Muy cerca de nuestra casa está la ermita de San Roque, pequeñita y romántica pero con el inconveniente de que no iban a caber todos nuestros invitados y si llovía (algo que nunca hay que descartar en el norte) no había dónde refugiarse. A pesar de todo decidimos casarnos en la ermita, que está en un sitio muy especial para nosotros donde hemos pasado muchos ratos en los últimos 15 años; antes hacíamos las fiestas del barrio ahí, íbamos en verano a comer o simplemente a pasear a los perros y disfrutar del entorno.
Un ‘look’ para el novio y tres para la novia Tenía claro que mi vestido de novia debía ser vaporoso, sin mucho volumen, que pesase poco y me permitiera moverme cómodamente; di con ‘el vestido’ que quería en un diseño de Maria Lluisa Rabell con cuerpo de chantilly 44
Tendencias de Bodas: Bodas Handmade
y falda de tul de seda. Le probé varios tocados y velos porque era muy sencillo y le faltaba algo. A mi madre le encantó el velo pirata y, aunque yo no estaba muy convencida, acepte llevarlo para darle el gusto. Las maravillas de sandalias que lucí en la boda fueron regalo de una de mis mejores amigas (como los típicos zapatos de novia no me gustaban elegí estas sandalias de Üterque). La tía de Iker me hizo la liga de novia en encaje de bolillos con su lacito azul, muy especial y artesanal. Los pendientes fueron una bonita sorpresa de parte de mi suegra quien me los regaló; y como me hacia especial ilusión llevar algo de mi ama le pedí ‘algo prestado’: una pulsera que mi aita le regalo el día que yo nací.