LOS HIJOS DEL EXILIO
AUTOR: HEMANY CHILE
Sabemos que en Chile durante la dictadura militar, muchas personas tuvieron que abandonar su país, su tierra para salvar su vida, que fueron acogidos en distintos países la gran mayoría en Europa y en ellos continuaron con sus vidas, tuvieron hijos, y estos llamados “ hijos del exilio” han tenido la oportunidad de volver, de tener su nacionalidad chilena, de conocer su cultura y patrimonio lo que es un derecho innegable, de lo cual me siento feliz y satisfecha por las gestiones, los movimientos sociales y las leyes que han permitido esta realidad.
Desde 1900 en adelante, los niños que salvaron con vida, crecieron lejos de su tierra, muchos quedaron huérfanos y fueron derivados a otras reservaciones indígenas, muchos entregados a familias bajo el término de adopción, lo que no era realidad, eran entregados para mano de obra barata, muy barata.
Estos niños fueron víctimas no solo del exilio, también fueron víctimas del despojo de su cultura e identidad, pues les fue arrebatado sus nombres y obligados a hablar una lengua nueva y desconocida, muchos pasaron parte de su vida en silencio, pero no olvidaron ni se resignaron traspasando sus historias y recuerdos a sus hijos y nietos.
Sin embargo existe otra realidad, existen otros “hijos del exilio” que no han tenido la misma suerte y que ni siquiera se conocen. A fines del siglo 19 cuando se favorecía a las estancias ovejeras en La Patagonia, se hacía vista gorda con las matanzas indiscriminadas de los nativos, los sobrevivientes fueron deportados o exiliados, o el lector busque un término adecuado, para entender que fueron arrebatados de su tierra y llevados a isla Dawson, en donde una misión Salesiana los protegería. El resultado, después de aproximadamente 20 años, solo quedó un cementerio. Esta hecho dio paso para que se traspasara a través de los años la idea de que todos los indígenas Selk’nam u Onas como también se les conoce, fueron extintos, que no quedó nadie, sin embargo esto no corresponde a la realidad. No todos los nativos Selk’nam llegaron a Isla Dawson.
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Dos grandes corrientes tomo la historia. Hubieron familias que se quedaron y resistieron todos los avatares de la discriminación, el abuso, el robo de tierras y al final terminaron trabajando para los mismos ovejeros, pero permanecieron y hasta el día de hoy sus descendientes están, viven y tienen el reconocimiento de su calidad indígena como es el caso de la comunidad Rafaela Ishton en Ushuaia, Patagonia Argentina. La otra corresponde a familias que recorrieron largos caminos intentando escapar de los abusos y masacres, y llegaron a Chiloé, desde allí de dispersaron y de una forma u otra fueron llegando a Puerto Montt, ciudad que se ha convertido en un verdadero vínculo entre aquellos nativos y sus dispersos descendientes.
Los hijos del exilio, que sin pruebas, lejos del terruño, lejos de toda posibilidad y solo con testimonios orales existen, están presente, y no hay leyes que los ampare, no hay entidades que los proteja, viven bajo el estigma de la extinción y no se les conoce ni reconoce dificultándoseles vivir su realidad, se les niega tener derechos y aún más se les critica por defender el legado que les pertenece, que por no ser reconocidos como cultura viva no pueden reclamar y pasa a ser patrimonio de la humanidad, y así usables y comercializables sin restricciones . La línea sanguínea Selk’nam no está extinta, si en Argentina están vivos…. ¿por qué en Chile están extintos? Solo dejo esa pregunta, y cada cual saque sus propias conclusiones.
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