EDITORIAL
Por: JORGE ALONSO CABALLERO
El estado de Zacatecas posee enormes e impresionantes áreas naturales, grandes riquezas materiales, sin igual acervo artístico, vasta y milenaria cultura y, hoy, la más grande inversión en obra pública e infraestructura hecha por gobierno alguno de la entidad.
A nadie debería extrañarle que este sitio del centro norte de México, pronto se consolide como la nueva tierra de oportunidades en el país.
Ubicado en una posición geográfica envidiable, que le convierte en verdadero eje de las vías nacionales de comunicación, el estado se encuentra, además, inscrito en proyectos como el Corredor Económico del Norte, que comunica puertos del Pacífico como Mazatlán y Fresnillo, con el de Altamira en el Golfo de México, vía que une al mercado asiático con el de América del Norte.
El Gobernador Miguel Alonso Reyes, joven político en su quinto año de gobierno, realmente el último de su mandato, de acuerdo a las reglas no escritas de un sistema que en unos cuantos meses concentrará la atención de sus actores en el nombramiento de los candidatos a la gubernatura, planteó
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desde el inicio de su gestión un proyecto económico con sentido social.
De los resultados de esa política pueden dar testimonio los 30 mil nuevos empleos creados en su periodo y, por segundo año consecutivo, el nombramiento a cargo del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), que ubica a Zacatecas como la segunda entidad del país que más ha avanzado en la reducción de la pobreza.
Empero, el camino trazado por Alonso Reyes, especialmente preocupado por llevar el nombre de Zacatecas al resto de la nación y del mundo, a través de acciones que pretenden hacer del estado “el destino cultural de México”, plantea la imperativa necesidad de acompañarlo, precisamente, con un cambio cultural.
En esa transformación existe un concepto de particular relevancia: la sostenibilidad de los resultados de progreso.
Para ello resulta esencial contar con candidatos capaces de hacer planteamientos, serios y cumplibles, sobre la
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sustentabilidad en todos los órdenes y, por ende, acerca de la satisfacción de las necesidades de la ciudadanía de hoy y mañana.
Se trata no sólo de satisfacer lo político para lo actual, sino de asegurar favorables condiciones ambientales, culturales, económicas y sociales para las próximas generaciones.
Zacatecas, afirma el Gobernador, “marcha bien” y tiene todo para hacerlo, empero, demanda la profunda reflexión de los actores políticos, que antes de aspirar a protagonizar la sucesión debiesen comenzar por plantear, en términos muy concretos, qué ofrecen al estado en términos de sustentabilidad.
La entidad federativa a la que se dedica esta edición es, eminentemente, una cuya gente exige gobernantes a la altura de las circunstancias, capaces de ver hacia delante y actuar responsablemente en ese sentido.
La equidad, la conservación de los recursos y el crecimiento sostenido en el largo plazo son temas de vida y paz.
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