Erich Fromm - Tener y Ser

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Después de que el ser humano es reducido a un número, los verdaderos burócratas pueden cometer actos de auténtica crueldad, y no porque sean impulsados por una crueldad tan grande como la consecuencia de sus actos, sino porque no se sienten vinculados humanamente con sus semejantes; los burócratas, aunque menos viles que los sádicos, son más peligrosos, porque no sienten siquiera un conflicto entre su conciencia y el deber; su conciencia es cumplir con el deber; los seres humanos como objetos de simpatía y compasión no existen para ellos. Los burócratas anticuados, que se sienten predispuestos a ser poco amables, aún existen en algunas empresas antiguas o en las grandes organizaciones, como las instituciones de servicios sociales, hospitales y prisiones, donde un burócrata tiene considerable poder sobre los pobres y otra gente indefensa. Los burócratas de la industria moderna son amables y probablemente tienen pocos rasgos sádicos, aunque pueden sentir el placer de ejercer poder sobre la gente; pero de nuevo encontramos en ellos esa lealtad burocrática a las reglas, en su caso, al sistema: ellos creen en éste. La empresa es su hogar, y sus reglamentos son sagrados, porque los consideran "racionales". Pero ni los antiguos ni los nuevos burócratas pueden coexistir en un sistema de democracia participante, porque el espíritu burocrático es incompatible con el espíritu de participación activa individual. La nueva ciencia social debe crear planes para nuevas formas de administración no burocrática y en gran escala, que sea dirigida por reacciones (que reflejen "responsabilidad") a la gente y las situaciones, y no por la mera aplicación de los reglamentos. La administración no burocrática es posible, siempre que se considere la capacidad de reaccionar espontáneamente del administrador, y que no convierta el ahorro de esfuerzos en un fetiche. El lograr establecer una sociedad donde predomine el modo de ser, depende de muchas otras medidas. Al ofrecer las siguientes sugestiones, no pretendo ser original; al contrario, me alienta el hecho de que casi todas estas sugestiones ya han sido hechas (en una o en otra forma) por otros escritores humanistas. (Para no prolongar demasiado este libro me abstengo de citar la vasta bibliografía que contiene proposiciones similares. Pueden encontrarse muchos títulos de libros pertinentes en la Bibliografía final). * Deben prohibirse todos los métodos de lavado de cerebro en la publicidad industrial y Política. Estos métodos son peligrosos no sólo porque nos impulsan a comprar cosas que no necesitamos ni deseamos, sino porque nos impulsan a elegir representantes políticos que no necesitaríamos ni desearíamos si tuviéramos pleno dominio de nuestras mentes; pero no lo tenemos debido a los métodos hipnóticos que se usan para hacer propaganda. Para combatir este peligro creciente, debemos prohibir el uso de todas las formas hipnóticas de propaganda para artículos de consumo y para promover a los políticos. Los métodos hipnóticos usados en la publicidad comercial y en la propaganda política son un grave peligro para la salud mental, específicamente para el pensamiento crítico y claro y para la independencia emocional. Sin duda por medio de estudios se mostrará que el daño causado por el vicio de las drogas es menor que el producido por nuestros métodos de lavado de cerebro, donde la sugestión subliminal hasta los recursos semihipnóticos, como la repetición constante o la distracción del pensamiento racional mediante el atractivo de la lujuria ("Yo soy Linda, vuela conmigo"). Es embrutecedor el bombardeo con los métodos puramente PsiKolibro

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