Revista Panorama Médico 2011

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La contaminación ambiental, falta de un diagnóstico, tratamiento oportuno y predisposición genética extienden la enfermedad hasta la edad adulta. Se afirma que si se diagnostica a tiempo, el problema se supera en meses. El objetivo del tratamiento es prevenir las crisis que pordrían causan la muerte por obstrucción de las vías respiratorias. El diagnóstico de asma está dada por la existencia de síntomas compatibles, asociados a limitación del flujo de aire a través de los bronquios. El diagnóstico de asma en niños pequeños se basa sólo en la presencia de síntomas. En edades precoces el único marcador biológico de atopía puede ser la sensibilización a alimentos por lo que antes de los 6 años de vida es un error evaluar solo sensibilización a neumoalergenos. Desde este punto de vista se deben emplear pruebas que evalúen ambos tipos de alergenos, determinación de IgE especificas frente a alergenos prevalentes. Estos índices empleados en el diagnóstico, son inespecíficos. La ausencia de parámetros objetivos conduciría a situaciones indeseables de infra o supratratamiento y podría ser una de las causas del no adecuado control del asma. Se impone la necesidad de disponer de índices objetivos. Sería deseable contar con un parámetro que mida de forma no invasiva la inflamación de las vías respiratorias. Actualmente, es posible ser objetivo en atención primaria, mediante estudios complementarios, la mayor parte en los componentes definitorios del asma: espirometría (obstrucción y reversibilidad), medición de oxido nítrico (inflamación eosinófila) y estudio alérgico (atopía).

La medición objetiva de la función pulmonar es, junto con la clínica, el pilar del diagnóstico de asma, siendo la espirometría forzada el método básico para el estudio de la función pulmonar en la edad pediátrica. Esto permite medir volúmenes y flujos que se generan en el curso de una maniobra voluntaria de espiración forzada. El diagnóstico se confirma realizando una serie de pruebas en función pulmonar. Se debe confirmar la existencia de obstrucción bronquial a realizar la espirometría. Esta prueba se debe completar mediante la administración de un broncodilatador en aerosol y repetición de la espirometría. De esta forma se pone de manifiesto si la obstrucción es o no reversible que, como mencionamos previamente, es una característica que forma parte de la definición de asma. Otra prueba que actualmente se usa para diagnóstico de asma es la medición de Oxido Nítrico exhalado (FENO), que contribuye a identificar la inflamación eosinófila, y por lo tanto, el fenotipo de asma atópico. El óxido Nítrico también llamado monóxido de nitrógeno NO, es un gas producido por las células epiteliales que recubren el interior de las vías aéreas altas. El asma es una enfermedad inflamatoria de las vías aéreas y el óxido nítrico es un parámetro que indica con fidelidad el grado de inflamación. Si bien las personas sin asma tienen niveles de NO en el aire exhalado de 10 - 20 ppb (partículas por billón), en las asmáticas oscila entre 25-80 ppb. La medición de óxido nítrico se realiza a través de un sofisticado dispositivo que con quimioluminiscencia es capaz de determinar en pocos segundo la concentración de este gas en el aire espirado del paciente.

DIAGNÓSTICO DE ASMA EN PACIENTES PEDIÁTRICOS

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