Entrevista: Rafael Rodríguez Zorrilla
© Luis Nova
Gustavo Luis Moré / Marcos A. Blonda
Gustavo Luis Moré: Quiero que hablemos primero de tu familia. Tu familia es una familia con una noción de unidad muy marcada, vivieron juntos mucho tiempo. Cuéntanos todo, desde tu abuela o quién sabe antes de ella…. Dime la historia de antes de yo conocerte a ti cuando fui a ver a tu hermano Gustavo a tu casa de la Av. Máximo Gómez. Rafael Rodríguez Zorrilla: Te haré la historia de dónde vengo… Mi origen a tercera generación hacia atrás está en mi abuela: Leticia González vda. Zorrilla, esposa de un hombre del Seybo llamado Rafael Bienvenido Zorrilla, muy trabajador, muy próspero a partir de su trabajo; tenía una fábrica de pan, una finca de caña; tenía varios negocios… en la cúspide de su vida murió de repente. Leticia queda con siete hijos y una serie de negocios y ella era un ama de casa. De repente hubo de reorganizar la vida de todos y, tú sabes que las tragedias generan enfermedades y a consecuencia de repente se quedó ciega… encargó a un tío de la finca y a otros de los demás negocios y agarró todos sus hijos e hizo una casa en la Máximo Gómez; una casa que ella sabía que tendría una plusvalía tremenda porque pudo haber hecho la casa en otro lugar, pero vio que mudándose allí sus hijos se codearían con gente de cierto prestigio que empezaba a mudarse por allí. Era una mujer de una fe tal que se le veía la luz… a mí me da hasta vergüenza porque a pesar de creer mucho en Dios no soy una persona que vaya a la iglesia ni practique una religión, pero mi abuela era de una profunda fe. El cardenal iba a confesarla y a llevarle la comunión, eran grandes amigos. Ayudaba mucho a la iglesia, donó una de las campanas de la Basílica de Higüey, una de las campanas tiene su nombre… eso no lo sabía nadie porque ella daba sin cacareo… yo me enteré hace cinco o seis años porque me lo dijo un sacerdote. Entonces… ¿qué hacía ella en esa casa? En esa casa había un comedor de 24 sillas y a la hora de comer esa mesa estaba llena de la gente de esa casa y de los amigos… Era una mesa medieval, había comida para todo el mundo… Eso es algo que recuerdan todos mis amigos: Sergio Taveras, Mitono, Oscar Imbert… esa mesa. Ella siempre quiso tener a su familia unida, que es lo que me ha pasado a mí, eso se aprende; yo tengo cuatro hijos, siete nietos y contando… GLM: ¿Los hermanos de tu mamá, los hijos de doña Leticia, quiénes fueron? RRZ: Mi mamá es de las más pequeñas. Los hermanos de mi mamá son: Justino Zorrilla que es el más viejo, Consuelo Zorrilla; Máximo Zorrilla, músico de la sinfónica; después viene Víctor Zorrilla, abogado; Milagros Zorrilla, banquera; Malvina que es mi mamá y Bienvenido que es el más chiquito. A Máximo ella lo destinó para ser sacerdote, tú sabes cómo era antes que había que tener un cura y un médico, el médico se le zapateó, pero Máximo fue seminarista… se salió, estudió música y se casó. Queda viva mi mamá con 92 años. Vive en un AAAPro_File/12
apartamento que compró hace años. Justino compró un edificio que creo que tenía seis apartamentos… mudó los hijos que pudo mudar ahí… tenía cinco hijos y se mudaron tres… yo dije: el sitio ideal para mudar a mi mamá es aquí…se mudó ahí y ahí vive feliz de la vida… tiene una vejez feliz, 92 años, hace ejercicios y goza de una excelente salud… Mira, yo tengo un pasillo lleno de fotos familiares y le enseño a mis nietos… mira ese es tu bisabuelo, esa es tu bisabuela… y de una vez conectan… GLM: Tenemos entonces un bloque de gente que llega a Santo Domingo ¿En qué año murió tu abuelo? RRZ: Alrededor de 1938. GLM: Cada uno comienza a estudiar diferentes cosas, ¿de dónde sale la vocación musical y de donde viene la vocación arquitectónica? RRZ: Mira Cuco, es una vena artística… Consuelo daba clases de música; Máximo era musico profesional, Víctor era abogado y tocaba el piano y Bienvenido era ingeniero y tocaba la guitarra y el piano. Era una vena musical, yo no sé de dónde vino, pero de siete hermanos cuatro tocaban algún instrumento, significa que es algo muy marcado… GLM: ¿Quién empezó esa vocación? RRZ: Sin duda alguna Máximo porque era profesional, se salió del seminario y estudió música y entró a la Sinfónica y tocaba bodas y picoteos… yo creo que ahí fue que se inventó el picoteo (risas)… Era musico y comelón, se llevaba una funda de tostones y chicharrones a los conciertos… GLM: ¿En qué año nace tu papá?… RRZ: Papá tendría 100, 101 años… Nació en 1925. GLM: Entonces de la rama paterna ¿quién es ingeniero, tu papá? RRZ: No, mi papá proviene de una familia de cuatro hermanos, todos militares… gente de un gran sentimiento… nunca me olvido una vez que el general Antonio Imbert me dijo en su casa, tú recuerdas, Cuquito, que teníamos el sótano allá y nos juntábamos… nunca me olvido que el general Imbert me dijo una vez: “mira, Chito, a tú tío Dimas yo le guardaré un respeto que tú no te imaginas hasta el día que yo me muera…cuando yo maté a Trujillo a toda mi familia la metieron presa y los llevaron donde él estaba de puesto y ese hombre no permitió, expuesto a que lo mataran, que le pusieran un dedo… eso me lo contó mi mujer…”el que le ponga la mano a una de estas personas le arranco la cabeza.” Eso es apara que tú veas que la historia tiene muchísimas cosas de las que nadie sabe… GLM: Pero yo recuerdo un ingeniero en tu familia. RRZ: Bienvenido era el ingeniero. Bienvenido y Justino se graduaron de ingenieros, pero mi abuela los destinó a manejar la finca. Parece que el pariente que ella