Amar es el principio
Alguna vez escribí que “los amores son arcos formidables”. Pensaba entonces y pienso ahora que sea cual sea la motivación inicial, el amor, en algunas de sus manifestaciones, debe estar presente. Decía entonces: siempre está listo/con su sed de plumas/ese ceremonial de primavera/bebido en los rincones de los cuerpos. Una definición breve para un acabamiento ritual de un acto excluido de toda explicación, de todo razonamiento y de cualquier valla. Una acción instintiva que únicamente la frena la ausencia. Tal vez por eso aquella vez utilicé la visión de arco. ¿El arco de Cupido? Tal vez, para que arroje la flecha lejos y venza la distancia.
Sucede que muchas veces es la distancia, o la separación de los cuerpos lo que alienta mucho más el deseo y entonces se entabla una guerra endiablada entre la fervorosa necesidad de ir al encuentro del ser amado y la también inevitable sensación de hartazgo cuando se posee demasiado.