Guerra Mundial Z

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corporales, y no les alcanza para mantener los ojos húmedos. Quién sabe, pero el hecho es que no parpadean, pero los quislings sí. Así era como los reconocíamos; retrocedíamos algunos pasos y esperábamos un par de segundos. En la oscuridad era más fácil, nada más había que iluminarles la cara. Si no parpadeaban, acabábamos con ellos. ¿Y si parpadeaban? Bueno, nuestras órdenes eran de capturar a los quislings si era posible, y usar fuerza letal sólo como defensa. Parecía una locura, aún lo parece, pero siempre lográbamos reunir unos cuantos, los amarrábamos, y los entregábamos a la policía o a la Guardia Nacional. No estoy muy seguro de qué hacían con ellos. He escuchado historias sobre Walla Walla, ya sabe, la prisión en la que cientos de ellos eran alimentados y vestidos, e incluso les trataban sus enfermedades. [Sus ojos miran hacia el techo.] ¿No está de acuerdo? Hey, no quiero hablar de eso. Si usted quiere destapar esa olla podrida, vaya y lea los periódicos. Cada año sale algún abogado, sacerdote o político, que trata de alborotar ese avispero hacia el lado que más le conviene. En lo personal, no me interesa. No tengo ninguna opinión al respecto. Lo único que sé es que me entristece que hayan dejado atrás tantas cosas, y al final perdieron de todas formas. ¿Por qué lo dice? Porque aunque nosotros no podíamos reconocerlos, los zombies reales sí podían. ¿Recuerda al principio de la guerra, cuando todo el mundo estaba buscando una manera de hacer que los muertos vivientes se atacaran entre ellos? Tenían todas estas “pruebas documentales” de que había canibalismo —declaraciones de testigos, y hasta una grabación de un zombie atacando a otro. Estúpidos. Eran zombies atacando quislings, pero no había forma de saberlo a simple vista. Los quislings no gritan. Sólo se quedan ahí, sin siquiera tratar de luchar, retorciéndose de esa forma robótica y lenta, devorados vivos por las mismas criaturas a las que quieren imitar.

MALIBÚ, CALIFORNIA [No necesito mirar la fotografía para reconocer a Roy Elliot. Nos reunimos para tomar una café en la recién restaurada Fortaleza del Muelle de Malibú. Las personas a nuestro alrededor lo reconocen inmediatamente, pero, a diferencia de cómo sucedía antes de la guerra, mantienen una distancia respetuosa.]

Traducción: m_earendil

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