Mommsen, theodor, historia de roma,tomo ii

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CARÁCTER DEL ARTE ETRUSCO El carácter general de las obras de arte etruscas consiste en el lujo bárbaro, excesivo, de la materia y del estilo, al mismo tiempo que en la carencia absoluta de sentimiento. Allí donde el maestro griego se contenta con un pequeño boceto, su discípulo toscano carga esa atención estudiosa y detenida propia del aprendiz. En vez de la materia ligera y de las modestas proporciones adoptadas por los griegos, el etrusco afecta dimensiones exageradas: necesita para su trabajo objetos preciosos y asuntos extravagantes. No sabe imitar sin exagerar; en él la severidad se convierte en dureza; el agrado, en molicie; lo terrible, en horroroso; la voluptuosidad, en lujuria. Y así va marcándose la creciente decadencia a medida que se va debilitando la primera impresión procedente de los helenos, y que su arte va reduciéndose a sus propias fuerzas. Lo que más nos llama la atención es la persistencia de las formas y del estilo tradicional. ¿Es necesario explicar este fenómeno por el hecho de que las relaciones amistosas establecidas en un principio entre los etruscos y los griegos permitieron que aprendieran de ellos las primeras nociones del arte, y que después, habiendo sucedido la guerra a la paz, la Etruria debió cerrar sus puertos a sus maestros antes de haber recorrido bajo su inspiración las etapas progresivas de su educación artística? ¿No puede creerse más bien que la nación etrusca se detuviese en el camino que se le abría por efecto solamente de su estacionamiento intelectual? De cualquier modo, el hecho es que el arte permaneció en el mismo estado en que se lo transmitieron en un principio. Se vio entonces, cosa rara, a este hijo abortivo de la civilización griega pasar a los ojos de todo el mundo como el iniciador y el padre de esta. Desde que los toscanos quisieron salir del estacionamiento del arte rudimentario importado en su país no han sido más que pobres obreros en nuevas ramas, como la estatuaria y la acuñación de monedas de bronce, por ejemplo. ¡Nueva prueba de la esterilidad de su genio! Esto mismo se deduce de las pinturas de los vasos extraídos en grandes cantidades de las fosas funerarias de edades más recientes. Si la industria de la alfarería hubiera sido contemporánea del arte de cincelar los metales, o de la fabricación de barros cocidos coloreados, habrían aprendido también a producirlos en gran escala, y a hacerlos relativamente bellos. Pero, cuando estos se convirtieron en un lujo de moda, los etruscos, abandonados a sí mis

mos, ya no tenían objetos que imitar. Para convencerse de ello basta con examinar los pocos vasos que poseemos que tienen inscripciones en su propia lengua. Esto implica, pues, que en lugar de fabricarlos en su país los importaban del extranjero. EL ARTE EN LA ETRURIA DEL NORTE <: Y EN LA DEL SUR


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