Las condiciones de movilidad urbana en los países en vías de desarrollo, especialmente en América Latina, son fruto de procesos de desarrollo económico y social implantados y de políticas de transporte y tránsito que intentaron moldear el espacio en base
a las necesidades del uso del automóvil.
A su vez, las crisis económicas de los regímenes políticos, predominantemente
autoritarios, lograron que los sistemas de ómnibus permanecieran inmersos en permanentes crisis y los automóviles pasaran a monopolizar los espacios disponibles para la circulación. Todo esto produjo enormes diferencias en las condiciones de transporte
y accesibilidad entre las personas que tenían acceso al transporte particular y las que no lo tenían.