DERECHO A UN MEDIO AMBIENTE SANO
LIC. MOISÉS SOLÍS VÁZQUEZ Director del Colegio de Especialidades Jurídicas
actitud pasiva que excusa su escasa participación y actividad en el tema ambiental, al buscar siempre la representatividad de un líder que lleve la actividad de la comunidad, solo que dicha persona regularmente encara el problema solo o con escasa colaboración de los estudiantes.
El Derecho a un Medio Ambiente Sano, es un derecho fundamental de la tercera generación de los Derechos Humanos, a los cuales se les conoce también, como los derechos de cooperación, es decir, que se entiende que es una tarea conjunta entre los individuos y naciones el velar por el resguardo y cumplimiento de este derecho, ya que por sus características propias se interrelacionan diversas poblaciones en un ecosistema. El punto clave en la protección ambiental tal y como lo vemos es el apartado de la cooperación. Este concepto parece estar olvidado en nuestra cultura individualista del presente Siglo XXI, donde cada vez es más común que las personas, empresas y gobiernos, vean el beneficio personal, antes del beneficio comunitario. Un ejemplo palpable de esta situación es la postura que el grueso de la población tiene para con las asuntos ambientales, donde regularmente tienen una
Por otra parte al interrelación de las empresas y entidades gubernamentales es un punto trascendental para la conservación del medio ambiente, ya que las políticas económicas y las necesidades sociales suelen superponerse al bienestar ambiental, por eso es que el concepto de Desarrollo Sustentable nace a raíz de la Conferencia de Estocolmo de 1972. Este concepto amalgama el desarrollo económico con un bajo impacto ambiental, hecho que
solo puede darse en conjunción entre una sociedad civil participativa, empresas socialmente responsables y autoridades que busquen el bien mayor para un mayor número de personas.
Justamente este es el principal escollo que enfrenta el Desarrollo Sustentable, donde al menos en nuestra sociedad mexicana regularmente tenemos una sociedad civil pasiva, empresas poco preocupadas por el impacto ambiental y autoridades cómplices de malas prácticas empresariales en ocasiones por ignorancia y en otras en franca corrupción y conflictos de intereses.
Pero no todo es desaliento, en mi experiencia personal, fui participe de un gran ejercicio ciudadano de actividad en defensa del medio ambiente en el Estado de Nuevo León, donde en conjunto; académicos, profesionistas y miembros de la comunidad, frenamos una iniciativa de depredación del ecosistema en el emblemático Cerro de la Silla. El éxito de esta actividad civico-ciudadana; radica en la autenticidad y compromiso
de sus participantes, hecho que esta plasmado como testimonio en el libro “Esta Silla No Se Vende: La Cultura de Paz Ambiental”.
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