Jesús Ramírez enfatizó que “los chavos aprendieron a ganar, lo más importante para nosotros fue haber ganado seguridad y autoestima y la visualización de aquello que queríamos, eso fue lo que nos permitió ganar la Copa del Mundo y muchos torneos más; el trabajo mental para mí fue el más importante”, dijo.
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Periodismo con ética
Miércoles 20 de julio de 2011
pan: la visita de un Campeón > “Chucho” Ramírez visitó Cerro Colorado el pasado viernes 15 para ofrecer una charla de motivación y superación personal APAZAPAN, VER. I Mariel Sánchez - Acrópolis
FOTOGRAFÍAS: VIETNAM GARCÍA LEÓN
E
n esta época en la que abundan las malas noticias y los buenos ejemplos escasean, qué mejor que el deporte para reactivar la moral de una población que parece atrapada entre la violencia y la derrota, y qué mejor que un triunfador del deporte, como Jesús Ramírez, para hablarnos de ello, sobre todo cuando su triunfo ha marcado no sólo a una generación de jóvenes futbolistas sino a todos aquellos que empezábamos a acostumbrarnos al “no se pudo”. Jesús Ramírez, mejor conocido como Chucho Ramírez, visitó Cerro Colorado el pasado viernes 15 para compartir su experiencia y, mejor aún, su mentalidad a un grupo de personas que quizá nunca imaginó conocerlo, y que estaban ahí no sólo para admirarlo sino para convencerse de que para ellos también el triunfo es posible. Niños, jóvenes y adultos (donde destacó el número de mujeres) aprovecharon la oportunidad de escuchar al primer técnico que llevó a una selección mexicana a ganar una Copa del Mundo (Perú 2005), a ese que dirigió a las nuevas estrellas de México como Giovanni dos Santos, Carlos Vela, Efraín Juárez o el xalapeño Edgar Andrade. Es más: hasta la súper estrella del momento, Javier “Chicharito” Hernández, se forjó bajo la batuta de Chucho Ramírez, a pesar de haber quedado fuera de aquella selección.
Mostrando una humildad con la que se ganó el aprecio del auditorio, Chucho comenzó con las anécdotas de aquellos años cuando los entonces futuros campeones eran desconocidos para casi todos los mexicanos, siguiendo nuestra tradición de poco apoyo al talento nacional. Además de dicho obstáculo, Chucho confesó que al inicio del proceso el equipo técnico enfrentó problemas tan graves como la desnutrición que sufrían algunos jugadores, y que, sin embargo, no fueron suficientes para dejarse vencer. Para motivar a los asistentes, Chucho Ramírez compartió una ilustrativa anécdota: mientras los seleccionados festejaban su triunfo a bordo de un turibus por las calles de la Ciudad de México, un eufórico y obeso aficionado no dejaba de seguirlos a pie. Su perseverancia pronto llamó la atención de Chucho quien lo invitó a subir para unirse a la celebración. Pero eso no fue todo, el citado personaje fue capaz de llegar a Los Pinos para saludar al Presidente e incluso de asistir a la fiesta privada de la selección. Siguiendo una moraleja, Chucho invitó a los presentes a subirse a ese camión de los triunfadores, a ese camión al que sólo se puede subir si se tiene las ganas, el compromiso y la perseverancia de cambiar el rumbo de un equipo, de una familia, de una empresa, de un pueblo, de una ciudad o de un país. Los consejos se quedan más cuando los recibes
de un ídolo: ni una distracción, ni una risa, ni un celular sonando; todos estaban atentos a lo que estaban escuchando, creyéndose que estaban en la previa de un partido importante recibiendo indicaciones de su director técnico quien los llevaría a conquistar una Copa del Mundo. Al final dejó una gran satisfacción en todos los presentes, no importaba de quién se tratara: un empresario, un periodista, un fotógrafo, un trabajador, una ama de casa, un jornalero; todos habían recibido el mismo mensaje con las mismas ganas, con el mismo interés. Ahora, ganar la Copa del Mundo dependerá de cada uno, de cómo se juegue, pues las indicaciones ya fueron hechas. A la conferencia asistieron los responsables de que Chucho Ramírez pusiera los ojos en Cerro Colorado (y antes en Xalapa): Manuel Rodríguez Lomelí, director de recursos humanos y relaciones de Cementos Moctezuma, José Luis Cervantes Fuentes, gerente de recursos humanos y relaciones con la comunidad de la Cementera, el presidente municipal de Apazapan, Gerardo Ruiz Martínez, y el Rector emérito de la Universidad de Xalapa, Carlos García Méndez. Sin duda, se trató de una visita que permanecerá en la mente de los presentes, pues (como dicen por ahí) “esto no se ve todos los días”, y aunque nos gustaría tener más, habrá que aprovechar al máximo estas enseñanzas hechas por un campeón del mundo, en futbol, pero campeón a fin de cuentas.