Guerra Mundial Z

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del Estado Unificado de Palestina. ¿Qué creyó que había detrás de da decisión de Israel? Esto fue lo que pensé: Los sionistas estaban saliendo de los territorios ocupados, pero decían que era una retirada voluntaria, igual que en el Líbano y más recientemente en la Franja de Gaza, pero en realidad, justo como antes, éramos nosotros los que los habíamos expulsado. Ellos sabían que el siguiente golpe destruiría esa atrocidad ilegal que llamaban país, y para resistir ese golpe final estaban tratando de reclutar a los extranjeros judíos como carne de cañón y… y —me creí tan listo por pensar en esto— ¡llevarse también a todos los palestinos que pudieran para usarlos como escudos humanos! Yo creía saber todas las respuestas. ¿Quién no cree eso a los diecisiete años? Mi padre no estaba tan convencido de mi ingenio para la política. Él era un empleado de limpieza en el Hospital Amiri. Estuvo de turno la noche del primer contagio de rabia africana. Él no vio los cadáveres levantándose de sus camillas, ni la masacre de los pacientes y los guardias de seguridad, pero lo que vio después fue suficiente para convencerlo de que quedarse en Kuwait era un suicidio. Se decidió a salir el mismo día en que Israel hizo su declaración. Eso debió ser difícil de escuchar. ¡Era una blasfemia! Traté de hacerlo entrar en razón, de convencerlo con mi lógica de adolescente. Le mostré las imágenes de Al-Yazira, las imágenes de la costa occidental del Nuevo Estado de Palestina; las celebraciones, las demostraciones. Cualquiera que tuviese ojos podía ver que la liberación estaba al alcance de nuestras manos. Los israelíes se habían retirado de los territorios ocupados y ya se estaban preparando para evacuar Al-Quds, ¡lo que antes llamaban Jerusalén! Todas las luchas de bandos, la violencia entre nuestros grupos de resistencia… sabía que todo terminaría cuando nos uniéramos para nuestro golpe final contra los judíos. ¿Acaso mi padre no podía verlo? ¿No podía entender que, en unos pocos meses o años, estaríamos regresando a nuestra tierra?, esta vez como libertadores, no como refugiados. ¿Cómo se resolvió esa discusión? “Resolvió,” qué eufemismo tan condescendiente. Se “resolvió” después del segundo contagio, el más grande, en Al-Jahra. Mi padre ya había renunciado a su trabajo y vaciado su cuenta del banco… todo nuestro equipaje estaba empacado… los tiquetes confirmados. La televisión sonaba en el fondo, algo sobre las fuerzas antimotines de la policía cercando una casa. No se podía ver a qué le estaban disparando. El informe oficial culpaba de la violencia a unos “extremistas pro-occidentales.” Mi padre y yo estábamos discutiendo, como siempre. Estaba tratando de convencerme de lo que había visto en el hospital, de que para cuando nuestros líderes se dieran cuenta del peligro, sería demasiado tarde para todos nosotros. Yo, por supuesto, le reproché su ignorancia, y su deseo de abandonar “la lucha.” ¿Qué más podía esperar de un hombre que se había pasado toda la vida limpiando los retretes de un Traducción: m_earendil

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