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Asociaciones de padres de familia en la anarquía
C
onsideradas un instrumento necesario para complementar el círculo virtuoso entre alumnos, docentes y la enseñanza-aprendizaje, las asociaciones de padres de familia han carecido de un instrumento legal para ser fortalecidas, pero también para ser vigiladas y transparentes, lo que ha significado vivir en la anarquía en tiempos de combate a la corrupción.
Sin embargo, al buscar el ordenamiento vigente, la Secretaría de Educación Pública y Cultura de Sinaloa (SEPyC) nos arroja un documento de 1980, firmado por el entonces presidente José López Portillo, que es ni más ni menos que el Reglamento
de Asociaciones de Padres de Familia. Es decir, éstas hoy actúan con la visión de un régimen de hace 40 años, fuera de toda lógica. En la entidad se tienen registrados públicamente diversos casos, como el de la em-
blemática Secundaria Federal No. 2, en el que la presidenta de la Asociación fue denunciada penalmente por desfalco, pues desapareció cuando era requerida para brindar cuentas ante los padres de familia.
Tanto la Ley General de Educación en su Capítulo VII y la Estatal en el VI sobre la Participación Social en la Educación, Sección primera, hablan sobre la conformación de dichas asociaciones, el objetivo que deben perseguir y hasta los alcances que pueden tener, pero no profundiza en sus obligaciones. Para ello, se tienen normas secundarias, es decir, reglamentos para situaciones puntuales.
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Agosto 2019