relaciones interpersonales y sus fundamentos

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sin temor a equivocarnos que esta dualidad es el sostenedor de los dos universos, el físico y el espiritual. El valor es el hilo conector y conductor del Todo. El valor no tiene inicio ni fin, es eterno. Es siempre reciproco y en ese sentido es incambiable. El valor existe contenido en todo, por lo mismo es absoluto. El valor es una realidad eterna incambiable y absoluta, pero al mismo tiempo es motivante, y su reciprocidad se ajusta al bienestar de Todo. El valor es energía potencial que activa las fuerzas necesarias para establecerse. A nivel atómico, las fuerzas vuelven al encuentro con su origen eliminando así el inicio y el fin. A nivel molecular ocurre lo mismo, así como también los vegetales cierran el ciclo entre semilla y fruto. Los animales cierran el circuito entre reproducción e instinto. Los humanos, mediante la creación de vínculos cierran los circuitos afectivos, cognoscitivos y motivacionales que interconectan la creación con su naturaleza. Por esa razón es necesaria la especie humana como regulador custodio de la naturaleza entera. j-Componentes del valor El valor se compone de posiciones y funciones. Al ser por todo y para todo necesario se establece la necesidad como finalidad absoluta del valor. Pero toda necesidad exige un necesitado y algo necesario, así como su consecución. Estas cuatro posiciones de propósito, sujeto, objeto y resultado es la estructura fundamental de la creación. Se la conoce como estructura base de cuatro posiciones. Pero el valor contiene aspectos universales y aspectos individuales. Existe el valor absoluto por ser valido para Todo y el valor relativo al individuo que lo disfruta. Por ejemplo la necesidad alimenticia del individuo solo se satisface en el cumplimiento completo de la maduración total del cuerpo humano, es decir cuando deja de existir físicamente. Después de perder la vitalidad el cuerpo físico no necesita más alimentación. Podría decirse que el valor máximo alimenticio es el de alimentar al cuerpo en su totalidad, pero cada vez que uno se alimenta, siente el valor relativo de la alimentación en cada comida. Lo mismo ocurre cuando uno compra algo, se paga con el valor relativo al precio de cada cosa, pero el valor máximo económico sería la suma de la totalidad de todo el dinero que existe. Ahora que comprendemos que el valor contiene esa doble caracterización de ser valido para todo y de ser valido en un fragmento, debemos comprender también que el fragmento que se desprende de la totalidad pierde su valor. Por ejemplo, con el valor económico del dinero, si rompo el billete, ya no lo puedo transar. Lo mismo ocurre cuando el ser humano se aparta de la naturaleza humana. Un hombre sano es un ser sin enfermedades, pero si se toma demasiado alimento, demasiado, descanso, demasiado miedo, demasiada angustia, o demasiada ansiedad, el humano se deforma. Y se convierte en “roto”, en enfermo, en deforme, en depresivo o hipertenso y eso lo acusan sus inmediatos. Por eso se les acusa cuando no se controlan, o cuando no tienen dominio de lo que toman o dejan de tomar. Cada insulto, no es ni más ni menos que una declaración del exceso que se acusa. En el fondo con el insulto se le está pidiendo al otro corregirse. A nivel psicológico, ocurre lo mismo, la normalidad del ser humano sería el estado de dominio sobre los instintos y el celo y la elección de las alternativas validas para Todo. Un individuo que orienta su actuar en el beneficio de la totalidad y que controla y domina el celo emocional extremo, que no padece de indiferencia ni de sobreprotección afectiva, que no es ni arrogante ni ignorante y que no es violento ni defensivo, sería un hombre de carácter normal porque es normado. Y un ser humano que controla los instintos de protección frente a las situaciones de riesgo o peligro, que es prudente firme


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