Tacuarembó, un pago grande

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no se habla del coronel, todavía hoy. Como que no se animan a invocarlo, yo creo que al no mencionarlo no lo dejan morir. Es como un fantasma que ronda en las noches, en las horas del sueño, solo apareciendo en el inconsciente de sus descendientes, que son unos cuantos. Sobre todo si tenemos en cuenta que se le calculan 50 hijos, entre los 15 que tuvo con las tres hermanas Oliva y los que tuvo con otras señoras de la región. ¿Qué pecado cometió para que después de 100 años de su muerte nadie lo nombre? Como diría García Márquez, la realidad supera la fantasía, en este caso queda patente. Sin duda sus pecados fueron muchos, tal vez algunos más del común de la gente, pero él fue el jefe político y una persona pública no puede permitirse esos lujos, sobre todo en el siglo XIX. Un país que salía de la barbarie para ingresar en el disciplinamiento. –¿Con qué idea fue a Tacuarembó y con qué se encontró? –Fui sin ninguna idea, fui tras tres personajes que me parecían interesantes: los dos primeros son artistas consagrados, queridos por mucha gente, en Uruguay y afuera, tipos comprometidos con su tiempo y una moral y ética muy claras, de gran integridad y coherencia. El tercero bien diferente, aunque tal vez sea la otra cara de la misma moneda. Un seductor con ribetes donjuanescos, un político capaz de empuñar las armas en cualquier momento, un melómano que no dudó en gastar su dinero para colocar a Tacuarembó en el primer lugar del mundo del arte. Un personaje querido y odiado. Después de casi 30 años de investigar y filmar 184

Tacuarembó

El director Ricardo Casas nació en Montevideo, Uruguay, en 1955. Es director y productor. Estudió cine en Cinemateca Uruguaya entre 1975 y 1978. Dirigió el documental Donde había la pureza implacable del olvido (1998) Palabras verdaderas (2004) y participó en la producción de documentales para Argentina, Bolivia, España y Alemania. Trabajó en Cinemateca Uruguaya, creó el Espacio Uruguay y dirige Divercine, festival internacional para niños y jóvenes. Organiza el Festival internacional de cine documental de Uruguay Atlantidoc. Es autor, junto a Graciela Da Costa, del libro Diez años de video uruguayo (1995). esos personajes, de ir y volver a Tacuarembó, recién ahora entiendo ciertas claves de por qué hay tantos ilustres artistas que vienen de ese lugar. Encontré un lugar que esconde mucho, detrás de un velo de “no sé”, pero con gran potencial. Pensemos que en Medellín, una ciudad de Colombia donde Gardel lo único que hizo fue morirse, hay una estatua de bronce de tamaño natural con flores frescas aún hoy. Con bares que se especializan en el tango y músicos que siguen los pasos del Mago. ¿Qué pasa en Tacuarembó?

La familia Escayola podría ser millonaria si hubiera reclamado los derechos de autor de Gardel, se comenta que en 2003 esos derechos recaudaron ocho millones de dólares para los vecinos argentinos. –¿Cuándo estrenará el documental? –Supongo que este año, lo voy a editar con Giba Assis Brasil, un colega de Porto Alegre, uno de los mejores en su área de todo el continente.


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