan de tráfico de drogas, portación de armas o contrabando.

“Ellos son muy tímidos y no se defienden –dice Gothé – es una cuestión racista. Yo estoy luchando para que no se use la palabra negro porque en África no se dice negro. Aquí, a todo lo malo lo llaman negro y a todo lo bueno lo llaman blanco”, protesta. Este gambiano hace mucho tiempo que lucha por los derechos humanos de los oprimidos.Es la misión de su vida. Abdoulaye es muy religioso y considera a los otros sus hermanos, a quienes debe ayudar. “Lo haré hasta el fin de mi vida”, declara. Cuando era adolescente, formó un grupo de autodefensa con sus amigos del barrio para custodiar y proteger a vendedores ambulantes de fruta de Guinea que eran atacados. Empezaron siendo 8 y llegaron a ser 30; la gente del barrio no los quería. De día estudiaba y de noche, se turnaba con sus compañeros para custodiarlos, palo en mano.

“Mi papa pensó que me iba de joda. Una noche me siguió, salió a espiar a ver qué hacía. Cuando me vio, me dijo: “Está bien lo que hacés, pero cuídate”, relata. Más tarde, el cónsul de Guinea en su país, le reconoció el gesto con un diploma.

También defendió a migrantes senegaleses donde él vivía en Gambia. Los habían detenido injustamente y él organizó una lucha para que los liberaran.

A poco de llegar a nuestro país, este referente de la comunidad africana decidió ir a conocer a Diego Maradona a su casa, en Ezeiza. Así lo recuerda: “Todavía no hablaba el español, pero pregunté a la gente y llegué, en colectivo, al barrio cerrado donde vivía el 10. Quedé parado afuera como 4 horas. Los guardias salieron, me querían pegar, pensaban que yo quería robar. Hasta que salió él. Parece que me vio por la cámara. Le dije que quería sacarme una foto con él. Me dijo: “hermano”. Yo no entendía qué hablaban (el Diego con su gente), vi su sonrisa, el brazo que me abrazó con fuerza, estaba en shorts, y después de esa experiencia sentí que había cumplido algo. Maradona era un hombre excelente. Mi tía estaba enamorada de él. Ahora sí me puedo morir tranquilo, no tengo problema”.

Cuando Abdoulaye se refiere a la Argentina dice que es un paraíso hermoso, que cuesta acostumbrarse, pero que es un paraíso. “Yo he vivido en muchos lugares, pero me encanta vivir aquí, aunque la vida no es fácil y a veces me dan ganas de volver a Gambia”, concluye.

ANGELITA: DE COCHABAMBA A BUENOS AIRES UNA MADRE LLENA DE AMOR LUCHA Y ESPERANZA

"Me crié en el campo con mis abuelitos, porque mi papá no quería reconocerme", dice con una calma que, a pesar de su tono sereno, esconde algún rastro de dolor perdido en su corazón.

Creció en las afueras de Cochabamba, Bolivia, en un entorno rural, rodeado de montañas y fértiles valles, donde los días rozaban la eternidad. La tierra que cultivaban y los animales que criaban eran parte esencial de su cotidianeidad.

"Todo lo que comíamos venía de la tierra", dice, recordando cómo las frutas y verduras recién cosechadas tenían el sabor de la frescura de la naturaleza. Además, otra característica del hogar era el telar, una tradición que pasaba de generación en generación.

Angelita era una joven con un encanto auténtico, de cabello negro oscuro, liso y brillante, cayendo suavemente sobre sus hombros. Sus ojos, grandes y expresivos, brillaban con un destello especial, revelando su herencia y cultura. Su presencia reflejaba la belleza natural de su tierra, mostrando la calidez y fortaleza que siempre la caracterizó.

Cuando tenía 17 años, su abuelo, con la esperanza de que pudiera aprender a leer y escribir y avanzar en su educación escolar, lepidió a unos tíos, que vivían en el centro de Cochabamba, que la recibieran. La ciudad representaba para ella una nueva oportunidad, un futuro diferente. Sin embargo, sus tíos no cumplieron con sus expectativas: "No hicieron nada por mí, no me ayudaron, no aprendí nada, porque no me mandaron al colegio. Me hacían trabajar. Vendía ropa de bebé", dice, recordando esa frustración, que se transformó en una dura lección, pero también en un impulso para buscar su propio destino.

Con 18 años, la vida la empujó aún más lejos. "Cuando era muy jovencita, me enamoré de una persona. Quedé embarazada de mi hija mayor, pero sufrí una gran desilusión".

Esa herida profunda la llevó a tomar una decisión drástica. "Me fui a lo de mis abuelitos para despedirme. Les dije: 'Me voy a Buenos Aires para conocer, trabajar y progresar'. Mis abuelitos me alentaron, y con una bolsita y algo de plata en el bolsillo me fui. Pero cuando llegué a la frontera no me querían dejar pasar. Entonces, una señora, a escondidas, me ayudó", relata con nostalgia, pero con la determinación que tuvo en su decisión. A la Argentina vino buscando un futuro mejor, como suelen soñar los migrantes.

En Buenos Aires encontró una mano amiga. "Cuando llegué, no tenía a dónde ir, pero me crucé con otra señora que, como vio que estaba sola, me llevó a su casa y me dijo que me iba a ayudar, que me iba a conseguir un trabajo", recuerda con un atisbo de esperanza. Comenzó a trabajar como empleada doméstica, pero la empleadora la despidió cuando su embarazo avanzó. "Antes de nacer mi hija, la dueña de la casa en la que trabajaba me dijo que no podía hacer las tareas embarazada", expresa Angelita, reviviendo la amargura de aquel momento.

Pero en una ciudad fría y ajena ella no se rindió. Regresó a la casa de la señora que la había ayudado al principio y, afortunadamente, la recibió de nuevo.

El nacimiento de su hija fue un rayo de luz en medio de las sombras. "Cuando nació mi niña me sentí feliz", comenta.Pero esa felicidad fue oscurecida por una asistente social que le informó que no podía quedarse con su bebé debido a su falta de trabajo y documentos.

Con la angustia apoderándose de su voz, relata cómo se dirigió a una parroquia en busca de ayuda.

"Mi hija tenía seis meses. Llegué y esperé que llegara el Padre Rodolfo, que me recibió con los brazos abiertos, con un cariño muy impresionante. Me sentí como si hubiera llegado a la casa de mi familia. El Padre me dijo: "Vení el miércoles, que van a estar la abogada y las asistentes sociales y te van a ayudar para tramitar el documento".

El sacerdote, le brindó un apoyo incondicional, que la ayudó a regularizar su situación migratoria, para que el Estado no se apropiara de su hija.

"Conseguí mi documento marrón", comenta, refiriéndose al color de la tapa del documento para extranjeros radicados. "Nunca iba a permitir que me quitaran a mi hija", dice, con una firmeza que refleja su lucha por la maternidad y por su derecho a ser madre.

El padre Rodolfo se convirtió en una figura esencial en su vida. "A partir de ahora vos te llamás Angelita", le dijo cuando la bautizó. Él era uno de los fundadores del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo, que bregaban por una sociedad más justa e igualitaria, siempre en defensa de los más pobres.

"El Padre siempre protegió a la gente", recuerda con brillo en los ojos, sabiendo que su lucha era también una batalla compartida por aquellos que defendían a los más desposeídos.

En el momento en que conoció al que sería el padre de sus otros tres hijos, su vida albergó una ilusión: "Pensé que iba a ser un buen papá de mis hijos y un buen marido". Si bien desde el principio, la relación estuvo marcada por comportamientos que la dejaban en constante vulnerabilidad, ella persistió, confiando en que, con el tiempo, él podría cambiar.

En un momento decidieron mudarse a Córdoba. Sin embargo, la llegada abrupta y feroz de la dictadura militar desmoronó su proyecto de vida: "Él cambió mucho y estábamos trabajando en Córdoba, lo hicimos casi un año y cuatro meses, más o menos. Pero llegó la repatriación", recuerda con la voz rasgada. La Junta Militar estableció un plan de expulsión del país de los inmigrantes

bolivianos que vivían en asentamientos populares, promocionado como ‘regreso voluntario’ o ‘repatriación’.

Esta operación se realizó con la complicidad del dictador boliviano Hugo Banzer, quien festejó "el feliz retorno de varios contingentes de diferentes ciudadanos bolivianos a su patria".

Para los militares argentinos esos migrantes eran una carga molesta, entonces fueron transportados en un tren del Ferrocarril Belgrano, que partió de Retiro. Previo a eso, fueron obligados a firmar un acta compromiso mediante la cual renunciaban a la residencia transitoria o permanente y se les obligaba a no regresar a la Argentina por un tiempo determinado.

El padre de sus hijos le sugirió a Angelita que tomaran el tren para ser "repatriados", pero ella se negó a perder su documento marrón, porque conservarlo era una forma de proteger a sus hijos. "Le dije que si quería podía irse en el tren, pero yo me iba con los chicos por mi cuenta", dice con firmeza, dejando claro que no iba a renunciar a sus derechos, ni a los de sus hijos.

Después de vivir en Bolivia por un tiempo, regresó a Buenos Aires. "Cuando volví, llegué y ya no estaban las casitas en las que vivía, porque las habían demolido por la repatriación".

Una vez más, el sacerdote reapareció en su vida para ofrecerle su apoyo: "Él me sugirió que construyera mi casa al lado de la parroquia, pero yo le dije: ‘Padre, voy a construir en un terreno a unos metros más lejos, para evitar problemas con las inundaciones", dice, mirando al pasado con la sabiduría que le dio la experiencia.

A los seis meses de embarazo de su cuarta hija, comenzó a levantar su hogar, enfrentando no solo las adversidades económicas, sino también la brutalidad de la dictadura cívico-militar, que continuaba materializándose a través de sus centinelas que avanzaban con sus caballos, sin piedad, para demoler cuanta casa en las villas se intentara erigir y atropellar a cuanta persona se interpusiera a su paso.

En una de estas tropelías, el sacerdote, en un acto de compromiso cristiano y de rebelión

ante la injusticia, se interpuso entre ella y la patota, y les dijo: "Pasen por sobre mí, pero a ella no la toquen", recuerda Angelita, visiblemente emocionada.

A pesar de las dificultades, no permitió que sus hijos carecieran de lo más básico. "Nunca, aunque estuviera sin dormir, a mis hijos les faltó un plato de comida", dice con orgullo. "Yo trabajaba doce horas por día; cuando me iba estaban dormidos y cuando volvía también estaban dormidos, los dejaba solitos", recuerda con lágrimas a borbotones.

La hermana mayor cuidó a los más pequeños, con el apoyo del Padre Rodolfo y un sector de la comunidad de la parroquia. "Yo tenía miedo de que les pasara algo a mis hijos porque había peligros, realmente tenía mucho temor. Rezaba mucho para que no les pasara nada malo".

Ella siempre batalló para que sus hijos tuvieran la oportunidad de ir a la escuela. "Tanto las maestras como los padres de los otros chicos se sorprendían de lo impecables que estaban los guardapolvos de mis hijos: blancos y almidonados", relata, con la ternura de quien se preocupa por cada detalle, mucho esfuerzo por darles lo que ella nunca tuvo.

"Le pedía a Diosque mis hijos estudiaran, que fueran alguien el día de mañana, que tengan su profesión, no como yo, que no conocía ni una letra".

Angelita recuerda que, producto del esfuerzo familiar, un día se mudaron a otro barrio: "Trabajamos todos y tuvimos nuestra casita y nos fuimos".

Hace algún tiempo, guiada por la esperanza y un ideal que había quedado dormido, decidió aprender a leer y escribir. "Le pedí a mi hijo mayor que me buscara un lugar donde estudiar. Le dije que quería aprender a leer y a escribir", recuerda con los ojos brillantes y el corazón lleno de emoción.

Con esfuerzo y dedicación, no solo cumplió su meta, sino que se destacó como alumna, alcanzando su diploma con honores, como un testimonio vivo de su perseverancia.

Siente un orgullo profundo al ver a sus hijos progresar, trabajar, estudiar y convertirse en universitarios y profesionales. "Cuando ellos continuaron con sus estudios y fueron avanzando, me sentí orgullosa", dice, con una emoción que brota de lo profundo de su ser y con una sonrisa que refleja su dicha, agrega: "Ahora me siento una mamá feliz, una mamá

valiosa, una mamá empoderada, porque mis hijos valen oro".

En medio de la lucha diaria por la supervivencia, formó parte de la resistencia de los sectores populares contra la dictadura

cívico-militar que en la villa 1-11-14 encabezó

aquel amoroso, pero a la vez indómito y combativo sacerdote, quien dejó una huella imborrable en la vida de todos los habitantes de ese lugar, a tal punto que decidieron que hoy el barrio lleve su nombre: Padre Rodolfo Ricciardelli.

ESCAPAR POR MIEDO

Carmen Díaz Rojas nació en Lima, Perú durante la década del setenta y esta es la historia que me contó. La entrevista comenzó, luego de que le dijera: “querida amiga, me encantaría que me cuentes cuándo llegaste a Argentina”.

- Llegué al país el 15 de mayo de 1994, con quien, por ese entonces, era mi marido y con mi pequeña hija de apenas 4 meses.

- ¿Por qué decidieron irse de Perú con una beba tan pequeñita?

-Porque tuvimos que escapar de la guerrilla. Mi ex - esposo era militar y tuvo que enfrentarse en varias oportunidades con los guerrilleros, obviamente lo identificaron y lo amenazaron a él y a toda su familia.Al tener una hija recién nacida temió lo peor y decidió escapar.

- La primera opción que pensaron, ¿fue Argentina?

- En realidad no, queríamos ir a Estados Unidos, pero resultó muy engorroso el trámite y no teníamos demasiado tiempo, allí mismo nos dijeron que era mucho más fácil obtener una Visa para Argentina y así fue.Además, nos habían contado algunos conocidos, que acá podíamos trabajar. Así fue y gracias a Dios decidimos venir.

- ¿Cómo se las arreglaron acá inicialmente?

- Empezamos trabajando en costura, en unos talleres en Once, como la mayoría. Tiempo después, mi marido consiguió empleo como seguridad de un supermercado, hasta que tiempo después nos independizamos y tuvimos nuestro propio emprendimiento: comenzamos a confeccionar, comprar y vender ropa por nuestra cuenta.

- ¿Cuánto tiempo estuvieron con esa actividad?

- Alrededor de 6 ó 7 años, hasta que nos separamos, allá por el año 2001. Él, tiempo después, con el panorama más tranquilo, se volvió a Perú y yo me quedé aquí con mi hija. Estaba trabajando muy bien y no tenía ninguna intención ya de volver.

- ¿Cómo fueron esos primeros momentos sola, con tu hija?

-Estuve sola por poco tiempo.Porque además de conocer a un nuevo compañero, en 2005 vino el resto de mi familia: mi madre y mis hermanos, quienes se también se radicaron en Argentina.

- ¿Rehiciste tu vida rápidamente?

- Un día una amiga me pidió que sea testigo en su casamiento y allí fue que conocí a quien fuera testigo del novio, un muchacho iraquí.Nos enamoramos a primera vista y poco tiempo después nos casamos.

- ¿Te casaste con alguien que no era argentino?

-Ja ja, si... Tuve que cambiar algunas de mis costumbres y adaptarme. Por ejemplo, las comidas, ya que él es musulmán y por costumbre y religión, no come cerdo, entonces yo también tuve que dejar de hacerlo, más que nada por respeto. Además, hay un mes en el año que hacen ayuno durante todo el día, desde que sale el sol hasta que se pone, que es el mes del Ramadán, en el cual, por supuesto, también lo acompañaba.

-¿Y tu trabajo?

- En realidad, mejoró. Mi nuevo esposo era comerciante, se dedicaba a la importación y venta por mayor y menor de artículos de medio oriente. Yo comencé a trabajar con él, fui aprendiendo mucho sobre el tema y poco a poco también empecé a viajar y a conocer otros lugares, otros países, a comprar y vender.Tanto me gustó el tema en ese momento, que me decidí a estudiar comercio exterior y me recibí de Despachante de Aduanas.

- ¿Seguiste trabajando en ese rubro?

- Algunos años, mientras estuve casada con él. Alrededor de 2011 ó2012 (no recuerdo bien), me separé y puse mi propio negocio. Primero fueron artículos importados, luego varios rubros y finalmente mayorista y minorista de artículos de librería.

- ¿Seguiste estudiando?

- Sí. Hice varios cursos, entre otros, coach ontológico.

- ¿De qué se trata ese curso?

-Es una manera diferente de interpretar a las personas y su modo de actuar, relacionarse y alcanzar objetivos.

- ¿Hiciste otras cosas?

- Sí, también hice teatro y actuación con Norman Briski.

- Siendo vos tan dúctil, ¿hubo alguna otra actividad que te interesó?

- Así es, además de mi local estoy comprando, reciclando y vendiendo departamentos. Es que desde hace 2 años estoy nuevamente en pareja, con alguien que fue mi primer novio en Perú.Él es argentino, pero vivió mucho tiempo allá, volvió aquí y después de tantos años nos volvimos a encontrar y continuamos lo que hace muchos años habíamos dejado… en fin… así se me dieron las cosas. Bueno como te decía estoy con este nuevo emprendimiento porque estoy asesorada por mi novio, que es quien conoce el tema.

- Ahora que muchas personas peruanas regresan a su país ¿Te volverías a vivir allá?

-Mirá, Perú es mi origen, mi cuna, allí nací, me crie, estudié y pasé gran parte de mi juventud y estoy agradecida. Cuando llegué acá fui bien recibida, pude trabajar y progresar, con gran esfuerzo, pero lo hice. Crié a mi hija, viví tranquila, me capacité y desarrollé mi vida, sin sentirme discriminada. Entonces, solo voy de visita muy de vez en cuando.Me siento tan bien y amo tanto a este país,que ya soy ciudadana Argentina.

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