Modos Originarios de Resolución de Conflictos en Pueblos Indígenas de Bolivia

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Marcelo fernÁndez Osco

En cuanto a la resolución de conflictos post nacionalismo revolucionario:

Conclusiones

Recomendaciones

La Ley de Reforma Agraria de 1953 operó sobre la razón de la colonialidad, creó leyes, cuando debía haber reconocido mínimamente los derechos e idealmente re­cons­­tituido dominios territoriales continuos y discontinuos.

Será clave entender las lógicas ocupacionales de tierras, tanto desde la óptica estatal como indígena, para establecer futuras políticas agrarias. En todo caso, las políticas agrarias deberán desarrollarse al margen del fenómeno de la colonialidad y del colonialismo agrario interno, restituyendo espacios en tierras estatales.

El Estado, en su versión nacionalista, reifica el concepto de tierra que se limita a la capa arable destinada a la jurisdicción de los indígenas y campesinos. Y el territorio es de dominio del Estado y la clase política dominante.

Será preciso que el tema agrario, en los procesos autonómicos y en la Constituyente, se plantee con visión integral y no en la miserable visión de adjudicar fragmentos de la capa arable a los sectores indígenas y campesinos.

Tierra y territorio, desde el punto de vista indígena, engloban al suelo, subsuelo, sobresuelo y más allá del suelo, ríos, lagos, etc., el hábitat de los animales, vegetales y toda la producción, y alcanza a los niveles cosmogónicos y del mundo religioso espiritual. Esto es la complementariedad: Pachamama y Pachaqama, el hogar en el que las vidas y los espacios se hallan interconectados e interrelacionados simbióticamente.

En los programas de desarrollo productivo agrario se debe tomar en cuenta la dimensión sacral de la tierra, en términos de: Pachamama y Pachaqama, en la perspectiva del buen vivir, la buena sociedad y la coexistencia entre iguales.

Se ha constatado que si bien se ha deses­ tructurado la lógica de ocupación territorial con la aplicación de la Reforma Agraria de 1953, en sus componentes de dominios te­­­rri­ toriales continuos y discontinuos, per­­­­siste como lógica de pensamiento y actuación indígena. En efecto, sobre esas premisas se hallan regidos los movimientos migracionales o la incursión de ámbitos productivos no tradicionales.

Se debe coadyuvar a que las prácticas indígenas de gestión y administración de tierras se constituyan en políticas públicas reales. Es preciso fomentar las lógicas de pensamiento y acción indígenas, entre los procesos de migraciones urbanas y en todo el proceso productivo por incursionar.


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